Nos despertamos con las pilas cargadas y con muchas energías para seguir descubriendo Brujas.
Después de un agradable desayuno en el Hotel, nos colocamos nuestros abrigos para resguardarnos del frío gélido de la ciudad y nos dirigimos hacia las Casas de la Caridad o más bien dicho las Godshuis St.Jozef
[img]i.postimg.cc/T3F10wvm/IMG-1291.jpg[/img[/img]
Al entrar notamos una calma, dentro de esta pequeña zona residencial, llena de encanto por sus casas blancas, una al lado de la otra, formando un rectángulo con un pequeño y bonito jardín en su centro y con una capilla en uno de sus extremos. En silencio, paseamos por sus caminitos y nos sorprendimos de lo bien conservado que estaba todo.
Las Godshuis St Jozef es una de las zonas residenciales construidas en el s.XIV por artesanos, para proporcionar a los ancianos, enfermos y viudas, de su mismo gremio, un lugar donde poder vivir
Cada zona residencial tiene un pequeña capilla donde los vecinos daban las gracias a través de sus oraciones.
Hoy en día suelen estar restauradas y en buen estado de conservación. La entrada es gratuita y se ruega visitar la zona en silencio.
La verdad que, para nosotros, tiene un encanto especial y nos transmitió mucha calma.
Después de esta visita nos dirigimos hacia el Lago del amor, el Minnewater Lak.
Esta zona nos gustó mucho. La avenida que desemboca al lago esta repleta de tiendecitas muy auténticas y artesanales, restaurantes y bares donde tomarte una bebida caliente. Nosotros optamos por entrar en uno a tomarnos un café y un chocolate para calentarnos un poquito antes de la visita.
[img]i.postimg.cc/bJ3j6CSM/IMG-1358.jpg[/img[/img]
Una vez entrados en calor fuimos paseando y recorriendo la zona de Minnewater Park. Nos encantó ver a los cisnes reposando mientras escuchábamos el galope de los caballos por las calles adoquinadas. La verdad que la zona esta bellísima.
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[img]i.postimg.cc/8Pqgnrs1/IMG-8682.jpg[/img[/img]
Sobre el Lago del Amor circulan varias leyendas, una de ellas cuenta que una doncella llamada Minna se enamoró de Stromberg, un humilde joven. El padre, no estando de acuerdo con ese amor, le concertó matrimonio con Morneck, un chico de la misma condición social que ella. Minna al enterarse de ese matrimonio huyo hacia el lago donde fue encontrada sin vida por su amor Stromberg. Este le dio sepultura en las profundidades del lago. Se dice que de esta historia proviene el nombre del Lago del Amor o Minnewater Lak.
Pero si queremos un poco de historia de este lugar, por lo que nos contaron y nos informamos, el lago surgió en el s.XII a causa de unas fuertes tormentas que produjeron la formación de un canal natural, convirtiéndose en una de las principales rutas comerciales del mar del norte y puerta de entrada de la lana importada de Inglaterra para la producción de encajes, ya que estos hicieron famosa a esta idílica ciudad.
A nosotros este rincón de Brujas nos pareció encantador y pasito a pasito recorrimos todo el alrededor del Lago. Sin duda un imprescindible de la ciudad.
[img]i.postimg.cc/G2MZP4Zn/IMG-1366.jpg[/img[/img]
Al acabar de disfrutar de este momento en Minnewater Park nos dirigimos justo al lado para conocer el Begijnhof, otro de los imprescindibles que sin duda hay que visitar.
[img]i.postimg.cc/qqSSY9Jm/IMG-1371.jpg[/img[/img]
Este beaterío nos resultó muy apacible, con su bosquecito de álamos, su pequeña iglesia en el centro y sus casas encaladas. Es un lugar que te transmite mucha paz. Nosotros estuvimos paseando por sus pequeños caminos, entramos a su iglesia donde tenían colocado un belén y visitamos la Begijnhuisje, su casa museo donde pudimos apreciar en qué condiciones vivían las beguinas y pudimos ver una muestra de los encajes que realizaban.
