Hoy era nuestro último día en Pekín y en China, mañana regresábamos a España, una pena me invadía pues había sido un viaje espectacular, un viaje que me había llenado por completo. Todo lo que había visto me había encantado, la gente me pareció estupenda y me llevo buen recuerdo, nadie nos intentó engañar, siempre estuvieron dispuesto a ayudarnos, pero se que mucho tiene que ver al hablarles un poco en su lengua parece que se involucraban más cuando veían que sabías algo de su idioma.
Nos levantamos sobre las 8 de la mañana, hoy lo íbamos a dedicar a pasear y grabar en mi memoria todos los detalles de esta ciudad. Salimos caminando hacia la torre de la campana y del tambor, un paseíto de una media hora pero hoy no teníamos prisa. Empezaban a abrir los negocios, el viento soplaba con fuerza y hacía frio, pero a cambio teníamos un día despejado el más bonito de nuestra estancia en Pekín, China nos quería despedir con este gran regalo. Llegamos a la torre de la campana y del tambor antes de que abrieran, no me causaron gran sensación, a mi parecer estaban mal conservadas, creo que necesitan un poco de pintura para que luzcan preciosas, comparadas con las de Xian me dieron muy mala pinta. Sacamos unas fotos por fuera y decidimos no entrar. Seguimos hacía el norte y ya nos metimos directamente en los Hutongs dirección al templo Lama. Hoy era un día para pasear y admirar lo que nuestros ojos tenían en frente. Paseamos por toda esa zona, sacamos muchas fotos y llegamos caminando al Templo Lama.
Torre de la campana y tambor
Paseo por los hutong
Entrada al templo de los Lamas 25 Yuanes, aquí no hay descuento de estudiante. El templo precioso, las hojas de los árboles caían al suelo formando una gran alfombra amarilla que daba paso al complejo. En los patios que se encuentran entre los edificios se pueden ver enormes quemadores de incienso en los que los fieles colocan cientos de varillas, pero hoy por el fuerte viento no se podían prender. Entramos en cada rincón y nos quedamos con la boca abierta cuando llegamos a uno de los pabellones con una impresionante estatua de Maitreya, el Buda futuro, la escultura de 18 metros de altura, dicen que fue tallada a partir de una única pieza de madera de sándalo.
Estatua de Buda del 18 metros de altura
Estuvimos en el Templo bastante rato, y es que hoy no teníamos prisa. Después de esta visita salimos a la calle y ahora cogimos el metro (parada YongheGong) que estaba en la misma salida con la intención de ir al lago Huohai, nos bajamos en la parada Pinganli linea 4, pero de aquí hay que caminar un ratito hacia la entrada del lago, después vimos que había otra parada casi en la entrada del lago, pero que no la teníamos indicada en nuestro mapa del metro. Este paseo lo aprovechamos para almorzar, entramos en un restaurante en donde habían muchos chinos, pagamos 100 yuanes por la comida, la más cara que habíamos pagado en Pekin , pero pedimos muchos platos para probar, cerveza, refresco, y es que veníamos con un hambre feroz, tanto caminar nos había hecho efecto jajaja.
A continuación caminamos por el lago, nos adentramos por una calle peatonal llena de comercio y muy chula. Y ya cuando nos cansamos decidimos regresar caminando hacia la ciudad prohibida con la intención de volver a subir a la colina del carbón para disfrutar de las vistas, y así se nos pasó el tiempo. Entramos en el parque de la colina del carbón, subimos a la pagado central, nos sentamos, nos comimos unas papas fritas, nos relajamos, bajamos y nos fuimos directos buscando el sonido que provenía desde la parte norte del parque de alguien cantando y ya nos sentamos a escuchar a varias personas cantar, mis últimas horas en Pekín estaban siendo maravillosas sin hacer nada especial pero sin embargo me estaban llenando por completo, pues al ir tan despacio te vas empapando de sensaciones y te fijas en pequeños detalles que te asombran. Aun recuerdo esa última canción que oí en Pekín.
Lago HuoHai
Colina de Carbón
Empezó a oscurecer y salimos del parque y lo que vimos en frente fue aun mas maravilloso. La ciudad prohibida empezaba a iluminarse. Varios fotográfos aficionados y profesionales intentaban pillar una instantánea de la ciudad prohibida iluminada con un cielo claro donde brillaban las estrellas.Sacamos algunas fotos intentando pillar una buena , pero lo mejor fue sentarnos y ver como iba cambiando la visión según iba anocheciendo, fue una gozada, el frío era cada vez mas intenso pero yo no quería irme de allí, quería congelar el tiempo y que no pasara nunca, pero finalmente tuvimos que marchar hacia el hotel. Ya era de noche y mañana había que levantarse sobre las 3 de la mañana para salir a las 4 hacia el aeropuerto.
Me quedo con esta imagen, mi último recuerdo de Pekín.
De camino al hotel compramos provisiones en un supermercado que a esas horas aún estaba abierto, el viento soplaba con fuerza y cada vez se hacía peor estar en la calle por el frío. Llegamos al calor del hotel y hablamos para llamar un taxi para salir a las 4 de la mañana. Lo apuntaron y nos fuimos a dormir.
El taxi llegó puntual a su hora, aunque nos cobró 150 yuanes por ir al aeropuerto y no quiso poner el meter, no íbamos a discutir pues a esas horas no había tráfico en la calle, si veías algún taxi pero tenías que salir a las principales a buscarlo. Ya lo que viene después es el triste regreso, sin incidentes, una escala corta en Zurich, llegamos a Madrid una escala larga y paseo por la capital rodeados de basura por la huelga que había en esos días, "si señor ya llegamos a ESPAÑA!!!! "y para casa con Ryanair. Un día agotador, triste y a la vez alegre por haber vivido esta maravillosa experiencia y poder contarla.
