POZZA DI FASSA-VAL DE MONZONI: MEIDA-BUFFAURE-COL DE VALVACÍN
Dejamos temprano nuestro alojamiento en Penia y en Pozza di Fassa giramos hacia Meida para subir a Buffaure, en la Val de Monzoni, desde donde se contemplan la cima Undici y Dodici.
Hay un "Sendero encantado" para niños y zona de juegos, pero hoy tenemos que cumplir la agenda, así que cogemos aquí el telesilla Aloch hasta Col de Valvacín, a 2354 metros. Mientras "volamos", como decía nuestro niño, de frente, las Torres de Vajolet y el Catinaccio… Hay una estampa de 360 grados hacia la Val Sen Nicoló con su cascada al fondo, casi imperceptible; la Val Monzoni está bajo las Cimas Undici y Dodici.
De frente, unos viejos conocidos: el grupo del Sella, el Passo Pordoi y el Piz Boé. Nos encantó recorrer esta especie de columna vertebral para asomarnos a ellos.
La Marmolada vista desde otra perspectiva desde el final de ese precipicio.
CAMPITELLO-COL RODELLA-RIFUGIO SALEI. En Campitello di Fassa cogemos la góndola hasta Col Rodella, que nos deja en 10 minutos en la Forcella Rodella. Si los días anteriores creíamos haber visto las cimas principales en todo su esplendor, aquí ya nos parecieron descomunales, increíbles...
Estábamos tocando las puertas de cielo. Si tuviera que elegir un solo remonte de todos, sería este sin duda: el Grupo del Sella con el Sass Pordoi y el Piz Boé, el Sassolungo, el grupo de Vajolet, la Punta Grosshmann y la visión más extensa del glaciar de la Marmolada que tuvimos en todo el viaje.
Desde la Forcella Rodella parte una senda muy pronunciada, que lleva a varios refugios en un corto espacio de tiempo, desde los que se puede llegar al Passo del Sella en una hora aproximadamente; a la izquierda, el Rifugio Friedrich August, a la derecha el Chalet Margarita y el Rifugio Salei. Hacia allí bajamos emocionados porque por fin estaríamos más cerca del Passo del Sella. En esta foto se ve el R. Salei en el centro y el refugio del Passo del Sella a la derecha.
Un paraíso para senderistas, familias con niños, había gente de todas las edades… El restaurante-hotel, construido en madera, elegante, tenía un lago, pecera, corral con conejos...
...zona de toboganes, futbolín, cochecitos para los niños…
...y una zona exterior con castillos hinchables, camas para saltar, hamacas para los padres (cómo sabe una cervecita así)…
Nuestro hijo disfrutó de todo eso y nosotros con él, acompañados de las montañas monumentales miráramos a donde miráramos y tan cerca que parecía que podíamos tocarlas…
Comimos en la terraza como reyes, con la Marmolada a la derecha, el Sass Pordoi de frente y el Grupo del Sassolungo a la izquierda. Teníamos previsto ir hasta el Passo del Sella caminando (una hora aproximada), pero preferimos quedarnos en el cielo…
La cuesta que bajamos tan alegres se nos hizo interminable durante los 40 minutos que tardamos en subirla, clavando bastones… y, sobre todo, porque el niño en la espalda de papá durmiendo dificultaba mucho avanzar, en especial, la última cuesta, la de mayor pendiente, que es la que parte de la bifurcación del camino hasta la estación de Col Rodella. ¡Creo que al llegar al funivia ya habíamos hecho la digestión !
EL PASSO DEL SELLA. Abandonando definitivamente la zona de Fassa, nos esperaba el Passo del Sella, carretera bajo las moles imponentes, rodeada de abetos.
Desde aquí parte el telecabina antiguo a la Forcella Sassolungo (no incluido en la Panorama Pass); solo caben dos personas y hay que subirse en marcha. Es una ruta que nos hubiera gustado hacer...
Después de diez tornanti estábamos en el Passo. Las vistas son similares a las del Rifugio Salei, con una extensión bastante extensa del glaciar, el Sassolungo y el Grupo del Sella. Desde aquí veíamos perfectamente donde acabábamos de estar.
Siguiendo la carretera entramos ya en el Südtirol-Alto Adige y llegamos a nuestro siguiente alojamiento.
Llegamos a Seiser Alm/Alpe de Siusi. La Residence Sonngarten, en Castelrotto, en la provincia de Bolzano, está formada por varios apartamentos, muy bien cuidados, nuevos, perfectamente equipados, atendidos por su dueña, Silvia. No tienen nada especial para niños, solo un pequeño jardín muy bien cuidado, con sus esculturas, camino de piedritas, farolillos…. ¡Creo que la pobre mujer sufría cada vez que veía salir a nuestro terremoto queriendo tocarlo todo! Finalmente quedó contenta y le iniciamos la crítica en Tripadvisor, de lo que nos quedó superagradecida. Desde la casa, el macizo del Schlern/Sciliar.
