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Ir a Beaulieu sur mer en tren es sencillo. Cuesta 2,30 euros el trayecto y llegas muy rápido ya que apenas está a 10 kilómetros de Niza.
Muy cerca de la estación está la oficina de turismo, donde nos dan un mapa. Se trata de una localidad muy pequeña, una extensión de 1 km² y 3.745 habitantes.
En la ciudad son típicas las construcciones Belle Epoque como el enorme Palais des Anglais, con fachada de color crema claro. Anteriormente conocido como Hotel des Anglais, fue construido en 1885 y fue uno de los primeros hoteles de la ciudad. En su origen, tenía un techo plano que muy pronto fue reemplazado por un piso adicional cubierto de pizarra y decorado con ventanas en claraboya. Fue uno de los primeros establecimientos en estar equipado con baños de porcelana blanca. Su clientela era sobre todo extranjera, ingleses y eslavos. En el período de entreguerras, el duque de Connaught, hijo de la reina Victoria y ciudadano de honor de Beaulieu-sur-Mer, solía ir allí.
Como es lógico, no faltan el puerto y el casino así como las playas. Desde 1891, cuando Beaulieu se convirtió en municipio, intentó tener casino. Hubo varios intentos que no fructificaron. Con el decreto del 11 de marzo de 1922 Beaulieu-sur-Mer se convirtió en una "estación climática" y se consideró seriamente la apertura de un casino. El establecimiento, diseñado por el arquitecto Plousey, fue finalmente inaugurado bajo el mandato de François de May en enero de 1929. Se llamaba Villa des Fleurs, pero apenas estaba abierto y, a pesar de un brillante éxito, cerró sus puertas. De hecho, no funcionó realmente hasta después de la Segunda Guerra Mundial.
En la bonita Place Marinoni se celebra un mercado provenzal todos los sábados por la mañana. Vemos un quiosco de música, inaugurado en 1904. Tiene planta circular y está cubierto por una cúpula, sostenida por columnas metálicas. Fue parte del proyecto para crear una plaza pública proyectada por Eugene Gourdin, alcalde de Beaulieu de 1900 a 1904. Sirvió para que la orquesta local "La Renaissance" tocara allí con regularidad.
El arquitecto danés Tersling realizó La Rotonde en 1899 respondiendo a la solicitud de un comedor adicional del Hotel Bristol para el té de la tarde. Inaugurada en 1904, La Rotonde tiene forma de sala circular con ábsides vidriados, con una cúpula con lados recortados. El Bristol sirvió como hospital para los heridos de la Gran Guerra en 1914 y La Rotonde acogió en 1945 la ambulancia quirúrgica Hadfield Spears, durante los combates del 1er DFL en el macizo de Authion. Es propiedad del municipio desde 1982.
Diseñado por el mismo arquitecto, Tersling, para Sir Blundell Maple, un renombrado fabricante de muebles en Londres, el Bristol abrió sus puertas el 1 de enero de 1899. Ejemplo claro del lujo supremo, los baños del hotel se alimentaban con agua de mar calentada. Grandes personalidades lo frecuentaban durante la temporada de invierno: el general Chérif Pasha, el príncipe Luis Napoleón y la duquesa de Aosta, el príncipe heredero Alejandro de Serbia, la princesa de Oldenburg, el príncipe heredero Enrique de Baviera, la reina Margarita de Italia, etc. Un incendio que tuvo lugar en abril de 1911 devastó por completo el techo. El Bristol perdió su apariencia de castillo inglés y el último piso se tiró para hacer un techo plano.
El edificio más famoso de Beaulieu sur mer es la bonita Villa Kérylos. La entrada cuesta 11,50 euros por persona.
La villa fue construida a principios del siglo XX por el arqueólogo, matemático, abogado, papirólogo, filólogo, epigrafista, historiador, numismático, musicólogo, profesor y político francés Theodore Reinach y su segunda esposa Fanny Kann, hija de Maximilien Kann y Betty Ephrussi, de la familia Ephrussi. Fanny Reinach era prima de Maurice Ephrussi, un banquero que estaba casado con Béatrice de Rothschild.
