Como habíamos quedado con Victor, el taxista, a las 9:00 nos ha recogido, y nos hemos puesto rumbo a Brasil.
Aduana Argentina, primero. Aduana Brasileña, seguidamente.
Hemos llegado al Centro de Visitantes, y el mismo Victor nos ha ayudado a sacar los tickets en una expendedora, sin necesidad de pasar por ventanilla. Hemos pagado con tarjeta.
Hemos acordado que nos recogiese a las 14:00 horas.
Tras esperar una considerable fila, al final hemos entrado en un bus, que nos ha trasladado hasta el primer punto interesante.
Caminata de mirador en mirador. Vistas más que estupendas. Es obligatorio hacer fotos, todas las que se puedan. El espectáculo merece la pena.
Describir cada paso no es lo más adecuado. A grosso modo digamos que es espectacular. Se obtienen vistas de las cataratas del lado argentino y del brasileiro. Muchísima gente. Hay que hacer esperas, pero con paciencia se va llegando a la barandilla.
Recorremos la larga pasarela que lleva al centro del arco beasileiro, bajo la abundante neblina y txirimiri que desprende la catarata. Pararse allí, frente a la estruenduosa caída del agua, y sentir bajo los pies cómo desciende otro peldaño, hace sentirse minúsculo, insignificante.
Subimos al mirador, desfe donde la panorámica sobrecoge.
Regresamos al bus. Luego taxi y de nuevo, aduanas. Primero la brasileira y posteriormente, la argentina.
Regreso al hotel. Comida y descanso.
Quiero dejar en este punto la sugerencia del taxista Victor, que nos trasladó desde el aeropuerto al hotel, que nos cobró 500 pesos para los cuatro, tarifa oficial. Los demás traslados, su sugerencia: ida y vuelta desde el hotel a cataratas argentinas. Ida y vuelta a cataratas brasileiras. Traslado desde el hotel al aeropuerto, todo por 2000 pesos. Entendemos que es económico, por ello, voy a facilitar sus datos, que quizás alguien pueda utilizar esta información y ponerse en contacto con él: Victor Gustavo Barreto, celular (03757) 15567176.