Arriba todo el mundo que hay que coger el tranvía nº 28. Mi intención era hacer el recorrido entero, pero vista la lata de sardinas en la que se convirtió, lo dejamos en el Mirador de Santa Luzia, para otra vez será. Subimos hasta el Castillo, pagamos 5 euritos y pasamos un buen rato, subiendo escaleras con cuidado de no rompernos los dientes y sacando estupendas fotos y muy divertidas.
Calles abajo encontramos la catedral, y a mi chico le salió esta foto tan guapa:

Y nada, callejeamos un rato más por alfama, comimos unas sardinas por hacer algo, y finalmente escogimos Lautasco para darnos un homenaje, y ya te digo, qué manera de zampar, muy rico todo pero nos pasamos con las cantidades de arroz y "cataplasma" o no sé que leches, vamos, caldereta de pescados. Para habernos matado, pero muy rico, y un rincón con encanto.
Con el vinho verde subido a la cabeza cogimos el metro en Santa Apolonia hacia la zona de la expo 98. Bajamos en la estupenda estación de oriente y dimos un amplio paseo por la zona. Los chicos cogieron el teleférico. Nosotras tomamos una coca-cola en el enorme centro comercial. Luego bajamos al hipermercado e hicimos compras de vinho verde, oporto y aceite (me sorprendió gratamente).
Retornamos al hotel y por la noche tuvimos la sorpresa de otra pareja de amigos de Palencia que se había acercado también a Lisboa. Cenamos los seis en un argentino del Bairro Alto (El Último Tango), unas ensaladas y una carne muy rica y volvimos a A Tasca a cepillarnos otros cuantos mojitos. Acabamos muy perjudicados y al día siguiente teníamos viaje...
