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Día 8. Folegandros. Tan encantadora como la recordábamos, ¡o más!
Hoy nos levantamos puntuales pues a las 9:05 sale nuestro ferry hacia la isla de Folegandros. Hemos decidido no desayunar en el hotel para no entretenernos ni ir con prisa, y cuando vamos a decírselo a Margarita nos encontramos con que está colocando el buffet, que comenzará a estar operativo a partir de hoy. Ayer vimos que había dos habitaciones ocupadas y pensamos que es por esto. Mientras hago el pago de nuestra estancia, mi hija mira con deseo el buffet, y cuando le ve Margarita, no duda en prepararnos unos paquetitos de bizcocho casero. La verdad que es un gusto lo bien que nos han tratado y nos vamos con pena pero muy contentas a la vez.
Vamos al puerto con nuestro coche y lo entregamos en la agencia a las 8:30. Allí mismo recogemos los tickets de ferry, que llega enseguida. Tenemos poco más de 1 hora de viaje en cubierta, donde cogemos una mesita redonda para desayunar el bizcocho que nos ha preparado Margarita con un café y un batido. El viaje se nos hace cortísimo y cuando llegamos a Folegandros nos está esperando nuestro transfer del hotel Kallisti.
Del puerto de Karavostasi a Chora, donde se ubica nuestro hotel, hay solo 3 kilómetros, por lo que en coche llegamos en 5 minutos. El hotel es una monada y muy nuevo, y los dueños son muy amables, aunque más serios a lo que estamos acostumbradas. Nuestra habitación está en el piso de arriba, con vistas a la famosa iglesia de Panagia y su subida en zig-zag. Enseguida nos avisan de que el chico que nos trae nuestro coche de alquiler está allí, así que tras recibir las explicaciones pertinentes, nos montamos para dirigirnos a Agali, un pequeño pueblo desde el que se puede acceder a diferentes playas andando o en barquita.
En mi visita anterior a Folegandros no había visitado Agali y me parece un pueblito encantador y sencillo. Agali significa abrazo y realmente las rocas parecen abrazar el mar. Tras aparcar el coche, decidimos ir andando hacia la playa de Agios Nikolaos pero nos encontramos antes la encantadora playita de Galifos y nos gusta tanto que nos quedamos allí. Es una pequeña cala de aguas muy azules con una pequeña cueva en las rocas y una zona con algunas syrmatas que nos recuerdan a las de Kimolos. Pasamos una mañana estupenda y sin prisas, pues nos hemos llevado algo de comida para picar y poder aprovechar el día de playa. A lo largo del día va pasando gente por el camino pero casi todos continúan hacia Agios Nikolaos, suponemos que porque tiene tavernas. Nosotras encantadas en Galifos, donde no llegamos a ser más de 8 personas.
A media tarde vamos al hotel y pasamos un ratito agradable en la piscina, para a continuación prepararnos para salir a pasear por la preciosa Chora. Y así es, Chora de Folegandros sigue siendo tan encantadora como yo la recordaba. No sé lo que tiene este lugar para que me resulte tan entrañable. Sus plazas, sus restaurantes, sus buganvillas… Nos encanta. Vamos a Pounta, uno de los lugares conocidos por su puesta de sol y disfrutamos de un momento mágico. En Folegandros se ve ambiente muy tranquilo. Yo diría que es el ambiente perfecto para sentirse acompañado pero no agobiado.
Al regresar de nuevo al centro del pueblo pasamos por una agencia de viajes en la que vemos un anuncio de excursiones en barquito y decidimos entrar a informarnos sobre las opciones posibles. Cuando la chica nos explica el plan, no dudamos en elegir la excursión para mañana, pues hace paradas en algunas playas de difícil acceso y además incluye comida vegetariana. El precio son 40 euros/adulto y 20 euros/niño, y directamente la pagamos. Curiosamente la chica que la lleva es Margarita, con quien he gestionado el coche de alquiler en la misma agencia vía email, y al saber que llevábamos unas semanas escribiéndonos, nos hace mucha ilusión conocernos en persona y habernos caído tan bien. Nos dice que mañana estará ella en la excursión del barco y nos encanta la idea.
Continuamos nuestro paseo por Chora, entrando a la antigua zona de Kastro y buscamos la taverna Melissa que yo recordaba de nuestra visita hace 7 años y que curiosamente Margarita nos ha recomendado. Así que, sin dudarlo, nos sentamos a cenar en la terraza de Melissa.
Melissa: briam, rulo de hojaldre relleno de queso feta con miel y sésamo, refresco, copa de vino y sorbete de la casa de regalo. 18 euros.
