PIAZZA DELLA SIGNORIA, PONTE VECCHIO, PUERTAS DEL PARAÍSO, GALERIA UFFIZI… ✏️ Diarios de Viajes de Italia

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No es un sueño, ¡estamos en Florencia!, la cuna del Renacimiento, y para hoy tengo sacadas entradas para la fabulosa Galería de los Uffizi a las 15:30 ergo, tras desayunar tranquilamente, nos echamos a la calle y nos vamos a la increíble Piazza de la Signoria con la impresionante Loggia dei Lanzi, donde están algunas de las mejores esculturas de todos los tiempos; pasamos de nuevo por la Santa Croce, ya que nos pilla de camino, volvemos a saludar a Dante y a ojear los puestos, para plantarnos en la maravillosa Piazza en apenas unos minutos, la verdad que la elección del piso ha sido todo un acierto.


¿Qué decir de la Piazza de la Signoria que no se haya dicho ya? Espectacular se queda corta, presidida por la Torre de Arnolfo, la copia de la estatua del David (ya que la original se deterioraba a la intemperie y llevaba ahí desde 1501, por lo que fue trasladada a la Galería de la Academia en 1873) mirando hacia Roma, vigilando a los Medici que acababan de ser expulsados de Florencia y acogidos por el Papa, convirtiéndose en todo un símbolo de la República; dichas connotaciones políticas le dieron más de un quebradero de cabeza a Miguel Ángel, ya que durante los 4 días que duró el traslado de la enorme estatua (5,17 metros y 6 toneladas de peso) fue apedreada desde los tejados por los seguidores de los Medici.


Y la no menos espectacular Fuente de Neptuno (1563-1565), para cuyo rostro eligió la cara de su mecenas, Cosme I de Medici, llamada por los fiorentinos il Biancone, porque no gustó mucho cuando la inauguró su escultor Bartolomeo Ammannati, apreciando más su blancura, de ahí biancone, que su calidad, y se decía > “Ammannato, Ammannato, ¡cuánto mármol has desperdiciado!” (“Ammannato, Ammannato, quanto marmo hai sciupato!”

Las copias del Marzocco (1419-20), el león protector de Florencia, y la Judith y Holofernes (1453-57), ambos de Donatello y cuyos originales para protegerlos de los elementos y el vandalismo se guardan en el Bargello y el Palazzo Vecchio respectivamente:

La adyacente Loggia dei Lanzi (llamada así porque porque al parecer acamparon allí los lansquenetes ,soldados de infantería que portaban picas, lanzas, pertenecientes al ejército del emperador Carlos V en 1527 camino de Roma) con el majestuoso Perseo con la cabeza de Medusa de Cellini (1545), como bien dejó claro el autor con la banda que cruza la escultura así como con su propio autorretrato en la parte posterior del casco:

La maravilla del Rapto de las Sabinas de Giambologna (que recuerda el episodio mitológico por el cual Rómulo y los primeros romanos, escasos de mujeres, organizaron unos juegos invitando a tribus vecinas y raptando a las mujeres de los Sabinos), con su forma helicoidal, todo un hito en su tiempo (1582) y aún hoy en día.

El grupo escultórico de Hércules matando al centauro Nesso (que intentó forzar a su esposa Deyanira y cuya sangre impregnó la túnica que mataría posteriormente al semidios), también de Giambologna:

Y otras esculturas romanas como el Patroclo y Menelao, o el Rapto de Polixena a manos de Neoptólemo, el hijo de Aquilés, muerto en una emboscada por una flecha en el talón disparada por Paris al ir a reunirse con ella, que se la lleva ante la súplica de Hécuba, mujer de Príamo y madre del héroe Héctor; el fantasma de su padre le pide que ella sea sacrificada sobre tu tumba, como así será.

También vemos el Hércules y Caco, del envidioso Baccio Bandinelli, que rompió los bocetos en cartón de Miguel Ángel sobre la Batalla de Cascina, y cuya obra fue comparada por Giambologna con un «saco de melones» jajaja , aquí un hilo que hice en Twitter al respecto > Bandinelli y Miguel Ángel

Nos vamos por el Piazzale degli Uffizi, presidido por las estatuas de ilustres, hasta los mimos de la calle son puro arte en Florencia:

Y llegamos al río Arno, desde el que vemos el archifamoso Ponte Vecchio:


donde destacan las joyerías ya que antiguamente Cosme de Medici mandó construir a Giorgio Vasari el corredor que separaba el Palazzo Vecchio del Palazzo Pitti, y no mezclarse así con la plebe, y posteriormente Ferdinando I de Medici desalojó del puente al gremio de carniceros ya que al cruzar por encima del puente tenía que soportar los malos olores, colocando allí al gremio de orfebres y por ello, en el mismo puente hay un monumento al gran Benvenuto Cellini, el orfebre florentino más famoso:

Llegamos hasta la estatua de Baco de Giambologna, que vertía agua desde la taza, una de sus primeras y geniales obras:

Hacemos un alto para tomarnos unos caffe late y unos gofres de chocolate, para continuar, de camino a la Catedral y pasando de nuevo frente a la Piazza de la Signoria:

hasta la estatua de Il Porcelino, que yo ya conocía de mi visita en 2001, hace 20 años, con una curiosa tradición > Se pone una moneda en la boca después de haber frotado la nariz del jabalí: si la moneda cae por debajo de la reja (donde cae el agua) traerá buena suerte o volverás a la ciudad, de lo contrario no.