[img]i.postimg.cc/TY5ZmY0B/IMG-1393.jpg[/img[/img]
[img]i.postimg.cc/MGq4h0w8/IMG-1369.jpg[/img[/img]
El beaterío data del año 1245 y fue creado por la condesa de Flandes para las beguinas que fueron todas aquellas mujeres que quedaron viudas y huérfanas tras las cruzadas. Estas formaron una asociación de mujeres cristianas, dedicadas a la ayuda de personas necesitadas, al bordado de encajes y también a labores intelectuales. Se mantenían por si solas y eran libres de dejar la asociación para casarse si así lo decidían
[img]i.postimg.cc/HxPhcfyp/IMG-1389.jpg[/img[/img]
Tras salir de la visita al Begijnhof nos pusimos manos a la obra en busca de un restaurante para hacer un parón y comer algo típico. Nos decidimos por la Vivaldi Brasserie en la zona de Minnewater Lake y probamos los famosos mejillones al vapor, el estofado y las patatas fritas. ¡Todo estaba exquisito!
[img]i.postimg.cc/jS4KwSdt/IMG-8684.jpg[/img[/img]
[img]i.postimg.cc/Ls4SzFnf/IMG-8683.jpg[/img[/img]
[img]i.postimg.cc/ ...4914-1.jpg[/img[/img]
Aquí Jordi con sus cara de alegría al ver el plato tan rico que se iba a comer.
Una vez con las energías renovadas nos fuimos dando un paseíto, y disfrutando de la belleza de las calles de Brujas, hacia la plaza Burg donde esta vez si que entramos a la Basílica de la Santa Sangre.
Nos sorprendió mucho esta basílica, no solo por el aspecto de su fachada tan ornamentada con un color tan oscuro que contrasta con sus pequeñas estatuas doradas, sino que también por su interior, ya que la capilla inferior nada tiene que ver con la superior.
Para dar un poco de información, esta pequeña basílica data del s XII y se compone de una capilla inferior románica y una capilla superior de estilo neogótico donde destacan unos preciosos murales que representan escenas de la reliquia de la santa sangre.
Nosotros visitamos primero la capilla románica y seguidamente fuimos a la superior que nos quedamos prendados por los increíbles frescos en sus paredes, nos sentamos un ratito para apreciar su interior porque ¡la verdad! es muy bella por dentro. En ese momento se realizaba la muestra de la reliquia de la Santa Sangre, que es “en teoría” una muestra de la sangre de Cristo. A través de un pequeño donativo pudimos ver esta pequeña reliquia.
[img]i.postimg.cc/ncvfghmB/IMG-6809.jpg[/img[/img]
Seguimos con nuestra visita en la Iglesia de Nuestra Señora la Onze – lieve – Vrouwekerk
Una iglesia medieval del s. XIII de estilo gótico, con la segunda torre de ladrillo más alta del mundo.
Su interior se divide en dos partes, una que la puedes visitar sin coste ninguno y la otras es la zona de detrás del altar, donde has de comprar una entrada por 2€ para visitar las tumbas del Duque de Borgoña y la de su hija la Duquesa María de Borgoña. También puedes ver una muestra de confesionarios tallados en madera y una copia de la Madonna de Brujas realizada por Miguel Àngel.
Nosotros hicimos la visita a las dos partes de la iglesia.
[img]i.postimg.cc/Cx7TMrmK/IMG-1459.jpg[/img[/img]
[img]i.postimg.cc/TwyZ9dGy/IMG-1469.jpg[/img[/img]
Y..finalmente para acabar el día no nos podiamos perder ver el atardecer en uno de los rincones más romanticos de Bujas, el muelle del Rosario. Así que nos dirigimos hacia él para disfrutar de otro de los momentos más mágicos de nuestro viaje
[img]i.postimg.cc/WzgCB5dT/IMG-1130.jpg[/img[/img]
Pero no podíamos acabar el día sin darnos un homenaje, y que uno mejor que un gofre de chocolate y fresas de Chez Albert junto a la Grote Markt.