Sin duda a China volveré!!!!!!Otro sueño cumplido y ahora a pensar en el siguiente. Amo viajar y cada vez me engancho más.
Nos levantamos sobre las 8 de la mañana, hoy lo íbamos a dedicar a pasear y grabar en mi memoria todos los detalles de esta ciudad. Salimos caminando hacia la torre de la campana y del tambor, un paseíto de una media hora pero hoy no teníamos prisa. Empezaban a abrir los negocios, el viento soplaba con fuerza y hacía frio, pero a cambio teníamos un día despejado el más bonito de nuestra estancia en Pekín, China nos quería despedir con este gran regalo. Llegamos a la torre de la campana y del tambor antes de que abrieran, no me causaron gran sensación, a mi parecer estaban mal conservadas, creo que necesitan un poco de pintura para que luzcan preciosas, comparadas con las de Xian me dieron muy mala pinta. Sacamos unas fotos por fuera y decidimos no entrar. Seguimos hacía el norte y ya nos metimos directamente en los Hutongs dirección al templo Lama. Hoy era un día para pasear y admirar lo que nuestros ojos tenían en frente. Paseamos por toda esa zona, sacamos muchas fotos y llegamos caminando al Templo Lama.
Torre de la campana y tambor
Paseo por los hutong
Entrada al templo de los Lamas 25 Yuanes, aquí no hay descuento de estudiante. El templo precioso, las hojas de los árboles caían al suelo formando una gran alfombra amarilla que daba paso al complejo. En los patios que se encuentran entre los edificios se pueden ver enormes quemadores de incienso en los que los fieles colocan cientos de varillas, pero hoy por el fuerte viento no se podían prender. Entramos en cada rincón y nos quedamos con la boca abierta cuando llegamos a uno de los pabellones con una impresionante estatua de Maitreya, el Buda futuro, la escultura de 18 metros de altura, dicen que fue tallada a partir de una única pieza de madera de sándalo.
Estatua de Buda del 18 metros de altura
Estuvimos en el Templo bastante rato, y es que hoy no teníamos prisa. Después de esta visita salimos a la calle y ahora cogimos el metro (parada YongheGong) que estaba en la misma salida con la intención de ir al lago Huohai, nos bajamos en la parada Pinganli linea 4, pero de aquí hay que caminar un ratito hacia la entrada del lago, después vimos que había otra parada casi en la entrada del lago, pero que no la teníamos indicada en nuestro mapa del metro. Este paseo lo aprovechamos para almorzar, entramos en un restaurante en donde habían muchos chinos, pagamos 100 yuanes por la comida, la más cara que habíamos pagado en Pekin , pero pedimos muchos platos para probar, cerveza, refresco, y es que veníamos con un hambre feroz, tanto caminar nos había hecho efecto jajaja.
A continuación caminamos por el lago, nos adentramos por una calle peatonal llena de comercio y muy chula. Y ya cuando nos cansamos decidimos regresar caminando hacia la ciudad prohibida con la intención de volver a subir a la colina del carbón para disfrutar de las vistas, y así se nos pasó el tiempo. Entramos en el parque de la colina del carbón, subimos a la pagado central, nos sentamos, nos comimos unas papas fritas, nos relajamos, bajamos y nos fuimos directos buscando el sonido que provenía desde la parte norte del parque de alguien cantando y ya nos sentamos a escuchar a varias personas cantar, mis últimas horas en Pekín estaban siendo maravillosas sin hacer nada especial pero sin embargo me estaban llenando por completo, pues al ir tan despacio te vas empapando de sensaciones y te fijas en pequeños detalles que te asombran. Aun recuerdo esa última canción que oí en Pekín.
Lago HuoHai
Colina de Carbón
Empezó a oscurecer y salimos del parque y lo que vimos en frente fue aun mas maravilloso. La ciudad prohibida empezaba a iluminarse. Varios fotográfos aficionados y profesionales intentaban pillar una instantánea de la ciudad prohibida iluminada con un cielo claro donde brillaban las estrellas.Sacamos algunas fotos intentando pillar una buena , pero lo mejor fue sentarnos y ver como iba cambiando la visión según iba anocheciendo, fue una gozada, el frío era cada vez mas intenso pero yo no quería irme de allí, quería congelar el tiempo y que no pasara nunca, pero finalmente tuvimos que marchar hacia el hotel. Ya era de noche y mañana había que levantarse sobre las 3 de la mañana para salir a las 4 hacia el aeropuerto.
Me quedo con esta imagen, mi último recuerdo de Pekín.
De camino al hotel compramos provisiones en un supermercado que a esas horas aún estaba abierto, el viento soplaba con fuerza y cada vez se hacía peor estar en la calle por el frío. Llegamos al calor del hotel y hablamos para llamar un taxi para salir a las 4 de la mañana. Lo apuntaron y nos fuimos a dormir.
El taxi llegó puntual a su hora, aunque nos cobró 150 yuanes por ir al aeropuerto y no quiso poner el meter, no íbamos a discutir pues a esas horas no había tráfico en la calle, si veías algún taxi pero tenías que salir a las principales a buscarlo. Ya lo que viene después es el triste regreso, sin incidentes, una escala corta en Zurich, llegamos a Madrid una escala larga y paseo por la capital rodeados de basura por la huelga que había en esos días, "si señor ya llegamos a ESPAÑA!!!! "y para casa con Ryanair. Un día agotador, triste y a la vez alegre por haber vivido esta maravillosa experiencia y poder contarla.
Sin duda a China volveré!!!!!!Otro sueño cumplido y ahora a pensar en el siguiente. Amo viajar y cada vez me engancho más.