Reinach, que estaba considerado como uno de los mejores helenistas de su tiempo, eligió como arquitecto a Emmanuel Pontremoli , quien, basándose en sus viajes por Asia Menor, diseñó una reconstrucción de las casas nobles griegas construidas en la isla de Delos en el siglo II a. C. y dispuso el edificio alrededor de un patio de peristilo abierto.
La construcción empezó en 1902 y terminó seis años más tarde. El interior tiene influencias de Roma, Pompeya y Egipto y Reinach encargó copias exactas de sillas, taburetes y klismós (un tipo de silla) griegos antiguos conservados en el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles.
También las plantas del jardín están bien escogidas para recrear el ambiente griego. Hay olivos y viñedos, granada, algarrobo, acanto, mirto, adelfa, iris, pinos, cipreses, palmas y papiros.
Nada más atravesar la puerta encontramos al fondo una enorme estatua de Solón, poeta y uno de los Siete sabios de Grecia.
El Thyrôreion es el hall de entrada. Está decorado con frescos en sus muros y el suelo tiene mosaicos, entre los que destaca uno original del siglo II a.C. con un gallo, una gallina y los polluelos, símbolo de la familia. El Balaneion, las lujosas termas de la mansión, está dedicado a las Naiades, las ninfas del agua. El baño, de un metro de profundidad, es de planta octogonal, la forma clásica que adoptarían posteriormente los baptisterios cristianos, cubierto con mármol de carrara y el pavimiento decorado con mosaicos de animales marinos.
El peristilo, patio central bordeado por un pórtico, era uno de los elementos centrales de las villas clásicas y el lugar de recepción de los invitados de Théodore Reinach. Está decorado con pinturas murales y mosaicos y rodeado de doce columnas de mármol de carrara, de estilos dórico y jónico. Entre los frescos del peristilo destacan los de “la muerte de Talos” y “Pelops e Hipodamia”.
A través del peristilo se accede a las principales estancias de la villa: la biblioteca, el triklinos, el andron o el oïkos. La primera es la habitación más espectacular de toda la villa, inspirada en la descubierta en Herculano en 1762 y dedicada a la diosa Atenea.
El triklinos o comedor estaba dedicado a los silenos, compañeros de fiesta de Dionisos.
El andron, salón reservado para los hombres y separado del gineceo, reservado para las mujeres, es la estancia más lujosa de Villa Kerylos, con sus paredes cubiertas de extraordinarios mármoles color melocotón de Serravezza o amarillos de Siena. Por último, encontramos el oikos, espacio reservado para la familia. Esta estancia es mucho más pequeña e íntima, con el suelo decorado con mosaicos y las paredes con estuco.
En la planta superior se encontraban las habitaciones privadas de Reinach y su mujer. Ornités era la habitación de la señora Reinach, bautizada así por las criaturas aladas pintadas en sus paredes. La estancia estaba dedicada a Hera, esposa de Zeus, y diosa del matrimonio y la feminidad. Los frescos, de tono azulado, están adornados con los símbolos de la diosa: cisnes y pavos reales. La habitación de Reinach, el Erotès, estaba dedicada a Eros. En sus paredes predomina el color rojo, que recuerda al Palacio de Knossos o las domus pompeyanas, estando profusamente decoradas con racimos de uva.
Encontramos también dos baños, el de Reinach (Nikai) y el su mujer (Ampelos), o una sala de descanso, dedicada al héroe mitológico Triptolemo. Hasta las toallas son de inspiración griega.
Fue miembro del Institut de France ya su muerte legó la Villa Kerylos al Institut. Sus hijos y nietos siguieron viviendo en la casa. El hijo de Théodore, Léon (1893-1943), se convirtió en el guardián de los archivos de Villa Kerylos. Léon Reinach estaba casado con Béatrice de Camondo, con quien tuvo dos hijos. Todos ellos fueron arrestados por los nazis y llevados a un campo de concentración, donde fueron asesinados.
