Aparco en el lugar recomendado por la of. de turismo, al lado del cementerio, hay que pasar por una plaza de desafortunado nombre, la pl. del moco.
Y casi sin darme cuenta estoy en la pl. de la Hora, la más importante de la ciudad.
Un momento, la plaza mas grande de una población castellana ¿ y no se llama pl. Mayor ?
ASí es, el nombre viene de que, en el palacio Ducal, situado aquí, pasó sus últimos años encerrada doña Ana de Mendoza, mas conocida como Princesa de Éboli, y solo se le permitía asomarse a un balcón una hora diaria.
La plaza, obviamente, es enorme y muy bonita

A un lado el Palacio Ducal, en los dos laterales, casas con soportales, y el cuarto es un mirador hacia la vega. Muy arbolada y con mucha sombra, allí está la Oficina de Turismo, a donde me dirijo para apuntarme a una visita guiada al Palacio, por suerte empezaba una enseguida, 4 €, ( horarios en la web de turismo )
La visita dura casi una hora y es amena, se pasa por el gran patio central

y se recorren algunas dependencias, cuyo mayor atractivo son los espectaculares artesonados, de estilo plateresco, en varias habitaciones

La guía nos cuenta algunos pormenores interesantes, incluyendo las distintas teorías sobre el parche que llevaba siempre la Princesa en el ojo derecho

Siguiendo por la calle Mayor no tarda en llegarse a la Colegiata, cuyo principal atractivo es el museo de tapices ( sólo se puede ver en visita guiada, aunque la Colegiata sí se puede ver por libre ), ver horarios.
Cuesta 5 €, se pasa primero por la iglesia Colegiata, de diversos estilos, a mí con sinceridad no me gustó nada, me pareció un batiburrillo de varios elementos, capillas, estatuas, todo muy anodino, en algún caso excesivo y con poco interés. Destaca el órgano, aún en funcionamiento, y un Cristo románico.
Se pasa a la Cripta de los Principes de Éboli, recuerda un poco a la del Escorial, y de allí a los tapices flamencos,

siglo XV, que narra - en contra de lo habitual en aquella época, que eran temas mitologicos o religiosos - unos hechos militares, la conquista de plazas del norte de Africa por Alfonso V de Portugal.

Por la tarde, regreso a casa por carretera.