Martes 30 de junio, arranca nuestra segunda aventura portuguesa. Como en el viaje a la Región Norte tenemos que salir tarde, esta vez es mi madre la que trabaja. Se escabulle hacia las 12 y cuarto y partimos hacia Portugal. El planning sencillo teniendo en cuenta que no habrá mucho tiempo. Bocatas llevados de casa en un área de servicio, parada en la Casa de Mateus y a patear Viseu. Lo cumplimos sin problema.
TOTAL: 549 kms.
Comimos los bocadillos después de pasar Puebla de Sanabria, en un pueblo llamado Padornedo, no es un área de servicio, pero casi, puesto que tiene gasolinera y bar y está al lado de la autopista, teniendo una salida a la entrada del pueblo y otra a la salida, así que apenas se pierde tiempo. Aprovechamos para tomar un café con buenas vistas de la Portela da Canda, que separa Zamora de Ourense.
El cambio de hora nos fue a favor, pues al restar una hora llegamos prontito a Vila Real, la capital de Tras-os-Montes, hasta los 90 la región más atrasada de europa. Metimos mal en la dirección en el Tom Tom y nos dimos una vuelta por el entorno rural de la ciudad, que no era nuestra meta, nadie la recomienda como destino en sí misma, bien poco tiene que ofrecer esta villa creada por pastores en el siglo XII y que creció muchísimo con el comercio del vino a partir de 1700, el famoso vino del Duero.
Nos fuimos directamente a la Casa Mateus, en las afueras. De estilo barroco, fue mandado construir en la primera mitad del sivlo XVIII por António José Botelho Mourão. La obra corrió a cargo del famoso arquitecto italiano Nicolau Nasoni, quien ya firmó muchas obras en Oporto dando un nuevo aire a la ciudad, como la Torre dos Clérigos. Además de la casa destacan sus cuidados jardines (lo único que visitamos en realidad) y que nos encantaron. Sin embargo nos parecieron un poco caros para lo que es Portugal, debiendo pagar más por ver solo los jardines que por una visita guiada a la increíble Bolsa de Oporto. Es lo más negativo de la visita de largo.
Logramos aparcar enfrente y tras pasar por taquilla enfilamos hacia el palacio, la mejor vista del mismo es justo desde la entrada, con el estanque delante y el reflejo en el agua. Es un monumento realmente bonito y está muy cuidado (aunque el agua podía estar más limpia)
Tras las fotos de rigor sentados en el estanque nos dimos una vuelta alrededor del mismo, era bastante amplio, los portugueses también sabían vivir bien...
Y empezamos a pasear por los jardines, preciosos y muy cuidados. El día era caluroso pero en los jardines no hacía calor, a pesar de estar al sol se estaba la mar de agradable.
El palacio está en medio, tenía que ser una gozada vivir aquí. Quien pudiera...
En la parte de abajo tiene unas pequeñas piscinas con vistas a los montes de enfrente.
Y en la parte trasera un jardincillo muy cuidado con formas
Entramos al patio, para visitar el interior se deben pagar 4€ más (ya pasa a ser un atraco) y es una visita guiada, debiendo esperar a la hora y demás, no teniendo tiempo para hacer esto. Por dentro es sencillo y con un estilo bastante parecido al de las grandes casas castellanas.
Y al lado del palacio, empiezan los viñedos, y es que está enmarcado en la región vinícola Alto Douro, y tiene su propia producción de vino, bastante conocida.
Información práctica
Acceso: En las afueras de Vila Real, está bien indicado y hay transporte público desde el centro de la villa.
Horario: 9-19:30 (mayo-octubre) 9-18 (noviembre-abril)
Precio: 7.50€ jardines, 11€ jardines+visita guiada interior (50% estudiantes)
Web: www.casademateus.com/home.htm
Nos vamos de la casa con un buen sabor de boca por lo cuidada que está y lo bonito de los jardines, y además es una visita rápida, en media hora está vista de sobra. Atravesamos el Alto Douro, Patrimonio de la Humanidad desde 2001 por 3 razones:
· Criterio III (Aportar un testimonio único o al menos excepcional de una tradición cultural o de una civilización existente o ya desaparecida) al haberse producido vino aquí durante casi 2.000 años y ser modificado el paisaje por las actividades humanas.