Ubicada en la punta rocosa de la bahía de Fourmis, las vistas que hay desde la casa son magníficas (e igualmente lo son las de la casa si la ves de lejos).
Para su construcción se emplearon los materiales más preciosos: estucos antiguos, mármoles de Carrara y maderas exóticas para el mobiliario. Por toda la casa hay mosaicos y frescos inspirados en los antiguos.
La villa se organiza en torno al peristilo, amplio patio interior rodeado por 12 columnas de mármol de Carrara. En la planta baja se encuentran las salas de recepción, mientras que las habitaciones y los baños se distribuyen en el primer piso.
Kérylos significa «golondrina de los mares», un ave poética de la mitología que anunciaba dicha.
No era propiamente la casa de la familia sino que cumplía las funciones de villa de veraneo (como casi todas las de la zona).
Pese a basarse en una villa griega, la casa tenía todas las comodidades de la época, como por ejemplo el suelo radiante.
Muy cerca está la residencia Eiffel. En 1882-1883, Joseph Durandy adquirió un terreno en el que construyó una casa elevada de un piso. La Villa Durandy fuera alquilada durante la temporada de invierno al Gran Duque de Pedro de Rusia.
En 1895 fue la familia Salles-Eiffel la que fue allí de vacaciones. El ingeniero Gustave Eiffel quedó tan fascinado que quiso comprarla a nombre de su yerno, Adolphe Salles, su colaborador en la construcción de la Torre.
La vivienda, ahora llamada Villa Salles, se amplió en un piso y se erigió un claustro al lado del mar. Tras la muerte de Gustave Eiffel en 1923, su hija Claire Salles siguió frecuentando esta villa durante las vacaciones. Perteneció a la familia hasta 1977.
Muy cerca de Beaulieu (accesible por un camino) está la península Jean Cap-Ferrat, muy popular entre los ricos y famosos que tienen allí sus villas. Si en lugae de seguir el camino nos desviamos y empezamos a subir, llegaremos a una de esas impresionantes villas.
La familia Rothschild es una dinastía europea de origen judeoalemán, algunos de cuyos integrantes fundaron bancos e instituciones financieras a finales del siglo XVIII y que acabó convirtiéndose, a partir del siglo XIX,
en uno de los más influyentes linajes de banqueros y financieros del mundo. Hablar de Rothschild, por tanto, es hacerlo de dinero, mucho dinero.Alphonse James de Rothschild era un miembro de esa familia y banquero, claro. Como era bastante normal en la dinastía, se casó con una prima suya.
Alphonse de Rothschild heredó una gran fortuna a la muerte de su padre en 1868, incluidas posiciones en acciones en el banco de Rothschild Frères y la compañía Northern Railway . Tuvo cuatro hijos: Bettina Caroline (murió en 1892, a los 34 años), Lionel James Mayer (murió en la infancia), Charlotte Béatrice y Édouard Alphonse James.
En 1883 Béatrice, que tenía entonces 19 años y era una rica heredera, se casa con el hombre que sus padres han escogido para ella. Se trataba de Maurice Ephrussi, banquero y criador de caballos nacido en Odessa que tenía entonces 34 años. Su matrimonio se celebró con pompa el 6 de junio de 1883 en la sinagoga de la rue de la Victoire de París.
Béatrice se casa emocionada... hasta que se da cuenta de que no es un lecho de rosas. Maurice era un gran jugador y en 1904 sus deudas ascendían a más de 12 millones de francos oro, el equivalente a 30 millones de euros. Para colmo, Ephrussi le transmite una grave enfermedad que le impedirá tener hijos.
La familia Rothschild lleva a Ephrussi a los tribunales, consiguiéndose el divorcio. Béatrice sigue con su intensa vida social y practicando deportes diversos pero con el cartelito poco recomendable de divorciada.
