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MONTENEGRO – CRNA GORA,
¡¡ YA ERA HORA !!
MONTENEGRO – CRNA GORA,
¡¡ YA ERA HORA !!

Kotor: Reloj de la Plaza de Armas
Introducción:
Héme aquí de nuevo ante vos, amigo viajero, para contarte mis aventuras, desventuras e impresiones de éste mi último viaje que ha tenido lugar por las balcánicas tierras montenegrinas. ¿ Y por qué Montenegro? Te preguntarás todo desconcertado… Pues porque hace tiempo que ya había oído y leído de los muchos atractivos de éste pequeño país. Si a eso le añades que es un destino bastante barato y que por experiencia sé, basándome en mis anteriores viajes por Croacia y Macedonia del Norte, que las gentes de los Balcanes son realmente amables ¿qué más quieres?
De hecho tenía en mente viajar a Montenegro hacía bastante tiempo, pero por motivos y factores muy diversos, lo había ido posponiendo una y otra vez hasta que por fín este verano me planté y me dije: “ ¡Ya está bien! ¡Ya va siendo hora de ir a Montenegro!... Y de ahí el título de este diario.
Planteé la propuesta de éste viaje a una serie de amistades, que inicialmente decían que sí pero con el tiempo uno a uno fueron cayendo por distintos motivos: Que si “no me viene bien”, que si “tengo otros compromisos”, que si “tengo examen de dactilografía aplicada”

-¿Montenegro? Pero… qué sitio más raro ¿no?
- Pues sí... Pero como yo también soy muy raruno pues voy a estar ahí como pez en el agua...
Pero bueno, sin más dilación vayamos con los datos del viaje:
Fechas: Del lunes 21 al lunes 28 de Octubre de 2019.
Vuelos: Encontré un chollo: Vuelos de ida y vuelta desde Londres Gatwick a Tivat con Easyjet por tan sólo £62 (71 €). Eso sí: el vuelo de ida despegaba a las 6.40 de la mañana… Tocaba madrugar.
Propósito Conocer Montenegro, tanto la costa como el montañoso interior durante una semana. Es un pequeño país con una superficie similar a la de la provincia de Córdoba pero con una población algo inferior a ésta pues sólo tiene 660.000 habitantes de los cuales una tercera parte se concentran en Podgorica, la capital del país.
Transporte: Eché mano de dos opciones distintas: Para ir al norte del país y a las zonas montañosas y parques nacionales recurrí a un par de tour operadores que ofrecían excursiones. Para moverme por los distintos pueblos o ciudades utilicé transporte público (autobuses, ya que solo hay en todo el país una linea de ferrocarril que va de la localidad de Bar –en la costa- a Podgorica y a Kolasin, en el norte).
Alojamiento Athos Guesthouse (guesthouse-athos-me.book.direct/ ...rect/en-gb ). Al ser Octubre temporada baja, tenían una oferta especial. Habitación doble para uso individual con baño y sin desayuno. 7 noches por 175 € en total (25 € / noche). Una ganga. La habitación tiene un buen tamaño con cama doble, escritorio y televisión. Un par de armarios empotrados en uno de los cuales había un pequeño frigorífico y un kettle. Tiene una muy céntrica ubicación en el casco histórico de Kotor que es totalmente peatonal, sin coches pero con muchos bares y restaurantes. Muy cerca del Athos Guesthouse hay un bar que pone música bastante alta pero a mí no me molestó porque durante el día no estaba en la habitación y por la noche, por ley, tienen que quitar la música a partir de las 12 de la noche. Las ventanas de la habitación están bien insonorizadas, pero aún así se oye algo. Pero, como digo, a partir de las noches hay silencio sepulcral y se puede dormir.