Después de pasear un poco más por el pueblo entramos al supermercado a comprar desayuno para mañana. En este hotel el desayuno va a parte y el precio nos ha parecido un poco caro, por lo que, como aún tenemos tostadas, decidimos complementarlas con café, leche y zumo, y nos iremos apañando. El primer día en Folegandros ha sido fenomenal.
Día 9. Folegandros en barco y nuevas amistades.
Hoy nos levantamos con mucha ilusión por hacer la excursión en barquito. Desayunamos estupendamente en la terraza viendo la subida a Panagia. Vamos tranquilas pues hay que estar en Karavostasi a las 10:50 y el trayecto es sencillo; además observamos que el hotel está situado de forma estratégica para ir a Karavostasi, Agali (en coche) y Chora (andando) de forma cómoda. Hay incluso una parada de autobús al lado y nos damos cuenta de que casi podíamos haber prescindido del coche, pero por otra parte consideramos que tenerlo nos da mucha libertad.
Al llegar al puerto de Karavostasi enseguida vemos el barco que nos llevará por las playas, de la agencia “Diaplous travel”. Como ya sabíamos, hoy le toca viajar a Margarita y eso nos hace sentir muy cómodas; Margarita nos trata de maravilla y cuida especialmente a mi hija. Nos comunican que debido al viento, el itinerario va a ser únicamente por el sur de la isla y que no podremos llegar a la playa de Agios Giorgios, una de las playas que tenía pendiente desde mi viaje en 2013.
El trayecto más largo es el primero, de unos 50 minutos, hasta la playa de Ambeli, donde el barco para y nos tiramos para darnos un estupendo baño. De Ambeli el barco continúa a la playa de Livadaki, donde hacemos otra parada. Cada parada dura una media hora, por lo que d tiempo a darse un buen baño y disfrutar de las maravillosas vistas. A continuación paramos en una zona de rocas para darnos otro baño más cortito pues se acerca la hora de comer. Son ya las 13:30 cuando regresamos al barco de nuestro baño y vemos cómo los chicos del barco preparan la comida. Son en total 20 platos, uno por persona, que incluye cada uno: tomate, tzatziki, 2 empanadillas de queso, un trozo de pastel de espinacas y dos albóndigas de calabacín, con pan para acompañar. De postre van pasando una bandeja con rodajas de riquísimo melón.
Después de la comida el barco nos lleva a la playa de Agios Nikolaos, donde nos bajamos para disfrutar a nuestro aire durante algo más de una hora. Se ve más movimiento en esta playa que tiene un par de bares junto al mar y una taverna un poco más alta, junto a la iglesia que da nombre a la playa. Aún así, la gente está repartida por la playa y silenciosa, por lo que se respira mucha paz. A las 15:00 nos recoge el barco para trasladarnos a la playa de Katergo, una playa maravillosa que hoy está bastante movida por el viento. Allí nos bajamos y pasamos unos 45 minutos paseando por la larga playa y bañándonos. Para despedir esta bonita excursión, en el barco nos dan de merendar unos dulces típicos griegos acompañados con licor y regresamos al puerto de Karavostasi, donde recogemos el coche para regresar al hotel en Chora.
La excursión nos ha parecido muy bonita a todos los niveles. Permite visitar diferentes playas y hacerse una idea para luego elegir por cuenta propia las que se quieren repetir. El hecho de tener la comida incluida es muy cómodo, además estaba super-rica. Y finalmente, he de decir que ha sido un ambiente muy acogedor y familiar, tanto por parte de la agencia organizadora como por las personas que iban en el barco (20 personas en total).
Hoy hemos tenido mucha playa y queremos aprovechar la tarde, por lo que nos saltamos el rato de piscina y nos preparamos para salir a Chora y subir a la iglesia de Panagia mientras se pone el sol. El paseo es maravilloso y nos vamos parando en cada curva para fotografiar cada momento de la puesta de sol. Es una pena que la torre de la iglesia esté en obras y no podamos subir hasta arriba, pero bueno, ya tenemos otro motivo para volver a Folegandros.
Regresamos a Chora y nos dirigimos a la agencia “Diaplous travel”, donde hemos quedado con Margarita, la organizadora de la excursión en barco, para que su hija y la mía se conozcan. El encuentro entre ellas es muy divertido y se van juntas a tomar un helado y dar un paseo por el pueblo. Mientras tanto yo me voy a pasear por mi cuenta y me resulta maravilloso tener ese rato para mi en una de las Choras más encantadoras de las Cícladas. Hemos quedado a las 21:30 en la agencia y como se lo han pasado muy bien decidimos que mañana volverán a quedar. A mi hija le hace mucha ilusión tener una amiga griega y estamos muy contentas de habernos conocido.
