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28 FEBRERO 2024
06:10 de la mañana. Estoy profundamente dormido soñando con praderas verdes pajarillos cantando (o algo así, porque no me acuerdo), cuando de repente mi querida y amada hija me empieza a menear para decirme que ya no puede dormir más. Tengo que recordar intensamente que es mi hija y que la quiero mucho, porque para un día que había dormido estupendamente…
Hoy vamos a probar a desayunar en el Food Court del hotel.
Bajamos nuestro pan de molde, un par de vasos de leche para los niños y unos donuts que tenemos en la habitación y nos ponemos en una de las mesas. Mientras tostamos el pan, buscamos si también hay mantequilla. En nuestro hotel está en las neveras donde se recogen también los snacks, por lo que no sabemos si son gratis o no. Es cierto que no tienen marcado precio, pero habrá que arriesgarse. Cojo un puñado y se lo enseño a la cajera que me dice que no hay que pagar nada.
Ana y yo nos ponemos nuestros cafés y desayunamos los 4 de maravilla. Eso de poder sentarnos todos (en la habitación solo hay dos sillas(, está muy bien, así que seguramente repitamos más veces. Además de la mantequilla y el café, las mermeladas, el sirope o la mantequilla de cacahuete, también se pueden coger sin problemas.
Uno de los inconvenientes de preparar el viaje con 3 años de antelación es que durante los últimos meses, Carlos empezó a aficionarse al mundo de Harry Potter. ir Disney con él que hasta ese momento llevaba las atracciones regular y no llevarle a Universal Orlando a ver la zona de Harry Potter estaba feo, así que decidimos hacer un hueco e ir a ver ese parque aún a expensas de perder un día de Disney.
Pedimos un Lyft que tiene una opción que sale más barata si estás dispuesto a esperar un poco más de tiempo, y eso hicimos. Nos salís por 16.99$, aunque el viaje fue un desastre desde el primer momento.
Al llegar el coche, veo que en el asiento del copiloto hay una bolsa grande de patatas, algo de ropa y una botella vacía. Le digo que somos cuatro para que entienda que uno de nosotros tiene que ir delante, pero como si estuviera hablándole al vecino de enfrente. No es hasta que le señalo todo lo del asiento cuando comprende lo que le estoy diciendo.
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Se puso todas las cosas encima suyo y así hizo el recorrido mirando también el móvil.
Una de las salidas de la autopista la hizo saltándose una isleta y a mi casi me da algo. Sinceramente, si tenía que pasar miedo en este viaje, prefería que fuese en una de las atracciones del parque y no en un traslado.
Al llegar a Universal, vi que se saltaba la salida de la zona de Uber y pensé que habría otra en otro lado. Dio la vuelta y volvimos a pasar por el mismo sitio y se la saltó por segunda vez. Cuando vi que nos estaba llevando al parking de pago de clientes, no sabía donde meterme.
De hecho, me llegó una notificación de Lyft que decía algo así como “vemos que estás tardando más de la cuenta en llegar a tu destino. Si tienes algún problema, comunícate con nosotros” el trayecto acabó durando 42 minutos.
Hasta ese momento, los niños pensaban que íbamos a Epcot y que el Lyft lo habíamos cogido porque estábamos cansados de los buses de Disney y, cuando estuvimos frente a la puerta principal, les dimos la noticia y le dimos a Carlos su capa y sus gafas de Harry Potter para que disfrutase de la experiencia.
Solo teníamos entrada para un parque y habíamos decidido que sería Islands of Adventure y el primer sitio estaba claro. El pueblo de Hogsmeade. La cara de Carlos al ver aquello será difícil de olvidar e hizo que mereciese la pena el gasto extra.
