Yacimiento de La Motilla de Azuer (Edad de Bronce).
Quería ir al yacimiento arqueológico de La Motilla de Azuer, situado cerca de la población de Daimiel (Ciudad Real), desde que vi una fotografía aérea del mismo, en la que se apreciaban perfectamente las intrincadas murallas de un fascinante recinto fortificado de la Edad del Bronce y que representa un asentamiento prehistórico único en la Península Ibérica de más de tres mil años de antigüedad. Sin embargo, no me resultaba nada fácil cuadrarlo, pues hay que realizar la reserva con bastante antelación.
Fotografía del yacimiento que está en el cobertizo, frente a la entrada.


Al fin, se me ocurrió aprovechar la vuelta de una escapada que hicimos a Andalucía, durmiendo en Daimiel de camino hacia Madrid. A la mañana siguiente haríamos la visita del Yacimiento, para lo cual previamente reservé las entradas por internet en la página web www.motilladelazuer.es/. También se pueden conseguir en el Museo Comarcal de Daimiel.

El ticket general cuesta 7 euros (3 euros para niños menores de 3 años). Incluye el traslado en autobús (no se puede llegar en coche particular) al yacimiento y la entrada al Museo Comarcal. Los sábados hay turnos a las 09:30, 11:30 y 16:00 y los domingos, a las 09:30 y 11:30. La visita dura aproximadamente dos horas. El número máximo de visitantes por grupo es de 18 personas.

Nos alojamos en el Hotel Daymiel, situado en un polígono industrial a las afueras de la población, a un par de kilómetros del centro. No nos importó demasiado esta lejanía porque llegamos muy tarde, sin ganas de hacer turismo (vimos solo una iglesia iluminada desde el coche) y solo nos interesaba un alojamiento correcto y cómodo, a buen precio. Y así fue. Nos costó 52 euros. Además, la señora de la recepción nos facilitó información y un mapa turístico.


Teníamos el primer turno de entrada al yacimiento. Así que, a la mañana siguiente, tras desayunar temprano en un bar del polígono, nos acercamos al pueblo ya con el coche, puesto que la visita parte del Museo Comarcal, donde, una vez reunido el grupo, el guía realizó una interesante introducción en la Sala dedicada a la Edad del Bronce.

Después, subimos al minibús que nos trasladó hasta el yacimiento, que se encuentra a unos diez kilómetros del centro de Daimiel. El lugar está vallado y cerrado para su protección, de modo que no se puede acceder por libre.

La mañana estaba nublada y hacía un viento bastante fresco. Sin embargo, el día desapacible tan solo nos privó de unas fotos más coloridas. Por lo demás, ninguna pega para realizar la actividad completa. Sí que conviene llevar calzado cómodo, ya que, si bien el complejo está acondicionado con pasarelas metálicas y cuerdas para ayudarse, hay que caminar por algunos suelos un poco irregulares y también subir bastantes escalones de piedra.

Lógicamente, no voy a desvelar todas las explicaciones que nos dieron sobre este sorprendente lugar, pues hay que verlo para comprender tanto su peculiar estructura como su importancia, pero sí conviene saber que se trata del yacimiento más representativo de la Edad del Bronce en la Mancha, en un periodo que abarca en años desde 2200 hasta 1300 a.C.



Forma parte de un tipo de asentamientos únicos en la Península, relacionados con las motillas, que son elevaciones artificiales del terreno dentro de un espacio eminentemente llano. Solían tener fáciles accesos al agua (cerca está el río Azuer) y las tierras aledañas eran apropiadas para cultivos y pastos, y próximas a cruces de caminos que facilitaban el contacto con otros grupos humanos y los trueques.


En el yacimiento se han realizado diversas actuaciones arqueológicas, que se aprecian a simple vista por el diferente tono de la piedra, algo a lo que alude constantemente el guía. Para las reconstrucciones se han empleado las propias piedras del sitio arqueológico que estaban desperdigadas por el terreno.


