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Aterrizando en Keflavík
Nuestro vuelo salía del Prat a las 18.30 de la tarde del lunes 8 de octubre de 2018. Como siempre, salimos con bastante antelación de casa para llegar al aeropuerto con suficiente tiempo de margen. Lo primero que hicimos fue facturar nuestras maletas; dos maletas grandes llenas de ropa de abrigo para el frío que nos esperaba en Islandia, país que teníamos muchísimas ganas de conocer. Por cierto, el check in para facturar las maletas en Vueling lo hicimos nosotras mismas siguiendo las instrucciones de unas máquinas, pero fue todo correcto.
Después nos fuimos a pasar el control de seguridad, nada de colas, pues era un lunes cualquiera. Siempre que viajamos lo hacemos en pleno agosto y se notaba mucho la diferencia. Eso sí, algunos de los trabajadores súper bordes...la señora que estaba vigilando a los que pasábamos por el arco de seguridad una maleducada como pocas he visto. De todo tiene que haber en esta vida... pero menuda amargada
.Después del pequeño momento de tensión, sin maletas grandes y habiendo pasado el control, nos relajamos y fuimos a chafardear un par de tiendas y a comer un bocadillo a precio prácticamente islandés, para ir cogiendo práctica con el ejercicio monetario. Después de comer ya estaba disponible el número de la puerta de embarque y fuimos hacia allí para continuar esperando.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
A la hora estipulada empezamos a embarcar y salimos puntuales y sin ningún contratiempo rumbo a Islandia!! El vuelo duraba unas cuatro horas y media, pero como en Islandia nos llevaban dos horas menos de diferencia, estaba previsto que llegaríamos a las 9 de la noche aproximadamente, como así fue. El vuelo se puede decir que ha sido el peor que hemos tenido hasta la fecha, cogimos bastantes turbulencias y algunas de ellas fuertes, al menos de las que yo haya sufrido en mis carnes (quizás eran una mierdecilla de turbulencias...). De hecho nos pasamos como la mitad del tiempo sin poder levantarnos a hacer pipí, así que cuando por fin se encendió el pilotito de que nos podíamos desabrochar los cinturones hubo prácticamente una estampida de meones y yo creo que el sustillo de las turbulencias también tuvo algo que ver...
Por suerte, llegamos todos sanos y salvos al aeropuerto de Keflavík y nadie se había meado encima, creo. Recogimos nuestras maletas que salieron enseguida y allí mismo nos esperaba, a nosotras y a tres parejas más, el chico que nos tenía que entregar el coche de alquiler. Así que nos pusimos los anoraks que llevábamos preparados para el gran momento del bofetón glaciar, y nos montamos todos en su furgoneta en la cual nos llevó a la oficina de alquiler, a 3' del aeropuerto. Yo creo que a 3' en su vehículo porque él cogía las rotondas en línea recta...
Allí empezaron a entregar coches y campers a la gente. Nosotras como somos unas lentas fuimos las últimas. Le entregamos al chico el carnet de conducir y la tarjeta de crédito y nos dijo que ya no había ningún seguro más extra, que estaba todo incluído en lo que habíamos reservado desde casa, así que pagamos el precio acordado y nos llevó al coche, que era un Dacia duster 4X4. Estuvo repasando el coche con nosotras, pero como no se veía un pimiento porque ya era de noche, nos dijo que por la mañana le diéramos otro repaso a plena luz del día y le mandaramos fotos o nos pasaramos un momento por allí si veíamos algo que no estuviera anotado...
Pues bueno, sin mucho más que comentar, porque el hombre quería irse ya a su casa a descansar y nosotras a poner el culo en remojo en el hot tub de la cabaña, le dijimos que sí, que mañana lo mirábamos y nos despedimos. Pusimos la dirección de las cabañas en el GPS y tardamos unos veinte minutillos más o menos. A todo esto ya era bastante tarde, y cuando llegamos eran al menos las 11 de la noche.
Aparcamos al lado de la cabaña que nos tocaba, en teoría había cuatro si no recuerdo mal. No se veía una leche, porque estábamos en medio del campo, sólo algunas casitas alejadas, ni a nadie por las inmediaciones y no sabíamos dónde estaba nuestro anfitrión, pero nos acercamos hasta la puerta de la cabaña y como vimos luz, probamos a abrir y estaba la puerta abierta y dentro se estaba súper calentito. En el porche estaba la bañera exterior, con el agua caliente, que echaba un humo que no veas...y el contraste con el frío que hacía era curioso.
Empezamos a inspeccionar el alojamiento, una cabaña súper apañada y bien preparada. Tenía un pequeño salón con cocina en un sólo ambiente, con televisión, mesa y sillas. La cocina muy bien equipada. El baño estaba perfecto y la habitación, con una cama doble. Teníamos los nórdicos y toallas encima de la cama. Todo estaba súper limpio y el colchón fue una maravilla.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Al poco llegó el dueño que nos dio la bienvenida. El hombre venía muy bien preparado con el datáfono en la mano
La verdad que va súper bien poder pagar así y el señor majísimo. Una vez pagado nos relajamos, nos dimos una ducha y nos metimos en la bañera caliente del porche. Evidentmente al salir en bañador flipamos en colores, pero dentro el agua estaba calentísima, hasta demasiado. No pudimos estar mucho rato dentro... además era tarde y no habíamos ni cenado ni nada. Nos preparamos algo rápido de lo que trajimos de casa y echamos un vistazo al planing del día siguiente. Nos dejamos toda la ropa preparada para el día siguiente y nos metimos en la cama que era puro amor.*** Imagen borrada de Tinypic ***
El alojamiento se llama Sandgerdi cottages y nos costó 110€. Lo recomendamos totalmente.
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