Hoy vamos a la isla de Brač. Para llegar a la isla se coge un ferry que vale bien caro. Veinte euros por cabeza ida y vuelta y cuarenta euros el coche. Nos sale el día en la isla por ochenta euracos.
A las siete y media ha salido el ferry puntual. Tan temprano íbamos cuatro coches contados. La navegación parece que sea por un lago. Al estar el mar confinado por islas no hay ni una ola, no sopla nada de viento y promete sol todo el día.
Hemos llegado a Supetar, el pueblito al que llega el ferry, a las ocho y media. Es domingo de Resurrección y está todo cerrado, por lo que hay poco ambiente. Un par de restaurantes abiertos y ya. En Supetar hemos dado un paseo por la zona de la costa, en donde se pasa por pequeñas playitas de guijarros con algún monasterio y hoteles. Tiene un paseo agradable.
De Supetar hemos ido a un pueblito hacia el sur por una carretera serpenteante que va recorriendo pueblos. A medio camino se pasa por un pueblo, Ložišća, enclavado en la ladera con una iglesia sobredimensionada que lo hace muy fotogénico. De Ložišća hemos seguido bajando hasta Milna. Milna es un pueblo en la esquina suroeste. Llegamos en plena misa de Domingo de Resurrección. Un pueblo con un puerto chulo y todos los habitantes en la iglesia. Hemos dado un paseo hasta que ha terminado la misa y el pueblo entero ha salido a sentarse a las terrazas a tomarse su correspondiente cerveza.
De Milna hemos ido ya al punto fuerte de la isla, una playa que llaman Zlatni Rat, conocida como el Cuerno Dorado, al lado de un pueblo que se llama Bol. La playa es una manga de “arena” que se mete en el agua. Más que arena son guijarros, lo que hace que el agua sea super cristalina. Si no te dicen dónde es, uno se cree que está en Maldivas o Filipinas. Es una de las playas más famosas de Croacia y parece ser que en verano se pone a reventar de gente. Ahora el aparcamiento es gratuito y no hay tampoco mucha gente. Hemos podido incluso estar con Cosita suelta.
Hemos echado cuatro horas en la playa, echando unas cervezas, comiendo e incluso me he animado a pegarme un baño que me ha reseteado las dos cervezas que llevaba. El agua debe estar a doce o trece grados, motivo por el que tampoco hay mucha gente ahora. Cosa se ha pegado su baño tambien, la diva dálmata. Al final hemos echado un día de playa bien bueno. Yo creo que hasta me he quemado.
El ferry de vuelta lo tenemos a las seis y, volviendo, hemos subido a la parte alta de la isla, donde hay un mirador desde el que se ve toda la costa dálmata. Para llegar se pasa por un bosque de pino negro dalmata precioso. En lo alto se llegan a ver montañas nevadas al otro lado de las montañas de biokovo, los alpes dinaricos de bosnia. Split a un lado y la isla de Hvar al otro, con toda la isla de Brač abajo y la playa Zlatni Rat destacando en medio. Muy bonitas las vistas.
A las cinco y media hemos llegado al ferry y tela la cola que hay. Hemos subido sin problema porque tiene capacidad para ciento cuarenta coches, pero esto en verano te puedes quedar esperando al siguiente fácil.
Ya en Split hemos tenido relativa suerte para aparcar. Última vuelta al pueblo con la tranquilidad de la noche y kebab croata para cenar. Mañana, día tranquilo sin madrugón, hasta un pueblo que se llama Makarska.