Un par de horas antes de salir hacia el aeropuerto de Barajas, todavía estaba ocupado imprimiendo reservas y acabando de hacer la maleta. Respecto a la ropa, un poco de todo: camisas de manga larga, camisetas, un jersey de lana fino y paraguas. La previsión del tiempo que había ido siguiendo, indicaba temperaturas máximas entre 18 y 25 ºC para toda la semana, días de sol y otros días menos agradables.
Llegamos con tiempo al aeropuerto y tras pasar el control de seguridad (donde me abrieron la maleta) nos dirigimos a la puerta de embarque. El vuelo con KLM transcurrió sin problemas, e incluso a pesar de salir más tarde de la hora prevista, llegó con cierta antelación al aeropuerto de Schiphol (aunque luego ese ahorro de tiempo se pierde con los paseos que se da el avión hasta su parada). Tan sólo reseñar una pequeña anécdota en el avión. Al comprar el billete de avión no me había fijado si incluía algún tipo de comida a bordo. Es más, acostumbrado a la "generosidad" de Iberia, suponía que no darían ni un caramelo. Por eso, cuando vi que empezaban a servir bebidas y sandwiches, me alegré. Fueron repartiendo por cada asiento y cuando llegaron a nuestra fila, le dieron un sandwich a la otra persona que estaba sentada junto a nosotros, pero no a nosotros. Nos quedamos de piedra
. Luego nos dieron bebidas, pero lo del sandwich no lo entendí. Llegué a pensar que a lo mejor durante el proceso de compra del billete había alguna opción para seleccionar comida, pero me extrañó, porque normalmente si no está incluida la comida pasan con el carro para poder comprar algo.
Nos fuimos hacia la estación de tren del aeropuerto para coger un tren hasta la estación de Amsterdam Lelylaan, la más cercana a nuestro hotel. Hay que tener cuenta que no todos los trenes hacen las mismas paradas y ni siquiera tienen todos como destino Amsterdam Central, por lo que hay que estar pendiente. Por otra parte, siempre que se hace un viaje en transporte público por Holanda, bien sea tren, autobús, tranvía o metro, hay que validar el billete tanto a la entrada como en la salida. El billete que llevábamos nosotros estaba impreso en una hoja de papel, pero al llevar un código de barras no había en principio ningún problema.
La única dificultad que tuvimos para validar billetes durante el viaje fue sólo ese día cuando llegamos a la estación de Lelylaan, porque pasamos el código de barras y el puñetero sistema magnético no abría la puerta para salir. Menos mal que le pudimos pedir ayuda a alguien (no pasaba apenas nadie por la estación). A continuación necesitábamos comprar 2 tarjetas de transporte de 168 horas o 7 días completos para la ciudad de Amsterdam. Las tarjetas de esta duración no se pueden adquirir en cualquier lugar y tiene que ser en puntos de venta o servicio de GVB. En la página que indico a continuación vienen los posibles lugares de compra de las tarjetas dependiendo del tiempo de validez:
en.gvb.nl/ ...dagenkaart
Se puede buscar en un mapa la ubicación de estas oficinas:
maps.gvb.nl/en/lagen
En la estación ésta había una oficina de GVB así que compramos el par de tarjetas, por 32€ cada una. En cuanto te subes a cualquier transporte un par de veces al día, queda más que compensado el gasto. Con la adquisición de la tarjeta, dan un mapa con las líneas de metro y otro que lleva las líneas de cualquier transporte público, que por cierto, es bastante engorroso.
El metro no es muy útil desde el punto de vista turístico, salvo que uno se aloje por algún lugar de las afueras de Amsterdam que quede mejor comunicado con el centro mediante este transporte. Son muy pocas las paradas de metro que están situadas en el centro de la ciudad. En la siguiente página podéis consultar un mapa:
www.amsterdam.info/transport/metro/
Hay sólo 4 líneas de metro y la frecuencia de paso es cada 10 minutos aproximadamente.