· Criterio IV (Ofrecer un ejemplo eminente de un tipo de edificio, conjunto arquitectónico, tecnológico o paisaje, que ilustre una etapa significativa de la historia humana) al ser los componentes del paisaje una representación de una gran cantidad de actividades asociadas con la vinicultura (terrazas, quintas, pueblos, capillas y carreteras)
· Criterio V (Ser un ejemplo eminente de una tradición de asentamiento humano, utilización del mar o de la tierra, que sea representativa de una cultura (o culturas), o de la interacción humana con el medio ambiente especialmente cuando éste se vuelva vulnerable frente al impacto de cambios irreversibles) al ser los elementos culturales del Alto Douro un ejemplo de una región tradicional europea productora de vino, reflejando la evolución de dicha actividad en el tiempo.
Por desgracia, solo pudimos verlo fugazmente desde el coche, pero impresionaban y mucho tal cantidad de viñedos y plantados en semejantes desniveles.
Y en una horita nos plantamos en Viseu, nuestro destino del día. Esta ciudad es, con sus 50.000 habitantes, la capital de su provincia y de la región histórica de la Beira Alta. Sus orígenes se remontan a la época castreña y están muy ligados a la figura de Viriato, el líder lusitano que opuso una gran resistencia a lso romanos y cuya figura fue aprovechada como símbolo patriota por las dictaduras penínsulares (las de Franco y Salazar), y es que se cree que nació aquí. En cualquier caso fue un punto estratégico para los romanos al estar situada en un importante cruce de calzadas, por lo que construyeron una estructura octogonal defensiva llamada Cava de Viriato. Con la caída de Roma, la ciudad siguió creciendo con el dominio visigótico y toma su nombre con la ocupación árabe, al ser llamada Castro Vesense (Vesi significaba visigodo)
Fernando I de Castilla y León la toma en 1057 y durante los inicios del Reino de Portugal (del que hablé más a fondo en la visita el año pasado a Guimaraes) fue varias veces residencia de los condes de Portugal, que le concedieron en 1123 los fueros a la ciudad. Esta fue su época dorada y era una de las ciudades más prósperas del reino luso, siendo foco de atención para los castellanos que la saquearon e incendiaron varias veces. Con el inicio de la era de los descubrimientos portuguesa el poder se empieza a trasladar a la costa y al sur, quedando Viseu un poco fuera de juego por su ubicación en el interior, por lo que nunca alcanzó la riqueza que si disfrutaron ciudades como Oporto, no quedando grandes monumentos de su gran época, y es que hasta empezar a explotar el oro de Brasil nunca fue un reino demasiado rico.
Sin embargo, en el siglo XVI se realiza una expansión de la ciudad hacia abajo, hacia la actual zona central, donde se ubica la Praza da República, hacia el Rossio. En ese siglo vivió Vasco Fernandes, uno de los pintores portugueses más destacados de la historia, pero la ciudad deja de crecer y se conserva bastante bien como estaba entonces, desplazándose en el siglo XIX el centro definitivamente y transformándose la Rua Direita en la arteria comercial de la ciudad.
Aparcamos junto a la Praza da República y fuimos al hotel (al final de la etapa lo comento en profundidad) a dejar las cosas.
No paramos más que para lo imprescindible (dejar las maletas y pasar por el baño) y nos echamos a la calle casi a las 6 de la tarde, para tratar de poder entrar a la Sé (catedral), pasando en primer lugar por la Praça de Dom Duarte, monarca luso nacido en esta ciudad. Para nosotros es el mejor rincón de la ciudad.
El centro lo ocupa una gran estatua de dicho monarca, orgullo de la ciudad.
A sus espaldas está el Largo de António José Pereira, donde están las 3 principales atracciones de la ciudad: el Museu Grao Vasco (con obras de dicho pintor), la Sé y la Igreja da Misericordia. Es además el punto más alto de toda la ciudad.
El museo estaba ya cerrando, y no pudimos entrar, aunque sinceramente tampoco nos importó, nos gustan los museos pero no tanto y el tiempo estaba justito (o eso creíamos)
Información práctica
Acceso: Junto a la Sé
Horario: 14-18 (martes) 10-18 (miércoles-domingo)
Precio: 4€ (2€ estudiantes, jubilados...)
