Hoy ha sido de los mejores días. Me volví a levantar temprano, de nuevo desayuno dentro de la tienda con galletas y poco más. Listo para comenzar la ruta.
Mi idea es realizar parte del sendero PR A -100 para después intentar regresar por otro camino haciendo una ruta circular. Llevo anotado en un papel los puntos clave en los que tengo que estar atento y algunos lugares que me pueden servir de referencia, pero realmente no sé muy bien qué voy a encontrarme porque esta ruta no aparece en mi gps.
Encuentro el punto de partida de la ruta tras preguntar a un señor que vi en la aldea de Miller y sobre las 09:00 comienzo a andar. Al poco de comenzar la ruta el camino se bifurca, yo tomo el de la derecha, el PR A - 100.
El sendero se estrecha en algunos puntos y los arbustos en otras partes amenazan con comérselo, se ve que mucha gente no camina por aquí. La senda se adentra en un pinar y de vez en cuando se asoma a los cortados con grandes vistas.
No paro de subir desde la salida prácticamente hasta llegar al primer puntal de la ruta, el puntalón, desde el que la panorámica ya es increíble. Ya se ve el puntal de la escalera y al fondo el embalse de las Anchuricas, de aguas turquesas.
Antes de alcanzar el siguiente puntal cruzamos el barranco del pilón sobre el que en otras épocas del año cae una potente cascada, ahora mismo solo caen algunas gotas desde las plantas que cuelgan de las paredes.
Por último alcanzo el puntal de los canteros que parece haberse escapado de un fiordo noruego, qué preciosidad de paisaje, sin palabras. Aquí el camino se bifurca, si sigues recto continuas por el PR A -100 camino de la Toba o si giras a la izquierda sigue el camino hacia el Puntal de la Pililla, éste último es el que yo tomo, con idea de hacerla circular.
Desde este punto el camino sigue subiendo a la vez que comienza a girar hacia el sureste. Lo que no para de mejorar en esta ruta son las vistas. De repente, me empiezan a hacer compañía algunos buitres que comienzan a despegar el vuelo por debajo de donde yo me encuentro.
El sendero continúa claro hasta llegar al punto en el que vuelve a dividirse junto a unos tornajos. A la izquierda un poste indica la dirección en la que se baja hasta Miller, pero no hay camino por ninguna parte, al menos yo no conseguí encontrarlo después de dar varias vueltas. A la derecha surge el sendero que sube hasta el Puntal de la Pililla, que también se pierde de vez en cuando pero se puede ver algún hito, aún así es fácil perderse en esta zona. Como no conseguía seguir ninguno de los dos de manera clara, y tampoco domino la zona, decidí volver por el mismo camino que había llegado hasta allí, además no me importa repetir semejante paisaje.
Para colmo en el camino de vuelta un buitre me regaló un momentazo y se me posó a escasos metros cuando yo estaba sentado a la sombra de un pino bebiendo un poco de agua. Llegué bastante cómodo hasta el coche ya que casi todo el camino de vuelta tiende a ser en bajada.
Al salir del pueblo, por suerte me encontré con el restaurante Justo Robles, y con una historia que me gustaría dar a conocer, al menos como pequeño homenaje para quien dedicó su tiempo y su esfuerzo en crear caminos y dar a conocer rutas como la que yo acababa de realizar.
Por lo que me comentaron en el bar, el señor Justo Robles, nacido en Miller, fue una persona emprendedora que empleó su energía en crear todos los senderos de Pequeño Recorrido que hoy existen por la zona de los valles del Zumeta y el Segura. Empeñó sus fuerzas en señalizarlos, crear una maravillosa guía de la zona y en definitiva dar a conocer una de las regiones más desconocidas de Andalucía. Tristemente falleció hace pocos años, pero se ve que su persona ha dejado una honda huella en su entorno, ya que por lo que vi y escuché todo el mundo lo recuerda con buenas palabras. Si por casualidad os acercáis por la zona, no dejéis de visitar su Bar, os darán buenos consejos sobre qué visitar en los alrededores y además os servirán uno de los mejores corderos de España.
Los que ya conocéis mis diarios sabéis que éstas pequeñas historias son las que me gustan encontrar en los lugares que visito, porque no aparecen en las guías y hacen grandes zonas que a primera vista parecen que no tiene nada que contarnos.
Los chicos que llevan el bar me recomendaron un par de Pozas para darme un baño y eso fue lo siguiente que hice. Allí descubrí que las aguas del río Segura están congeladas en comparación a las del Zumeta o el río Madera.
La última tarde la pasé de nuevo por los alrededores del camping y charlando con sus dueños. Pedro, su mujer Toñi y Carlos, que me trataron de maravilla e hicieron que me sintiera como en casa. Estoy seguro que volveré a veros y a daros la lata preguntando por sitios en los alrededores.
Al día siguiente visité Segura de la Sierra por la mañana y regresé hasta Sevilla, donde el termómetro seguía por encima de los 40º.
