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El día amaneció plomizo, de esos que la lluvia se puede presentar en cualquier momento, y finalmente fue el día más lluviosos de todo el viaje. Tras un buen desayuno en el hotel (lo mejor, el restaurante) emprendemos la marcha por la carretera A830 camino del viaducto de Glenfinnan, que se encuentra a menos de media hora de Fort William. Por el viaducto pasa dos veces al dia el famoso tren de vapor Jacobite, que en las películas de Harry Potter vemos caracterizado como el Hoghwart Express. En agosto de 2019 los horarios de paso eran los siguientes: Por la mañana entre las 10.45 y las 11 y por la tarde entre las 15:00 y las 15:15.
Lllegamos temprano (sobre las 9:30) , como siempre, para ocupar plaza en el parking de centro de visitantes que ya se está llenando, el precio es de 2 £. Cuando nos marchamos había una fila de varios cientos de metros de coches aparcados en el arcén de la carretera... Nada más llegar, nos dedicamos a investigar un poco la zona. Junto al centro de visitantes, hay un sendero que sube en cinco minutos hasta un mirador desde donde se aprecian las vistas del viaducto, y al otro lado de la carretera encontramos un precioso lago (Loch Shield) junto al cual se encuentra el monumento a los Jacobitas, que data de 1815 y fue construído en honor a los escoceses caídos durante el levantamiento del S. XVII.
Tras curiosear un rato por la zona, decidimos coger sitio en el mirador para observar desde un lugar privilegiado el paso del tren. Vemos que la gente se empieza a agolpar en los mejores lugares 45 minutos antes , así que hacemos lo mismo. Y por fin son casi las 11 cuando el tren pasa por el viaducto. Pasa despacio, echando humo y tocando la bocina con lo que da tiempo de sobra para hacer las fotos de rigor. Existen otros miradores para ver el tren desde otros ángulos, así que si llegais con tiempo podréis escoge cual os gusta más . Eso sí, el que queda más cerca es el que escogimos nosotros.
Recorremos lo andado hasta Fort Williams para coger la carretera A82 camino del valle de Glencoe, del que apenas nos separa media hora. Llegamos al Centro de visitantes, que se encuentra al principio del valle y tras explorarlo un poco decidimos que comeremos aquí, el restaurante tiene buena pinta. Nos comemos las hamburguesas (para variar) y seguimos con el camino. Nada te prepara para la magnitud de Glencoe. Cuando vislumbras in situ la silueta de sus abruptas colinas, el valle se engrandece y la mirada no da para barrer toda su extensión. Se podría recorrer en apenas 20 minutos, pero al final se convierte en mucho más tiempo ya que no puedes dejar de detenerte en los disitintos apartaderos de la calzada para sacar fotos.
Estos son algunos de los lugares donde se hace imprescindible parar:
- Bidean nam Bian y las Tres hermanas: La montaña más alta del vale (1150 metros) es el hogar de las tres hermanas, tres crestas puntiagudas que verás alzarse una al lado de la otra. Hay un aparcamiento junto a la carretera.
- Buachaille Etive Mor, con su forma piramidal, una de las montañas más impresionantes del valle.
- Mirador del Lago Tulla: Con un parking bastante amplio, las vistas del lago y los bosques colindantes son impresionantes. Merece la pena parar .
Nosotros paramos unas 5-6 veces pero se podría para en cada esquina...
Nada más salir del valle comenzó a llover abundantemente, y la lluvia ya no nos abandonaría hasta llegar a la ciudad de Glasgow. Pero antes teníamos algunas visitas pendientes. Nos dirigimos directamente hacia el castillo de Kilchurn, del que me habían hablado maravillas. Hay que desviarse unos kilómetros de la carretera principal, pero vale la pena ya que se encuentra en una ubicación muy pintoresca, rodeado de varios lagos. Una vez en el parking, hay que caminar unos minutos hasta llegar al castillo. La lluvia no facilita las cosas, ya que el camino se encontraba completamente embarrado per no teníamos otra cosa que hacer, así que realizamos la visita como buenamente pudimos. Nos sorprendió ver que no cobran entrada, es de entrada libre así que una visita gratuïta!!!
Era media tarde y cada vez llovía más fuerte. Así que no tuvimos más remedio que descartar las visitas que teníamos programadas para la tarde. Teníamos planificado ir parando para apreciar las vistas del Loch Lomond, el lago más grande de Escocia y también visitar el pueblecito de Luss, a orillas del lago que está catalogado como uno de los más pintorescos de la zona, pero la fuerte lluvia nos hizo desistir y tuvimos que verlo todo desde el coche camino de Glasgow. La entrada en la ciudad más grande del país se nos hizo eterna. Miles de coches congestionaban las entradas a la ciudad donde residen la gran mayoría de habitantes del país, aunque finalmente conseguimos llegar al hotel aún de día. Aunque la lluvia empezaba a amainar los esfuerzos acumulados hicieron que decidiésemos cenar allí tranquilamente y dejar toda visita a Glasgow para el último día.
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