Habitación en Guesthouse Athos y la vista desde la ventana. Stari Grad, Kotor
Wifi: Montenegro no es miembro de la UE y, por lo tanto, no está cubierto por la política de roaming de la Unión Europea y quizá sea esta la causa por la que hay tanto WiFi abierto. Yo no necesito estar constantemente conectado. Con la WiFi del hotel y la de unos cuantas cafeterías me las apaño. En Kotor incluso había WiFi abierto en el casco antiguo. Creo que era municipal. Una cosa es clara: Conectarse no es problema en Montenegro. En muchos casos no hacía falta ni contraseña.
Idiomas: En Montenegro se habla el montenegrino, que es una variante del serbo croata pero con acento de la zona. Por lo que me explicaron, el serbio, el croata, el bosnio y el montenegrino son la misma lengua con distintas variantes de cada país, pero entre ellos se hablan y se entienden sin problema. El alfabeto es cirílico, pero el alfabeto latino está muy generalizado por todas partes. En cuestión de alfabeto, estar en Montenegro no es lo mismo que estar en Ucrania (donde absolutamente todo está escrito sólo en alfabeto cirílico). Yo, hablando en inglés, no tuve problema de comunicación en ningún sitio.
Moneda: Por sorprendente que parezca, se utliza el euro a pesar de que Montenegro no es miembro de la Unión Europea. En los años 90, cuando eran parte de lo que quedó de la ex-Yugoslavia (esto es: Serbia y Montenegro) utilizaban el dinar, pero como se devaluó tanto, en Montenegro comenzaron a emplear el marco alemán, que era una moneda mucho más sólida. Pero Alemania en el 2003 se unió al euro y por lo tanto, Montenegro también. Al parecer, a la UE no le hace ninguna gracia que un país de fuera de su zona utilice el euro. De hecho es ilegal y se hablaba de que la UE podría penalizar a Montenegro, pero por ahora hace la vista gorda.

Lunes, 21 de Octubre, 2019
Uno de los inconvenientes que tenía el baratísimo vuelo que compré era que el avión despegaba del aeropuerto de Gatwick a la no muy amigable hora de las 6.40 de la mañana. Salí de casa a las 4 con la idea de coger en la estación de London Clapham Junction el tren de las 4.15 a.m., que es el primero del día. Primer contratiempo: El tren fue cancelado, así que tendría que esperar media hora para coger el siguiente a las 4.45 que, además, para en unas cuantas estaciones de distintos pueblos y, por lo tanto, en vez de tardar media hora, tardó una hora larga. A las 5.45 estaba en el aeropuerto y, tras pasar los controles de seguridad procedimos al embarque etc, sin problema alguno. Desayuné en el avión que, por supuesto, tiene precios de altos vuelos.
Al cabo de un par de horas aterrizamos en el aeropuerto de Tivat, que es una de las poblaciones situadas en torno a la Bahía Boka Kotorska. Es un aeropuerto muy pequeño y al salir no me costó encontrar mi contacto que me esperaba con un cartel con mi nombre. Los dueños del Guesthouse Athos son un matrimonio de unos 45-50 años. Fue ella la que me vino a recoger. Justo cuando llegábamos al coche saludó a su hijo, un chaval de unos veintitantos años que precisamente en ese momento se disponía a coger un vuelo a Belgrado. Eran alrededor de las 10.30 de la mañana y hacía un día espléndido. En 15 o 20 minutos llegábamos a Kotor. El trayecto me costó 15€. Tuvimos que aparcar temporalmente y de mala manera cerca de la muralla porque el casco antiguo de la ciudad consiste en muchas y estrechas calles de acceso únicamente peatonal.
Llegamos al alojamiento. Ella me dijo:
- Dame tu equipaje que te lo subo.
Yo le contesté:
- ¡No, no…! ¿¿Cómo vas a cargar tú con este peso?? ¡¡Ya lo hago yo!!
Pero ella me insistió:
- Prefiero hacerlo yo porque estas escaleras tienen su “intríngulis” y yo ya les tengo cogido el callo. Es mejor que te suba yo el equipaje y, por favor, sube con cuidado, especialmente los primeros peldaños.
Tanto me insistió que le tuve que dejar hacer pero cuando ví las escaleras entonces lo entendí pues consisten en una escalera de caracol muy estrecha y bastante empinada. Pero lo mejor son los primeros escalones porque solo tienen el tamaño para poner el pie a la izquierda y a la derecha. Os dejo una foto:

Escalera de Guesthouse Athos, Kotor
En la planta baja del mismo edificio donde está mi habitación hay un fast food que es de los dueños. Bajé ahí con mi pasaporte para proceder al registro y pagar. Pregunté a Dragan, el propietario, por direcciones para ir a un supermercado y allí que me fui, atravesando el Stari Grad de Kotor que, aunque laberíntico, es bastante pequeño pero no muy complicado si tomas puntos de referencia. Esto es fácil pues hay muchas pequeñas plazas y rincones.
El supermercado Idea es en realidad el Konsum croata pero con diferente nombre por razones de marketing. Comí un tentempié en un sitio cercano muy normalito, próximo a la oficina de correos. Cogí el petate, dejé las compras en la pensión (que tiene una ubicación magnífica) y procedí a explorar el Casco Viejo de Kotor.
Comencé con la Catedral de San Trifón, santo patrón de la ciudad y la Bahía Boka Kotorska. En la fachada está inscrita la fecha de su consagración: 1166, si bien, según los hallazgos arqueológicos que se llevaron a cabo al realizar la reconstrucción de la catedral tras el terremoto de 1979, el templo se construyó sobre los cimientos de una iglesia anterior posiblemente del siglo IX.
Su interior es muy sencillo. Tiene algunos restos de pinturas al fresco del siglo XIV. No me pareció muy destacable. En el piso de arriba tiene hay un museo de arte sacro y una “terraza” situada entre ambas torres con vistas a la plaza.

