Junto a Don Bernardo había otro personaje de aquellos de “película Almodóvar”. Fran lo llamaba “Paco, el del pasaporte”. Paco tiene 56 años y es de Gijón. Hace ocho años que salió de España y todavía no ha vuelto. “Aunque voy siguiendo al Sporting por internet, acabamos de ganar al Madrid”, comentaba con una sonora carcajada. Paco salió de España por “Unos pequeños trapos sucios en los que me vi metido por Marbella”. Su historia es de película.
*** Imagen borrada de Tinypic *** Fran, Paco, Don Bernardo.
*** Imagen borrada de Tinypic *** Paco, "El del pasaporte".
Partió hacia Lisboa y de ahí se fue a Bolivia con una mano delante y otra detrás donde conoció a una puta de lujo que se enamoró de él. Pasó cuatro años viviendo como un rey y haciendo contactos de alto nivel (vicepresidencia boliviana, Ministro de Economía). Todo iba de maravilla hasta que su pareja le pide en matrimonio. Ante la negativa de Paco, la niña le dice “Ahí te quedas” y Paco se vuelve a quedar en la calle. Sin un duro, Paco viaja a Perú. En Lima le roban el pasaporte. Al ir a pedir un nuevo pasaporte a la Embajada en Lima le dicen que no pueden emitir uno nuevo porqué está en búsqueda y captura en España. Resulta que mientras estaba en Bolivia se inició un juicio contra él en España. A pesar de que estaba en búsqueda y captura en España la Embajada no lo retuvo ya que la orden no había sido enviada a la Interpol. “Estamos aquí para ayudar a los ciudadanos españoles y usted está siendo buscado en España, no aquí”, le comentó un funcionario de la Embajada en Lima. No le dieron el pasaporte pero le entregaron un certificado de “ciudadano español no residente en Perú” con el que fue saltando las fronteras. Pasó a Ecuador, Colombia, Panamá, Costa Rica y finalmente, Nicaragua donde se casó con una nica en León para divorciarse dos años después. Vuelve a quedarse en la calle y llega a Granada hace dos meses. Actualmente está viviendo con unas monjas que se encargan de un asilo de ancianos. Ellas le ponen cama y comida y a cambio él las ayuda a llevar los ataúdes con los abueletes que han fallecido al cementerio. “Mira Xavi, a mí me dan de comer y tengo una cama. Yo cobro $400/mes de un asuntillo que tengo en España. Pero claro, entre mujeres y Flor de Caña el día 15 ya estoy pelao, si es que no se puede ser pobre y tener vicios”. Paco “el del pasaporte” era un auténtico buscavidas.
Hablando con Paco, pasó Nicole y me saludó. “Y ese bombón, ¿de qué la conoces?” comentó Paco tras una repasada del quince. Le expliqué la historia. Paco sonreía “Si es que aquí en Nicaragua, todas están buenas, Xavi. Es terrible”. Al comentarle que Nicole era de Managua, Paco me dio un consejo. “Mira, las de Managua son las más peligrosas. Aquí hay un dicho que casi todas las mujeres siguen a rajatabla con el chele (extranjero), “el gancho (chichi) por la plata”. no esperes una historia de amor a la europea, compañero. Tarde o temprano te va a empezar a pedir cosas. Si te encoñas, estás perdido. Tú decides, ve con cuidado. ¡Quién me mandaría a mí no casarme con aquella puta de Bolivia, con lo bien qué estaba!”.
La tarde pasó volando hablando con Don Bernardo y Paco en el Parque Central. Don Bernardo se fue a su habitación del Hostal Cocibolca y Paco regresó al convento. Fran y yo nos fuimos a cenar al bar “Centralito” de La Calzada donde hacían unos burritos de pollo, jamón y queso descomunales. Allá nos encontramos con varios voluntarios metiéndole a unas litronas de Toña con la calma. Anette tiene unos 23 años y es alemana de Heidelbergh. Viaja sola y lleva ya unos meses trabajando en La Esperanza. Es guapetona y tiene unos ojos azules que te echan patrás. Va a su bola (como casi todos los voluntarios de La Esperanza) y siempre se está riendo. Al igual que en Barcelona, en La Esperanza de Granada los voluntarios acaban dividiéndose en dos grupos cuando llega el momento de desconectar del trabajo. Los “singles” y las parejas. La mayoría de voluntarios viajan solos y no tienen pareja estable, un grupo más reducido viaja solo y tiene pareja. De los aproximadamente 50 voluntarios que trabajan actualmente en La Esperanza, 12 han venido "emparejados".