Web: www.patrimoniocultural.pt/ ...rao-vasco/
Y junto a él tenemos la Sé, la catedral de Viseu, construida en granito en el siglo XIII con una sombría fachada renacentista y un aspecto bastante tosco, sin apenas decoración. Ojo aquí, la Lonely pone que abre hasta las 7, eso no es así, solo hasta las 6 y sólo pudimos ver el claustro, una pena, porque el interior promete según leí.
El claustro es renacentista, uno de los primeros ejemplos de este estilo en Portugal, tiene arcos de medio punto sustentados con columnas jónicas, intentando volver a la Antigüedad Clásica, a Grecia en este caso.
Las paredes del claustro están azulejadas, les encantaba a los portugueses decorar así, y la verdad es que queda bastante bonito.
Información práctica
Acceso: Es el elemento central de Viseu
Horario: Todos los días de 9 a 12 y 14 a 18 (aunque por internet y en guías indica que hasta las 19)
Precio: Gratis
Web: www.visitcentrodeportugal.com.pt/ ...-viseu-se/
Nos tuvimos que ir, y es que ya cerraba, y justo enfrente tenemos la Igreja da Misericordia, construida a finales del siglo XVIII (1775) y con una fachada rococó muy llamativa y bonita. Por lo visto el interior es austero, aunque, como adivinareis, cerraba a las 6, así que no pudimos comprobarlo por nosotros mismos.
Tras esto abandonamos esta plaza, el punto más alto de Viseu, empezamos a bajar hacia la parte comercial de la ciudad por calles con rincones muy bonitos. La primera impresión de Viseu no fue demasiado buena, pero fue ganando puntos conforme la íbamos pateando.
Llegamos al Largo Mouzinho Alburquerque, un amplio jardín en memoria a los muertos en la Primera Guerra Mundial (Portugal participó en el bando anglofrancés por su histórica alianza con Inglaterra) que acoge algún que otro edificio de interés.
Entre ellos está el Teatro Viriato, el teatro municipal de Viseu.
Pero la razón real para bajar hasta aquí era ver la Porta dos Cavaleiros, una de las de la antigua muralla medieval que rodeaba la ciudad para evitar los ataques españoles.
De esta plaza sale la Rua Direita, el corazón comercial de la ciudad desde el siglo XIX
Es mejor empezar en este sentido, pues va ganando en belleza cuanto más nos acercamos al Rossio.
Esta calle muere en 3 paralelas que nos conducen a la Praça da República, son calles amplias y modernas, con muchas terrazas. Muy agradables, la verdad.
Las distancias son muy pequeñas en Viseu, y rapidamente alcanzamos la Praça da República, el centro de la ciudad desde hace varios siglos. En un extremo nos encontramos la Igreja dos Terceiros, que no es muy grande y que data del siglo XVIII, siendo barroca. El exterior no llama demasiado la atención.
Pero el interior está bastante cuidado, es el único edificio que encontramos abierto y es bonito, aunque sin alcanzar los decorados que vimos el año anterior en el norte de Portugal, o que veríamos el día siguiente en Aveiro o Coímbra.
Todas las paredes están recubiertas de azulejos, que representan la vida de San Francisco.
Salimos de la iglesia, y en el otro extremo de la plaza nos encontramos con unos azulejos recubriendo varios muros que muestran escenas de la vida cotidiana en las Beiras, son una de las atracciones turísticas de Viseu y están bastante interesantes.
Justo encima del Rossio hay un bonito parque (aquí es donde aparcamos) con una estatua justo en medio. Es bastante tranquilo.
Justo enfrente tiene el Museu Almeida Moreira, adornado con azulejos pero cerrado desde las 5 de la tarde.
Y ya subimos hacia el hotel, pasando por zonas de la antigua muralla. Muy bonita esta parte alta de la ciudad. Sin embargo la ciudad es pequeña, y al no entrar a ningún sitio la vimos en algo más de una hora. Por lo que pudimos descansar antes de ir a cenar.
