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Hoy he estado en Soportújar, el pueblo de las brujas.
No hay un rincón de este pueblo que no esté embrujado.
Hay visitas guiadas. Parking hay tres todos de pago (5€ día): os recomiendo el de la entrada del pueblo y si no el de abajo, cerca del cruce. El de arriba del pueblo no, por los pitotes que se forman ya que las calles son muy estrechas.
El pasado 8 de enero visité Soportújar en el marco de un fin de semana largo por la Alpujarra Occidental.
Un propósito del viaje era el senderismo y la naturaleza. Ascendimos por la pista que sale frente a la Ermita del Padre Eterno hasta las Casas Forestales de Soportújar. Una vez rebasadas estas, hay algunos anchurones para aparcar. Subimos hasta la Acequia Almiar que estaba particularmente bonita, con una capita de nieve y agujas de hielo en sus orillas. Pasamos por la Atalaya de Soportújar, con vistas fabulosas al Barranco del Poqueira: desde sus tres emblemáticos pueblos -Pampaneira, Bubión y Capileira- hasta la cumbre del Mulhacén (foto). Finalmente, atravesamos respetuosamente el Centro Budista O Sel Ling por los caminos señalados para el público en general.
Toda esta zona es particularmente bonita cuando hay nieve en las cumbres, como fue el caso. Incluso la encontramos por el camino, gracias a una reciente nevadita, de manera que embellecía sin dificultar la ruta.
En el tramo final, cerca ya de las Casas Forestales, una media docena de perros, incluyendo un mastín de buen tamaño, salió en tropel de un cortijo acosándonos a ladridos. Mantuvimos el paso hablando en un tono monótono y tranquilo hasta que decidieron que era suficiente y dieron media vuelta. Pero la cosa, gracia no tiene. Ya lo he notificado al ayuntamiento de Soportújar, ellos verán. En un fin de semana nos ha sucedido dos veces ¡Es demasiado! Y puede ser peligroso, si hay niños o alguien pierde los nervios.
Ya que estábamos, visitamos el pueblo. No sé yo. Entiendo que tenían que atraer visitantes pero han sacrificado parte de su esencia llenándolo de brujas de estética norte-europea que poco tiene que ver con la apariencia que tendrían las del lugar, de haberlas. Con los críos funciona. Al menos, podrán retirar los postizos brujiles cuando ya no surtan efecto o el día que entiendan las cosas de otra manera.
Ningún problema para aparcar gratis a la entrada misma del pueblo. Ojo, porque una vez dentro el aparcamiento está reservado a los residentes. El pueblo estaba sumamente tranquilo en día laborable post-navideño. Chocaba ver las indicaciones para hacer cola y fotografiarse con el gusano gigante ese de cartón piedra que sale de un venerable soportal
Incluso sin críos de por medio, Soportújar conserva un notable conjunto de soportales de estilo alpujarreño, los mismos que le dan nombre, entre otros elementos de arquitectura popular.