Se nos ha hecho un poco tarde y estamos cansadas, por lo que decidimos cenar algo rápido en el hotel. En mi paseo he visto un restaurante de gyros que además tiene más productos para llevar y decidimos comprar allí la cena, también recomendadas por Margarita.
Souvlaki cub: gyros de pollo y dakos. 6 euros.
Cenamos en la terraza del hotel, super tranquilitas y felices después de un día tan bonito.
Día 10. Folegandros. Livadaki y cena junto al mar.
Tras desayunar en la terraza nuestro propio desayuno, planeamos el día de hoy. No tenemos claro a qué playa iremos pero sí sabemos que tendremos que llevarnos la comida, por lo que antes de salir hacia la playa, vamos a la bakery de Chora. Recordaba perfectamente este lugar con mesitas en la terraza para tomar allí mismo el desayuno, pues tienen máquina de café, además de dulces y hojaldres tanto dulces como salados. Hay una gran variedad de hojaldres y nos quedamos con ganas de haber comprado el desayuno pero lo solucionaremos pues aún nos queda un día en la isla.
Hoy me hubiese gustado ir a la playa de Agios Georgios pero el viento sopla fuerte y hoy tampoco es el día apropiado. Por ello vamos a Agali con intención de conocer otra de las playas de esa zona. Nos falta la playa de Fira, a la que se puede llegar andando en un paseo sencillo desde Agali, pero al llegar vemos que está el barco-taxi que lleva a las playas de la zona, que aún no había empezado a funcionar y sabíamos que lo haría en estos días. Vamos a informarnos nos dice que hace viajes continuos a Agios Nikolaos y 3 al día a Livadaki. En ambas playas estuvimos ayer en la excursión en barco y sin duda, Livadaki es la que más nos gustó, pero solo pudimos verla desde el barco y bañarnos sin pisar su arena. Es por ello que decidimos coger el barco-taxi a esta playa. Como tenemos tiempo hasta las 11:30 que sale el primero, nos quedamos dándonos un baño en Agali, cruzando hasta la cueva que hay en un lateral, que es chulísima y de aguas azules increíbles. Estamos solas en ese rinconcito durante casi una hora, viendo cómo poco a poco el sol va entrando entre las rocas.
A las 11:30 montamos en el barco que nos lleva a la playa de Livadaki en unos 15-20 minutos y por 12 euros ida y vuelta (la niña no paga). Cuando llegamos hay 4 personas en la playa, pues también se puede acceder andando, aunque es un camino duro y de casi una hora. En el barco vamos 12 personas más que nos repartimos por la playa, donde se respira mucha paz. Tras darnos unos baños comemos la comida que hemos comprado en la bakery: empanada de tomate, hojaldre-rulo de espinacas y pastel de queso. La verdad que están todos excelentes. El barco regresa a las 14:15 con más gente y algunos de los que están aprovechan para regresar a Agali, por lo que realmente hay intercambio de gente, ya que unos vienen y otros se van. Nosotras esperamos el último barco, a las 16:15. Ha sido un día de playa muy tranquilo y aprovechado.
Antes de montarnos en el coche pasamos por el restaurante donde queremos cenar, recomendado por Margarita, quien además nos dió un vale de descuento para cenar allí. Hacemos una reserva con vistas al mar para las 20:00 horas. En el hotel un baño rápido y nos preparamos para salir. Vamos primero a Chora a dar un paseo, entramos en algunas tiendas y compramos el imán para el frigorífico. Además aprovechamos a ir a “Diaplous travel” para decirle a Margarita que vamos a cenar a Agali y que después nos pasaremos por la agencia para que las niñas pasen otro ratito.
Cuando llegamos a Agali observamos un ambiente muy diferente al del día. La playa se ha vaciado y el sol está tan bajito que ya solo ilumina las montañas. Está todo muy tranquilo y nos espera la mesita en lo alto frente al mar. El lugar excelente y la cena, tanto o más. Es un lugar especializado en pescado y nos cuesta decantarnos por uno, pero enseguida damos con la solución.
Pasithea: plato de pescado variado para dos (calamares fritos, gambas en tempura, anchoas rebozadas y mejillones en una salsa de mostaza espectacular), vino, refresco y sandía. 18 euros.
Cuando terminamos de cenar es ya de noche y se ve Agali muy apagado, pero sin duda ha sido un acierto cenar allí, aunque es mejor hacerlo antes de ponerse el sol para disfrutar del hermoso lugar. En Chora mi hija disfruta de los últimos momentos con su amiga y yo disfruto de los últimos momentos de mi paseo. Me encanta.
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