Salimos de la casa con pena y pusimos rumbo a La Haya. Íbamos un poco acojonaos por si nos volvíamos a pillar los atascazos que habíamos sufrido a la ida, pero la verdad es que todo fue bien.
La entrada a La Haya es curiosa, se pasa bajo varios edificios que atraviesa la autovía.
La entrada a La Haya es curiosa, se pasa bajo varios edificios que atraviesa la autovía.
La idea era aparcar cerca del Palacio de la Paz. Como vimos que era zona de pago, nos alejamos a penas 200m y nos metimos en unas calles donde hay varias embajadas (aparcamos frente a la de Japón); es un chollo porque no es zona de pago y además sitio más seguro imposible.
Comenzamos el paseo siguiendo la ruta que teníamos marcada.
Comenzamos el paseo siguiendo la ruta que teníamos marcada.
Nos llamó mucho la atención el orden y la tranquilidad que se vive en esa ciudad. Se nota además que allí el dinero debe fluir que da gusto. Está lleno de tiendas de decoración y de galerías de arte, además de embajadas y consulados cada dos pasos.
Es una ciudad bonita pero creo que sin nada especial, en cierto modo prescindible si andas corto de tiempo. Tampoco le dimos mucho cuartelillo porque comenzó a llover y preferíamos seguir a nuestra siguiente parada.
Seguimos hacía Rotterdam que está a poca distancia. Fuimos directos a la zona donde sale el ferry que hace los paseos por el puerto. Nos habían hablado muy bien de este tour y la verdad es que no nos decepcionó en absoluto; es un tour bastante original, sinceramente nunca había pensado que iba a hacer una excursión a un puerto comercial.
Nos liamos un poco al llegar porque nos nos dimos cuenta que el parking está justo detrás de las taquillas donde se compran los billetes para el barco. El precio es de €11.
La ruta dura 1,15h aprox, tiene explicaciones en inglés, francés, holandés y alemán y es cubierto, lo cual nos vino muy bien porque no paraba de llover.
Nos liamos un poco al llegar porque nos nos dimos cuenta que el parking está justo detrás de las taquillas donde se compran los billetes para el barco. El precio es de €11.
La ruta dura 1,15h aprox, tiene explicaciones en inglés, francés, holandés y alemán y es cubierto, lo cual nos vino muy bien porque no paraba de llover.
Una vez finalizada la ruta nos fuimos a ver el edificio de las Casas Cubo, que nos apetecía mucho conocer. Íbamos a aparcar en la zona pero es necesario pagar los parquímetros con una tarjeta especial, así que metimos el coche en un parking cercano.
Sinceramente, nos llevamos un poco de decepción, no sé que nos esperábamos pero bueno, visto está.
Sinceramente, nos llevamos un poco de decepción, no sé que nos esperábamos pero bueno, visto está.
De aquí seguimos rumbo al sur. El tiempo cambió y salió el sol. Llegamos al Colijnsplaat y nos fuimos a casa de la casera como habíamos quedado para que nos diera las llaves y pagarle la parte que había quedado pendiente. La casita nos gustó mucho nada más verla.
Aprovechamos para sacar a la perra y dar una vuelta por el pueblo. Nos encanto, casitas bajas, todo limpio y los ventanales decorados pero no tan horteras como en el norte.
Aprovechamos para sacar a la perra y dar una vuelta por el pueblo. Nos encanto, casitas bajas, todo limpio y los ventanales decorados pero no tan horteras como en el norte.