Para llegar al hotel tuvimos que coger la línea de metro 50 dirección Zuid hasta la parada Heemstedestraat. Desde allí podíamos haber ido caminando hasta el hotel, pero preferimos coger el tranvía hasta la parada Delftlandlaan, justo delante del hotel Best Western Premier Couture. El edificio me pareció bastante moderno (todo acristalado) y nuevo, con buena sensación de limpieza, a pesar de estar enmoquetado. Nos dieron una habitación en una planta bastante alta (9ª planta de 11) y con amplitud. Entre el mobiliario: mesa de escritorio larga, TV plana con bastantes canales (en español dos: TV Internacional y Canal 24 horas), mesa pequeña con 2 butacas, cafetera, cajón frigorífico en el minibar, zapatillas, el armario más bien pequeño. El cuarto de baño era también muy amplio, con ducha acristalada y artículos como secador de pelo, gel, champú, acondicionador para el pelo, loción para el cuerpo, esponja para el calzado, pañuelos de papel. Me fijé también que en la habitación había un panel con 2 botones táctiles: uno para pedir que arreglen la habitación y otro para que no molesten. Hay un par de ordenadores en el hall y una impresora, aunque se puede hacer uso de wifi en todo el hotel. Por lo que vi, van a poner unos terminales para realizar el auto check-in (durante mi estancia no estaban aún activos). Por último, comentar que el horario del desayuno es de 7 a 11 de la mañana. Nos informaron en recepción de que a 5 minutos del hotel había un par de supermercados: Lidl y Albert Heijn. A supermercados de esta última cadena fuimos todos los días, porque están muy expandidos por la ciudad y nos gustó el tipo de productos que venden.
Siendo más de las 5 de la tarde, nos fuimos hacia zonas céntricas de Amsterdam. La primera parada fue en Leidseplein, plaza bastante animada con mucha oferta de cafeterías y restaurantes. Al comprar la tarjeta Holland Pass por Internet, había solicitado recogerla en Leidsestraat, 103. Desde aquí seguimos caminando viendo las tiendas, llamándome la atención por ejemplo las dedicadas sólo a quesos, hasta llegar a nuestro primer canal: Prinsengracht.
Llegamos con tiempo al aeropuerto y tras pasar el control de seguridad (donde me abrieron la maleta) nos dirigimos a la puerta de embarque. El vuelo con KLM transcurrió sin problemas, e incluso a pesar de salir más tarde de la hora prevista, llegó con cierta antelación al aeropuerto de Schiphol (aunque luego ese ahorro de tiempo se pierde con los paseos que se da el avión hasta su parada). Tan sólo reseñar una pequeña anécdota en el avión. Al comprar el billete de avión no me había fijado si incluía algún tipo de comida a bordo. Es más, acostumbrado a la "generosidad" de Iberia, suponía que no darían ni un caramelo. Por eso, cuando vi que empezaban a servir bebidas y sandwiches, me alegré. Fueron repartiendo por cada asiento y cuando llegaron a nuestra fila, le dieron un sandwich a la otra persona que estaba sentada junto a nosotros, pero no a nosotros. Nos quedamos de piedra


Nos fuimos hacia la estación de tren del aeropuerto para coger un tren hasta la estación de Amsterdam Lelylaan, la más cercana a nuestro hotel. Hay que tener cuenta que no todos los trenes hacen las mismas paradas y ni siquiera tienen todos como destino Amsterdam Central, por lo que hay que estar pendiente. Por otra parte, siempre que se hace un viaje en transporte público por Holanda, bien sea tren, autobús, tranvía o metro, hay que validar el billete tanto a la entrada como en la salida. El billete que llevábamos nosotros estaba impreso en una hoja de papel, pero al llevar un código de barras no había en principio ningún problema.
La única dificultad que tuvimos para validar billetes durante el viaje fue sólo ese día cuando llegamos a la estación de Lelylaan, porque pasamos el código de barras y el puñetero sistema magnético no abría la puerta para salir. Menos mal que le pudimos pedir ayuda a alguien (no pasaba apenas nadie por la estación). A continuación necesitábamos comprar 2 tarjetas de transporte de 168 horas o 7 días completos para la ciudad de Amsterdam. Las tarjetas de esta duración no se pueden adquirir en cualquier lugar y tiene que ser en puntos de venta o servicio de GVB. En la página que indico a continuación vienen los posibles lugares de compra de las tarjetas dependiendo del tiempo de validez:
en.gvb.nl/ ...dagenkaart
Se puede buscar en un mapa la ubicación de estas oficinas:
maps.gvb.nl/en/lagen
En la estación ésta había una oficina de GVB así que compramos el par de tarjetas, por 32€ cada una. En cuanto te subes a cualquier transporte un par de veces al día, queda más que compensado el gasto. Con la adquisición de la tarjeta, dan un mapa con las líneas de metro y otro que lleva las líneas de cualquier transporte público, que por cierto, es bastante engorroso.
