Hoy ya dejamos el alojamiento y partimos hacia el siguiente, situado a poco más de 20 km. antes de llegar a Vik, de hecho está poco después de Kvernufoss, la cascada que vimos el día anterior. Veremos cosas antes de ir al alojamiento ya que el check-in es a mediodía.
El primer punto al que vamos es a Solheimajokull, una lengua del glaciar Myrdalsjokull, para lo cual cogemos la carretera 221 que en 4 km. nos lleva al parking (750 kr) donde además hay baños y una caseta de un turoperador para ir al glaciar. Nosotros no vamos a subir al glaciar, simplemente vamos a llegar hasta él para lo cual cogemos un camino algo menos de 1 km. y nos situamos junto a la laguna glaciar y el borde del propio glaciar.
El primer punto al que vamos es a Solheimajokull, una lengua del glaciar Myrdalsjokull, para lo cual cogemos la carretera 221 que en 4 km. nos lleva al parking (750 kr) donde además hay baños y una caseta de un turoperador para ir al glaciar. Nosotros no vamos a subir al glaciar, simplemente vamos a llegar hasta él para lo cual cogemos un camino algo menos de 1 km. y nos situamos junto a la laguna glaciar y el borde del propio glaciar.





Hay muchos grupos que llegan con toda la equipación y un guía para subir al glaciar.
Continuamos trayecto para desviarnos a Dyrhólaey al que se llega cogiendo el desvío a la 218, la carretera al final se ramifica en dos, primero seguimos de frente hasta llegar a un aparcamiento gratuito. Desde este punto se puede ver hacia el este la playa de Reynisfjara, con la roca basáltica Arnardrangur en primer término y Reynisdrangar (los trolls de Vik) al fondo. Por el oeste se ve al fondo el arco de Dryhólaey.
Continuamos trayecto para desviarnos a Dyrhólaey al que se llega cogiendo el desvío a la 218, la carretera al final se ramifica en dos, primero seguimos de frente hasta llegar a un aparcamiento gratuito. Desde este punto se puede ver hacia el este la playa de Reynisfjara, con la roca basáltica Arnardrangur en primer término y Reynisdrangar (los trolls de Vik) al fondo. Por el oeste se ve al fondo el arco de Dryhólaey.



Los acantilados que hay allí pegados están llenos de aves, podemos ver algún frailecillo con el zoom del móvil.

Cogemos el coche para ir por el otro ramal de la 208 que sube junto al faro de Dryhólaey, donde hay otro parking, este sí es de pago, 750 kr. Desde este punto se ve por el lado contrario el arco de Dryhólaey. También se debe tener buena vista del glaciar Myrdalsjokull, pero teníamos día nublado y con llovizna.



Volvemos a la 1 y unos kilómetros más adelante nos desviamos a la 15 hasta llegar al parking de la playa de Reynisfjara (1000 kr). Es una playa larga de arena negra que llega hasta los pies de Dryhólaey y que está considerada como peligrosa por sus corrientes y olas impredecibles. Podemos situarnos delante de su cueva Halsanefshellir y sus columnas hexagonales de basalto porque la marea lo permite. Se nos ha abierto algo el día y disfrutamos un rato allí pese a que hay bastante gente.






Retrocedemos por la 1 hasta llegar a nuestro alojamiento para esa noche, “Solheimahjáleiga guesthouse”, con desayuno incluido y una pequeña sala con nevera y donde poder comer, aunque no cocinar, aprovechamos para comer tras el check-in.