Hay un "Sendero encantado" para niños y zona de juegos, pero hoy tenemos que cumplir la agenda, así que cogemos aquí el telesilla Aloch hasta Col de Valvacín, a 2354 metros. Mientras "volamos", como decía nuestro niño, de frente, las Torres de Vajolet y el Catinaccio… Hay una estampa de 360 grados hacia la Val Sen Nicoló con su cascada al fondo, casi imperceptible; la Val Monzoni está bajo las Cimas Undici y Dodici.
De frente, unos viejos conocidos: el grupo del Sella, el Passo Pordoi y el Piz Boé. Nos encantó recorrer esta especie de columna vertebral para asomarnos a ellos.
La Marmolada vista desde otra perspectiva desde el final de ese precipicio.
CAMPITELLO-COL RODELLA-RIFUGIO SALEI. En Campitello di Fassa cogemos la góndola hasta Col Rodella, que nos deja en 10 minutos en la Forcella Rodella. Si los días anteriores creíamos haber visto las cimas principales en todo su esplendor, aquí ya nos parecieron descomunales, increíbles...
Estábamos tocando las puertas de cielo. Si tuviera que elegir un solo remonte de todos, sería este sin duda: el Grupo del Sella con el Sass Pordoi y el Piz Boé, el Sassolungo, el grupo de Vajolet, la Punta Grosshmann y la visión más extensa del glaciar de la Marmolada que tuvimos en todo el viaje.
Desde la Forcella Rodella parte una senda muy pronunciada, que lleva a varios refugios en un corto espacio de tiempo, desde los que se puede llegar al Passo del Sella en una hora aproximadamente; a la izquierda, el Rifugio Friedrich August, a la derecha el Chalet Margarita y el Rifugio Salei. Hacia allí bajamos emocionados porque por fin estaríamos más cerca del Passo del Sella. En esta foto se ve el R. Salei en el centro y el refugio del Passo del Sella a la derecha.
Un paraíso para senderistas, familias con niños, había gente de todas las edades… El restaurante-hotel, construido en madera, elegante, tenía un lago, pecera, corral con conejos...
...zona de toboganes, futbolín, cochecitos para los niños…
...y una zona exterior con castillos hinchables, camas para saltar, hamacas para los padres (cómo sabe una cervecita así)…
Nuestro hijo disfrutó de todo eso y nosotros con él, acompañados de las montañas monumentales miráramos a donde miráramos y tan cerca que parecía que podíamos tocarlas…
Comimos en la terraza como reyes, con la Marmolada a la derecha, el Sass Pordoi de frente y el Grupo del Sassolungo a la izquierda. Teníamos previsto ir hasta el Passo del Sella caminando (una hora aproximada), pero preferimos quedarnos en el cielo…
La cuesta que bajamos tan alegres se nos hizo interminable durante los 40 minutos que tardamos en subirla, clavando bastones… y, sobre todo, porque el niño en la espalda de papá durmiendo dificultaba mucho avanzar, en especial, la última cuesta, la de mayor pendiente, que es la que parte de la bifurcación del camino hasta la estación de Col Rodella. ¡Creo que al llegar al funivia ya habíamos hecho la digestión !
EL PASSO DEL SELLA. Abandonando definitivamente la zona de Fassa, nos esperaba el Passo del Sella, carretera bajo las moles imponentes, rodeada de abetos.
Desde aquí parte el telecabina antiguo a la Forcella Sassolungo (no incluido en la Panorama Pass); solo caben dos personas y hay que subirse en marcha. Es una ruta que nos hubiera gustado hacer...
Después de diez tornanti estábamos en el Passo. Las vistas son similares a las del Rifugio Salei, con una extensión bastante extensa del glaciar, el Sassolungo y el Grupo del Sella. Desde aquí veíamos perfectamente donde acabábamos de estar.
Siguiendo la carretera entramos ya en el Südtirol-Alto Adige y llegamos a nuestro siguiente alojamiento.
Llegamos a Seiser Alm/Alpe de Siusi. La Residence Sonngarten, en Castelrotto, en la provincia de Bolzano, está formada por varios apartamentos, muy bien cuidados, nuevos, perfectamente equipados, atendidos por su dueña, Silvia. No tienen nada especial para niños, solo un pequeño jardín muy bien cuidado, con sus esculturas, camino de piedritas, farolillos…. ¡Creo que la pobre mujer sufría cada vez que veía salir a nuestro terremoto queriendo tocarlo todo! Finalmente quedó contenta y le iniciamos la crítica en Tripadvisor, de lo que nos quedó superagradecida. Desde la casa, el macizo del Schlern/Sciliar.