26 de Noviembre. Amanece un nuevo día en Kioto, hoy me toca visitar el Ginkaku-ji (Pabellón de Plata), el Shinnoyo-do, el Eikando y lo que vea por el camino pero esos son mis objetivos de hoy. Mochila, desayuno aleatorio y me pongo en camino, nuevamente decido ir caminando ya que además hoy hace un día fantástico y el sol luce en el cielo.
Para llegar al Pabellón de Plata sigo la avenida que está justo encima de los jardines imperiales, no tiene perdida. Todo recto y llego al Ginkaku-ji, previamente tengo uno de mis ataques exploradores y al ver un sendero que se pierde en un bosque antes de llegar al templo, no puedo resistirme y me adentro en él. Tras subir muchos escalones entre los árboles, pasearme por el bosque y saludar a infinidad de abuelos y abuelas japoneses que están haciendo una excursión consigo abandonar el lugar. Curioso sitio, era como estar en medio de la montaña.
Ahora si, llego al Ginkaku-ji. Compro mi entrada y me lanzo a explorar el lugar. El templo es bonito con un pequeño lago a sus pies, no tienen el majestuoso aire del Pabellón de Oro pero aun así tiene algo que lo hace encajar perfectamente con el lugar. Cuando me doy una vuelta por los jardines me quedo maravillado, los del Kitano Tenmagu me parecieron brutales, estos son simplemente perfectos. Es una delicia pasearse por los senderos que lo recorren y como he ido pronto aun no hay mucho turista, aunque siendo sábado la cosa se llena rápidamente.
Salgo del Ginkaku-ji y voy por el camino de la filosofía que comienza justo al lado del templo, voy caminando poco a poco disfrutando del día. Hace buen clima y apetece ir pesando con la calma. El lugar en si no es otra cosa que una calle con un canal al lado, supongo que en primavera con los cerezos tiene que ser muy bonito pero en otoño es normalito, aun así se camina agusto. Por el camino me desvío y entro en el Honen-in, un pequeño templo con un estanque donde hay unas carpas enormes y de varios colores. El lugar es bonito y tras un rato paseando vuelvo al camino de la filosofía para dirigirme al Shinnyo-do. Cruzo un puente sobre un rio y llego a la parte trasera del recinto donde está el templo, lo rodeo y accedo a él.
El Shinnoyo-do tiene fama de uno de los lugares más bonitos donde disfrutar del momiji (otoño) japonés y doy fe de ello. Los colores de la naturaleza del lugar son espectaculares con unos rojos y y unos naranjas muy intensos, el sitio está bastante concurrido y vuelvo a ver mucha gente con trajes tradicionales, lo que le da al lugar un aire muy especial. Entablo conversación con un señor mayor sobre fotografía y tras hablar un rato nos despedimos, deseándome él un buen viaje por su país. Sigo explorando los jardines, al final decido no entrar al templo ya que ayer visité muchos y tampoco quería saturarme en su lugar me siento un rato a disfrutar del ambiente del lugar.
Reviso el itinerario y veo que el Heian me cae cerca, así que decido ir allí y de paso buscar un lugar donde comer que el hambre ya aprieta. Abandono el Shinnoyo-do y me dirijo al sur, llegar al Heian es fácil solo tengo que caminar un poco y consigo verlo entre los edificios
El Heian me resulta curioso, por un lado no tiene nada especial en cuanto a emplazamiento ni, al menos para mi, en lo que se refiere a estructura de los edificios pero tiene algo que lo hace atractivo. Esta en una gran explanada a varios niveles, lo que le da un aire a Imperial Chino y, ya me perdonarán los puristas, a la zona del Dragón Khan de Port Aventura. Al salir veo que hay un parque en frente muy grande dónde según veo suelen hacerse varios festivales, es bueno saberlo para otra vez.
Para comer no me complico mucho la cosa, cuando empiezo a buscar veo que justo delante hay un restaurante de ramen, me vale. Comida muy buena, no al nivel del de ayer a la noche pero un muy buen ramen a buen precio. Con la tripa llena me paseo un poco por los alrededores y pongo rumbo al Nazen-ji, el trayecto se hace ameno y recorre en gran parte paralelo a un canal, poco a poco las calles se van llenando de gente y cada vez noto más que estamos en sábado.
El Nazen-ji no defrauda y sigue la tónica de los templos vistos hasta ahora, un emplazamiento fabuloso y grandes estructuras de madera que parecen integradas en el paisaje. Al llegar me llama la atención que se pueda visitar la puerta y como parece que tiene unas buenas vistas decido entrar. Ojo escalera, menuda inclinación tienen la maldita y ojo techo, menudo leñazo me doy. Frotándome la cabeza me acerco al balcón de la puerta y veo que ha merecido la pena. Tengo unas vistas geniales de todo el recinto, con el templo al final de los jardines y todo salpicado por los colores del otoño. Paso un rato deleitándome en las vistas hasta que vuelvo a bajar, una vez en tierra firme recorro el camino que lleva hasta el templo, este tampoco me interesa mucho verlo, además se está llenando de gente y se hace tarde. Me doy una vuelta por el jardín donde está el acueducto, muy bonito por cierto.