[img]i.postimg.cc/150bMYxK/IMG-6813.jpg[/img[/img]
¡Vamos! El mejor de los gofres que me he comido en mi vida…que bueno que estaba, volvería a Brujas para disfrutar de su olor y comerme otro como estos, jejejejeje.
Y con este riquísimo manjar dimos por concluida nuestra visita este segundo día y después de disfrutar de un pequeño paseo por el centro, nos fuimos a descansar para disfrutar con plenas energías el día siguiente.
Después de un agradable desayuno en el Hotel, nos colocamos nuestros abrigos para resguardarnos del frío gélido de la ciudad y nos dirigimos hacia las Casas de la Caridad o más bien dicho las Godshuis St.Jozef
[img]i.postimg.cc/T3F10wvm/IMG-1291.jpg[/img[/img]
Al entrar notamos una calma, dentro de esta pequeña zona residencial, llena de encanto por sus casas blancas, una al lado de la otra, formando un rectángulo con un pequeño y bonito jardín en su centro y con una capilla en uno de sus extremos. En silencio, paseamos por sus caminitos y nos sorprendimos de lo bien conservado que estaba todo.
Las Godshuis St Jozef es una de las zonas residenciales construidas en el s.XIV por artesanos, para proporcionar a los ancianos, enfermos y viudas, de su mismo gremio, un lugar donde poder vivir
Cada zona residencial tiene un pequeña capilla donde los vecinos daban las gracias a través de sus oraciones.
Hoy en día suelen estar restauradas y en buen estado de conservación. La entrada es gratuita y se ruega visitar la zona en silencio.
La verdad que, para nosotros, tiene un encanto especial y nos transmitió mucha calma.
Después de esta visita nos dirigimos hacia el Lago del amor, el Minnewater Lak.
Esta zona nos gustó mucho. La avenida que desemboca al lago esta repleta de tiendecitas muy auténticas y artesanales, restaurantes y bares donde tomarte una bebida caliente. Nosotros optamos por entrar en uno a tomarnos un café y un chocolate para calentarnos un poquito antes de la visita.
[img]i.postimg.cc/bJ3j6CSM/IMG-1358.jpg[/img[/img]
Una vez entrados en calor fuimos paseando y recorriendo la zona de Minnewater Park. Nos encantó ver a los cisnes reposando mientras escuchábamos el galope de los caballos por las calles adoquinadas. La verdad que la zona esta bellísima.
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Sobre el Lago del Amor circulan varias leyendas, una de ellas cuenta que una doncella llamada Minna se enamoró de Stromberg, un humilde joven. El padre, no estando de acuerdo con ese amor, le concertó matrimonio con Morneck, un chico de la misma condición social que ella. Minna al enterarse de ese matrimonio huyo hacia el lago donde fue encontrada sin vida por su amor Stromberg. Este le dio sepultura en las profundidades del lago. Se dice que de esta historia proviene el nombre del Lago del Amor o Minnewater Lak.
Pero si queremos un poco de historia de este lugar, por lo que nos contaron y nos informamos, el lago surgió en el s.XII a causa de unas fuertes tormentas que produjeron la formación de un canal natural, convirtiéndose en una de las principales rutas comerciales del mar del norte y puerta de entrada de la lana importada de Inglaterra para la producción de encajes, ya que estos hicieron famosa a esta idílica ciudad.
A nosotros este rincón de Brujas nos pareció encantador y pasito a pasito recorrimos todo el alrededor del Lago. Sin duda un imprescindible de la ciudad.
[img]i.postimg.cc/G2MZP4Zn/IMG-1366.jpg[/img[/img]
Al acabar de disfrutar de este momento en Minnewater Park nos dirigimos justo al lado para conocer el Begijnhof, otro de los imprescindibles que sin duda hay que visitar.
