Cracovia, Kasimierz y Minas de Sal de Wielickza ✏️ Diarios de Viajes de Polonia

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Llegamos a Cracovia desde Barcelona pasada la medianoche en un vuelo de ryanair que había durado casi 3 horas. La salida del aeropuerto fue la más rápida de nuestra vida puesto que no habíamos facturado maletas y no hay que recorrer mucho pasillo para salir.
Como llegábamos tan tarde había contratado online el traslado con Krakow Connect. Nos estaba esperando un chico con un cartelito con mi nombre. Subimos al coche y en menos de 20 minutos estábamos en el hotel. Nos costó 27€ que pagamos con tarjeta.

Teniamos 2 días y 3 noches para ver que se cocía por allí.

El hotel que elegimos estaba en el barrio Judío: Kasimierz
Si a alguien le interesa se llama Puro Krakow Kasimierz. Estaba muy bien valorado. Lo miré por varios buscadores pero al final como mejor me salió fue reservándolo directamente en su página. Es grande, bonito, tranquilo, impecablemente decorado, digital, las habitaciones super bien y la cama increíble, era como dormir en una nube.
Además tenia una máquina para hacerse té, café, cappuccino, chocolate en el hall, gratis, 24 horas al día, te lo podías servir en taza o para llevar.
La ubicación era genial para visitar el barrio judío y estaba a unos 25 minutos andando del centro histórico.
Estuvimos contentos con la ubicación. Si volviera a repetir, me alojaría de nuevo en Kasimierz. Tiene más ambiente y más sitios para comer/cenar. El centro histórico es bonito pero me pareció más impersonal, más frío.


El primer día nos levantamos con muchas ganas de descubrimiento. Y nada más salir a la calle nos llevamos el primer ostión invernal. Que frío por Dios. En el aeropuerto apenas nos habíamos dado cuenta.

Cracovia es una de las ciudades más grandes y antiguas de Polonia. Fué la capital Polaca durante mucho tiempo.
Había bastantes turistas y se oía frecuentemente el español.

Nos fuimos andando cappuccino en mano hacía el centro histórico, que por cierto es Patrimonio de la Humanidad. Estuvimos toda la mañana a nuestro aire callejeando por ahí sin rumbo.
En el centro había muchas tiendas de souvenirs para turistas y muchos comercios vendiendo bollos y dulces.
La plaza Rynek era enoooorme, por lo visto es la plaza medieval más grande de Europa.



Nos compramos un dulce de los típicos que venden allí, estilo donut relleno y como no nos lo podíamos acabar se lo dimos a las palomas de la plaza. Menudas bichas listas... vamos, que empezaron a aparecer de todas partes de la plaza como kazas... se me empezaron a poner hasta en los brazos... menudo susto.. del chillido que pegué las espanté a ellas y a media plaza.... pobrecitas...luego me dí cuenta que allí las querían, que eran un símbolo importante de la ciudad...y tenían hasta peluches de palomas como souvenir cracoviano.
Luego cada vez que comíamos por ahí y nos sobraba pan me lo llevaba para dárselo.
Fue una mañana intensa de tour a nuestro aire. De plazas, iglesias, castillos, sin rumbo ni mapa.
Buscamos un sitio para comer y entramos un poco por casualidad en el restaurante Gościnna Chata. Era acogedor y la camarera iba vestida con traje tradicional. Nos pedimos una sopa Zurech y una sopa de Setas servidas en pan, más unos Pierogi.
Las sopas estaban ambas super buenas, pero lo de comerlas dentro del pan no nos gustó mucho. Los Pierogis no nos gustaron. Me llevé un chasco importante porque pensaba que me iban a encantar. Eran hervidos. Pa las palomas. Eso cambiaría más adelante, solo que yo aún no lo sabía.

Volvimos al hotel. Apenas pudimos descansar 1 hora.
A las 15.30h habíamos reservado el free tour de Civitatis por el barrio judío en Español. Éramos muchos . Se formaron 3 grupos con 3 guías distintos. El aforo por grupo me pareció correcto para enterarte bien de todo.
Ya era de noche. A las 15.30h suele anochecer en esta época. Creo que le dio un encanto especial al tour. Las ciudades polacas están poco iluminadas de noche, porque cuando es pleno invierno está todo nevado y si hay mucha luz se refleja.
Este tour nos encantó. El contexto histórico que nos dio el guía fue muy bueno.
Visitamos muchos lugares cargados de historia. Un recorrido histórico por el Holocausto judío. Calles, plazas, fachadas, cementerios, sinagogas, callejones y el gueto cruzando el Vístula.



Creo que lo que más me impresionó fué la plaza de las sillas o la Plaza de los Heroes del Guetto, y el callejón contiguo.



No digo más, ni cuento más, creo que es mejor ir y descubrirlo por uno mismo. Si solo pudiera hacer una actividad en Cracovia es la única cosa que no me perdería.

