Que hartón de dormir!, pero Raúl no se encuentra bien.
Desayunamos en la terraza del hotel mate de coca, bollos y zumo, pero Raúl seguía malo, así que hasta las 9.30 no salimos a la calle, o incluso a lo mejor era más tarde.
Le encargamos a Rocio que nos comprara los billetes a Chivay para mañana, 12 soles mas 5 de gestión. Los recogeremos mañana.
Después fuimos a cambiar lo últimos euros que nos quedaban y a pasear. Vimos la catedral y el museo Santury, aunque a la momia Juanita no la vimos, no apetecía.
También vimos diferentes casas señoriales y después llegamos al fundo el fierro, al lado de la iglesia de San Francisco, donde había mucha artesanía.
Dimos una vuelta y acabamos comiendo en un sitio de orientales que fusionan su comida con la peruana. Estos chifas, que se llaman así, son bastante famosos y hay muchos. Se llamaba Sunlight Vegetarian House.
El arroz chaufa estaba buenísimo.
La tarde la pasamos tranquila. Tomamos algo en las terrazas de la plaza de armas, desde donde hay una vista muy bonita.
También entramos en una agencia a preguntar por los vuelos a Iquitos, pues habíamos decidido que iríamos después de Cusco. Buscamos en las farmacias a ver si tenían Malarone o algo parecido, y en Inkafarma encontramos Lariam en genérico, HSQC.
Para cenar fuimos a una pizzería llamada La italiana, porque nos estábamos quedando sin efectivo y aquí cogían Visa.
Pedimos una meta lovers familiar que estaba buenísima y nos sobró para almorzar al día siguiente, además de una plata rellena, también muy buena.
Mañana a Chivay