Con el coche nos acercamos hasta las inmediaciones de Pucón, y tomamos una pista por la que vamos a ir tomando altura hasta llegar a la Estación de esquí. Delante de nosotros, ante nuestros ojos, se yergue blanquecino, cubierto por un inmaculado manto lechoso, claro, límpio, puro, cuasi inocente, el volcán Villarrica. Como si la piel que lo cubre, escondiese intencionadamente, el peligro que bajo él se esconde. Arriba, de su cima se observa la fumarola, que según los autóctonos, verla es bueno, porque de no verse, se presentiría un posible estallido, una erupción, una catástrofe.
Descendemos hasta Pucón. Nos acercamos hasta la Agencia Travelaid
Compramos diversos caprichospara comer y, sin perder demasiado tiempo, salimos pitando hacia Mamuil-Malal. Enccontramos montañas ineludibles, iglesitas de madera, poblados Mapuches como Trankura o Curarrehue.
Un bosque de Araucarias nos hace salir del coche en sucesivas ocasiones. Las montañas y volcanes que nos acompañan hacen que el paisaje sea un espectáculo. La nieve se asoma a un lado y a otro de nuestra ruta, sin embargo, fuera, no se aprecia que la temperatura sea incómoda. El sol, hoy, está siendo nuestro aliado.
Un puente colgante sobre el río Trancura nos hace pararnos nuevamente.
En LLalin vemos el monumento o escultura a la mujer tejedora. Nos desviamos hasta las termas de Trancura. Junto a ellas se encuentran las de San Luis.
Finalmente, cuando está atardeciendo, nos acercamos hasta Caburgua. varios kilómetros antes de llegar, nos detenemos en los Ojos de Caburgua. Tres pequeños saltos de agua y dos lagunas menores conforman el espectáculo.
Llegamos a Caburgua. El Lago está bajo. Aquí no influye la mano del ser humano, ni el cambio climático. De forma natural, nos dicen los lugareños, un año se desborda y, otro año, bajan los niveles de agua.
Regresamos hacia la casa, no sin parar en sucesivas ocasiones, ara hecer fotos del volcán Villarrica, recibiendo los últimos rayos de este sol austral.
Algo de compra para cenar y a reponer gasolina.