El primo de Maurice, Charles Ephrussi, propietario de la Gazette des Beaux-Arts de París, era un mecenas de los impresionistas, y mantiene una relación muy buena con Béatrice, también una ávida coleccionista. Adquirió un techo pintado por Tiepolo, muebles del siglo XVIII, una mesa de juego que había pertenecido a María Antonieta, una alfombra encargada por Luis XIV ...
En 1916 Ephrussi muere y Béatrice pasa al más respetable status de viuda. Tiene casa en París, otra en Montecarlo, una tercera en Deauville y la villa de la que hablaré, Ephrussi de Rothschild.
Béatrice conoce Jean Cap-Ferrat porque el propietario de la Vilka Kérylos estaba casado con una prima de Maurice. El padre de Béatrice murió en 1905 y la baronesa heredó su inmensa fortuna. Ese terreno también lo quería Leopoldo II, rey de los belgas, pero ella se le adelantó.
La villa fue diseñada por el arquitecto francés Aaron Messiah y se construyó entre 1905 y 1912. Destaca por su fachada rosa, sus espléndidos interiores y sus preciosos jardines. Cuesta 16 euros e incluye audioguía en español (tienes que dejar el DNI como garantía).
La villa está rodeada por nueve jardines, cada uno con un tema diferente: francés , español , japonés , florentino, provenzal, exótico, un jardín de piedra, un jardín de rosas y un jardín de Sèvres. Fueron creados entre 1905 y 1912 bajo la dirección del arquitecto paisajista Achille Duchêne. Y fue una tarea titánica. Se trataba de un promontorio rocoso lleno de árboles. Pero la baronesa hizo volar el suelo y trajo enormes cantidades de tierra para nivelarlo.
El jardín fue concebido en forma de barco, para ser visto desde la logia de la casa. Se inspiró en un viaje que hizo en el transatlántico Île de France. Los jardineros iban vestidos de marineros.
La baronesa solía invitar a sus amigos a lujosas fiestas en los que no era raro ver bailar a la Pavlova.
Béatrice murió en Davos en 1934, afectada de tuberculosis. En 1933, un año antes de su muerte, Béatrice legó su villa y todas sus colecciones a la Académie des Beaux-Arts. Se les entregan así las 7 hectáreas de terreno y unas 5.000 obras de arte.
La villa tiene inspiración en el Renacimiento italiano. En el patio hay un pozo veneciano en mármol de Verona con una curiosa forja.
Nada más entrar, encontramos un amplio patio cubierto que da acceso a varias estancias. El patio era el lugar en el que Beatrice recibía a sus visitantes y ofrecía sus recepciones.
Su arquitectura está inspirada en la de las villas del Renacimiento italiano. La mayoría de los pilares rosas que sostienen los arcos son de mármol de Verona. Pero hay otros pilares metálicos escondidos de tal modo que parecen de mármol. Es muy difícil distinguir lo verdadero de lo falso.
El techo estaba pintado como si fuera el cielo y decoran las paredes pinturas traídas de conventos y monasterios.
Pasamos a la lujosa gran sala de estar, decorada con toda la pompa del siglo XVIII. La carpintería que adorna las paredes proviene del Hôtel de Crillon de París, que se renovó en 1907.
El techo de la segunda parte del gran salón está adornado con un lienzo montado del pintor veneciano Giandomenico Tiepolo que representa El carro del amor tirado por palomas. Se desconoce su procedencia exacta pero Béatricelo trajo consigo al volver de un viaje por Italia.
En el interior hay piezas excepcionales. Hay un mueble secreter o Bonheur-du-Jour. Es un pequeño mueble destinado a la escritura, y más concretamente a la señora. Es parte de un pequeño grupo de diez muebles todos estampados o atribuibles a Jean-Henri Riesener, uno de los más grandes ebanistas del siglo XVIII. Era uno de los artesanos favoritos de María Antonieta y fue él quien suministró a la Corte y a la familia real muebles neoclásicos durante 10 años. Pudo haber pertenecido a la famosa reina.
