Amanece nuestro primer día en Menorca y lo primero que hago es salir a la terraza, el día pinta bastante bien…

Nos levantamos bastante temprano, la intención que llevamos es de llegar a la playa sobre las 9:30, la verdad es que a esa hora apenas hay gente, que suele empezar a llegar a partir de las 10:30 o 11, pero ya os aviso que temporada alta esto no es así, y he leído que gente llegando a las 10 y ya tenía poco sitio para aparcar...
Mientras desayunamos, comprobamos que las predicciones de tiempo se cumplen y hoy hará viento del norte (bueno más o menos ya que venía un poco de lado también), así vamos pasar el día en las playas del sur.
Quiero hacer un pequeño inciso, desde hace un tiempo, el parking de Macarella en temporada alta, cierra y sólo se puede acceder con transporte público desde Ciudadela. Podéis consultar los horarios aquí http://mou-tmenorca.com/Contingut.aspx?IDIOMA=2&IdPub=8415
No sabíamos como nos lo íbamos a encontrar, pero sabemos que llegando a la zona, hay carteles que indican si los parkings están abiertos y libres, tanto de Turqueta como de Macarella.
Nosotros íbamos a improvisar en función de lo que nos encontraramos. Al final, estaban los dos parkings abiertos, y decidimos empezar en Cala Turqueta.
El acceso desde el parking es fácil, de más o menos 10 minutos, y tiene una zona de picnic a la sombra antes de la arena. Nuestra primera visión es algo a lo que nos tendremos que acostumbrar en este viaje, bastante alga en la playa, yo ya había leído que este septiembre estaba habiendo mucha alga en las playas del sur, y también un poco de olor a lo que yo llamo “marea baja”, es decir, a mar pero mal jeje. La playa nos gusta pero he de decir que me esperaba un poquito más de esta cala, supongo que sin las algas y el olor será mucho mejor.


La temperatura aún es algo baja, pero yo me doy un baño más pronto que tarde y la temperatura es buena aunque más fresca que hace unos 15 días en Ibiza.

Nos hemos puesto en la esquina contraria a la que entras por la playa, y vemos que hay un camino por el que la gente va y viene, suponemos que será algún tipo de mirador ya que el Camí de Cavalls parecía empezar más atrás, mi novio se va a explorar y al poco tiempo vuelve y me dice que coja las cosas y suba.
La verdad es que nos encontramos con un mirador precioso, con la piedra blanca super bonita y desde donde se aprecia a la perfección el color turquesa que da nombre a la cala.





Además no hay nadie, el sol no pega fuerte así que nos ponemos en un rincón a disfrutar de las vistas. La única pega es que no te puedes bañar desde ahí (hay una zona con escalera pero hay bastantes rocas y oleaje) pero como no hace demasiado calor no nos importa, es un justo precio por la soledad y las vistas, y además sin ese olor que traen las algas.


Aquí aprovechamos para sacar “el vermut” que hemos comprado ayer para todos los días de playa. Nosotros llevamos una nevera pequeña de tela para esto y la comida, pero si no, una bolsa isotérmica os hará la misma función. También llevamos unos acumuladores de frío que metíamos en el congelador, y es que de la experiencia otros viajes me daba pereza andar pendientes de comprar hielo.

Después de un buen rato disfrutando de nuestro rincón secreto, y en vistas de la gente que hay en Turqueta, decidimos intentar llegar a Macarella caminando para no arriesgarnos a no tener donde aparcar.

Supuestamente, hay unos 45 minutos andando por el Camí de Cavalls, pero decidimos seguir “el camino” que nos llevó hasta allí porque vimos pasar a un ciclista. No sabemos a ciencia cierta si este es el Camí, aunque si no lo fuera, suponemos que en algún momento se juntara con el camino principal, todo esto es especulación que no tenemos cobertura para mirar en el GPS.
Comenzamos a andar, y no vemos un alma, aun así vamos siguiendo las marcas de la bici, así que a algún lugar llegaremos, y además podemos ir sin mascarilla. Por cierto, hablando de la mascarilla, en principio es obligatoria al entrar en la playa pero he de decir que mucha gente no lo cumplía, noté más relajación en este tema que en la península, al menos comparado con Galicia, aunque se cumplía mucho más que en Ibiza. También es cierto que al final estábamos siempre en exteriores y respetábamos las distancias así que nos sentimos seguros.
Por momentos vamos cerca del mar y nos recuerda vagamente a los caminos de trekking que hicimos en la Cinque Terre, en Italia.

Al cabo de unos 15 minutos llegamos a un cruce y efectivamente damos con el Camí de Cavalls, lo reconoceréis porque tiene algunas señales como estas.

En este camino sí que ya nos encontramos con más gente, y hay momentos que es un poco más agreste que en otros, aunque es bastante factible.
La primera playa que nos encontramos es Macarelleta, pero está muy llena de gente, así que decidimos seguir a Macarella.

