Tercer día 17/5/2014: Plazas y Fuentes ✏️ Diarios de Viajes de Italia

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Recorrido del día (en azul la ida y en naranja la vuelta)



El último día de estancia completa en Roma iniciamos nuestro recorrido, después de desayunar en el hotel, saliendo a la Via Cola di Rienzo y por ella, en dirección Este, llegando hasta la Piazza del Popolo. Donde convergen las tres calles del conocido como tridente de Roma: Via Ripetta, Via del Corso y Via del Babuino. En plaza encontramos el obelisco egipcio que el Papa Sixto V hizo trasladar desde el circo Máximo hasta ella, las iglesias “gemelas” de Santa Maria di Montesanto y la de Santa Maria dei Miracoli. Fue ésta la que primero visitamos, mientras esperábamos la finalización de la Misa en Santa Maria del Popolo


En Santa Maria del Popolo hay un buen número de obras maestras pictóricas: la Adoración del Niño de Pinturicchio o la Cappella Chigi, creada por Rafael de Sanzio, ahora en reformas y cerrada (una lástima); pero lo más impactante son los dos Caravaggio “la Conversión de San Pablo” a la derecha y “la Crucifixión de San Pedro” a la izquierda de la Cappella Cerasi. Os recomiendo echar 1€ para verlos iluminados. Para mí son unas obras ¡MAGNIFICAS!

Al salir de la iglesia cruzamos la plaza para tomar, dirección Sur, la Via Ripetta. Por esta calle llegamos a la altura del Ara Pacis. Se trata de un altar que el Senado romano decidió construir, en el año 9d.C, para conmemorar la paz que el emperador Augusto extendió por todos sus territorios. Lo que se ve ahora es una reconstrucción realizada en tiempos de Mussolini y que tiene un precio de entrada de 7,5€ la normal y de 5,5€, la reducida. Si no queréis pagar se puede sacar, con cierta dificultad, alguna foto desde el lado que da al rio.

Enfrente está lo que queda del Mausoleo Augusto. Siguiendo por Via Tomacelli y cruzando la Via del Corso entramos en la Via Condotti subiendo por ella hasta la Piazza di Spagna.

Al pie de la escalinata española, repleta de siempre de gente, se halla la Fontana della Barcaccia, atribuida al padre del Bernini más famoso. La fuente ahora está en fase de remodelación y se encuentra rodeada por una mampara transparente y, por supuesto, sin que de ella brote agua.

Subimos la escalinata y cogemos la Via Sistina para llegar a la Fontana del Tritone, de Bernini, que parece ser la primera fuente realizada por el escultor.

Desde aquí y por la Via del Tritone tomando a la izquierda por alguna de las callejuelas salimos a la Fontana di Trevi. Aquí no hay gente; sino que hay muchíiiiiisima gente. La parte central de la fuente, dominada por Neptuno, impresiona y el conjunto en global encanta a mis hijas. (Por lo tanto, tiempo bien empleado)


Cuando conseguimos salir de la Fontana di Trevi y después de hacer algunas compras, nos dirigimos a la Piazza del Quirinale, donde se encuentra el palacio de la residencia del presidente de Italia. Aquí esperamos a que se haga el cambio de la guardia presidencial. Según me dijo uno de los policías del destacamento cada hora se realiza ese cambio y nosotros lo vimos a eso de las 15.15h.


Desde aquí y, por Via Dataria y luego Via dell’Umiltà, girando a la izquierda por la d’Archetto encontramos la via SS Apostoli, donde está la atracción Time Elevator. Se trata de un simulador con movimiento y efectos de vídeo y audio que recrea la historia de Roma durante unos 45 minutos. Se puede seguir en castellano y cada entrada vale 12€ (te regalan una guía de Roma que no está mal). Nos permitió descansar un rato y hacer algo diferente. Prescindible, pero si vais con niños les gustará. Al salir de aquí cruzamos la Via del Corso por la Via Lata, una calle muy pequeñita, que acaba en la Piazza Collegio Romano y de allí hacia la derecha salimos a Santa Maria Sopra Minerva. Lo primero que llama la atención es el elefante de piedra de la plaza diseñado por Bernini y las marcas de la fachada que señalan el punto donde llegaban las aguas en las inundaciones frecuentes en la zona. En su interior hay innumerables obras de arte: pictóricas y escultóricas que valen mucho la pena. ¡ojo con el horario de cierre de la Iglesia!



Muy cerquita y saliendo de la Piazza di Minerva a la derecha llegamos por un lateral al ESPLENDIDO Pantheon. Debemos esperar un buen rato porque se está celebrando Misa y, hasta su finalización, sólo se puede entrar si vas al oficio. Cuando entramos se observa su perfecta armonía: su diámetro y su altura son iguales. El templo es algo fuera de lo normal: templo circular con pórtico rectangular rematado en un frontón triangular. Las puertas de bronce son originales o muy antiguas, el oculus es la apertura de 9 metros de diámetro de la cúpula por donde entra la luz y el aire en el templo. En su interior además está la tumba de Rafael. Una opinión personal: me encanta y siempre que voy a Roma es visita obligada.


Desde el Pantheon llegamos a la Piazza Navona, una de las plazas más bellas del mundo con sus fuentes, la central Fontana dei Quattro Fiumi famosa por ser obra de Bernini que intenta ridiculizar a su rival, Borromini, al realizar una de las esculturas con el brazo alzado para avisar del colapso de Sant’Agnese obra de Borromini.


Salimos de la plaza por su parte Sur para cruzar el Corso Vittorio Emanuele para llegar al Campo dei Fiori huyendo de una manifestación convocada al estar cercana la celebración de la elecciones europeas. En el campo destaca la estatua de Giordano Bruno, quemado por hereje en la hoguera en este mismo lugar.

Luego desandamos lo hecho y llegamos otra vez al Panteón para ir subiendo hacia el Norte por la Via della Maddalena donde hacemos un receso para degustar un helado en la heladería “Della Palma”. Heladería que dispone de más de 150 sabores. ¡Realmente buenos!

Cuando finaliza esta Via vamos hacia la izquierda y por Via Metastasio para desembocar en la Via Ripetta que siguiéndola llegamos hasta la Piazza del Popolo. Y de allí por la Via Cola di Rienzo hacia nuestro hotel.

Después de descansar un rato nos acercamos hasta la Piazza San Pietro para verla iluminada y desde ella y regresando hacia el hotel paramos a cenar en un restaurante de la zona.

¡Ya sólo nos queda un día en Roma! ¡Qué lástima!

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