Comenzamos el día con el desayuno del albergue, estaba incluido, por fin algo grjatis en este hotel. Como al pagar la noche de hotel no pudimos pagar con tarjeta, prácticamente nos quedamos sin efectivo. En los cajeros que intentamos sacar con la tarjeta española Mastercard no hubo manera, y eso que probamos 3 o 4 cajeros de diferentes bancos. Finalmente sacamos con la tarjeta Visa de Inglaterra sin problemas, lo comento para que llevéis siempre algo de efectivo por si acaso.
Nos fuimos directos a ver la Catedral de Nuestra Señora, la torre de 123 metros de altura de la catedral se perdía entre la niebla, es la más alta de toda Bélgica. La entrada cuesta 6€ creo recordar, en mi opinión los merece. Además de ver la catedral que es enorme por dentro tienes numerosos cuadros de Rubens en su interior. Nosotros entramos grjatis porque estaban dando misa en el interior, pero no pudimos disfrutar toda la catedral y mucho menos los cuadros.
A la salida vimos la plaza Groen Plaats, con la estatua de Rubens, que en esta ciudad está presente por todos los rincones.
De aquí nos fuimos a la plaza más bonita, Grote Markt, pero justo antes de llegar a la plaza nos encontramos con Pralines Elisa, una tienda de bombones y chocolate belga a muy buen precio y unos bombones deliciosos. Nada más salir de la tienda giramos hacia la plaza y escucho a Vanesa chillar nooooo!!! pedazo de mierda que había pisado jajaja Manuel y yo nos partíamos de risa. Por suerte para Vanesa la estatua de San Bavón en el centro de la plaza tiene unos chorros de agua perfectos para limpiarte las botas, será ese su propósito…
Qué risa, la plaza es muy bonita, echarle un vistazo a la leyenda de San Bavón porque lo veréis por todas las ciudades de Flandes. El ayuntamiento está lleno de banderas de diferentes países hacen una estampa muy colorida de su fachada.
Aquí está también la oficina de turismo, había mucha información en español y también pillamos un mapa. Nos fuimos a ver el callejón Vlaeykensgang del siglo XVI que está muy cerca pero que habíamos pasado por alto, es un rincón muy fotogénico y tranquilo.
Nos acercamos a la parte del río y dimos un paseo muy agradable hasta llegar al castillo Het Steen, una fortaleza del siglo XII que se ha escapado de un cuento. Aquí también nos encontramos con el gigante de Amberes.
Al lado del castillo nos encontramos un grupo de personas que practicaba un nuevo deporte, jugaban al golf pero en medio de un parking, a veces no entiendo nada.
Para comer Vanesa echó un vistazo en tripadvisor y se decidió por Bette´s Pic-Nic, un sitio pequeño muy acogedor y unos sándwiches muy ricos y a buen precio. Comimos por unos 30€ los tres.
Después de comer nos fuimos a ver la Iglesia de San Carlos Borromeo, entrada grjatis, para regresar de nuevo hasta el castillo y continuar paseando junto al río hasta llegar al Museo Aan de Stroom, más conocido como MAS. En la oficina de turismo nos recomendaron este museo porque se puede subir a la terraza de su último piso y disfrutar de una gran vista de Amberes y lo mejor ya os lo estaréis imaginando, era GRJATIS. Por el camino descubrimos rincones nuevos que nos gustaron mucho.
Tuvimos mala suerte con el tiempo, que comenzó a nublarse y no había muy buena visibilidad, pero la vista merece la pena y el edificio en sí también me gustó mucho. Aquí nos tomamos un café y esperamos al chico de bla bla car con el que habíamos quedado en el museo para que nos recogiera.
Bla bla car de Amberes a Amsterdam 12€ por persona. Tuvimos que optar por este medio porque el autobús que iba a Amsterdam estaba lleno y no había billetes, tampoco teníamos ganas de jugárnosla con los trenes de nuevo visto lo visto. Nunca antes había usado bla bla car pero a partir de ahora lo tendré muy en cuenta en mis viajes, totalmente recomendable.
Aquí comenzó nuestra película "Cómo llegar a casa", con la suerte que estamos teniendo en este viaje estaba claro que no iba a ser fácil. Al llegar a Amsterdam sólo teníamos que tomar un tren a Leiden que en 25 minutos nos llevaba a casa, pues ¿que pasó?, que cuando vamos en el tren informan de que ha habido un accidente o yo que sé en la vía por la que vamos, ¿en serio? de nuevo tren para atrás en la otra dirección, autobús a Haarlem y de allí tren a Leiden, al final dos horas en lugar de 25 minutos.