El metro no es muy útil desde el punto de vista turístico, salvo que uno se aloje por algún lugar de las afueras de Amsterdam que quede mejor comunicado con el centro mediante este transporte. Son muy pocas las paradas de metro que están situadas en el centro de la ciudad. En la siguiente página podéis consultar un mapa:
www.amsterdam.info/transport/metro/
Hay sólo 4 líneas de metro y la frecuencia de paso es cada 10 minutos aproximadamente.
Para llegar al hotel tuvimos que coger la línea de metro 50 dirección Zuid hasta la parada Heemstedestraat. Desde allí podíamos haber ido caminando hasta el hotel, pero preferimos coger el tranvía hasta la parada Delftlandlaan, justo delante del hotel Best Western Premier Couture. El edificio me pareció bastante moderno (todo acristalado) y nuevo, con buena sensación de limpieza, a pesar de estar enmoquetado. Nos dieron una habitación en una planta bastante alta (9ª planta de 11) y con amplitud. Entre el mobiliario: mesa de escritorio larga, TV plana con bastantes canales (en español dos: TV Internacional y Canal 24 horas), mesa pequeña con 2 butacas, cafetera, cajón frigorífico en el minibar, zapatillas, el armario más bien pequeño. El cuarto de baño era también muy amplio, con ducha acristalada y artículos como secador de pelo, gel, champú, acondicionador para el pelo, loción para el cuerpo, esponja para el calzado, pañuelos de papel. Me fijé también que en la habitación había un panel con 2 botones táctiles: uno para pedir que arreglen la habitación y otro para que no molesten. Hay un par de ordenadores en el hall y una impresora, aunque se puede hacer uso de wifi en todo el hotel. Por lo que vi, van a poner unos terminales para realizar el auto check-in (durante mi estancia no estaban aún activos). Por último, comentar que el horario del desayuno es de 7 a 11 de la mañana. Nos informaron en recepción de que a 5 minutos del hotel había un par de supermercados: Lidl y Albert Heijn. A supermercados de esta última cadena fuimos todos los días, porque están muy expandidos por la ciudad y nos gustó el tipo de productos que venden.
Siendo más de las 5 de la tarde, nos fuimos hacia zonas céntricas de Amsterdam. La primera parada fue en Leidseplein, plaza bastante animada con mucha oferta de cafeterías y restaurantes. Al comprar la tarjeta Holland Pass por Internet, había solicitado recogerla en Leidsestraat, 103. Desde aquí seguimos caminando viendo las tiendas, llamándome la atención por ejemplo las dedicadas sólo a quesos, hasta llegar a nuestro primer canal: Prinsengracht.
Me quedé observando el tráfico: los tranvías cruzándose con los coches y sobre todo muchas bicicletas, por todos lados, circulando sin parar por la calle, apiñadas en los puentes, en las aceras. En más de una ocasión a lo largo del viaje, vería en algunas fachadas de edificios, señales de prohibición de dejar una bicicleta. También mis primeros nervios para saber por dónde cruzar las calles con tanto transporte junto. Recordaba haber tenido esta misma sensación en mi viaje anterior a Amsterdam. Continuamos nuestro camino hasta el siguiente canal: el de Keizersgracht. Desde aquí cogimos el tranvía hasta Spui, por donde tenía apuntados algunos restaurantes en Spuistraat. No sin dar algunas vueltas por mi mala orientación, llegamos al final a esta calle y entre los restaurantes Kantjil & De Tijger y Haesje Claes, que tenía apuntados del foro, fuimos a este último.
El restaurante estaba lleno para ser las 7 y pico de la tarde, pero aún no teniendo reserva, conseguimos una mesa. Y eso fue lo más rápido que obtuvimos. Desde que nos sentamos y nos llevaron la carta hasta que nos tomaron nota, pasaron más de 20 minutos
. Cierto que cuando nos sentamos, el salón en el que nos encontrábamos estaba lleno, pero a los 10 minutos se habían quedado libre más de la mitad de las mesas y pasaron 3 ó 4 camareros que no hacían ni caso. Pedimos lo siguiente:
- Menú Amsterdam: Por 25€, incluía entrante, plato principal, postre y café/té. Yo elegí sopa de tomate, filete de salmón cocido con salsa bearnesa y de postre tarta de manzana. Los dos primeros platos estaban bien, aunque la salsa que acompañaba al salmón hacía el plato más pesado y las verduras que llevaban estaban demasiado al dente, o directamente sin cocer. La tarta de manzana iba acompañada de una salsa que no me gustó mucho.
