
Suena el despertador a las cuatro de la mañana, no cuesta tanto levantarse cuando es para ir a ver Angkor Wat. Recogemos nuestro desayuno en la recepción y ya está Sopheah en la calle con su tuk-tuk, esperándonos para ir a contemplar el amanecer. Vamos directos a Angkor, porque ya habíamos comprado las entradas on-line de tres días, que llevábamos impresas y en el móvil (porque tal y como habíamos leído es verdad que tienes que estar enseñándola constantemente).
Antes de visitar Angkor, lo que hay que tener claro a grandes rasgos es:
Angkor: Es un complejo integrado por múltiples templos, engloba tanto Angkor Wat como Angkor Thom
Angkor Thom: Es una ciudad amurallada que contiene varios templos importantes como Bayón, la Terraza de los Elefantes, la Terraza del Rey Leproso, Baphuon….
Angkor Wat: La guinda del pastel, templo hindú. Es el templo más grande y mejor conservado del complejo de Angkor.
Habrá unos siete u ocho kilómetros y se agradece la brisa, no son las cinco de la mañana y el calor y la humedad son tremendos. Llegamos al punto donde los conductores esperan a sus clientes, a partir de allí ellos no pueden pasar, en completa oscuridad y con las linternas de los móviles, avanzamos recto, atravesando el foso por el puente de la serpiente, aunque no veamos nada de nada. Sopheah nos ha dicho que vayamos al estanque de la derecha, que el de la izquierda está en obras y han puesto una valla alrededor.
Y eso hicimos, había gente delante del estanque, pero todavía no éramos demasiados, así que pudimos escoger un buen sitio desde el que contemplar otro amanecer para el recuerdo. A medida que empezaba a clarear, iba llegando más y más gente, pero cada uno disfrutaba a su manera, haciendo fotos, grabando vídeos, haciéndose selfies o simplemente contemplando cómo iba cambiando la luz. Es verdad que desde el estanque de la derecha, las palmeras tapan un poco más la visión de las torres del templo que si escoges el de la izquierda (si no está en obras como cuando nosotros estuvimos) pero lo disfrutamos mucho, nos sentíamos dentro de una postal. A nosotros sí que nos mereció la pena el madrugón para contemplar el amanecer.


Cuando amanece, tomas consciencia de donde te encuentras




Y nos pareció una pasada, los mosaicos, los relieves, el nivel de detalle, no queda nada sin cincelar, esa piedra ennegrecida . No desmerece el interior del templo y aunque hay bastante gente, (es ingenuo pensar que lo puedes ver en semisoledad) el lugar es tan extenso, que siempre puedes ir buscando tu espacio. Empieza a salir el sol y aprieta con ganas, la combinación de calor y humedad es brutal y apenas son las siete de la mañana.



Cuando nos dimos por satisfechos fuimos al lugar donde habíamos quedado con nuestro conductor. Nos ha encantado Angkor, es que es muy difícil que no te impresione, me recordó un poco nuestra visita al Machu-Pichu, que en el momento de irte no dejas de darte la vuelta una y otra vez para volver a verlo, para que se te quede grabado en la memoria.


Allí estaba Sopheah, esperándonos en su tuktuk, nos ofreció agua fresca y nos dijo que íbamos a Banteay Samre, pero le dijimos que no, que preferiamos ir a Banteay Srey, el punto más alejado, a unos cuarenta kilómetros, para intentar verlo sin mucha gente y luego ya venir de vuelta.
E hicimos muy bien, en el pueblo que hay justo antes de llegar al recinto del templo, había una procesión de monjes pidiendo ofrendas, todo el pueblo paró su actividad para verlos pasar y ofrecer sus obsequios. Nos gustó verlo.

Tuvimos mucha suerte, porque cuando nosotros llegamos, no había nadie más en Banteay Srey, el templo de las mujeres o el templo rosa y es muy diferente a todos los demás, ya que está construido en arenisca roja y a nosotros este templo nos encantó, le dedicamos un buen rato al poder pararnos a nuestro antojo. Parece una ciudad a escala.






En la salida del templo había varias tiendas donde vendían souvenirs, allí compramos varios imanes y alguna camiseta (que pagamos en euros) a una vendedora por lo espabilada y simpática que era.
Siguiente parada en Banteay Samre, otro templo hinduista. No está mal, pero no es de los mejores que vimos. Para nosotros prescindible.


Estamos deshaciendo el camino de esta mañana, a estas horas el calor apretaba muchísimo, gracias al agua fresca que llevaba Sopheah podíamos mantener el ritmo de visitas. Llegamos a Pre Rup, templo montaña que para nosotros fundamentalmente significa que hay que ascender, bajo un sol de justicia por unos escalones que hay que subir y bajar con cuidado. Para nuestro gusto es de esos templos que son más bonitos desde lejos que una vez en ellos.