Abandono el recinto por el norte camino al Eikando. Este es otro de los objetivos del día, según he leído tiene un templo muy bonito para visitar y unos jardines preciosos. Nuevamente lo leído se queda corto, el Eikando justifica su visita desde el minuto uno. El trayecto por el templo es muy completo, ves varias salas, paseas por pasarelas, jardines interiores, subes a una capilla tras el templo desde donde hay unas vistas preciosas y cuando sales de él te espera una jardín muy pero que muy bonito. Veo que tienen también iluminación nocturna pero entre que hay que salir, pagar otra vez para entrar y que mañana me toca despertarme muy pronto decido no verlo, ya vi ayer los del Kitano Tenmagu.
Ahora toca salir de aquí, no se porque me pongo a seguir a una pareja ya que tiene muy claro a donde van o eso me parece a mi, y la verdad es que me hacen descubrir un camino secundario que recorre paralelo a un canal y que desciende por la ladera donde están situados el Nazen-ji y el Eikando hasta las cercanías del Heian. Una vez allí veo que tampoco es muy tarde y decido acercarme a Gion antes de pillar el metro hasta el apartamento.
Por el camino a Gion como un par de croquetas de boniato de un vendedor callejero y cuando llego al barrio flipo. Es precioso, parce sacado directamente de una película. Son solo dos calles pero tiene un ambiente a estilo y un aire a mistificación que dejan sin habla. Me paseo por el barrio y me siento un rato a ver el ambiente, no veo ninguna Geisha pero si me parece ver a una Maiko.
En el barrio del apartamento me compro un bento en el 7/11, como he dicho antes no son ferran adriá pero para ser comida para llevar esta muy buena y sobretodo barata. Le comento a Mizuki lo de ir a cenar por la zona de ponto-cho o a dar una vuelta y quedamos que mañana nos decimos algo.
Ahora toca descansar que mañana me levanto muy pronto, quiero ir al bosque de bambú de Arashiyama a primera hora y luego castillo de Nijo y jardines imperiales.
Visitas del día
Durante todo el día noto que es sábado ya que está todo muy concurrido, en algunos lugares hay momento que hay mucha gente pero es cuestión de esperar unos minutos y la marea turística se aleja.
-Ginkaku-ji. Si el pabellón de oro es visita obligatoria por el templo el Ginkaku-ji lo es por sus jardines, con los de Kanazawa que visitaré más adelante son los más bonitos que he visto en el viaje. Cuidados al detalle tiene un algo que hace que pasearte por ellos sea una experiencia. Nuevamente recomiendo ir pronto por la mañana para no pillar muchas aglomeraciones, puede ser un buen punto de partida para el día
-Camino de la Filosofía. pues una calle sin más, supongo que en primavera tendrá su encanto pero en otoño no tiene nada especial y no justifica su visita, aun así no esta mal pasearse por él.
-Honen-in. Un templo que está al lado del camino de la filosofía, si el trayecto lleva por el lugar recomiendo desviarse a visitarlo. Es pequeño pero tiene su encanto.
-Shinnoyo-do. Uno de los platos fuertes del día, en otoño lo considero un imprescindible. El lugar con los colores rojos, naranjas y amarillos es sencillamente espectacular. Del templo no puedo decir nada porque no entré pero los jardines son muy recomendables tanto para pasear como para descansar un rato y disfrutar del ambiente.
-Heian. Curioso, es la única palabra que me viene a la mente al pensar en el Heian. No tiene nada particular pero como parece tan fuera de lugar se hace apreciar. Si hay tiempo no está de más acercarse a verlo.
-Nazen-ji. Otro que me sorprendió, lo tenía como uno de los que ver si tengo tiempo y me gustó mucho. Subir a la puerta fue una experiencia y tiene muy buenas vistas del lugar. Nuevamente jardines y emplazamiento espectaculares, del templo como no entré no opino.
-Eikando. Otra de las joyas del día, me gustó todo en él y la visita al templo la recomiendo. Jardines preciosos, casi al nivel del Shinnoyo-do en cuanto a colores. Por la noche tienen que molar mucho con la iluminación aunque pienso que los del Kitano Tenmagu tienen más potencial como visita nocturna.
-Gion y Ponto-cho. El primero es un esencial, ni que sea para llegar y sentarse unos minutos. Yo fui por la tarde noche y me encantó el ambiente que se respiraba en la calle. En cuanto a Ponto-cho es un maremágnum de gente, y más en sábado, y es una experiencia perderse un poco por las callejuelas que lo atraviesan y sobretodo pasear por la ribera del rio. Un sitio perfecto para ver otra cara de Kioto. Visitar los dos barrios seguidos da la oportunidad de notar el contraste entre uno y el otro. Merecen mucho la pena.
Trayecto del día
1- Apartamento
2- Templo de la Montaña
3- Ginkaku-ji
4- Camino de la Filosofía
5- Honen-in
6- Shinnoyo-do
7- Heian
8- Nazen-ji
9- Eikando
10- Camino del canal
11- Gion
12 -Ponto-cho
13- Parada de Imadegawa.