Para acabar el día y habiendo estado andando un total de 7 horas nos fuimos a comer una zapiekanka a la plac Nowy. Esto es un must Cracoviano que no os podéis perder. Baratito y super rico. La zapiekanka es un panini crujiente y de tamaño extra grande. Lleva una base de queso y champiñones. A partir de ahí puedes añadir casi cualquier cosa. Finalmente tienes que elegir una salsa parar poner por encima. El más cargado imaginable no llega a 5€. Está bastante logrado.


El segundo dia en Crakovia nos levantamos destrozados, los dos teníamos agujetas en los gemelos de tanto andar el día anterior. Teníamos la mañana libre. La dedicamos a re-visitar el barrio judío esta vez con luz diurna. Entramos en la Sinogaga Remuh, la única que sigue activa en la ciudad y en el cementerio contiguo. Por lo visto los nazis solían destrozar los cementerios judíos y utilizar las piedras de las lápidas para construir los caminos a los campos de concentración. Estás lápidas fueron enterradas por los propios judíos y salvadas in extremis, porque nunca las encontraron. Hoy lucen otra vez en su sitio, aunque la distribución no es la original.



Nos fuimos a comer al restaurante Marchewka Z Groszkiem, en Kasimierz, cerca del Vístula. Otra vez dos sopas muy ricas y de segundo plato pedimos Golonko (codillo). A mi me gustó. A Jordi no demasiado. El sitio es curioso. Muy anticuado y austero, pero original. Pasamos por el hotel, y descansamos un rato.

A las 15.45h teníamos que estar en Wielickza para la visita a las Minas de Sal. Yo había comprado las entradas un par de meses antes online en la misma página web para la visita en Español. Minas de Sal entradas.Te ponen guía en el idioma elegido. Solo hay que llegar hasta allí. Creo que la forma más cómoda de llegar es sin duda un UBER y no es muy caro, pero como lo habíamos usado nunca y además no teníamos datos en el móvil pues al final fuimos en trasporte público. Cogimos el tranvía 24 e hicimos transbordo para luego subirnos en el autobús 304 que te deja prácticamente en la puerta de las Minas. Compramos el ticket de 60 minutos en el mismo autobús, tardamos unos 35 minutos en llegar.
Una vez llegas hay una especie de boxes bajo unos toldos con banderitas de paises. La gente que va por libre se coloca bajo la bandera del idioma del tour reservado.

De las minas he escuchado muchas opiniones. Hay gente que le gustan y gente a la que no. También hay gente que dice que ni fu ni fa.
A mi me gustaron y a Jordi también. Valió la pena el dinero invertido (que es un poco caro para el standard cultural polaco) y el esfuerzo de ir. Creo que es un lugar único, peculiar y muy extraño.
Es muy flipante lo que hay allí. Bien es cierto que hay que bajar 500 escalones así de entrada, cada 7 escalones un giro, que llegas abajo medio mareado...que hay muchos pasillos y mucha figurita de sal....pero hay una serie de cámaras que son espectaculares, incluso con lago subterráneo. La capilla de ahí abajo es una obra de arte total. Al final llegas a 135 metros bajo la superficie.
El guía muy bien, en un español perfecto. Nos dijo que se podía chupar paredes si queríamos, pero las estatuas no. Todo es de sal ahí abajo, incluso el suelo.
Al final terminas andando bastante y entiendo que a alguna gente se le haga pesado al final. La mina actualmente no está en funcionamiento, solo se explota con fines turísticos.
Por cierto, allí abajo sobra el abrigo, los guantes y el gorro.
Cuando finaliza la visita te hacen hacer un rondo por varias cámaras que tienen abajo: restaurante, souvenirs etc... hasta que llegas a la cola de lo que ellos llaman "ascensor". Aquí hay que ser un poco listo y darse prisa o te quedas el último en la cola y vas a tardar más en salir.
Cuando vi el ascensor me quedé preocupada. Eso era una jaula de metal con agujeros. Pasan 5 o 6 personas x jaula. Y creo que en cada viaje van juntas 4 jaulas una encima de otra. Yo me cagué viva. Nunca me han gustado los ascensores y uno así, todavía me gustó menos.
Me acuerdo que salimos de allí y no podíamos dejar de conspirar acerca de esas minas. Era necesario de verdad excavar a esa profundidad para extraer tanta sal? Que hay más abajo? Que hay en las zonas más profundas de esas minas que no están abiertas al público? Nosotros creemos que allí abajo hay algo más.

A la salida llovía, deshicimos el trayecto para regresar a Cracovia y acabamos otra vez en la plac Novy para zamparnos otra zapiekanka. Al dia siguiente nos íbamos a Wroclaw en tren.

Aclarar que a Auswitch no quisimos ir. Estuvimos hace unos años en el campo de concentración de Mathausen y no nos apetecía volver a visitar un sitio similar.

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