*** Imagen borrada de Tinypic *** Fran, Anette.
En la mesa de al lado aparecieron Gary e Iñaki, dos vascos que llegaron hace un mes a Granada con la intención de pasar unos días y todavía estaban por aquí. “Si es que llegas a Granada, y es que te lías y no te vas, joder”, comentaba Gary con marcado acento donostiarra. Gary estaba haciendo unas obras de reforma en un local de un valenciano al que por Granada se le conoce como “Tío Antonio”. “Pásate mañana y te lo enseño, Xavi”. “Tío Antonio”…parecía otro personaje interesante.
*** Imagen borrada de Tinypic *** Gari.
A las diez en punto me despedí de la tropa. “¿Vas a por el gallo pinto, Xavi?”. “Vamos a ver”. “Suerte, compañero”. Fran soltó una sonrisa de complicidad. La parada ya estaba cerrada y Nicole estaba sentada tranquilamente en un banco. “¿Vamos a dar una vuelta?”. Paseamos alrededor del Parque Central, se estaba bien y era un lugar seguro. Nicole no tenía una conversación especialmente interesante pero desprendía sensualidad por todos lados y lo sabía. Hablamos sobre su infancia y su vida en pareja, experiencias nada envidiables. Nicole parecía una auténtica superviviente solitaria (o por lo menos eso es lo que ella explicaba). Nos hicimos algunas fotos. “¿Cuánto cuesta ésta cámara?”. Nicole no paraba de preguntar sobre el precio de las cosas en España. Nos sentamos en uno de los kioskos del Parque Central, estábamos solos. A lo lejos se escuchaba el bullicio de la calle La Calzada. Nicole partía hacia Managua en tres días, al acabar la Semana Internacional de la Poesía de Granada. La conversación derivó hacia temas más personales mientras crecía la tensión sensual. Constantes movimientos de melena, sonrisas amplias, mirada sostenida y pequeñas caricias muy bien calculadas. Una crack, vamos. En una de tantas aproximaciones se rompió finalmente la barrera y nos liamos en una explosión de arrumacos que ella misma se encargó de cortar suavemente. Tras unas cuantas sesiones “conversación-arrumaco” continuamos paseando tranquilamente (ella parecía tranquila, yo iba como una moto) hasta la parada donde ella dormía. “Vamos a mi casa, Nicole”. “Noooooo”, contestó suavemente con una sonrisa y un beso. “¿Nos vemos mañana a la misma hora?”, preguntó mientras se metía en la parada. “Por supuesto”, pensé mientras asentía resignado con la cabeza. ¿Qué tendrán éstas nicaragüenses que te ponen tan loquito?. Buenas noches.
*** Imagen borrada de Tinypic *** Fran, Paco, Don Bernardo.
*** Imagen borrada de Tinypic *** Paco, "El del pasaporte".
Partió hacia Lisboa y de ahí se fue a Bolivia con una mano delante y otra detrás donde conoció a una puta de lujo que se enamoró de él. Pasó cuatro años viviendo como un rey y haciendo contactos de alto nivel (vicepresidencia boliviana, Ministro de Economía). Todo iba de maravilla hasta que su pareja le pide en matrimonio. Ante la negativa de Paco, la niña le dice “Ahí te quedas” y Paco se vuelve a quedar en la calle. Sin un duro, Paco viaja a Perú. En Lima le roban el pasaporte. Al ir a pedir un nuevo pasaporte a la Embajada en Lima le dicen que no pueden emitir uno nuevo porqué está en búsqueda y captura en España. Resulta que mientras estaba en Bolivia se inició un juicio contra él en España. A pesar de que estaba en búsqueda y captura en España la Embajada no lo retuvo ya que la orden no había sido enviada a la Interpol. “Estamos aquí para ayudar a los ciudadanos españoles y usted está siendo buscado en España, no aquí”, le comentó un funcionario de la Embajada en Lima. No le dieron el pasaporte pero le entregaron un certificado de “ciudadano español no residente en Perú” con el que fue saltando las fronteras. Pasó a Ecuador, Colombia, Panamá, Costa Rica y finalmente, Nicaragua donde se casó con una nica en León para divorciarse dos años después. Vuelve a quedarse en la calle y llega a Granada hace dos meses. Actualmente está viviendo con unas monjas que se encargan de un asilo de ancianos. Ellas le ponen cama y comida y a cambio él las ayuda a llevar los ataúdes con los abueletes que han fallecido al cementerio. “Mira Xavi, a mí me dan de comer y tengo una cama. Yo cobro $400/mes de un asuntillo que tengo en España. Pero claro, entre mujeres y Flor de Caña el día 15 ya estoy pelao, si es que no se puede ser pobre y tener vicios”. Paco “el del pasaporte” era un auténtico buscavidas.
