La Reserva Nacional de Samburu es uno de los lugares más especiales y diferentes del resto de parques y reservas de Kenia. Se encuentra situada en tierras del pueblo Samburu del que toma su nombre.
La Reserva Nacional de Samburu limita con las Reservas Nacionales de Búffalo Springs y Shaba.
Conforman un mismo sistema. Con una única entrada, puedes visitar las tres y se suele pasar de una a otra. Al menos entre Samburu y Buffalo Springs que se encuentran tan solo separadas por el río Ewaso Ng’iro. La Reserva de Shaba es aún más desértica y se suele visitar menos.
En algunos lugares he visto que en este sistema también quedaba incluida la meseta de Laikipia.
Las tres reservas comparten un entorno similar de sabana semiárida y en conjunto representan algo más de 500 km. cuadrados protegidos: 167 en Samburu, 131 en Buffalo Springs y 239 en Shaba.
Su fuente de vida es el río Ewaso Ng’iro. Sin este río la vida en esta zona tan árida no sería posible. Y también es una gran fuente de belleza paisajística con sus arboledas y bosques de ribera, sus palmerales doum.
Lo que no quiere decir que el resto de la reserva carezca de belleza. Son bellezas de contraste, el verdor del río entre las amplias sabanas y los desiertos de arbustos. Paisajes abigarrados sobre los que, casi siempre, se enmarca un cielo tremendamente azul.
Estos paisajes coinciden con la idea preconcebida que yo traía de Kenia. Lo que yo no me había imaginado siquiera eran los tonos verdes del Lago Nakuru y Naivasha con los que nos habíamos encontrado. Tampoco con el verdor que luego luciría Masai Mara.
Las reservas por las que nos movimos fueron Samburu y Buffalo Springs. Son las que suelen ofrecer la fauna más variada y numerosa. En sus inicios eran una única reserva pero luego se dividieron por temas de administración de las reservas.
En la puerta de entrada a la Reserva de Samburu se puede ver una pintura de Kamunyak, una leona que adoptó varias crías de oryx y las protegió durante un tiempo. En el período de 2002 a 2003. Tuvo bastante repercusión mediática.
Como también la tuvo, unos años más atrás, otra leona, Elsa, la protagonista del libro y película “Nacida Libre”. Ésta última en la Reserva de Shaba.
Ambas son leonas famosas de esta zona.
La fauna en la Reserva de Samburu es rica y bastante especial.
Como hay quien se empeña en hacer listas de muchas cosas, además de la lista de los “Big Five”, de los “Cinco feos”,,,, etc,, está la de los “Special Five” de Samburu.
En tierras de Samburu habitan especies únicas como la cebra de grevy, la jirafa reticulada, el generuk, el avestruz somalí y el oryx beisa. Esta es la lista oficial de los cinco especiales, pero alguno más hay…..
Nosotros tampoco queríamos hacernos de menos, así pues fuimos anotando avistamientos y tachando nombres en la lista.
Después de la comida y hacernos cargo de la habitación en el Sopa Lodge, había que empezar a recorrer algo por la reserva con dicho propósito.
Y nada más comenzar el recorrido nos topamos con una especie de lo más raro. El generuk o gacela jirafa.
Es de la familia de los antílopes. Una gacela con el cuello mucho más largo. Se alimenta de una forma peculiar, se alza sobre sus patas traseras y con las patas delanteras baja las ramas altas de los árboles y con su cuello largo logra comerse esas hojas que para una gacela común son inaccesibles. Su cuello largo ha sido obra de la evolución, una adaptación a su medio ambiente.
Es un animal tímido y con una cabeza pequeña respecto al tamaño total.
Lo vimos entre la espesura marrón y se limitó a mirarnos. En alguna ocasión posterior lo veríamos en su postura especial, con el cuello alzado y comiendo.
Las gallinas de guinea, o las gallinas pintadas vulturinas, son una especie de gallinas pintadas especiales que picotean por los campos de Samburu.
La pintada vulturina tiene un aspecto algo distinto y raro, respecto de las otras pintadas. Un aspecto raro…, pero vistoso y elegante. Sus plumas muestran una diversidad de colores, plumas azul cobalto, blancas, negras, grisáceas…
A mi me agradaba mucho su presencia. Verlas picoteando sin cesar, dando saltitos… Pero sobre todo me encantó verlas volar.
Suelen formar grupos de 20 a 40 gallinas que se mueven por tierra pero duermen en los árboles para sentirse más protegidas. En la mañana temprano las vimos un par de veces volando desde el árbol a la tierra. Alarmadas, quizá, por nuestra presencia. Todas con sus alas desplegadas mostrando un manto de plumas con reflejos azules. Precioso…. Fue tan repentino que no pudimos inmortalizar la escena.
