Nos levantamos con energía, hemos podido descansar bien, ya que las camas son cómodas y no se escuchan ruidos de otras habitaciones o de la calle. El hotel no está mal a pesar de las reseñas que salían en Google, íbamos con un poco de miedo. Desayunamos y sobre las 9 y media estamos preparados para salir.
Nuestra primera parada es la plaza del Duomo, ya que queremos entrar a la catedral justo cuando abran. El horario para visitarla es muy reducido (10:15 a 15:45), así que cuando llegamos, ya hay bastante fila. El rato de espera al Sol se hace pesado, menos mal que nos vamos turnando en la fila para poder descansar, así que entre descansos, me acerco a la puerta del Duomo, veo las puertas del Baptisterio etc. Hasta las 10 y media no entramos, pero no hay mucha gente dentro todavía y podemos ver las pinturas de la cúpula bastante espaciosos y lo disfrutamos. Nos fijamos en la altura que tienen, y lo grandes que se ven desde el suelo. También vemos la inmensidad de la cúpula, una gran obra para la época en que se construyó.

Salimos y como no pudimos ver el día previo la plaza de la Signoria, así que vamos callejeando hasta encontrarla. Pasamos por la casa de Dante, donde hay un mimo que al darle dinero, recita unos versos de Dante, también hacemos una parada para comprar agua. Finalmente llegamos a nuestro destino, que está muy masificado. Nos quedamos un rato viendo la fuente Neptuno y después entramos al Palazzo Vechio, que se puede entrar gratis al hall interior. Tiene arcos y en sus techos hay pinturas, así que merece la pena entrar un momento a verlo.
En la plaza también se encuentra la logia, una especie de escenario o pórtico con distintas obras de arte. Nos sentamos ahí mismo y las vemos tranquilamente mientras descansamos.

Como el día anterior vimos el Ponte Vechio por la tarde y con la mayoría de tiendas ya cerradas, bajamos por el piazale degli Uffizi hacia el Arno. Se trata del paseo donde se encuentra la entrada para la Galería de los Uffizi, pero es un paseo muy aconsejable, ya que a lo lejos ves el río y además, hay muchas figuras de distintas personalidades florentinas que lo decoran. Llegamos al Arno y desde ahí hay una especie de mirador, así que después de estar un rato para hacer las típicas fotos, pasamos al otro lado viendo las joyerías que ahora se sitúan en el puente.
Habíamos visto que había una pastelería especializada en Canolis, postre de la zona sur de Italia, pero ese día está cerrada así que seguimos nuestro paseo hasta el puente de la Trinita. Así podemos hacer fotos de todo el Ponte Vechio, que quedan muy bonitas.

Nuestro siguiente objetivo era el cenáculo de Santa Apolonia, un poco alejado pero con tras un agradable paseo bajo el sol florentino llegamos al convento donde se encuentra este fresco. Es una obra de Andrea del Castagno, precursor de las obras de la última cena, así que es digno de visitar. El sitio es poco frecuentado, así que pudimos verlo con tranquilidad.
El día ya estaba siendo pesado, así que nos acercamos al mercado central, una zona gastronómica con muchos puestos y distintas mesas para sentarte y poder comer. Sin embargo, lo vimos muy lleno y mas orientado a comidas. Solamente queríamos tomar una cerveza, no nos quedamos.
Como ya iba siendo hora de comer, hoy teníamos claro dónde comer, por lo que nos íbamos acercando a la Fettunta, el lugar que habíamos visto para probar la lasagna.
Al final fuimos del tirón hasta ahí, ya que teníamos hambre y tomar una cerveza no nos lo iba a quitar y perderíamos algo de tiempo y podía ser que cerrasen la cocina si llegábamos tarde.
En el restaurante, pedimos una ensalada (no todo va a ser pizza y pasta) que estaba muy rica. Llevaba distintos tipos de quesos y tomate y aceitunas.
Además, nos decantamos por una lasagna y a los pici (una especie de espaguetis más anchos) con salsa de setas y carne, que fueron todos un descubrimiento. Terminamos muy llenos, ya que las raciones eran generosas.
Al salir, queríamos tomar un helado, pero estábamos tan hasta arriba que fuimos directos a la basílica de la Santa Croce. La iglesia es importante en la ciudad, porque hay muchas personalidades enterradas ahí, como Galileo, Maquiavelo u otros personajes famosos.
Su interior se caracteriza por tener una gran cantidad de lápidas, ya que muchos florentinos ayudaron a costear la construcción de la catedral a cambio de poder ser enterrados aquí.
A parte de la iglesia, también se puede visitar la capilla Pazzi, que fue construida por Brunelleschi como lugar funerario para esa familia.
Junto a ella se encuentra el claustro y un refectorio, donde cenaban los monjes y que tiene también en la pared un fresco que representa la última cena.

Al salir, después de hacernos una foto en la fachada, fuimos a tomarnos un helado en la Gelatería del Neri. Para mi, han sido los mejores helados de la ciudad, ya que los sabores estaban muy ricos (el mío de caramelo a la sal y de limoncello, la tarrina de mora y mango)
Teníamos algo de tiempo hasta las 19:15, que era la hora que podíamos entrar a visitar la Academia, donde está la obra culmen de Miguel Ángel. Así que fuimos callejeando, intentando visitar la basílica de la Anunciata, ya que ayer no pudimos entrar porque estaban en misa.
Sin embargo no encontramos la calle que nos llevara a la iglesia, así que fuimos a la puerta de la academia a descansar.

A la hora indicada, entramos al museo y pudimos ver la famosa escultura de Miguel Ángel. La verdad que es una maravilla, ya que está tallada en una sola pieza de mármol y tiene unas dimensiones enormes. A parte, se ven en el cuerpo gran cantidad de detalles, como las venas, músculos, gestos de la cara...
A parte, visitamos las otras salas del museo, a destacar es la obra que hay al fondo, que está abarrotada de bustos.
Se nos hicieron casi las 8 y media, así que, a la salida, íbamos con idea de tomar algo ya para cenar. Pero hoy no había hambre. Después de caminar un poco, elegimos un sitio para tomar una cerveza y así poder descansar.
Llegábamos al hotel, no tan cansados como ayer, ya que fue el día del viaje, pero si fatigados. Además, el día siguiente nos teníamos que despertar un poco antes, ya que teníamos que coger un tren con dirección a Pisa, no sé qué hay de interesante ahí...

GASTOS DEL DÍA
La Fettunta: 41€
Basílica Santa Croce: 16€
Gelateria Dei Neri: 6€
Cerveza en Ostello: 7,50
Aguas: 1,50