Salimos a cenar, y siguiendo el consejo de la Lonely Planet nos fuimos al Restaurante Muralha da Sé, al parecer uno de los más cotizados de la ciudad. Está muy bien situado, en la plaza de la Sé, justo detrás de la Igreja da Misericordia, y cenamos muy bien, pidiendo platos regionales con muchos ingredientes provenientes de la cercana Serra da Estrela. En mi caso me pedí buey con espárragos y un sorbete de limón con vodka. Estaba riquísimo y no salió nada caro, unos 15 euros por persona (si bien nunca cenamos con vino, lo que encarecería algo la cuenta)
Y tras cenar dimos una vuelta por la parte alta de la ciudad para bajar todo lo que habíamos comido (no estaba nada mal de calidad el restaurante, lo recomiendo la verdad). Delante de la Igreja da Misericordia había una actuación de ballet de niños, nos quedamos un rato a verla, no lo hacían mal, pero lo que nos encantó fue la iluminación, daba un aire muy bonito a la fachada de la iglesia.
Y tras el paseo nos fuimos a dormir al hotel. Es el Palacio dos Melos, y es una auténtica pasada. Pagamos 96 euros por la habitación triple con desayuno incluido, y estuvieron bien invertidos. La situación es ideal, a 100 metros de la Sé y a 300 de la Praça da República, y ubicado en un antiguo palacio tiene salones increiblemente decorados y ambientados.
Las habitaciones son muy amplias, y por supuesto limpias. El baño es completo y no le falta de nada, y el desayuno es muy abundante y variado. Ninguna queja del hotel, una excelente elección (en realidad los 3 lo fueron)
CONCLUSIONES DE VISEU: Tiene un centro histórico bastante bonito con una serie de calles y plazas agradables de pasear. Los monumentos no brillan con luz propia, pero acompañan al conjunto bastante bien. Nos fue gustando más y más conforme la íbamos pateando.
Para ver la ciudad basta con un par de horas para el viajero medio (quizá algo más si se para detenidamente en el Museu Grao Vasco), pues se recorre entera muy rápido y no tiene demasiados museos. La visita es recomendable si se viaja a las Beiras, aunque tampoco merece un gran rodeo para visitarla. La mejor definición que se me ocurre es una capital de provincia con el encanto de ser un perfecto exponente de la misma, enorgulleciéndose de su origen rural.
TOTAL: 549 kms.
Comimos los bocadillos después de pasar Puebla de Sanabria, en un pueblo llamado Padornedo, no es un área de servicio, pero casi, puesto que tiene gasolinera y bar y está al lado de la autopista, teniendo una salida a la entrada del pueblo y otra a la salida, así que apenas se pierde tiempo. Aprovechamos para tomar un café con buenas vistas de la Portela da Canda, que separa Zamora de Ourense.
El cambio de hora nos fue a favor, pues al restar una hora llegamos prontito a Vila Real, la capital de Tras-os-Montes, hasta los 90 la región más atrasada de europa. Metimos mal en la dirección en el Tom Tom y nos dimos una vuelta por el entorno rural de la ciudad, que no era nuestra meta, nadie la recomienda como destino en sí misma, bien poco tiene que ofrecer esta villa creada por pastores en el siglo XII y que creció muchísimo con el comercio del vino a partir de 1700, el famoso vino del Duero.
Nos fuimos directamente a la Casa Mateus, en las afueras. De estilo barroco, fue mandado construir en la primera mitad del sivlo XVIII por António José Botelho Mourão. La obra corrió a cargo del famoso arquitecto italiano Nicolau Nasoni, quien ya firmó muchas obras en Oporto dando un nuevo aire a la ciudad, como la Torre dos Clérigos. Además de la casa destacan sus cuidados jardines (lo único que visitamos en realidad) y que nos encantaron. Sin embargo nos parecieron un poco caros para lo que es Portugal, debiendo pagar más por ver solo los jardines que por una visita guiada a la increíble Bolsa de Oporto. Es lo más negativo de la visita de largo.