Fuimos a Hagrid 's Magical Creatures Motorbike Adventure y nos pusimos los 4 en la cola. Le dijimos a Carlos que era para que viese el castillo por dentro y que si al final no quería montarse, no había ningún problema. Antes de entrar, hay que dejar todo en unas taquillas que hay junto a la entrada, aunque son bastante pequeñas y, entre las 2 mochilas y las sudaderas que llevábamos, tuvimos que acabar usando 3. No pudimos convencer a Carlos así que al llegar al principio de la cola, se lo comunicamos a uno de los empleados y, mientras Ana y Paula se subían a las motos, Carlos y yo nos fuimos a esperar en una sala que tenían justo al lado. Te dan un ticket que tienes que entregar cuando quieras volver a montar y Paula aprovechó para repetir conmigo mientras que Ana se quedaba con Carlos.
Repetimos el proceso con Harry Potter and the Forbidden Journey, aunque entramos allí pensando que era una atracción que se veía desde fuera (Flight of the Hippogriff), y no fue así.
Las dos fueron una pasada y, aunque Carlos no se montó en ninguna, disfrutó de lo lindo viendo toda la decoración y explicándonos por donde íbamos pasando. En la primera no esperamos ni 10 minutos y en la segunda, marcaba 70, pero fueron unos 30 al final.
Antes de salir de la zona, no podíamos irnos de allí sin una varita para Carlos y que probase a hacer algún hechizo.
Fue un poco más difícil de lo que esperábamos, pero al final lo consiguió sin problemas. Todos es cogerle el truco.
También aprovechamos para probar la cerveza de mantequilla que estaba deliciosa.
He de decir que el WiFi en este parque iba muy bien. No es que en Disney fuese malo, pero sí que creo que aquí iba algo mejor.
Continuamos el paseo, y vimos que River Adventure estaba cerrada por algún problema técnico (que estaban arreglando), así que Paula y Carlos se metieron en Pteranodon Flyers ya que al menos uno de los dos que montan ha de ser menor de 140 cm de altura y el único de nuestro grupo era Carlos.
Al salir de allí, Paula y yo aprovechamos que River Adventure acababa de abrir de nuevo y apenas tenía 15 minutos de cola y fuimos para adentro.
En la fila, coincidimos con un grupo de un colegio que iba montando un poco de jaleo, pero lo normal a esas edades. En ese momento, me di cuenta de que los chubasqueros que había comprado especialmente para este parque, también se habían quedado en la habitación del hotel (voy a tener que comer más rabitos de pasas).
De todas formas, su principal cometido era que saliéramos secos de la atracción de Popeye, pero ésta estaba cerrada por mantenimiento, así que no dolió tanto.
Para comer, regresamos a la zona de Harry Potter para ir a Las 3 Escobas, donde también usamos el mobile order por comodidad. En esta ocasión, intenté hacer un poco la pirula y marcar que ya estábamos en el restaurantes antes de llegar para así no tener que esperar mucho por la comida, pero en este sitio te piden que indiques el número de mesa donde estás sentado, así que no coló.
Después de almorzar, conseguimos convencer a Carlos para que se subiese a Skull Island: Reign of Kong, y no le hizo nada de gracia al pobre. Quizás, no se debería haber subido ya que no le gustó nada de nada.
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Siguiendo por el parque, nos encontramos con Lobezno y con el Capitán América y esi suavizó un poco la traumática experiencia.
Nos montamos en Spiderman los 4 y luego Paula y yo nos atrevimos con Dr. Doom 's FearFall.
Desde allí nos fuimos a Storm Force Accelatron y me sorprendió lo bien que se lo pasó Carlos, porque en la misma atracción en Isla Mágica unos meses atrás, no hubo manera de que se subiera.
Quedaban todavía dos atracciones gordas en las que me quería montar y, aprovechando que una estaba justo al lado, fuimos para allá.