Para recorrer el camino entre las dos hay dos formas, una que va por fuera por el acantilado y otra por el Camí, para meterse en el camino del acantilado hay que ir primero por la playa, así que decidimos ahora seguir el Camí y luego volver por el otro lado. Quizá este tramo del Camí me pareció el más incómodo, por los desniveles, hay que tener cuidado y es mejor no ir en chanclas.
Llegamos a Macarella y hay gente pero se puede estar bien, el problema son de nuevo las algas, creo que este es el motivo de que haya tanta gente en Macarelleta, porque además de en la arena (yo había visto fotos de esta playa con arena blanca tipo caribe), hay un banco grande en el agua que ocupa toda la orilla. Aun así la playa es muy bonita.

Nos acomodamos y nos vamos a dar un baño, y la verdad es que bastante incómodo pasar todas esas algas, de hecho mi novio va por las rocas jeje, pero una vez has llegado más al fondo el agua es preciosa, no hemos cogido las máscaras de snorkel pero si estás justo en medio no hay mucho que ver, no sé si al irse por las rocas habrá, pero es verdad que estas playas no son las mejores para el snorkel.
Después del baño, comemos y aprovechamos para descansar un poco ya que está todo bastante tranquilo.

Ya es hora de cambiar, no nos apetece volver a pasar el banco de algas para bañarnos, y nos vamos a Macarelleta, a ver si ha bajado cantidad de gente. El camino por el acantilado es una pasada, hay bastantes puntos para hacer fotos aunque no paramos en algunos porque hay gente constantemente y con el tema de la mascarilla es un engorro, pero desde aquí veréis las típicas imágenes idílicas de Menorca, y también una vista plena de Macarella.





A mí esta bajada tampoco me pareció cosa fácil, aunque vi a gente con chanclas e incluso un padre con una niña a los hombros, así que tal vez sea cosa mía.



Sigue habiendo bastante gente, pero como en un rincón ya da la sombra, podemos dejar las cosas y meternos en el agua con las máscaras de snorkel. Esta cala es más pequeña y es fácil acceder a una zona rocosa.
En snorkel no está mal para ver algunas cosas, más o menos tipo del que pude ver en Ibiza, pero ya os adelanto que el norte de Menorca es mucho mejor para el snorkel. No tengo imágenes ya que ese día me olvidé la cámara en el hotel.
Estamos un buen rato en el agua y he de decir que al salir tenemos que taparnos ya que incluso hace un poco de fresquito, aunque ya hay menos gente así que podemos coger un cachito de sol.

La verdad es que las playas de hoy nos han gustado, sobre todo Macarelleta, aun no habiéndolas cogido en el mejor momento, pero de lo que hemos disfrutado un montón es del camino y los miradores.
Tenemos que recogernos pronto, ya que queremos ver el atardecer y aún tenemos que deshacer el camino hasta Cala Turqueta. La vuelta se nos hace más corta y seguimos hasta el final el Camí de Cavalls, en vez de coger el desvío desde el que accedimos a la ida.
La idea es ir a ver la puesta de sol al bar Sa Posta de Sol, así que no nos entretenemos y enseguida estamos de camino. Llegamos allí a las 18:25, cinco minutos antes de abrir, ya que había leído que si no, no había sitio. Ya hay cola, aunque somos pocos, pero dan las 18:40 y allí no viene nadie, pasa un vecino y nos dice que no cree que abra hoy, que suelen abrir antes de tiempo y como ya estamos en temporada baja a veces no abren, nos llevamos un chasco pero hay que pensar una alternativa, así que veo que Pont d’en Gil está cerca y nos decidimos.
Paramos a comprar unas cervezas, ya que nos hemos quedado sin los mojitos que pensábamos tomar y llegamos al aparcamiento rápidamente.
Desde el aparcamiento hasta la zona de mirador hay unos 15 minutos caminando, por un paisaje muy curioso que da la sensación de estar en la luna.


Al llegar a la zona tendréis que buscar un huequecito donde podáis, no es el sitio más cómodo para sentarse, también os lo digo, pero merece la pena. Hace un frío que pela, menos mal que hemos tenido la previsión de meter las chaquetas en el coche por la mañana. Tenemos la suerte de disfrutar de un atardecer increíble sin ninguna nube, no sé qué tal hubiéramos estado en Sa Posta de Sol, pero casi creo que salimos ganando viniendo aquí…



Con otro atardecer espectacular para el recuerdo, deshacemos el camino y nos vamos al hotel para cambiarnos antes de la cena. Volvemos a ir en coche porque al final no hay problemas donde aparcar y nos ahorramos bastante tiempo.
Hoy nos apetece una hamburguesa, sobretodo porque tenemos dos en el punto de mira con buena pinta. Después de un paseo nos decidimos por Puspaayu, pensábamos que íbamos a tener que comer dentro, pero también tiene un patio interior muy chulo. Nos tomamos dos hamburguesas y unas patatas que había leído que estaban riquísimas, bueno, no son patatas, es boniato que preparan con salsa de trufa y parmesano, además de postre tomamos tarta de queso. La verdad es que estaba todo espectacular, totalmente recomendado. Todo nos costó 35 euros bebiendo coca cola.




Nos vamos a dormir bastante cansados después de un gran día en Menorca.