Nuestro ultimo día en la capital de Vietnam, tenemos el vuelo a SiemReap a las 18:00 y teniendo en cuenta que estaremos en pleno centro del Old Quarter, y el tráfico puede llegar a ser infernal, no queremos salir más tarde de las 14:00 o 14:30 hacia el aeropuerto.
Desayunamos, liquidamos la cuenta en el hotel y dejamos las mochilas grandes en la recepción, hasta que pasemos luego a recogerlas. Estuvimos dudando entre reservar el traslado al aeropuerto a través del hotel o utilizar nuevamente GRAB, hicimos una simulación y como nos salía 5 euros más barato, nos decidimos por este último.
Intentamos perdernos por otras zonas del Old Quarter, no nos resulta fácil orientarnos, al final muchas calles son prácticamente iguales, estrechas, repletas de motos y de puestos, por algo también es conocida como el barrio de las treinta y seis calles. Vamos sin un rumbo claro, callejeamos sin más y nos damos de frente con el templo Bach Ma, el más antiguo del barrio viejo, la entrada es gratuita y cuando salimos, aprovechamos para hacer las últimas compras, regateando como buenamente sabemos, e ir liquidando los DONGS que nos quedan.




Ya llevamos un buen rato caminando y nos acordamos que teníamos anotado en el google maps otro sitio donde decían que se podía ver pasar el tren, otra Train Street en la parte sur de la ciudad, muy cerca de la estación de trenes y allí no estaba prohibida la entrada, a pesar de que nos quedaban a unos 35 minutos andando, nos pusimos en camino siguiendo las indicaciones del móvil. Y tuvimos suerte, porque apenas había gente, nos sentamos en un café y nos pedimos un par de cervezas, de repente empezaron a llegar turistas, el tren iba a pasar en cinco minutos, sin haberlo previsto, íbamos a poder verlo.



Y la verdad es que impresiona, primero porque pasa a escasos centímetros de la pared por un lado y de los negocios por el otro, de hecho es muy divertido como a voces los propietarios de los locales van retirando las mesas, las sillas con una habilidad increíble y segundo porque a nosotros al menos nos tocó un tren muy largo, con muchos vagones, estuvo más de un minuto entero pasando a una velocidad considerable. Nos gustó mucho la experiencia
Cuando el tren pasó, con la misma rapidez con la que habían retirado todo, volvió a montarse, hasta el próximo paso, recorrimos la calle, pedimos un GRAB y volvimos al Old Quarter. Allí buscamos el restaurante Banh Mi 25, uno de los locales de bocadillos más famosos, pides el bocadillo en un lado de la calle y te lo sirven en otros dos locales que tienen enfrente. Los bocadillos muy crujientes y muy jugosos. Muy ricos y baratos. Un sitio recomendable.
Lo siguiente, fue pasar a recoger nuestras mochilas grandes, solicitar un GRAB que en dos minutos estaba allí y nos llevó al aeropuerto sin grandes problemas de tráfico.
Allí cogimos el que creo que ha sido nuestro vuelo más relajado de siempre, facturamos solos sin nadie más en la cola, pasamos el control de seguridad sin agobios, sin prisas, y el embarque lo abrieron 15 minutos más tarde, porque éramos muy pocos los pasajeros, no seríamos más de 30 personas, nos dieron un bocadillo, refresco y café, desembarcamos en cinco minutos y como llevábamos la E-Visa y el E-Arrival hechos on-line nos pusimos en la fila (vacía) y pasamos, nos preguntaron si la teníamos en el móvil, dijimos que si y antes de sacarlo del bolso, nos mandaron pasar, el equipaje estaba ya en la cinta, así que salimos a la calle, donde una bofetada de calor nos recibió sin compasión (con el buenísimo tiempo que hemos tenido en Vietnam). Yo calculo que desde que paró el avión hasta que salimos a la calle no pasaron más de quince minutos.
Allí nos estaba esperando Pich Sopheah, conductor de tuk-tuk recomendado en el foro y con el que habíamos contratado este transporte a la ciudad, los dos días siguientes, el recorrido largo y el corto y el tercer día Beng Mealea (descartamos ir a los pueblos flotantes al ser temporada seca) y vuelta a Siem Reap.
Nos presentamos, nos montamos en el coche y durante la hora de trayecto del aeropuerto a nuestro hotel, nos estuvo contando la historia de Angkor, los detalles, lo que íbamos a ver. Cuando llegamos a la puerta de nuestro hotel, nos dice Sopheah que mañana estemos preparados a las ocho de la mañana…….what!! momento de pánico:
“No Sopheah, nuestra idea como te comenté es ver el amanecer en Angkor e inmediatamente después empezar ya la visita de los templos”.
Fue simplemente una confusión, él pensaba que era el segundo día cuando querríamos ver el amanecer, así que una vez aclarado, nos dijo que a las 04:40 estaría esperando a la puerta del hotel.
Hicimos el check-in con un buen plato de fruta de cortesía y un zumo de mango, nos estuvieron explicando los horarios, que disponíamos de un tuk-tuk gratuito a la puerta del hotel para ir al centro de la ciudad, agua purificada a disposición de los clientes y como no teníamos desayuno incluido porque todos los días madrugaríamos, encargamos dos desayunos para llevarnos al día siguiente, esto si nos pareció caro, 8 dólares por dos zumos, cuatro sándwiches y 4 piezas de fruta. Los siguientes días, lo compraríamos nosotros mismos.
A dormir, dentro de un rato estaremos contemplando Angkor Wat, pensando ¿nos gustará, estará a la altura de nuestras expectativas?.
Hotel The Elephant, sin duda el mejor hotel del viaje, una habitación de más de 30 metros con bañera en la terraza que daba a la piscina, cama extragrande, olchones y almohadas muy cómodos, si en Vietnam todo el personal era de diez, en este hotel eran de once, siempre dispuestos a facilitarte la estancia y a que te sientas cómodo, como curiosidad en este hotel no te dejaban una botella de agua de cortesía por personas, pero tenían agua purificada a disposición en el salón-comedor. Ubicado a unos diez, quince minutos del centro del jaleo, así que cero ruidos y tuk-tuk gratis para ir del hotel al centro. Hotel de cinco estrellas a precio de hostal barato. Muy, muy recomendable.