- Caballa al vapor con chucrut y morcilla: El pescado sería al vapor, pero realmente tenía un sabor bastante fuerte, como a ahumado. La morcilla también estaba muy fuerte, con un sabor a sangre demasiado intenso. Quizás sea la forma en la que la preparan en Holanda.
- Plato de verduras con puré de patatas, champiñones y croquetas vegetales: Estaba bueno, pero no como para 16€.
Hablando del servicio, la botella de agua que pedimos la llevaron con el segundo plato.
Cuando pedimos la cuenta, resulta que el postre lo habían cobrado como si fuese a la carta y fui yo el que lo pidió y estaba incluido en el precio del menú, así que no cuela. Cuando llevaron la cuenta corregida, entonces tuvimos que esperar 20 minutos a que recogieran el dinero, a pesar de que nuestro salón seguía sin estar lleno y que había 3 ó 4 camareros. Pensando en que luego tuviésemos que esperar otros 20 minutos hasta que nos dieran la vuelta, cambié el dinero y lo dejé justo, hasta el último céntimo
.
Resumiendo: comida regularcilla y servicio malo.
El restaurante estaba lleno para ser las 7 y pico de la tarde, pero aún no teniendo reserva, conseguimos una mesa. Y eso fue lo más rápido que obtuvimos. Desde que nos sentamos y nos llevaron la carta hasta que nos tomaron nota, pasaron más de 20 minutos

- Menú Amsterdam: Por 25€, incluía entrante, plato principal, postre y café/té. Yo elegí sopa de tomate, filete de salmón cocido con salsa bearnesa y de postre tarta de manzana. Los dos primeros platos estaban bien, aunque la salsa que acompañaba al salmón hacía el plato más pesado y las verduras que llevaban estaban demasiado al dente, o directamente sin cocer. La tarta de manzana iba acompañada de una salsa que no me gustó mucho.
- Caballa al vapor con chucrut y morcilla: El pescado sería al vapor, pero realmente tenía un sabor bastante fuerte, como a ahumado. La morcilla también estaba muy fuerte, con un sabor a sangre demasiado intenso. Quizás sea la forma en la que la preparan en Holanda.
- Plato de verduras con puré de patatas, champiñones y croquetas vegetales: Estaba bueno, pero no como para 16€.
Hablando del servicio, la botella de agua que pedimos la llevaron con el segundo plato.
Cuando pedimos la cuenta, resulta que el postre lo habían cobrado como si fuese a la carta y fui yo el que lo pidió y estaba incluido en el precio del menú, así que no cuela. Cuando llevaron la cuenta corregida, entonces tuvimos que esperar 20 minutos a que recogieran el dinero, a pesar de que nuestro salón seguía sin estar lleno y que había 3 ó 4 camareros. Pensando en que luego tuviésemos que esperar otros 20 minutos hasta que nos dieran la vuelta, cambié el dinero y lo dejé justo, hasta el último céntimo

Resumiendo: comida regularcilla y servicio malo.
Salimos del restaurante después de las 9 de la noche, más tarde de lo previsto, pero por ver algo nos fuimos a la plaza Dam, que estaba medio desierta. Allí estuvimos contemplando el edificio de la Iglesia Nueva (Nieuwe Kerk), el Palacio de Koninklijk, el edificio del museo Madame Tussaud y el Monumento Nacional de Amsterdam. El Palacio de Koninklijk ocupa el espacio de un antiguo Palacio Municipal del siglo XIV y se convirtió en residencia real durante la época de Napoleón. Es un edificio imponente pero visualmente no es especialmente bonito, a pesar de la decoración de la fachada, porque la piedra está totalmente ennegrecida. En cuanto al Monumento Nacional, que está a la entrada de lo que se considera el Barrio Rojo, es un homenaje a los caídos durante la Segunda Guerra Mundial.
Cogimos el tranvía junto al centro comercial Magna Plaza, ubicado en un edificio de arquitectura neogótica de finales del siglo XIX, que fue sede de Correos. Tardamos como 25 minutos en llegar al hotel.