![]() ![]() Día 2: Explorando Venecia entre arte, historia y cócteles ✏️ Travel Journeys of Italy
El sonido del agua y la luz tenue de la mañana me despiertan con suavidad. Me levanto con la expectativa de disfrutar de mi primer día completo en la ciudad, pero lo primero que noto al abrir las cortinas es una pequeña decepción: mi habitación...![]() Travelogue: Venecia-Italia ( 48 HORAS) desde Bucarest⭐ Points: 5 (2 Votes) Travelogues: 14 Localization:![]() El sonido del agua y la luz tenue de la mañana me despiertan con suavidad. Me levanto con la expectativa de disfrutar de mi primer día completo en la ciudad, pero lo primero que noto al abrir las cortinas es una pequeña decepción: mi habitación, supuestamente con vistas al canal, solo me ofrece la pared del edificio de enfrente. Si giro la cabeza a la izquierda y me asomo lo suficiente, ahí está el canal… pero no es lo que esperaba. En fin, así es la vida. Son las 7:30, chispea ligeramente, pero nada que katiuskas y un paraguas no puedan manejar. Me ducho, me visto y salgo a comprar algo para desayunar. Apenas a dos minutos del alojamiento, encuentro una pequeña panadería, Panificio El Fornareto. El olor a pan recién hecho inunda la calle. Entro y compro un par de croissants. Son tiernos y mantecosos, perfectos para empezar el día. Mientras camino hacia la Librería Acqua Alta, doy algunas vueltas por las calles silenciosas, sacando fotos de las fachadas desconchadas y los telefonillos antiguos, que me parecen preciosos. Librerías, máscaras y palacios Camino por las calles aún medio vacías hacia la Librería Acqua Alta, una de las más curiosas del mundo. Llego temprano, justo a las 9:00, cuando abren. Soy la primera en entrar, lo que me da unos minutos de calma antes de que empiecen a llegar turistas. La librería es un desorden maravilloso: libros apilados en góndolas, bañeras y viejos barriles para protegerlos de las inundaciones. Hay una mezcla de libros nuevos y de segunda mano, postales, marcapáginas y pequeños tesoros literarios escondidos entre el caos. Encuentro un par de recuerdos que decido llevarme. Salgo de la librería y continúo mi ruta sin prisa. Me detengo en una tienda de máscaras hechas a mano. Se diferencian claramente de las versiones masivas que se ven en cada esquina: estas son únicas, con detalles trabajados, algunas con formas de animales—delfines, peces, leones. Me imagino a mis amigas y a mí en una fiesta de disfraces con máscaras venecianas, sería épico. Veo una que me encanta, la dueña me dice que es japonesa, pero a mí me recuerda más a Cleopatra. Mientras sigo explorando, paso frente a varias góndolas aún amarradas. A estas horas, los gondoleros no han comenzado su jornada, y me doy cuenta de algo curioso: algunas de estas embarcaciones parecen valer más que las propias casas en las que están atracadas. Es inevitable pensar en lo caro que debe ser mantener una vivienda aquí: la humedad, la restauración de las fachadas, las filtraciones de humedad y agua en la primera planta… un nightmare para cualquier propietario . Visitar Venecia es genial, pero vivir aquí debe de ser otra historia. Paso por una tienda de telas que ficho para volver más tarde. También descubro algunas galerías de arte cerradas a esta hora y una manilla de puerta en forma de caballito de mar que me parece preciosa. Mi siguiente parada es el Palacio Contarini del Bovolo, famoso por su impresionante escalera de caracol exterior. No entró la observo desde fuera. Decepción en Fondaco dei Tedeschi y el caos de San Marcos A las 10:45, tengo reserva en la terraza de Fondaco dei Tedeschi, un antiguo edificio convertido en centro comercial de lujo, cuya azotea ofrece una de las mejores panorámicas de la ciudad. Sin embargo, cuando llego, me llevo una sorpresa desagradable: la terraza está cerrada por la lluvia, y no hay opción de reprogramar la visita. Ni ticket ni nada. Casi los mato (porque ya no llovía ) . aunque al menos el edificio tiene baños, algo útil en una