Logramos aparcar enfrente y tras pasar por taquilla enfilamos hacia el palacio, la mejor vista del mismo es justo desde la entrada, con el estanque delante y el reflejo en el agua. Es un monumento realmente bonito y está muy cuidado (aunque el agua podía estar más limpia)
Tras las fotos de rigor sentados en el estanque nos dimos una vuelta alrededor del mismo, era bastante amplio, los portugueses también sabían vivir bien...
Y empezamos a pasear por los jardines, preciosos y muy cuidados. El día era caluroso pero en los jardines no hacía calor, a pesar de estar al sol se estaba la mar de agradable.
El palacio está en medio, tenía que ser una gozada vivir aquí. Quien pudiera...
En la parte de abajo tiene unas pequeñas piscinas con vistas a los montes de enfrente.
Y en la parte trasera un jardincillo muy cuidado con formas
Entramos al patio, para visitar el interior se deben pagar 4€ más (ya pasa a ser un atraco) y es una visita guiada, debiendo esperar a la hora y demás, no teniendo tiempo para hacer esto. Por dentro es sencillo y con un estilo bastante parecido al de las grandes casas castellanas.
Y al lado del palacio, empiezan los viñedos, y es que está enmarcado en la región vinícola Alto Douro, y tiene su propia producción de vino, bastante conocida.
Información práctica
Acceso: En las afueras de Vila Real, está bien indicado y hay transporte público desde el centro de la villa.
Horario: 9-19:30 (mayo-octubre) 9-18 (noviembre-abril)
Precio: 7.50€ jardines, 11€ jardines+visita guiada interior (50% estudiantes)
Web: www.casademateus.com/home.htm
Nos vamos de la casa con un buen sabor de boca por lo cuidada que está y lo bonito de los jardines, y además es una visita rápida, en media hora está vista de sobra. Atravesamos el Alto Douro, Patrimonio de la Humanidad desde 2001 por 3 razones:
· Criterio III (Aportar un testimonio único o al menos excepcional de una tradición cultural o de una civilización existente o ya desaparecida) al haberse producido vino aquí durante casi 2.000 años y ser modificado el paisaje por las actividades humanas.
· Criterio IV (Ofrecer un ejemplo eminente de un tipo de edificio, conjunto arquitectónico, tecnológico o paisaje, que ilustre una etapa significativa de la historia humana) al ser los componentes del paisaje una representación de una gran cantidad de actividades asociadas con la vinicultura (terrazas, quintas, pueblos, capillas y carreteras)
· Criterio V (Ser un ejemplo eminente de una tradición de asentamiento humano, utilización del mar o de la tierra, que sea representativa de una cultura (o culturas), o de la interacción humana con el medio ambiente especialmente cuando éste se vuelva vulnerable frente al impacto de cambios irreversibles) al ser los elementos culturales del Alto Douro un ejemplo de una región tradicional europea productora de vino, reflejando la evolución de dicha actividad en el tiempo.
Por desgracia, solo pudimos verlo fugazmente desde el coche, pero impresionaban y mucho tal cantidad de viñedos y plantados en semejantes desniveles.
Y en una horita nos plantamos en Viseu, nuestro destino del día. Esta ciudad es, con sus 50.000 habitantes, la capital de su provincia y de la región histórica de la Beira Alta. Sus orígenes se remontan a la época castreña y están muy ligados a la figura de Viriato, el líder lusitano que opuso una gran resistencia a lso romanos y cuya figura fue aprovechada como símbolo patriota por las dictaduras penínsulares (las de Franco y Salazar), y es que se cree que nació aquí. En cualquier caso fue un punto estratégico para los romanos al estar situada en un importante cruce de calzadas, por lo que construyeron una estructura octogonal defensiva llamada Cava de Viriato. Con la caída de Roma, la ciudad siguió creciendo con el dominio visigótico y toma su nombre con la ocupación árabe, al ser llamada Castro Vesense (Vesi significaba visigodo)
Fernando I de Castilla y León la toma en 1057 y durante los inicios del Reino de Portugal (del que hablé más a fondo en la visita el año pasado a Guimaraes) fue varias veces residencia de los condes de Portugal, que le concedieron en 1123 los fueros a la ciudad. Esta fue su época dorada y era una de las ciudades más prósperas del reino luso, siendo foco de atención para los castellanos que la saquearon e incendiaron varias veces. Con el inicio de la era de los descubrimientos portuguesa el poder se empieza a trasladar a la costa y al sur, quedando Viseu un poco fuera de juego por su ubicación en el interior, por lo que nunca alcanzó la riqueza que si disfrutaron ciudades como Oporto, no quedando grandes monumentos de su gran época, y es que hasta empezar a explotar el oro de Brasil nunca fue un reino demasiado rico.
