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Amanece un nuevo día en tierras castellanas, hace fresco, pero la previsión apunta a un día soleado y caluroso en sus horas centrales. El plan de hoy consiste en visitar la ciudad imperial de Toledo. Como tenemos algo menos de dos horas de conducción hasta allá, desayunamos con calma y nos preparamos para salir de Tornadizos sobre las 10 de la mañana. A las 12 estamos dejando el coche en el Parking Miradero Plaza, lo recomiendo porque desde el mismo unas escaleras mecánicas te suben hasta la calle Armas, entrada natural a la Plaza de Zocodover, en pleno meollo toledano
. Riadas de personas suben (sobre todo) y bajan de la plaza, grupos de visitas guiadas, algún que otro autobús. Cada uno va por donde puede, la ciudad parece tomada por ordas de turistas.
Nuestro primer destino es la Mezquita del Cristo de la Luz y hacia allí dirigimos nuestros pasos. La ciudad, declarada Patrimonio de la Humanidad en 1986, abrazó durante siglos la convivencia de la cultura judía, musulmana y cristiana, por eso se la conoce como la ciudad de las tres culturas. Empezamos por una mezquita, pues. Llegamos hasta ella por estrechas y empinadas callejuelas en donde hay que tener cuidado con los adoquines resbaladizos.
La mezquita se encuentra muy cerca de una de las puertas de entrada de las murallas, allí, en el centro de interpretación de las mismas compramos la pulsera turística Toledo monumental que te ofrece la posibilidad de conocer 7 de los más importantes y emblemáticos monumentos de Toledo: Real Colegio de Doncellas Nobles, Iglesia de los Jesuitas, San Juan de los Reyes, antigua mezquita del Cristo de la Luz, Santo Tomé, dónde encontrarás la obra culmen del Greco «El Entierro del Señor de Orgaz»; la Iglesia del Salvador y la antigua sinagoga de Santa María la Blanca por 12 € (gratis menores de 11 años).
toledomonumental.com/
No tenemos pensado visitar los 7, pero entrando en 3 la entrada queda amortizada y te evitas colas y esperas.
La mezquita es pequeña y muy interesante pero la gran cantidad de gente que hay hace que no le dediquemos el tiempo que merece. Nos gusta mucho el pequeño jardín exterior, lleno de plantas aromáticas que a esta hora desprenden agradables aromas. Además, hay habilitado un mirador con expléndidas vistas de la ciudad.
De la mezquita a la Iglesia de los Jesuitas, cuya entrada está también incluída en la pulsera turística. En menos de 10 minutos de callejeo llegamos a la iglesia. Destaca su interior blanco, poco común en nuestro país, pero sobre todo, destacan sus torres gemelas, de más de 50 metros, ofrecen una vista privilegiada de la ciudad medieval y la Catedral Primada de Toledo.
El siguiente monumento a visitar es el Real Colegio de Doncellas Nobles, que se encuentra a unos minutos a pié. De camino disfrutamos de la preciosa Plaza de San Roman, con la estatua dedicada a Garcilaso de la Vega.
El Real Colegio de Doncellas Nobles se convirtió gracias al copatronazgo de Felipe II (mantenido hoy por Felipe V) en uno de los mejores colegios de Europa. La capilla-iglesia el monumento es de estilo renacentista y barroco temprano. El sepulcro del Cardenal Silíceo y el patio, diseñado por Ventura Rodríguez, destacan en el conjunto.
Ahora nos encaminamos a la siguiente parada, callejeando llegamos hasta el Monasterio de San Juan de los Reyes, enorme templo gótico, concebido como el lugar de enterramiento de los Reyes Católicos. Cerca se encuentra también la Sinagoga de Santa María la Blanca. Ambos monumentos están incluidos en la pulsera. Nuestros estómagos rugen vacíos, es hora de comer, buscamos algún lugar cercano pero no encontramos nada que nos convenza. La solución la encontramos en una pequeña tienda de alimentación de la cercana Plaza del barrio nuevo. En la misma plaza damos cuenta de las viandas, en un santiamén estamos listos para continuar conociendo Toledo, el día está siendo intenso.
Lo mas cercano ahora es la Sinagoga de Santa María la Blanca, antigua sinagoga Mayor de la ciudad, icono de la misma y ejemplo singular del arte mudéjar de Toledo, fusionando técnicas musulmanas con influencias castellanas y nazaríes.
Visitada la sinagoga (nos gustó mucho) toca el monasterio. En San Juan de los Reyes Destaca su claustro de dos plantas, con abundante vegetación y artesonados. Inicialmente pensado como su lugar de entierro, finalmente fueron sepultados en la Capilla Real de Granada. El Monasterio es un magnífico ejemplo de estilo gótico hispano-flamenco. Con una nave única y capillas laterales, se destaca por sus bóvedas estrelladas y su decoración heráldica. El crucero, con su bóveda estrellada, es especialmente majestuoso. El exterior del edificio, con pináculos verticales, simula un catafalco funerario.
Toledo es Patrimonio de la Humanidad, reconocimiento mas que merecido por la cantidad, calidad y variedad de sus monumentos histórico-artísticos. Pero entre ellos a mi me impresionó este monasterio. Una auténtica pasada, sin ir mas lejos en el tiempo, lo comparo con el del Escorial y no hay color. Aunque seguramente el número de visitantes sea muy inferior a los del monasterio madrileño. Siguiente parada, Iglesia de Santo Tomé.
Caminamos un rato hasta la iglesia, multitud de gente que acude a ver el famoso Entierro del Conde de Orgaz del Greco. El cuadro está en el "vestíbulo", mucha gente para tan poco espacio. No somos expertos en arte pero el Greco nunca ha sido mi pintor favorito.
Dejo la foto - testimonio de la visita. La iglesia creo que vale la pena, pero salimos huyendo de allí y no pudimos disfrutarla.
Hemos cumplido con la visita de 6 de los 7 monumentos imprescindibles de la capital castellano - manchega pero todavía nos toca acercarnos a la Catedral. Después de tanta visita no nos apetece gastar 12 eurazos por cabeza para entrar en el templo. Nos contentamos con tomar un helado sentados en la Plaza del Ayuntamiento, viendo funcionar la curiosa fuente y disfrutando de los reflejos de la catedral en ella.
Son cerca de las 5 de la tarde, no me digais que no hemos exprimido estas cinco horas en Toledo. Estamos cansados del calor, de la caminata por las difíciles calles toledanas. Caminamos de vuelta hacia el parking pasando por la calle del Comercio. Zocodover, hasta los topes de gente a estas horas.
Pero antes de abandonar la ciudad tenemos que hacer una última visita. Tras recoger el coche nos dirigimos hacia el mirador del Valle. Aparcamos en la zona habilitada y disfrutamos de unas vistas increíbles de la capital toledana. Costumbre esta, de despedirnos desde un mirador, que inauguramos en El Escorial y que vamos a instaurar a lo largo de nuestra escapada.
Vuelta a casa, atravesando algunos pueblos y zonas que parecen sacados de una película del Oeste. No recuerdo los nombres pero el recorrido de la N-403 a su paso por la provincia de Toledo hace que nuestra autoestima gallega se incremente por momentos. A las siete y media estamos en el apartamento. Nos damos un paseo por el pueblo antes de cenar e irnos a dormir. Mañana toca conocer Segovia.
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