Pasamos por delante de la Chiesa di Orsanmichele, en Florencia tienes arte a cada paso, en cuya fachada se exhibe el San Marcos de Donatello (copia, el original dentro en el museo), del cual el propio Miguel Ángel dijera según Vasari: «nunca había visto una figura con el aire de tan buen hombre como esta y que si San Marcos había tenido realmente estas características, entonces podía creer ciegamente en lo que él había escrito»

También vemos el adyacente Palacio del Arte de la Lana (1308), el palacio mejor conservado de todos los gremios de Florencia y una reliquia de la época de Dante, de hecho en su fachada hay un bajorrelieve con el famoso cuadro de Domenico di Michelino, que veremos luego en la Catedral de Santa Maria dei Fiore, donde se encuentra, y que es una alegoría sobre Dante y su Divina Comedia , pintado en 1465 para conmemorar el segundo centenario del nacimiento de Dante:


A la derecha de la figura de Dante, Michelino reproduce una vista urbana de Florencia (dominada por la gran cúpula de Brunelleschi); a la izquierda de Dante, se representa el Infierno; a espaldas del poeta, figura la montaña del Purgatorio, coronada por el Paraíso donde se ve a Adán y Eva en el momento de su tentación, todo ello bajo las esferas celestiales.

Seguimos rumbo a la catedral, difícil llegar con tantas maravillas en cada esquina, vemos a lo lejos el arco de la Piazza della República con el tiovivo al que iremos en repetidas ocasiones con los peques dado lo económico que es (1€ el viaje), cosa rara en Florencia.

Finalmente llegamos a la majestuosa Catedral de Santa María del Fiore, iniciada por Arnolfo di Cambio en el año 1296, con sus característicos mármoles de carrara blancos, verdes de Prato y rojos de Pisa, con el campanario de Giotto de 1337, presidida por la grandiosa cúpula de Brunelleschi de 1436 (45,5 metros de diámetro, sigue siendo la más grande del mundo en albañilería, inspirada en la del panteón de Agripa de Roma) siendo la más grande del mundo en su época, con 153 metros de largo, 90 metros de ancho y 90 metros de altura.

La catedral se encuentra cerrada hoy 8 de Dic, ya que es el día de la Inmaculada, fiesta en Florencia, por lo que admiramos el Baptisterio de San Juan, con El Bautismo de Cristo sobre las resplandecientes Puerta del Paraíso de Ghiberti, termino acuñado por el mismo Miguel Ángel que se refirió a ellas como las «Puertas del Paraíso», y ese nombre aún perdura. Giorgio Vasari las describió un siglo después como «Innegablemente perfectas en cualquier sentido y debe ser colocada como la obra de arte más fina jamás creada». Ghiberti mismo dijo que era «el trabajo más singular que jamás haya realizado».

Un poco más allá encontramos la estatua del mismo Brunelleschi, erigida con la mirada puesta en la cúpula, su obra maestra:

Y justo en la plaza de al lado, la Piazza delle Pallottole, se encuentra el Vero Sasso di Dante, la auténtica Roca de Dante, que tiene una curiosa leyenda:


«Cuenta la leyenda que Dante, que contaba con una prodigiosa memoria, solía sentarse sobre una piedra de gran tamaño a observar los avances en la construcción del Duomo en Florencia. Un día, un hombre le preguntó: Dante, ¿a tí que te gusta comer? Huevo, respondió Dante. Un año después, ese hombre encontró a Dante en el mismo sitio y le espetó: ¿con qué? y él respondió: con sal.»

Como está lloviznando nos vamos al piso, sobre las 13:30, ya que tenemos entradas para las Galerías Uffizi a las 15:30, viendo los puestos de recuerdos adyacentes a la Catedral, ya que alguno hay que comprar a los peques, que se están portando muy bien:

Comemos en el acogedor apartamento con la compra hecha en uno de los múltiples Carrefour Express que hay en Firenze.

Ahora si que llueve de verdad, pero con las sillas, paraguas y unos chubasqueros para los peques conseguimos llegar a los Uffizi, en donde cambiamos las entradas online por otras físicas y, sin hacer ni un minuto de cola, entramos a admirar las maravillas que alberga en su interior, previo paso por un arco de metales y control de mochilas, bolsos etc.


Las estupendas vistas del Ponte Vecchio y otros puentes sobre el Arno desde las galerías:



Y obras de arte, muchas!








También hay esculturas, como el Laocoonte de Baccio Bandinelli de 1525, tantas que uno pierde el gusto, ya no sabes donde mirar, es una borrachera de arte descomunal, de esas cuya resaca te dura toda una vida.

La Sala de Tribuna de los Uffizi con Los Luchadores, El Arrotino (afilador) y la Venus Medici (detrás), que Zoffany incluyó en su cuadro de 1778 La tribuna de los Uffizi, y Lord Byron dedicó cinco estrofas de Childe Harold a describirla. En 1737 la gran duquesa Ana María Luisa de Médici cedió la colección al Estado, que la abrió al público, convirtiendo este lugar el uno de los puntos de atracción más importante para el Grand Tour.El término Grand Tour apareció escrito por primera vez en 1670, en la obra Voyage d’Italie (El viaje a Italia) de Richard Lassels, en la que hace referencia al viaje por Europa que realizaban jóvenes aristócratas – principalmente británicos – como parte de su educación.

Salimos a las 18h, ya de noche cerrada, absolutamente encantado con los Uffizi, y con cuadros que se me han quedado en el tintero, Rafael, Canaletto…disfrutando de la Piazza de la Signoria, en la que apenas hay turistas, y acercándonos al tiovivo de la Piazza della República, que los peques se han pasado varias horas en un museo y se merecen también pasarlo bien jajaja:

Cogemos unos trozos de pizza y los cenamos en el piso:

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