Un saludo a todos! y gracias por haber llegado hasta aquí.
Mi idea es realizar parte del sendero PR A -100 para después intentar regresar por otro camino haciendo una ruta circular. Llevo anotado en un papel los puntos clave en los que tengo que estar atento y algunos lugares que me pueden servir de referencia, pero realmente no sé muy bien qué voy a encontrarme porque esta ruta no aparece en mi gps.
Encuentro el punto de partida de la ruta tras preguntar a un señor que vi en la aldea de Miller y sobre las 09:00 comienzo a andar. Al poco de comenzar la ruta el camino se bifurca, yo tomo el de la derecha, el PR A - 100.
El sendero se estrecha en algunos puntos y los arbustos en otras partes amenazan con comérselo, se ve que mucha gente no camina por aquí. La senda se adentra en un pinar y de vez en cuando se asoma a los cortados con grandes vistas.
No paro de subir desde la salida prácticamente hasta llegar al primer puntal de la ruta, el puntalón, desde el que la panorámica ya es increíble. Ya se ve el puntal de la escalera y al fondo el embalse de las Anchuricas, de aguas turquesas.
Antes de alcanzar el siguiente puntal cruzamos el barranco del pilón sobre el que en otras épocas del año cae una potente cascada, ahora mismo solo caen algunas gotas desde las plantas que cuelgan de las paredes.
Por último alcanzo el puntal de los canteros que parece haberse escapado de un fiordo noruego, qué preciosidad de paisaje, sin palabras. Aquí el camino se bifurca, si sigues recto continuas por el PR A -100 camino de la Toba o si giras a la izquierda sigue el camino hacia el Puntal de la Pililla, éste último es el que yo tomo, con idea de hacerla circular.
Desde este punto el camino sigue subiendo a la vez que comienza a girar hacia el sureste. Lo que no para de mejorar en esta ruta son las vistas. De repente, me empiezan a hacer compañía algunos buitres que comienzan a despegar el vuelo por debajo de donde yo me encuentro.
El sendero continúa claro hasta llegar al punto en el que vuelve a dividirse junto a unos tornajos. A la izquierda un poste indica la dirección en la que se baja hasta Miller, pero no hay camino por ninguna parte, al menos yo no conseguí encontrarlo después de dar varias vueltas. A la derecha surge el sendero que sube hasta el Puntal de la Pililla, que también se pierde de vez en cuando pero se puede ver algún hito, aún así es fácil perderse en esta zona. Como no conseguía seguir ninguno de los dos de manera clara, y tampoco domino la zona, decidí volver por el mismo camino que había llegado hasta allí, además no me importa repetir semejante paisaje.
Para colmo en el camino de vuelta un buitre me regaló un momentazo y se me posó a escasos metros cuando yo estaba sentado a la sombra de un pino bebiendo un poco de agua. Llegué bastante cómodo hasta el coche ya que casi todo el camino de vuelta tiende a ser en bajada.
Al salir del pueblo, por suerte me encontré con el restaurante Justo Robles, y con una historia que me gustaría dar a conocer, al menos como pequeño homenaje para quien dedicó su tiempo y su esfuerzo en crear caminos y dar a conocer rutas como la que yo acababa de realizar.
Por lo que me comentaron en el bar, el señor Justo Robles, nacido en Miller, fue una persona emprendedora que empleó su energía en crear todos los senderos de Pequeño Recorrido que hoy existen por la zona de los valles del Zumeta y el Segura. Empeñó sus fuerzas en señalizarlos, crear una maravillosa guía de la zona y en definitiva dar a conocer una de las regiones más desconocidas de Andalucía. Tristemente falleció hace pocos años, pero se ve que su persona ha dejado una honda huella en su entorno, ya que por lo que vi y escuché todo el mundo lo recuerda con buenas palabras. Si por casualidad os acercáis por la zona, no dejéis de visitar su Bar, os darán buenos consejos sobre qué visitar en los alrededores y además os servirán uno de los mejores corderos de España.
Los que ya conocéis mis diarios sabéis que éstas pequeñas historias son las que me gustan encontrar en los lugares que visito, porque no aparecen en las guías y hacen grandes zonas que a primera vista parecen que no tiene nada que contarnos.
Los chicos que llevan el bar me recomendaron un par de Pozas para darme un baño y eso fue lo siguiente que hice. Allí descubrí que las aguas del río Segura están congeladas en comparación a las del Zumeta o el río Madera.
La última tarde la pasé de nuevo por los alrededores del camping y charlando con sus dueños. Pedro, su mujer Toñi y Carlos, que me trataron de maravilla e hicieron que me sintiera como en casa. Estoy seguro que volveré a veros y a daros la lata preguntando por sitios en los alrededores.
Al día siguiente visité Segura de la Sierra por la mañana y regresé hasta Sevilla, donde el termómetro seguía por encima de los 40º.
Un saludo a todos! y gracias por haber llegado hasta aquí.