Tras la introducción preliminar, pasamos al interior del recinto fortificado, formado por una serie de murallas concéntricas en torno a una torre central cuadrangular que protegía todo el conjunto, en el cual existían grandes silos para almacenar cereales y leguminosas, hornos para cocción, talleres de cerámica y producción de metales. También se tiene constancia de la existencia de ganado (ovejas y cabras), caballos, cerdos y perros. En el exterior de las fortificaciones, se situaban las cabañas y viviendas, construidas con paredes de barro sobre zócalos de mampostería. Se calcula que pudieron vivir aquí un centenar de personas. También se han descubierto zonas destinadas a los enterramientos, así como vasos de cerámica, puñales y punzones.

Recorrimos los pasillos formados por las murallas, las puertas y las escaleras que llevan a los diferentes niveles; los más elevados a modo de miradores, que proporcionan una visión muy amplia del conjunto y sus alrededores.

La zona más llamativa es un gran patio trapezoidal, donde se encuentra un pozo que está considerado la estructura hidráulica más antigua de la Península Ibérica. En esta ocasión, el nivel de agua era bastante bajo y se apreciaba muy, muy al fondo.



No me voy a extender en contar más detalles, tarea que corresponde a los guías. Además, está muy bien explicado en la página web del yacimiento, que he consultado y utilizado para mencionar estos pocos datos.

Daimiel.
El autobús nos devolvió al Museo Comarcal, situado en la que fue antigua casa del médico del pueblo a principios del siglo XX, y aprovechamos para visitarlo. Cuenta la historia de Daimiel y su entorno desde la Prehistoria hasta el siglo XX. Presenta piezas arqueológicas, cerámica, maquetas, oleos y dibujos. Un mosaico muy representativo del lugar está en la entrada y se refiere a la emigración de las gentes del pueblo a las ciudades.



También se puede ver la reproducción del despacho del arquitecto Miguel Fisac en Daimiel, donde trabajó en diversos proyectos inmobiliarios. En el piso superior, en la azotea, se puede contemplar una buena vista de los tejados del centro de la población.


Después, dimos una vuelta por Daimiel, recorriendo sus lugares más interesantes, entre los que destaca la Plaza de España, que data del siglo XVI, es porticada y cuenta con un olivo milenario de porte increible.



Además, la Iglesia Parroquial de San Pedro Apóstol, la Iglesia Parroquial de Santa María la Mayor (siglos XIV/XV), la Iglesia de la Paz, el Mercado de Abastos (obra de Miguel Fisac), las Ermitas de San Roque, San Isidro y del Cristo de la Luz y el edificio de viviendas de Miguel Fisac.

También nos gustó una curiosa fuente que está junto a la Iglesia de Santa María la Mayor, con azulejos que reflejan diversas escenas del Quijote.




Parque Nacional de las Tablas de Daimiel.
A solo doce kilómetros, está el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel, que confiere la máxima figura de protección al humedad del mismo nombre, formado por la confluencia del río Guadiana con el Cigüela, su afluente, y que supone un espacio natural sumamente importante por la variedad de su flora y su fauna, en especial la multitud de aves que la utilizan en sus pasos migratorios. Fue declarada Reserva de la Biosfera por la Unesco, pero actualmente se encuentra en peligro por la desecación y los incendios de las turbas. Estuvimos allí hace bastantes años, cuando no se había alcanzado la grave situación de deterioro actual. Aunque me quedó un poso muy agridulce por un asunto personal -tanto que no creo que vuelva-, recuerdo que el paseo por las pasarelas de madera contemplando las cañas y el deambular de las aves con los prismáticos resultó muy agradable. Pongo un par de fotos escaneadas de aquella época, aunque ahora han quedado en modo "reliquias vintage"
.




En resumen, quedamos contentos con este alto en el camino de regreso a casa en Daimiel, sobre todo por lo que se refiere a la Motilla de Azuer, que nos pareció una visita tan interesante como entretenida. Creo que gustará a los amantes de las excavaciones y los yacimientos arqueológicos. Además, en plan escapada de fin de semana, se puede combinar con un recorrido por la bella localidad de Almagro y por el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel, si existe un buen nivel de agua. Tampoco quedan lejos las Lagunas de Ruidera. Y que tampoco falte un paseíto por Daimiel, claro está.

Enlaces de otras etapas de este diario por la zona:
- ALMAGRO (CIUDAD REAL), la insigne capital de la antigua provincia de La Mancha.
- PARQUE NATURAL DE LAS LAGUNAS DE RUIDERA (Albacete y C.Real). Cueva Montesinos.