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20 de julio.
Amanecemos en Estocolmo. Bueno, os estoy mintiendo, amanecemos a tomar por culo de Estocolmo porque la estación está de obras. No recuerdo el nombre del lugar en el que te deja pero tienes que coger un cercanías hacia una estación de metro y luego ir a otra estación de metro hacia donde esté tu alojamiento. Los trenes extra entran en tu billete de tren, en nuestro caso, de interrail. La verdad que para nosotras fue una paliza pero porque estábamos cansadas, en realidad no es para tanto y hay mucha gente del metro para ayudar a los turistas a saber hacia dónde ir.
Nos hospedamos en el City Hostel, esta vez para dos noches en una habitación de 12 personas mixta. Toda una experiencia.
El check-in de nuevo muy engorroso, llegamos antes de la hora y nadie nos quería abrir para siquiera soltar los mochilones. Ni a nosotras ni a otros chavales que teníamos atrás también esperando. Tras más de media hora intentando mediar para entrar (nos daban largas o directamente no cogían el telefonillo) unos muchachos salieron del albergue y aprovechamos para “colarnos”. Estábamos agotadas y queríamos dejar las maletas y tomar un maldito café, era muy temprano en la mañana y veníamos de dormir mal en el tren y de recorrernos los metros de Estocolmo (muy bonitos). Cuando conseguimos entrar y al ver que no había nadie del albergue allí, decidimos aprovechar y ducharnos y desayunar para hacer tiempo a que abriera la recepción, dejar las maletas y pasear por la bella Estocolmo. A pesar de que el check-in fue engorroso por el echo de llegar demasiado temprano (en parte culpa nuestra no haber avisado al hostel, si avisas te dan un código para poder entrar) el sitio no estaba nada mal, las camas comodísimas, con luz y enchufes en tu lado de la cama, taquillas para dejar las mochilas, baños y duchas compartidos por sexos pero siempre limpísimos, la cocina también estaba muy bien, tenía de todo para cocinarte tus cositas y tenían café, té y pasta para consumir gratis. Insisto en lo limpio que siempre estaba todo. Relación calidad precio bastante bien, lo único malo es que está en el sótano de un edificio, no tiene terraza ni ventilación. Imaginad una habitación de 12 personas sin una maldita ventana. Pero bueno, fue mejor de lo que creímos. Recomendado queda.
Una vez duchadas, desayunadas y descansadas, salimos del hostel para visitar la ciudad. Nos enamoramos de Estocolmo, miraras donde miraras había algo bonito.
Empezamos en el ayuntamiento, precioso, y nos dirigimos hacia Gamla Stan, qué decir de este lugar, hay que ir a verlo.
A primera hora de la tarde volvimos al hostel para hacer el check-in en condiciones y tener la habitación, hasta ahora solo habíamos hecho uso de las zonas comunes y de la habitación donde guardan el equipaje a quien lo necesita. Comimos allí haciendo uso de su cocina y yo y mi pareja nos quedamos a descansar, menuda siesta me pegué, qué bien me sentó, estaba cansadísima de arrastrar días de no dormir más de 4 horas y de caminar kilómetros y kilómetros bajo un sol sorprendentemente abrasador. Otras 3 de nosotras se fueron a seguir viendo la ciudad, visitaron la isla que hay al cruzar el puente Skeppsholmsbron, lo siento, no recuerdo el nombre de la isla, pero sí que os puedo decir que es en ese puente desde donde puedes hacer una de las fotos típicas de la ciudad con la corona en primer plano y el Gamla Stan de fondo.
Después de mi merecido descanso nos encontramos con nuestras amigas en el Kungstragarden donde por suerte nos encontramos con un festival de música Rock. Echamos un buen rato la verdad, con cervezas compradas en un Systembolaget y enfriadas en las neveras del hostal que mi pareja y yo transportamos hasta el festival bien fresquitas. ¿Qué es un Systembolaget? El único lugar en el que encontrarás que venden alcohol en toda Suecia. Puedes consumir alcohol en los bares y festivales, obviamente, pero si quieres comprar alcohol para una fiesta, para tu casa o para saciar la sed, tienes que ir a uno de estos sitios donde no hay opción de comprar la cerveza ni nada frío. Te las apañas como puedas. Con el tiempo descubrimos que algunos 7 eleven vendían cerveza fría (MILAGRO!!!) pero de muy baja graduación. Menos da una piedra. Después de echar el rato en el festival volvimos al hostel a descansar.
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