Sin embargo, en el siglo XVI se realiza una expansión de la ciudad hacia abajo, hacia la actual zona central, donde se ubica la Praza da República, hacia el Rossio. En ese siglo vivió Vasco Fernandes, uno de los pintores portugueses más destacados de la historia, pero la ciudad deja de crecer y se conserva bastante bien como estaba entonces, desplazándose en el siglo XIX el centro definitivamente y transformándose la Rua Direita en la arteria comercial de la ciudad.
Aparcamos junto a la Praza da República y fuimos al hotel (al final de la etapa lo comento en profundidad) a dejar las cosas.
No paramos más que para lo imprescindible (dejar las maletas y pasar por el baño) y nos echamos a la calle casi a las 6 de la tarde, para tratar de poder entrar a la Sé (catedral), pasando en primer lugar por la Praça de Dom Duarte, monarca luso nacido en esta ciudad. Para nosotros es el mejor rincón de la ciudad.
El centro lo ocupa una gran estatua de dicho monarca, orgullo de la ciudad.
A sus espaldas está el Largo de António José Pereira, donde están las 3 principales atracciones de la ciudad: el Museu Grao Vasco (con obras de dicho pintor), la Sé y la Igreja da Misericordia. Es además el punto más alto de toda la ciudad.
El museo estaba ya cerrando, y no pudimos entrar, aunque sinceramente tampoco nos importó, nos gustan los museos pero no tanto y el tiempo estaba justito (o eso creíamos)
Información práctica
Acceso: Junto a la Sé
Horario: 14-18 (martes) 10-18 (miércoles-domingo)
Precio: 4€ (2€ estudiantes, jubilados...)
Web: www.patrimoniocultural.pt/ ...rao-vasco/
Y junto a él tenemos la Sé, la catedral de Viseu, construida en granito en el siglo XIII con una sombría fachada renacentista y un aspecto bastante tosco, sin apenas decoración. Ojo aquí, la Lonely pone que abre hasta las 7, eso no es así, solo hasta las 6 y sólo pudimos ver el claustro, una pena, porque el interior promete según leí.
El claustro es renacentista, uno de los primeros ejemplos de este estilo en Portugal, tiene arcos de medio punto sustentados con columnas jónicas, intentando volver a la Antigüedad Clásica, a Grecia en este caso.
Las paredes del claustro están azulejadas, les encantaba a los portugueses decorar así, y la verdad es que queda bastante bonito.
Información práctica
Acceso: Es el elemento central de Viseu
Horario: Todos los días de 9 a 12 y 14 a 18 (aunque por internet y en guías indica que hasta las 19)
Precio: Gratis
Web: www.visitcentrodeportugal.com.pt/ ...-viseu-se/
Nos tuvimos que ir, y es que ya cerraba, y justo enfrente tenemos la Igreja da Misericordia, construida a finales del siglo XVIII (1775) y con una fachada rococó muy llamativa y bonita. Por lo visto el interior es austero, aunque, como adivinareis, cerraba a las 6, así que no pudimos comprobarlo por nosotros mismos.
Tras esto abandonamos esta plaza, el punto más alto de Viseu, empezamos a bajar hacia la parte comercial de la ciudad por calles con rincones muy bonitos. La primera impresión de Viseu no fue demasiado buena, pero fue ganando puntos conforme la íbamos pateando.
Llegamos al Largo Mouzinho Alburquerque, un amplio jardín en memoria a los muertos en la Primera Guerra Mundial (Portugal participó en el bando anglofrancés por su histórica alianza con Inglaterra) que acoge algún que otro edificio de interés.
Entre ellos está el Teatro Viriato, el teatro municipal de Viseu.
Pero la razón real para bajar hasta aquí era ver la Porta dos Cavaleiros, una de las de la antigua muralla medieval que rodeaba la ciudad para evitar los ataques españoles.