En ese momento faltaba una mesa de whist que habría ofrecido María Antonieta a una de sus amigas. Béatrice jugaba mucho e invitaba a sus amigos a jugar al ajedrez, al bridge, al póquer o al backgammon. Sí había otras impresionantes mesitas.
Entre 1723 y 1728 se llevó a cabo en la fábrica de Savonnerie el tejido de cinco grandes alfombras para la capilla del Palacio de Versalles. Estaban destinados a cubrir el pavimento de mármol de la nave durante las ceremonias. Por si se deterioraban, en tiempos de Luis XVI se hizo una copia, que hoy luce en la villa.
Otra alfombra fue encargada por Luis XIV. Formaba parte de un conjunto de 104 alfombras también realizadas en la Manufacture de la Savonnerie y destinadas a decorar la Gran Galería del Palacio del Louvre.
La pequeña sala de estar fue diseñada para conversaciones después de las comidas. Está decorada con tapices de finales del siglo XVIII, tejidos en la Manufacture royale des Gobelins de París, que ilustran episodios de las aventuras de Don Quijote. La pantalla de la chimenea, con el monograma AM, el de María Antonieta, probablemente le pertenecía.
En la habitación de Béatrice vemos una cama veneciana cubierta con seda china bordada con múltiples motivos de flores y pájaros. Los Rohtschild comerciaban con seda china. La mesita de noche fue fabricada por Nicolas Petit, famoso ebbanista del siglo XVIII. En la habitación también vemos el único retrato que se conserva de Béatrice.
Junto a la cama vemos un impresionante vestido de la baronesa y unos zapatos.
La gran alfombra ovalada del otro lado de la estancia proviene de la Manufactura d'Aubusson y data de finales del reinado de Luis XVI. Toma exactamente la forma del techo, decorado a su vez con una pintura de la escuela veneciana.
El cuarto de baño era muy avanzado. En las paredes, la carpintería pintada en el siglo XVIII por Pierre Leriche, uno de los pintores de María Antonieta, esconde pequeños inodoros con fregadero, tocador y bidé. En medio de la estancia estaba la bañera.
En el actual comedor y la sala anexa vemos parte de la espectacular colección de porcelana de Béatrice.
En el primer piso encontramos la Sala Directorio, con pinturas engastadas en madera de finales del siglo XVIII inspiradas en las pinturas pompeyanas.
La habitación azul era para los invitados. Destaca una increíble lámpara de araña del siglo XVIII.
La habitación de los monos toma su nombre de la decoración, muy de moda en el siglo XVIII. Como curiosidad, Béatrice tenía dos como mascotas. Dicen que estaba rodeada de animales. Algunos tenían sus silloncitos enanos y su ama hablaba con ellos con onomatopeyas.
No falta en la villa un salón chino.
Este jardín principal, francés, fue diseñado por Béatrice en forma de puente de barco y está adornado con cascadas y estanques, con el templo del Amor en la proa. En el estanque principal hay un juego de agua con música clásica.
El jardín español está por un estrecho canal rodeado de plantas. Hay madreselavas, jazmines y buganvillas.
El jardín florentino está compuesto por un callejón bordeado de cipreses centenarios y adornado con una escalera con forma de herradura, que alberga en su centro una estatua neoclásica de Jean-Baptiste Boyet, que representa "Céfiro oponiéndose a los amores de una rosa y una mariposa".
El jardín lapidario se llama así por albergar restos de edificios. Por abajo discurre el jardín japonés o Cho-Seki-Tei", que significa "jardín donde se puede escuchar tranquilamente el agradable sonido de las olas al anochecer". En realidad fue creado como tal en 2003.
Anteriormente llamado el jardín mexicano, el jardín exótico fue casi destruido durante las grandes heladas de 1985. Allí vemos enormes cactus, aloes, etc. Finalmente, hay un jardín de rosas y uno privenzal.
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