Al entrar en la cola de Hulk, estaba abierta la fila Single Rider (o eso parecía) y, tras hablarlo un poco con Paula, decidimos ir por allí. El problema es que se juntaba con la normal, así que no le dimos más vueltas y seguimos por ahí. Mientras esperábamos, veíamos pasar por nuestro lado a gente de uno en uno por una cola que iba mucho más rápida que la nuestra y empezamos a sospechar lo que pasaba. Tras dudar un buen rato sobre qué hacer, y al ver que casi todos los que iban por ahí iban solos, decidimos cambiarnos.
No es que nos hubiésemos saltado mucho ya que estábamos llegando casi al final cuando lo hicimos, pero ya no había marcha atrás. Cuando vimos que a todos los que iban delante nuestro les preguntaban que cuántas personas eran (no tiene mucho sentido hacerlo en la fila Single rider) y vimos a algunos pasando de dos en dos, comprendimos que donde nos habíamos puesto era la fila express, y que nos habíamos colado allí con toda nuestra cara (aunque esa no fuese nuestra intención. Palabrita). De todas formas, no nos pidieron nada y nos montamos juntos sin más incidencias.
Al principio del día, había llegado a convencer a Paula para que probase Veloci Coaster conmigo, pero a la hora de la verdad, le empezaron a entrar dudas y al final me dejó a mi solo. Como marcaba 110 minutos de espera y ya eran las 16:30, les dije que se quedasen por la zona de Seuss Landing para que Carlos se montase en algo más y que nos veríamos a la salida de la atracción.
La cola avanzaba al mismo ritmo que la de Slinky y era pesada (sobre todo solo).
Durante la misma, vi un video unas 300 veces en el qie avisaban que había que dejar absolutamente todo en unas taquillas ya que luego pasabas por un detector de metales. El problema era que para abrirlas necesitabas hacerlo con la entrada del parque y la mía estaba en el móvil. Básicamente me estaban pidiendo que cerrase la taquilla con la llave dentro.
Costó un poco, pero al final me di cuenta que también ponía que si te pasaba esto, hablases con un miembro del personal de la atracción y ya me relajé un poco (lo tienen todo pensado).
Cuando ya casi llevábamos dos horas allí metidos y parecía que íbamos a subir pronto, la atracción se detuvo durante 30 minutos por problemas técnicos, pero ya había que llegar al final sí o sí, aunque eso significase quedarse allí a dormir. Además, para rematar la faena, cuando nos pusimos nuevamente en marcha, las taquillas donde debíamos dejar nuestras cosas, estaban todas llenas. Nos dieron a cada uno una tarjeta de papel para poder dejar y luego recoger nuestras cosas, pero hasta que no sacan sus pertenencias los que han montado antes, no se pueden abrir. El problema es que hay varios zonas de taquillas que están separadas unas de otras y no sabes cual es la que se va a vaciar primero, así que tocó armarse de paciencia.
Tras eso, se pasa el detector de metales y, cuando ya parecía que te iba a tocar, aparecía otro buen tramo de cola tras subir unas escaleras. Al final tardé 160 minutos en montarme, pero sin duda merecieron la pena. Si os gusta la velocidad y las montañas rusas, ésta está genial. Aunque haya que esperar.
Ana y los niños estaban en el puente frente al Castillo de Hogwarts, pero no pude llegar hasta ellos.
El parque ya había cerrado media hora antes (pronto para mi gusto) y cuando estaba a unos 30 metros de mi destino, se puso una chica de seguridad delante mío y me dijo que no me peinase que por allí ya no pasaba nadie. Así que me tocó dar media vuelta y reunirme con el resto de la family en la entrada del parque.
Ellos, habían estado un rato en Seuss Landing y luego se pasaron a la parte de Harry Potter a hacer todos los hechizos que pudieran con la nueva varita (edición limitada, que eso era muy importante para Carlos).
Como me habían enviado un supuesto descuento del 50% en el próximo Lyft, hicimos la reserva con ellos. Algo debí de hacer mal porque ese descuento no se me aplicó, pero bueno, fueron solo 21$.
16702 pasos, Se nota que he estado 3 horas parado en una cola. A las 21:00 ya estábamos roncando.
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