Estamos deseando bajar para montar en el tuk-tuk y que la brisa nos refresque un poco, muy cerquita (a nuestro pesar) se encuentra East Mebon….siii, otro templo montaña…. pues ya que estamos, vamos a subir. Cuando llegamos arriba, no teníamos ganas ni de sacar fotos, sólo buscábamos una sombra. Construido sobre una isla artificial, había que llegar en embarcación al templo, destacan las esculturas de los elefantes.


Tanto en este templo como en el anterior (que son muy parecidos), estuvimos poco tiempo, era un suplicio estar bajo el sol, así que cuando bajamos y llegamos al tuktuk que estaba bajo la sombra de un árbol nos rehidratamos (menos mal que el agua de la nevera todavía estaba fresca) y descansamos un rato. Yo creo que hasta Sopheah, tenía calor.

Nos vamos a Ta Som, un pequeño templo en el que la vegetación ha ganado terreno. La entrada principal tiene 4 caras talladas al estilo del Templo de Bayón, y la otra entrada, la oriental, que estaba “”estrangulada”” por una higuera, ha sido talada. Este templo está muy chulo, nos gustó aunque no nos entretuvimos mucho tiempo.





Nuestra siguiente parada en Neak Pean, pequeño templo ubicado en medio de un lago, este templo es diferente a los demás, para acceder a él hay que atravesar una pasarela sobre un lago repleto de flores de loto, que ofrece unas vistas muy chulas. Atravesar la pasarela y el camino hasta llegar al templo fue un acto de fe, el sol caía de plano y no había ni una sombra. Este templo nos gustó, no tanto por el templo en sí, sino por su localización y acceso.


La verdad es que apenas nos estamos encontrando gente en los templos, no sé si sería una cuestión del calor tan abrasador o simplemente coincidencia. El caso es que nos cruzamos con muy poquitas personas y eso es de agradecer. Caemos en la cuenta que no hemos comido nada desde el desayuno, pero es que lo único que reclama el cuerpo es beber y beber y beber.
Vamos a por nuestro último templo del día, Preah Khan, uno de los templos más grandes del complejo. Rodeado por un foso, se asemeja al templo de Ta Prohm en el que la naturaleza va reconquistando el terreno perdido y gran parte de él, se encuentra sin restaurar. Se dice que en sus mejores tiempos lo habitaron más de cien mil personas. Para nuestro gusto, éste es uno de los templos que más nos gustaron y menos disfrutamos, al ser el último del día y llegar completamente exhaustos.






Y después de este templo dimos por finalizado el circuito largo. Angkor es una pasada, pero cuidado con las temperaturas. La combinación de calor, cansancio por el madrugón y la humedad, ha hecho que sea un día duro. La subida a los templos montaña Pre Rup y East Mebon, para nosotros no compensa el esfuerzo que inviertes en subir con las vistas que consigues, nos han dejado vacios. Si volviéramos a Angkor a hacer el circuito largo, cambiaríamos parte del itinerario de hoy.
Después de ver Angkor, iríamos a Banteay Srey (imprescindible para nosotros), nos saltaríamos la visita a Banteay Samre. Pre Rup y East Mebon, los veríamos desde la carretera, sin subir a ellos, e invertiríamos más tiempo en los Templos Ta Som, Neak Pean y Preah Khan, que son los tres últimos templos del día y nos parecieron muy interesantes, pero es que llegamos completamente agotados a estas visitas.
Le dijimos a Sopheah que antes de llevarnos al hotel queríamos pasar por un banco de Canadian Bank (todavía no teníamos ni rieles ni dólares), pero ahora tiene una comisión de 5 dólares. Así que directamente nos metimos en el banco a intentar cambiar y fue una auténtica odisea, me tuve que quitar la gorra, las gafas de sol, entregar mi pasaporte, enseñar una reserva de hotel en SiemReap, un número de teléfono camboyano, varios billetes de euro no me los aceptaban porque tenían algún doblez, vamos que entre el calor que tenía y el que me estaba subiendo por dentro, estaba a punto de hiperventilar. Finalmente conseguimos el cambio (bastante malo por cierto), conclusión, ni se os ocurra ir a cambiar dinero a un banco, perderéis tiempo y dinero, mucho mejor cambiar en las agencias de viaje.
Ya en el hotel, nos pegamos una ducha y comimos allí mismo en el restaurante y pasamos toda la tarde disfrutando de la piscina (imprescindible que el hotel en Siem Reap cuente con piscina, lo agradeceréis). Por la tarde nos acercamos a un supermercado de la ciudad a comprar nuestro desayuno para el día siguiente y fuimos a cenar a uno de los restaurantes que llevábamos apuntado el Haven, un restaurante de formación para gente desfavorecida. Estuvimos bien y la comida fue muy correcta, de precio, más caro que en Vietnam. Siem Reap es muy turístico y se nota en los precios.
Mañana todo apunta a que tenemos el plato fuerte, los templos más espectaculares, mañana visitaremos el circuito corto de Angkor.