De esta plaza sale la Rua Direita, el corazón comercial de la ciudad desde el siglo XIX
Es mejor empezar en este sentido, pues va ganando en belleza cuanto más nos acercamos al Rossio.
Esta calle muere en 3 paralelas que nos conducen a la Praça da República, son calles amplias y modernas, con muchas terrazas. Muy agradables, la verdad.
Las distancias son muy pequeñas en Viseu, y rapidamente alcanzamos la Praça da República, el centro de la ciudad desde hace varios siglos. En un extremo nos encontramos la Igreja dos Terceiros, que no es muy grande y que data del siglo XVIII, siendo barroca. El exterior no llama demasiado la atención.
Pero el interior está bastante cuidado, es el único edificio que encontramos abierto y es bonito, aunque sin alcanzar los decorados que vimos el año anterior en el norte de Portugal, o que veríamos el día siguiente en Aveiro o Coímbra.
Todas las paredes están recubiertas de azulejos, que representan la vida de San Francisco.
Salimos de la iglesia, y en el otro extremo de la plaza nos encontramos con unos azulejos recubriendo varios muros que muestran escenas de la vida cotidiana en las Beiras, son una de las atracciones turísticas de Viseu y están bastante interesantes.
Justo encima del Rossio hay un bonito parque (aquí es donde aparcamos) con una estatua justo en medio. Es bastante tranquilo.
Justo enfrente tiene el Museu Almeida Moreira, adornado con azulejos pero cerrado desde las 5 de la tarde.
Y ya subimos hacia el hotel, pasando por zonas de la antigua muralla. Muy bonita esta parte alta de la ciudad. Sin embargo la ciudad es pequeña, y al no entrar a ningún sitio la vimos en algo más de una hora. Por lo que pudimos descansar antes de ir a cenar.
Salimos a cenar, y siguiendo el consejo de la Lonely Planet nos fuimos al Restaurante Muralha da Sé, al parecer uno de los más cotizados de la ciudad. Está muy bien situado, en la plaza de la Sé, justo detrás de la Igreja da Misericordia, y cenamos muy bien, pidiendo platos regionales con muchos ingredientes provenientes de la cercana Serra da Estrela. En mi caso me pedí buey con espárragos y un sorbete de limón con vodka. Estaba riquísimo y no salió nada caro, unos 15 euros por persona (si bien nunca cenamos con vino, lo que encarecería algo la cuenta)
Y tras cenar dimos una vuelta por la parte alta de la ciudad para bajar todo lo que habíamos comido (no estaba nada mal de calidad el restaurante, lo recomiendo la verdad). Delante de la Igreja da Misericordia había una actuación de ballet de niños, nos quedamos un rato a verla, no lo hacían mal, pero lo que nos encantó fue la iluminación, daba un aire muy bonito a la fachada de la iglesia.
Y tras el paseo nos fuimos a dormir al hotel. Es el Palacio dos Melos, y es una auténtica pasada. Pagamos 96 euros por la habitación triple con desayuno incluido, y estuvieron bien invertidos. La situación es ideal, a 100 metros de la Sé y a 300 de la Praça da República, y ubicado en un antiguo palacio tiene salones increiblemente decorados y ambientados.
Las habitaciones son muy amplias, y por supuesto limpias. El baño es completo y no le falta de nada, y el desayuno es muy abundante y variado. Ninguna queja del hotel, una excelente elección (en realidad los 3 lo fueron)
CONCLUSIONES DE VISEU: Tiene un centro histórico bastante bonito con una serie de calles y plazas agradables de pasear. Los monumentos no brillan con luz propia, pero acompañan al conjunto bastante bien. Nos fue gustando más y más conforme la íbamos pateando.
Para ver la ciudad basta con un par de horas para el viajero medio (quizá algo más si se para detenidamente en el Museu Grao Vasco), pues se recorre entera muy rápido y no tiene demasiados museos. La visita es recomendable si se viaja a las Beiras, aunque tampoco merece un gran rodeo para visitarla. La mejor definición que se me ocurre es una capital de provincia con el encanto de ser un perfecto exponente de la misma, enorgulleciéndose de su origen rural.