Salimos de Sintra después de un completo desayuno ofrecido por el hotel. Nuestra primera parada sería la famosa población surfista de Nazaré.
Nazaré
Nazaré ha pasado de ser un pueblo de pescadores a un centro turístico de primer orden, en sus orígenes además de pueblo pesquero también era un centro de peregrinación gracias a su Santuario de Nuestra Señora de Nazaré, pero en noviembre de 2011 cuando el surfista hawaiano Garrett McNamara surfeó una ola gigante de 23,8 metros del canal a la cresta, la noticia dio la vuelta al mundo, sobre todo en el ambiente surfista, cambiando por completo la población.
Llegamos en poco más de una hora conduciendo por la autopista desde Sintra a esta población costera, mundialmente famosa por disponer de las olas más grandes del mundo.
Al llegar, hicimos un recorrido con el coche por el centro y el paseo marítimo para ponernos un poco en situación, siguiendo hacia el famoso faro en el barrio de Sitio. Se puede acceder también con un funicular por 1,20€ la subida y 2,40€ ida y vuelta, pero como ya íbamos con el coche preferimos aparcar en la plaza del santuario.
Santuario de Nuestra Señora de Nazaré
Aparcamos en la plaza frente a la Capela de Nossa Senhora da Nazaré, situada al lado del Santuario de Nuestra Señora de Nazaré uno de los lugares más importantes de peregrinaje en Portugal .
El Santuario fue construido en el siglo XVII en estilo barroco, con grandes mosaicos con azulejos azules y blancos típicos de la región, en su interior se encuentra la imagen de la Virgen de Nazaré la cual dicen fue tallada por San José en Nazaret.
Entramos a visitar su interior realizando algunas fotografías y videos principalmente de los mosaicos, de las torres con el reloj y de la escalinata de entrada circular. Es de acceso gratuito.
Según hemos leído, existe la leyenda de que un noble de la zona cabalgando en su corcel, estaba persiguiendo a un ciervo , el cual cayó por donde hoy en día hay el mirador de Suberco, como había bastante niebla, estuvo a punto de caer el noble también, pero la Virgen hizo detener al caballo justo al borde del acantilado, dejando incluso una marca de su herradura en la roca, en agradecimiento el noble ordenó la construcción de la capilla.
La Capela de Nossa Senhora da Nazaré o Ermita de la Memoria de Nazaré, original era muy concurrida por los marineros de la zona para pedir a la virgen tener una buena navegación y poder regresar a puerto sanos y salvos.
Fuerte de San Miguel
Fuimos caminando hacia el fuerte San Miguel, a unos 800 metros del Santuario, además no se podía acceder en coche pues en los días que visitamos el faro se celebraba una de las pruebas del mundial de surf, pero solamente acuden los días que se prevén las olas más altas, cuando estuvimos nosotros, no fue uno de esos días, solo había un par de surfistas con sus acompañantes en motos de agua entrenando sus piruetas sobre las olas, suficiente para que nosotros nos quedáramos boquiabiertos de su coraje al enfrentarse a esas paredes de agua y eso que se supone eran olas pequeñas las de ese día.
Por el camino nos encontramos con una escultura de un hombre con cabeza de venado cogiendo una tabla de surf.
Al llegar al faro resultó que estaban haciendo reformas, por lo que no pudimos subir a la terraza, no tiene mucha importancia porque se puede ver lo mismo desde su base, pero siempre hace gracia hacerse la foto al lado del faro , la entrada tiene un precio de 1€.
Mirador de Suberco
De regreso donde teníamos aparcado el coche hicimos unas cuantas tomas de video desde el Mirador de Suberco, situado a 110 metros sobre el nivel del mar, con unas excelentes vistas de la Praia da Nazaré, a pesar de que hacia un día mediocre, con algunos ratos lloviznando y algo de niebla.
Algo que nos sorprendió fue que la mujeres que estaban vendiendo frutos secos en la plaza llevaban los vestidos tradicionales con unas faldas de múltiples capas, según he leído 7 capas.
Praia do Norte
Con el coche, bajamos hacia la Praia do Norte para ver romper las olas desde más cerca, aparcamos fácilmente en el pinar, bajando a la amplia playa, nos recordó bastante a algunas playas de Fuerteventura, nos acercamos a la orilla para hacer una cuantas filmaciones y fotos del incesante oleaje y de los surfistas.
Una vez satisfechos de tanta ola, fuimos hacia el centro ciudad en la Praia da Nazaré, aquí tuvimos más dificultades en aparcar, al final dejamos el coche en la parte más alta.
Praia da Nazaré
Recorrimos varias de sus callejuelas hasta llegar a la playa, como iba llegando la hora de comer, fuimos en busca de algún restaurante que encontráramos atractivo, elegimos el Canasta a Grelha, un buen restaurante en pleno centro, comimos una sopa de verduras, unas pataniscas y de segundos bacalao a la parrilla y unas feijoas con calamares, me trajeron un perolo que podíamos comer cuatro, que exagerados que son, me puse a reventar y todavía sobró. Un restaurante muy recomendable.
Después de comer bajamos a la playa, por estas callejuelas cercanas al mar es donde se reúnen la mayoría de tiendas turísticas, recorrimos el paseo marítimo pasando junto a unos coloridos botes de pesca atracados sobre la arena, ideales para hacerse unas fotografías, lástima que lloviznaba un poco, a causa de ello no pudimos ver los jureles secándose al sol pues estaban todos cubiertos con lonas.
Llegamos hasta el inicio de puerto y dimos media vuelta de regreso en busca de nuestro coche. Como empezaba a lloviznar otra vez descartamos ir a visitar el barrio de Pederneira para visitar la Iglesia da Misericordia y su mirador, preferimos emprender la marcha hacia Oporto.
Oporto
Llegamos a nuestro hotel de Oporto al anochecer, sobre las 18:30 h tras un par de horas de conducción. El Hotel Castelo Santa Catarina fue toda una sorpresa, un auténtico castillo en mitad de la ciudad, yo en un principio pensaba que era coña, pero ahí estaba un pedazo torreón rodeado de edificios, con un gran aparcamiento y jardines alrededor de la propiedad.
Una vez instalados, salimos a investigar la ciudad bajando hasta el ayuntamiento, tenia la decoración navideña con un inmenso árbol de leds que bailaban al ritmo de la música, fuimos hasta la Livraria Lello, que sería una de las primeras visitas al día siguiente, la Estación de San Bento, con sus murales de azulejos y nos acercamos hasta el Puente de Luis I, donde admiramos la visita nocturna de la ciudad.
Para terminar el día fuimos a cenar en el restaurante Impar Flores de la calle de las Flores nº 306, pedimos un par de ensaladas, pues estábamos bastante empachados de la comida del mediodía, una de pato confitado y otra con aguacate, las dos muy sabrosas y con el personal bastante amable, un restaurante recomendable. Regresamos al hotel.
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