Acabamos celebrando nuestra llegada a Leiden como cuando España ganó el mundial, a mí hasta se me saltaron las lágrimas de la emoción.
Nos fuimos directos a ver la Catedral de Nuestra Señora, la torre de 123 metros de altura de la catedral se perdía entre la niebla, es la más alta de toda Bélgica. La entrada cuesta 6€ creo recordar, en mi opinión los merece. Además de ver la catedral que es enorme por dentro tienes numerosos cuadros de Rubens en su interior. Nosotros entramos grjatis porque estaban dando misa en el interior, pero no pudimos disfrutar toda la catedral y mucho menos los cuadros.
A la salida vimos la plaza Groen Plaats, con la estatua de Rubens, que en esta ciudad está presente por todos los rincones.
De aquí nos fuimos a la plaza más bonita, Grote Markt, pero justo antes de llegar a la plaza nos encontramos con Pralines Elisa, una tienda de bombones y chocolate belga a muy buen precio y unos bombones deliciosos. Nada más salir de la tienda giramos hacia la plaza y escucho a Vanesa chillar nooooo!!! pedazo de mierda que había pisado jajaja Manuel y yo nos partíamos de risa. Por suerte para Vanesa la estatua de San Bavón en el centro de la plaza tiene unos chorros de agua perfectos para limpiarte las botas, será ese su propósito…
Qué risa, la plaza es muy bonita, echarle un vistazo a la leyenda de San Bavón porque lo veréis por todas las ciudades de Flandes. El ayuntamiento está lleno de banderas de diferentes países hacen una estampa muy colorida de su fachada.
Aquí está también la oficina de turismo, había mucha información en español y también pillamos un mapa. Nos fuimos a ver el callejón Vlaeykensgang del siglo XVI que está muy cerca pero que habíamos pasado por alto, es un rincón muy fotogénico y tranquilo.
Nos acercamos a la parte del río y dimos un paseo muy agradable hasta llegar al castillo Het Steen, una fortaleza del siglo XII que se ha escapado de un cuento. Aquí también nos encontramos con el gigante de Amberes.
Al lado del castillo nos encontramos un grupo de personas que practicaba un nuevo deporte, jugaban al golf pero en medio de un parking, a veces no entiendo nada.
Para comer Vanesa echó un vistazo en tripadvisor y se decidió por Bette´s Pic-Nic, un sitio pequeño muy acogedor y unos sándwiches muy ricos y a buen precio. Comimos por unos 30€ los tres.
Después de comer nos fuimos a ver la Iglesia de San Carlos Borromeo, entrada grjatis, para regresar de nuevo hasta el castillo y continuar paseando junto al río hasta llegar al Museo Aan de Stroom, más conocido como MAS. En la oficina de turismo nos recomendaron este museo porque se puede subir a la terraza de su último piso y disfrutar de una gran vista de Amberes y lo mejor ya os lo estaréis imaginando, era GRJATIS. Por el camino descubrimos rincones nuevos que nos gustaron mucho.
Tuvimos mala suerte con el tiempo, que comenzó a nublarse y no había muy buena visibilidad, pero la vista merece la pena y el edificio en sí también me gustó mucho. Aquí nos tomamos un café y esperamos al chico de bla bla car con el que habíamos quedado en el museo para que nos recogiera.
Bla bla car de Amberes a Amsterdam 12€ por persona. Tuvimos que optar por este medio porque el autobús que iba a Amsterdam estaba lleno y no había billetes, tampoco teníamos ganas de jugárnosla con los trenes de nuevo visto lo visto. Nunca antes había usado bla bla car pero a partir de ahora lo tendré muy en cuenta en mis viajes, totalmente recomendable.
Aquí comenzó nuestra película "Cómo llegar a casa", con la suerte que estamos teniendo en este viaje estaba claro que no iba a ser fácil. Al llegar a Amsterdam sólo teníamos que tomar un tren a Leiden que en 25 minutos nos llevaba a casa, pues ¿que pasó?, que cuando vamos en el tren informan de que ha habido un accidente o yo que sé en la vía por la que vamos, ¿en serio? de nuevo tren para atrás en la otra dirección, autobús a Haarlem y de allí tren a Leiden, al final dos horas en lugar de 25 minutos.
Acabamos celebrando nuestra llegada a Leiden como cuando España ganó el mundial, a mí hasta se me saltaron las lágrimas de la emoción.