Catedral de San Trifón. Kotor


Continué un poco más adelante y llegué a la Plaza de la Harina, donde me llamó la atención un edificio con ventanas verdes. Es el Palacio de los Pima de estilo renacentista con un “porche” de dos arcos sobre el cual descansa una terraza. Conserva en la fachada el escudo de la familia Pima.
En esta plaza se encuentra la Iglesia de San Nicolás de los Marineros, que con anterioridad fue el Guildo marinero de la Boka de Kotor, que funcionaba como organización de apoyo a la marina y ayuda a las familias de los marineros de la bahía con los fondos que recogían de impuestos, ventas de embarcaciones y propiedades con las que contaban

Palacio de los Pima, Plaza de la Harina. Kotor
Pasé por la Plaza de Armas, que tiene forma de “L”, en cuyo vértice está la Torre del Reloj, construída en 1602. Al final de ésta plaza se llega a la muralla, a la que subí para admirar las vistas y lo que me encontré fue esto:

Un crucero aparcado en el Puerto de la Bahia de Kotor
Ya me había dado cuenta de que en el casco Viejo de Kotor había muchos turistas (muchos españoles) pero lo que no me esperaba era esto. Meter un crucero como éste en la bahía es como meter un elefante en una cristalería de Bohemia. No hay más que comparar el tamaño del barco con el de la casa que tiene al lado.
Mejor mirar hacia el otro lado. Hacia la montaña: Se podían ver las cúpulas de la Iglesia de San Nicolás.

Iglesia de San Nicolás
Seguí callejeando y merodeando por el laberinto de Kotor y dí con una pequeña iglesia que estaba abierta: San Miguel. Pagué los dos euros de entrada. La guía era una mujer muy bien informada. La iglesia tiene restos de unas pinturas al fresco. Junto a la nave, por la derecha, en el exterior, hay un conjunto de lápidas medievales.

Pantócrator. Iglesia de San Miguel. Kotor
Y llegué a otra plazoleta: Esta es la de San Lucas. En ella hay dos iglesias, ambas ortodoxas serbias: La de San Lucas propiamente dicha, que es muy pequeña y la de San Nicolás. La de San Lucas fue construída en 1195 partiendo de un modelo del sur de Italia y tiene dentro un par de interesantes iconostásis realizados por maestros locales de la escuela de iconos de Dimitrijevic-Rafailovic

Cristo Arcipreste, capilla de San Spyridon de la Iglesia d San Lucas y detalle de un fresco de la misma iglesia
Justo en la misma plaza está la iglesia de San Nicolás, también ortodoxa. En el momento en que yo la visité había un coro de chavales ensayando.

Iglesia de San Nicolás
Mientras merodeaba por las laberínticas calles de Kotor ví un par de agencias que organizaban excursiones. Pregunté, comparé y decidí reservar la excursión del día siguiente hacia el norte del país con 360 Monte, que también tienen un albergue para viajeros junto a sus oficinas. Pagué 49 € y quedé al día siguiente a las 7 de la mañana.
Ya comenzaba a notar el cansancio pues llevaba desde las 4 de la madrugada despierto así que para cenar no me compliqué la vida: Fui al Street Food que los dueños de mi alojamiento tienen justo al lado de la pensión y tras preguntarles por sugerencias para cenar me propusieron una especie de cocido-sopa montenegrino, cuyo nombre no recuerdo, que tenía trozos de carne de ternera, verdura variada, champiñones y no sé qué más. Estaba muy bueno. Con una cerveza me costó unos 6 €. Pagué y me fui a dormir. El bar de al lado todavía tenía música, pero cerrando las ventanas no molestaba mucho. Además estaba tan cansado que me daba igual si había música o un bombardeo. Caí dormido de inmediato.

Kotor La Nuit: La muralla