Esta especie de pintada se encuentra incluida en la lista roja de especies amenazadas. Quién lo diría con la gran cantidad que vimos.
Llegando a las proximidades del río va apareciendo más fauna Más vegetación, mas verde, más pastos, más sitios donde esconderse ……
El siguiente animal “especial” que nos sale al paso son las cebras de Grevy. Otra especie protegida que se encuentra en peligro de extinción.
En los años 70 fue perseguida por su piel habiendo disminuido por ello en varios miles de ejemplares. Además de que fue perdiendo hábitat a causa del sobrepastoreo.
En Samburu su número permanece estable.
La cebra de Grévy es también llamada la cebra real. Es la más grande de las cebras y también el équido salvaje de mayor tamaño. Pese a ello es la más domesticable.
Las características rayas blancas y negras de las cebras en esta especie son más estrechas y abundantes, dejando en blanco la zona de la barriga. La composición y distribución de estas rayas blancas y negras es distinta en cada ejemplar. Es su carnet de identidad. Las orejas son grandes y redondeadas.
Yo creo que esta especie es la más hermosa de todas, con una gracia en su porte y armonía en su cuerpo en general. Sobre esta apreciación quizá influya el hecho de que las cebras, en general, me encantan.
Casi enseguida apareció la primera jirafa. Algo más allá en la orilla del río, otro par de ellas…. Pero estas son de la raza “especial” que habita en Samburu. Son las primeras que vemos.
La jirafa reticulada se diferencia de sus parientes por las grandes manchas rojizas o marrones y geométricas que adornar su piel. Cubren la mayor parte de su cuerpo, incluso rostro y cola. Estas manchas están perfectamente delimitadas con blancos estrechos y bien marcados dando como resultado la exhibición de una piel hermosa. La jirafa más fotogénica.
El espécimen animal más alto de la tierra.
El entorno del río Ewaso me tiene embelesada. No hay ocasión que pasemos junto a él que no le haga una foto. Sus aguas son totalmente marrones. Ewaso Ng’iro significa precisamente eso, rio de agua marrón o río con barro. Las tierras cercanas al río son rojizas, (y muchas áreas de Samburu también) y contrastan vivamente con el oasis de verdor que va formando el río en sus orillas.
A las manadas de impalas ya simplemente los contemplas y, a veces, ya ni te paras a hacerle una foto. Pero esta reunión tiene algo de particular que yo no había visto con anterioridad. Eran solo ejemplares machos.
Los machos a cierta edad son expulsados de la manada donde nacieron y deben de buscarse su propio grupo. Tendrán que desafiar a un macho alfa para formar su propio harén.
Suele suceder a veces que machos jóvenes en el proceso de búsqueda y algunos machos destronados se juntan para darse mutua compañía y entrenarse en las peleas.
Este par de machos con las cabezas tan juntas…. Esperemos que se estén contando confidencias y no que vayan a comenzar a pelearse.
Nidos de pájaros tejedores. En este parque hay gran cantidad y variedad de aves.
Hay contabilizadas unas trescientas cincuenta.
De pronto abandonamos el recorrido y nos desplazamos rápido hacia otra zona. Ni me entero que es lo que vamos a ver. Nos reunimos varios coches alrededor de una especie de zanja. Dentro parece que hay un leopardo. No alcanzo ni a verlo de lo rápido que sucede todo.
El leopardo, ante la expectación que había formado y el coro de observadores, decidió cambiar de lugar y nos dejó con un palmo de narices. Finalmente pude verlo. Pero fue una visión fugaz… Con las ganas que yo le tengo a los leopardos. …
Dicen que en esta reserva son fáciles de ver… En ese sentido nosotros no tuvimos suerte.
Pero la tarde nos tenía reservada otra sorpresa.
Andábamos ya de retirada cuando localizamos un guepardo macho. Entre los arbustos de la zona más desértica, lejos del curso del río. Deambulaba con rapidez por entre aquellos matojos… lo fuimos siguiendo largo rato… Contemplando su elegante y rápido caminar..
Cuando se cansó se sentó. En posición de alerta y mirando para todos lados. Seguramente vigilaba por la aparición de alguna presa. Camuflado entre la seca vegetación. Con la tarde agotándose.
Y así lo dejamos un rato después. La luz ya era escasa y había que volver al hotel antes que se hiciera noche cerrada.
Ese día nos quedamos sin puesta de sol entre las acacias…, pero fue por una buena causa
Últimos comentarios al diario: