Día 7 de diciembre. COSTA DE CAUSEWAY ✏️ Diarios de Viajes de Reino Unido

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Comienza un nuevo día. Rápidos, todos a recoger y a desayunar, que tenemos prisa. Hoy hay muchas cosas que ver...

*** Imagen borrada de Tinypic ***

Desayuno tomado. No es gran cosa. Hay tostador de pan, algunos cereales y poco más. No es para ponerle un diez al desayuno del hotel, pero bueno.

Aprovechamos para hacer fotos en el parking donde tenemos los coches, que está junto al río, antes de ponernos en marcha. Hoy ha amanecido muy nublado y con frío. Las previsiones que tenemos no son muy halagüeñas, ya que pronostican lluvia y mucho viento.

Nuestro primer destino es Mussenden Temple. Se trata de un templo que fue construido en 1785 por Frederick Augustus Hervey, excéntrico conde de Bristol y obispo protestante de Derry, en recuerdo de su sobrina favorita Frideswide Mussenden. Sin embargo, las malas lenguas cuentan que lo construyó para tener encuentros íntimos con su cuñada, a la que tenía aún más afecto que a su sobrina... Que cada uno se quede con la explicación que más le convenza...
Son unos 50 km lo que tenemos que hacer, todo el rato por la A2. Llegamos sin complicaciones en unos 45 min.
La entrada es gratuita. Hay un aparcamiento muy cómodo y luego hay que dar un alegre paseo de unos 5 min hasta llegar al templete.
Cuando bajamos del coche nos volábamos. Vaya airazo. El lugar está sobre unos acantilados y pegaba el aire que daba gusto. Sin embargo las vistas merecen muchísimo la pena.
Justo al lado del templo está lo que queda de la antigua residencia del obispo, el castillo de Downhill, por el que se puede volver por su interior para regresar de nuevo al aparcamiento.



*** Imagen borrada de Tinypic ***


*** Imagen borrada de Tinypic ***

A mi, personalmente, Mussenden Temple me gustó bastante. Es un lugar que tiene un no se que. El mar embravecido y esos acantilados aguantando las embestidas, el aire que parece que te va a llevar; incluso las ovejas que corretean libremente por el paraje... Creo que es un sitio que merece la pena visitar.
Para los amantes de Juego de Tronos, en la playa que hay bajo el acantilado, se rodaron algunas escenas.

Nos volvemos a los coches. Amenaza lluvia y vamos helados. Nuestro siguiente destino es Dunluce Castle, que está a unos 25 km. Por el camino atravesamos la localidad de Coleraine y decidimos parar a tomar una café. Son las 11 de la mañana y es lo que apetece. Aparcamos en un aparcamiento que hay justo al atravesar el río que parte la ciudad en dos mitades y nos dirigimos por la calle Bridge St. hacia la plaza principal. Justo al inicio de la calle encontramos un cafe Rocca, que tiene una pinta muy elegante, con sofás, estanterías con libros,... Allá que entramos y disfrutamos nuestro delicioso capuccino acompañado de unos pastelitos que estaban bastante ricos.
Ya que habíamos parado en Coleraine decidimos dar un pequeño paseo por el centro de la ciudad. Vamos bien de tiempo y tampoco teníamos a nadie esperándonos.
Inciso. La verdad es que este tipo de viajes en lo que sólo vas a ver cosas de naturaleza, sin estar pendientes de horarios de entradas están bastante bien, ya que te permiten hacer paradas sin preocupaciones. En este viaje la única restricción que teníamos eran las horas de sol (aunque el astro rey no ha hecho su aparición casi en ningún momento).
Coleraine tampoco es que tenga mucho que ver, o por lo menos no lo vimos. Tiene una plaza central con una iglesia en el centro y no mucho más, y encima nos empieza a llover así que decidimos seguir ruta en el coche. Que me perdonen todos aquellos colerainenses que lean este diario...


Llegamos a Dunluce Castle en quince minutos (o veinte o vete tu a saber...). ¿Recordáis que dije que en Mussenden hacía aire? Perdonad pero os mentí. Aquello era una ligera brisilla que hacía a la orilla del mar. Con decir que una parte de Dunluce Castle estaba cerrada por problemas de viento. Su ... madre que huracán. Aquí si es verdad que nos volábamos y encima lloviznando. Pero bueno, ya que estamos aquí iremos a visitar la parte que está abierta y nos echaremos unas fotos con los pelos por la cara y sujetándonos los gorros.



Visto esto, pues nos dirigimos hacia la Giant's Causeway (lo pondré en castellano antiguo porque mi hermana se que me lee y no se va a enterar de la siguiente parada... Calzada del Gigante), que era uno de los platos fuertes de este viaje.

Aquí voy a contar lo que a mi me contaron antes de viajar y que sirve para ahorraros un dinerillo. Vamos a ver. La visita a la Calzada es gratuita. ¿Qué pasa entonces? Pues que hay un centro de visitantes con un aparcamiento en el que te dicen que te metas y así te cobran entrada por persona.
¿Qué hay que hacer para ahorrarse ese dinero? Pues está claro, no meterse en el centro de visitantes. Cuando llegas, a la izquierda hay un hotel con un pedazo de aparcamiento feo de grande. Te metes ahí y al fondo del aparcamiento hay una valla de madera que delimita un caminito que te lleva al punto de partida de la ruta que va hacia la Calzada. Fácil y sencillo, y sobre todo GRATIS. Creo que son 6 o 7 libras por cabeza, así que vosotros mismos.

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Hecho el inciso picaresco, ahora explico un poco que es la Calzada, la leyenda que hay detrás de ella y nuestra visita.
La Calzada de los Gigantes es un área que contiene unas 40 000 columnas de basalto provenientes del enfriamiento relativamente rápido de la lava en un cráter o caldera volcánica, que ocurrió hace unos 60 millones de años (gracias Wikipedia).
La leyenda de su formación tiene que ver con el gigante Finn MacCool (deberíais acordaros de él y ya os dije que volveríamos a ver su nombre en este relato). Cuenta la leyenda que había dos gigantes, uno de Irlanda (ya sabeis, Finn) y otro de la parte de Escocia o por ahí cerca (Bennandoner), que se llevaban muy mal y continuamente se tiraban rocas. De tanto tirar rocas se formó un campo de piedras sobre el mar. El gigante escocés decidió pasar el camino de rocas y derrotar a su adversario, pues éste era más fuerte que el otro. La mujer del gigante irlandés (Oonagh) vio cómo venía el gigante escocés, así que decidió vestir a su marido de bebé. Al llegar el escocés y ver que el bebé era tan grande, pensó que su padre sería el triple de grande, así que huyó pisando muy fuerte las rocas, para que se hundieran en el mar y que el otro gigante no pudiera llegar a Staffa, su lugar de residencia.
Vuelvo a decir lo mismo que dije con lo del obispo de Derry y su sobrina y cuñada; que cada uno se quede con la explicación que más le guste o convenza.

Bueno, nos habíamos quedado en Dunluce Castle. Se tardan 10 minutos en llegar desde ahí hasta la Calzada. Pues en ese tramo empezó a llover a mares, a granizar bolas del tamaño de pelotas de golf,... un desastre de tiempo. Llegamos allí y nos indica una alegre muchacha irlandesa que nos metamos hacia la derecha, que está el parking del centro de visitantes... Ay ilusa. Se ve que no ha leído el párrafo anterior. Le digo que sí, que voy a dar la vuelta en la glorieta que hay un poquito más adelante, pero miento. Me meto en aparcamiento gratuito del hotel y busco la valla con el caminito.
Salimos de los coches, nos abrigamos y tapamos todo lo que podemos y un poquito más. Ha amainado la recia lluvia que ha caído hace 5 minutos pero a lo lejos, sobre el enfurecido mar, se ve que viene un tormentón de los que hacen época.
Desde el aparcamiento hasta la Calzada hay unos 10 minutos andando. Salen autobuses que suben y bajan continuamente, pero pensábamos que eran para los que previamente habían pagado en el centro de visitantes. Nos miramos todos, nos asentimos frunciendo un poco el ceño y decidimos tirar hacia los hexágonos de basalto.
No veas la que nos cayó. La del pulpo parecía de calamar al lado de eso. Granizos, vientos que nos arrastraban (a mi lo entiendo porque soy peso pluma, pero a Domo...) y hacían que los granizos nos dieran en las partes del cuerpo que no llevábamos cubiertas como si fueran disparos, pero ya estábamos a medio camino. Ya no había marcha atrás, seguimos aún poniéndonos empapados. Menos mal que al llegar cesó la tromba que nos estaba masacrando y tuvimos nuestros 15 minutos de tranquilidad para hacernos nuestras fotos y disfrutar de esta maravilla de la naturaleza.


Ea, pues visto. Volvamos a nuestros vehículos antes de que los dioses se alíen otra vez contra nosotros y nos manden otro tormentón. Decir que el camino de ida es cuesta abajo... y como todo lo que sube, baja, pues todo lo que baja... Entonces Magdalena (nombre ficticio, pero todos sabéis a quién me estoy refiriendo...) se acercó al bus que comenté antes y le preguntó si era sólo para los que habían pasado previamente por centro de visitantes. Y para nuestra alegría, la respuesta fue que no, que el precio era de 1£ por pasajero... ¿Cuántos somos, 10? Pues ahí tiene usted y vamos rapidito que nos estamos quedando tiesos.
En cinco minutos estábamos todos de nuevo en nuestros coches, con nuestras galletas comidas en autobús, mojados de arriba a abajo, pero con la Calzada de los Gigantes tachada de nuestra lista de cosas imprescindibles que hay que ver antes de...

Bueno, venga, que son ya casi las dos de la tarde y tenemos que llegar a nuestro hotel, The Fullerton Arms, en Ballintoy. También reservado mediante www.booking.com; cuatro habitaciones con desayuno incluido 280£. Las camas están bastante bien y el baño también correcto. Le damos el aprobado sobradamente.
El trayecto son 10 km, por lo que llegamos en un pis pas. El hotel no tiene pérdida. Ballintoy es una calle (sí, una calle) y más o menos a la mitad, está el hotel, con su reglamentario pub. Para los amantes de Juego de Tronos, decir que ahí se alojó parte del set de rodaje de la serie porque rodaron en el puerto (Ballintoy Harbour), que nosotros visitaremos después de alojarnos y comer como Dios manda.
El pub fue lo que más me gustó. Chimenea encendida con sus sillones orejeros a los lados.
Evidentemente esos asientos nos los dejaron a los más maduros (que no viejos) del grupo... y bien que se agradeció.

*** Imagen borrada de Tinypic ***

Comimos tranquilamente, pues ya no quedaba mucho más por ver hoy. Se comió muy bien en el pub del hotel (también hay que decir que no había mucha más oferta en el lugar) y no fue especialmente caro (130£), con nuestros vinos, cervezas Harp, cafés...
Como era aún pronto decidimos llegarnos a ver el Ballintoy Harbour (hermana, el puerto), porque hay algún que otro friki de la serie en el grupo. Está a unos 5 minutos en coche. No había un alma por esas calles. Cuando llegamos nos íbamos a helar. ¡¡Qué FRÍO!! ¡¡Que AIRE!! Pero el ser casi de noche y con ese mar furioso, ese cielo amenazante... daba al lugar un encanto peculiar.


Son las 17:30h, ya ha anochecido pero tampoco hay ganas de meternos en hotel de momento. Decidimos llegarnos a Ballycastle, ciudad más grandecita que hay por el lugar y que está a unos 15 km. De camino acordamos que podemos cenar por allí si encontramos algo. En la guía que llevábamos ponía que hay una bonita playa de arena y un atractivo puerto... pero era noche cerrada y nos dirigimos para el centro. Poco ambiente, pobre alumbrado navideño, poco que ver... Como vemos un supermercado pues pensamos comprar para cenar en hotel y volvemos a coger coche de vuelta.

Llegamos de nuevo a Ballintoy justo cuando empieza a nevar. Vaya tela. La noche se presentaba de lo mas desangelada, para los que tuvieran que salir... Para mi puede que haya sido una de las mejores noches en mucho tiempo. Después de la cena-picnic en la habitación de Magdalena, nos volvemos a bajar al pub Domo y yo. Allí, sentados frente a la chimenea cada uno en su sillón orejero, echando palos como si no hubiera un mañana, oyendo el viento huracanado que hacía fuera, viendo como cae nieve y granizo sin parar, y con nuestra Harp, o nuestra sidra típica del lugar, o de nuevo otra Harp, o un gin tonic... Hasta incluso la dueña/camarera del lugar quiso echarse una foto con nosotros. Esa tarde noche es de esos momentos que siempre son los que se recuerdan cuando se empieza a hablar de viajes o de buenos ratos.



Después de dos horas, quizás tres, allí sentados tan requetebién, decidimos dar por finalizada la jornada y nos retiramos a nuestras habitaciones. Mañana será otro día....

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