ciudad donde no abundan. Doy un paseo hasta la Piazza San Marco y, aunque no está abarrotada, ya hay suficiente gente como para que me dé pereza quedarme mucho rato. No soporto las multitudes, así que descarto cualquier plan que implique hacer fila aquí. Me limito a admirar la basílica desde fuera y camino hasta el final de la plaza, donde el canal se abre y los barcos pasan constantemente. Me quedo un rato observando el ir y venir del agua antes de adentrarme nuevamente en las calles menos transitadas. Antes de continuar con la ruta, entro en una pequeña tienda especializada en sellos de lacre. Los colores de los lacres son preciosos, y no puedo resistirme a comprar un par. Le mando fotos a Tere, porque sé que le encantarán. Arte y almuerzo local A las 12:10, cruzo el canal en vaporetto y camino hasta el museo Peggy Guggenheim, un oasis de arte moderno en medio del clasicismo veneciano. Es un museo pequeño, ubicado en un antiguo palacio, y su colección esta bien . aunque la exposición temporal no está disponible. Me quedo unos 30 minutos viendo las obras. Algunas esculturas me recuerdan a la artista mexicana Leonora Carrington, una de mis favoritas. Me llama especialmente la atención una obra de Mirko Basaldella, una especie de león con un aire místico, y otra escultura extraña: un hombre con pene erecto montado en una especie de criatura , una criatura digna de una película de fantasía. Salgo del museo y tomo otro vaporetto para regresar a la zona donde tengo mi tour a las 15:00. Antes de eso, aprovecho para almorzar en Rosticceria Gislon, un sitio recomendado por los organizadores del tour. así que pruebo suerte. Está llena, pero después de esperar un rato consigo un sitio en una mesa alta. Pido espaguetis con marisco y agua. Como aún tengo hambre, me fijo en unas especies de sanjacobos fritos que todo el mundo está comiendo y me animo a probarlos. Acompaño con una copita de vino. Descubriendo la Venecia más oculta A las 15:00, comienza mi Venice Walking Tour. El guía nos lleva por calles menos transitadas y nos cuenta historias fascinantes sobre la ciudad. Una de las más curiosas es la de las mujeres venecianas del Renacimiento, quienes usaban sombreros con huevos y se untaban el pelo con orina para lograr ese tono cobrizo tan característico. Uno de los lugares que más me sorprende es la iglesia de Santa Maria dei Miracoli, completamente hecha de mármol. El tour termina a las 17:00, cerca de mi alojamiento. Mis pies empiezan a dolerme, y cuando me quito las botas, descubro que tengo varias ampollas por todas partes gracias a las katiuskas, que llevo porque daban lluvia al 100% No fue mi mejor elección de calzado. Me tumbo un rato para descansar y cargar el móvil, que ha agotado su batería de tantas fotos. Un cóctel en un palacio veneciano A las 18:30, me animo a salir de nuevo y cojo el vaporetto. Voy a Aman Venice, un hotel de 5 estrellas con una de las mejores coctelerías de la ciudad. El sitio es una maravilla: un salón elegante con un pianista tocando en directo. Me dejo recomendar y pido su reinvención de la margarita. Me traen un pequeño picoteo con patatas fritas, anacardos y aceitunas (que rechazo). También incluyen dos mini tapas. El ambiente es tan agradable que me pido un segundo cóctel. Esta vez no me gusta tanto, pero el detalle es increíble: viene con una ostia a juego con el fresco de la habitación. Me voy a las 20:30, aunque Los cócteles aquí no son baratos (entre 35 y 40 euros cada uno), para mi la experiencia merece la pena. Salgo del bar sintiéndome satisfecha, sin hambre después de todo lo que he picoteado. Tomo el vaporetto de vuelta hasta la parada más cercana y camino hasta mi alojamiento. Hoy ha sido un día completo: entre las caminatas, las compras y las visitas, tengo la sensación de haber visto una Venecia más auténtica. Me duelen los pies, pero ha valido la pena Index for Blog: Venecia-Italia ( 48 HORAS) desde Bucarest
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