[img]i.postimg.cc/qqSSY9Jm/IMG-1371.jpg[/img[/img]
Este beaterío nos resultó muy apacible, con su bosquecito de álamos, su pequeña iglesia en el centro y sus casas encaladas. Es un lugar que te transmite mucha paz. Nosotros estuvimos paseando por sus pequeños caminos, entramos a su iglesia donde tenían colocado un belén y visitamos la Begijnhuisje, su casa museo donde pudimos apreciar en qué condiciones vivían las beguinas y pudimos ver una muestra de los encajes que realizaban.
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El beaterío data del año 1245 y fue creado por la condesa de Flandes para las beguinas que fueron todas aquellas mujeres que quedaron viudas y huérfanas tras las cruzadas. Estas formaron una asociación de mujeres cristianas, dedicadas a la ayuda de personas necesitadas, al bordado de encajes y también a labores intelectuales. Se mantenían por si solas y eran libres de dejar la asociación para casarse si así lo decidían
[img]i.postimg.cc/HxPhcfyp/IMG-1389.jpg[/img[/img]
Tras salir de la visita al Begijnhof nos pusimos manos a la obra en busca de un restaurante para hacer un parón y comer algo típico. Nos decidimos por la Vivaldi Brasserie en la zona de Minnewater Lake y probamos los famosos mejillones al vapor, el estofado y las patatas fritas. ¡Todo estaba exquisito!
[img]i.postimg.cc/jS4KwSdt/IMG-8684.jpg[/img[/img]
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Aquí Jordi con sus cara de alegría al ver el plato tan rico que se iba a comer.
Una vez con las energías renovadas nos fuimos dando un paseíto, y disfrutando de la belleza de las calles de Brujas, hacia la plaza Burg donde esta vez si que entramos a la Basílica de la Santa Sangre.
Nos sorprendió mucho esta basílica, no solo por el aspecto de su fachada tan ornamentada con un color tan oscuro que contrasta con sus pequeñas estatuas doradas, sino que también por su interior, ya que la capilla inferior nada tiene que ver con la superior.
Para dar un poco de información, esta pequeña basílica data del s XII y se compone de una capilla inferior románica y una capilla superior de estilo neogótico donde destacan unos preciosos murales que representan escenas de la reliquia de la santa sangre.
Nosotros visitamos primero la capilla románica y seguidamente fuimos a la superior que nos quedamos prendados por los increíbles frescos en sus paredes, nos sentamos un ratito para apreciar su interior porque ¡la verdad! es muy bella por dentro. En ese momento se realizaba la muestra de la reliquia de la Santa Sangre, que es “en teoría” una muestra de la sangre de Cristo. A través de un pequeño donativo pudimos ver esta pequeña reliquia.
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Seguimos con nuestra visita en la Iglesia de Nuestra Señora la Onze – lieve – Vrouwekerk
Una iglesia medieval del s. XIII de estilo gótico, con la segunda torre de ladrillo más alta del mundo.
Su interior se divide en dos partes, una que la puedes visitar sin coste ninguno y la otras es la zona de detrás del altar, donde has de comprar una entrada por 2€ para visitar las tumbas del Duque de Borgoña y la de su hija la Duquesa María de Borgoña. También puedes ver una muestra de confesionarios tallados en madera y una copia de la Madonna de Brujas realizada por Miguel Àngel.
Nosotros hicimos la visita a las dos partes de la iglesia.
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Y..finalmente para acabar el día no nos podiamos perder ver el atardecer en uno de los rincones más romanticos de Bujas, el muelle del Rosario. Así que nos dirigimos hacia él para disfrutar de otro de los momentos más mágicos de nuestro viaje
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Pero no podíamos acabar el día sin darnos un homenaje, y que uno mejor que un gofre de chocolate y fresas de Chez Albert junto a la Grote Markt.
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¡Vamos! El mejor de los gofres que me he comido en mi vida…que bueno que estaba, volvería a Brujas para disfrutar de su olor y comerme otro como estos, jejejejeje.
Y con este riquísimo manjar dimos por concluida nuestra visita este segundo día y después de disfrutar de un pequeño paseo por el centro, nos fuimos a descansar para disfrutar con plenas energías el día siguiente.