Hablando con Paco, pasó Nicole y me saludó. “Y ese bombón, ¿de qué la conoces?” comentó Paco tras una repasada del quince. Le expliqué la historia. Paco sonreía “Si es que aquí en Nicaragua, todas están buenas, Xavi. Es terrible”. Al comentarle que Nicole era de Managua, Paco me dio un consejo. “Mira, las de Managua son las más peligrosas. Aquí hay un dicho que casi todas las mujeres siguen a rajatabla con el chele (extranjero), “el gancho (chichi) por la plata”. no esperes una historia de amor a la europea, compañero. Tarde o temprano te va a empezar a pedir cosas. Si te encoñas, estás perdido. Tú decides, ve con cuidado. ¡Quién me mandaría a mí no casarme con aquella puta de Bolivia, con lo bien qué estaba!”.
La tarde pasó volando hablando con Don Bernardo y Paco en el Parque Central. Don Bernardo se fue a su habitación del Hostal Cocibolca y Paco regresó al convento. Fran y yo nos fuimos a cenar al bar “Centralito” de La Calzada donde hacían unos burritos de pollo, jamón y queso descomunales. Allá nos encontramos con varios voluntarios metiéndole a unas litronas de Toña con la calma. Anette tiene unos 23 años y es alemana de Heidelbergh. Viaja sola y lleva ya unos meses trabajando en La Esperanza. Es guapetona y tiene unos ojos azules que te echan patrás. Va a su bola (como casi todos los voluntarios de La Esperanza) y siempre se está riendo. Al igual que en Barcelona, en La Esperanza de Granada los voluntarios acaban dividiéndose en dos grupos cuando llega el momento de desconectar del trabajo. Los “singles” y las parejas. La mayoría de voluntarios viajan solos y no tienen pareja estable, un grupo más reducido viaja solo y tiene pareja. De los aproximadamente 50 voluntarios que trabajan actualmente en La Esperanza, 12 han venido "emparejados".
*** Imagen borrada de Tinypic *** Fran, Anette.
En la mesa de al lado aparecieron Gary e Iñaki, dos vascos que llegaron hace un mes a Granada con la intención de pasar unos días y todavía estaban por aquí. “Si es que llegas a Granada, y es que te lías y no te vas, joder”, comentaba Gary con marcado acento donostiarra. Gary estaba haciendo unas obras de reforma en un local de un valenciano al que por Granada se le conoce como “Tío Antonio”. “Pásate mañana y te lo enseño, Xavi”. “Tío Antonio”…parecía otro personaje interesante.
*** Imagen borrada de Tinypic *** Gari.
A las diez en punto me despedí de la tropa. “¿Vas a por el gallo pinto, Xavi?”. “Vamos a ver”. “Suerte, compañero”. Fran soltó una sonrisa de complicidad. La parada ya estaba cerrada y Nicole estaba sentada tranquilamente en un banco. “¿Vamos a dar una vuelta?”. Paseamos alrededor del Parque Central, se estaba bien y era un lugar seguro. Nicole no tenía una conversación especialmente interesante pero desprendía sensualidad por todos lados y lo sabía. Hablamos sobre su infancia y su vida en pareja, experiencias nada envidiables. Nicole parecía una auténtica superviviente solitaria (o por lo menos eso es lo que ella explicaba). Nos hicimos algunas fotos. “¿Cuánto cuesta ésta cámara?”. Nicole no paraba de preguntar sobre el precio de las cosas en España. Nos sentamos en uno de los kioskos del Parque Central, estábamos solos. A lo lejos se escuchaba el bullicio de la calle La Calzada. Nicole partía hacia Managua en tres días, al acabar la Semana Internacional de la Poesía de Granada. La conversación derivó hacia temas más personales mientras crecía la tensión sensual. Constantes movimientos de melena, sonrisas amplias, mirada sostenida y pequeñas caricias muy bien calculadas. Una crack, vamos. En una de tantas aproximaciones se rompió finalmente la barrera y nos liamos en una explosión de arrumacos que ella misma se encargó de cortar suavemente. Tras unas cuantas sesiones “conversación-arrumaco” continuamos paseando tranquilamente (ella parecía tranquila, yo iba como una moto) hasta la parada donde ella dormía. “Vamos a mi casa, Nicole”. “Noooooo”, contestó suavemente con una sonrisa y un beso. “¿Nos vemos mañana a la misma hora?”, preguntó mientras se metía en la parada. “Por supuesto”, pensé mientras asentía resignado con la cabeza. ¿Qué tendrán éstas nicaragüenses que te ponen tan loquito?. Buenas noches.