Teníamos que estar ya en casa, arreglándonos para ir a trabajar. Pero estamos en Venecia porque anoche cancelaron nuestro vuelo. No hemos podido dormir ni 3 horas, ni vamos a poder desayunar. Un autocar pasa por el hotel a las 6:00 para recogernos y llevarnos al aeropuerto. Se supone que despegaremos hoy a las 9:00 y cuando llegamos ni siquiera están abiertos los mostradores de facturación. Otra hora de pie, formando cola para facturar, hasta que por fin abren los mostradores. ¿Por qué nos recogen tan pronto del hotel, haciéndonos pegar un madrugón e impidiéndonos desayunar, cuando no pensaban abrir la facturación hasta casi las 8:00?
Despegamos finalmente a las 9:30, muertos de sueño y agotados de soportar tantas horas de cola hoy y anoche.
Encima, nos hemos tenido que coger un día más de vacaciones. Grrrrrr…
Iberia nos ha entregado unas notas informativas según las cuales la cancelación de un vuelo da derecho a una indemnización de 250 € por persona.

Comentario posterior:
Hemos solicitado a Iberia la indemnización y su respuesta ha sido que no tenemos derecho porque la culpa de la cancelación no fue suya. Así, sin más. Ni siquiera se dignan a decirnos qué pasó, de quién fue la culpa. ¡Qué fácil es escurrir el bulto sin dar explicaciones! Pienso yo que, si no fue culpa suya, tampoco fue nuestra, por lo que deberíamos recibir la indemnización, y que luego Iberia arregle cuentas con el culpable, quienquiera que fuera.
Hemos apelado ahora a AESA (Agencia Estatal de Seguridad Aérea), que se encarga de tramitar las reclamaciones cuando la compañía escurre el bulto. Como el incidente sucedió en Italia, han pasado el expediente al organismo competente en ese país. Estamos a la espera de resolución, aunque ya nos avisaron de que tardarían unos meses.
Cuando termine esta historia contaré aquí en que quedó la cosa (si me acuerdo
En cualquier caso, este desagradable incidente no ha empañado la imagen tan bonita que nos hemos traído de Venecia. Animo a todos los reticentes (como nosotros) a conocerla, porque es única. Hay mucha gente, sí, pero merece la pena.

          