Tras haber dormido bastante bien, a pesar del ruido constante del caótico tráfico, desayunamos algo rápido y pedimos un Uber para comenzar cuanto antes con nuestras visitas.
El objetivo del día era visitar los principales lugares de culto islámico, así como los vestigios de la antigua ciudad de El Cairo, y qué mejor que comenzar por la Ciudadela de Saladino, con su Mezquita de Muhammad Ali Pasha (también conocida como la Mezquita de Alabastro). Para acceder a la Ciudadela se paga una entrada con la que puedes entrar a diversos espacios, como varias mezquitas (entre ellas la ya mencionada, que es el mayor punto de interés del complejo) y museos, alguno de ellos temporalmente cerrados (como el del palacio Al-Jawhara y el del carruaje). En el momento de nuestra visita se encontraban remodelando el acceso y por lo que parecía el resultado quedará bastante estético.
El objetivo del día era visitar los principales lugares de culto islámico, así como los vestigios de la antigua ciudad de El Cairo, y qué mejor que comenzar por la Ciudadela de Saladino, con su Mezquita de Muhammad Ali Pasha (también conocida como la Mezquita de Alabastro). Para acceder a la Ciudadela se paga una entrada con la que puedes entrar a diversos espacios, como varias mezquitas (entre ellas la ya mencionada, que es el mayor punto de interés del complejo) y museos, alguno de ellos temporalmente cerrados (como el del palacio Al-Jawhara y el del carruaje). En el momento de nuestra visita se encontraban remodelando el acceso y por lo que parecía el resultado quedará bastante estético.
Respecto a las visitas a las mezquitas, toca hablar de la vestimenta adecuada para tal efecto: es conveniente ser respetuosos con las costumbres de los lugares a los que se viaja, y como todo el mundo sabe, han de evitarse grandes escotes, mostrar hombros o piernas, así como las ropas ajustadas. Además, es obligatorio descalzarse para entrar a los lugares de culto, así como que las mujeres cubran su cabeza con un pañuelo. En la mayoría de las mezquitas que visitamos había unos casilleros a la entrada donde depositar el calzado, o unos señores proporcionando fundas de plástico para ponerse, todo ello con su consiguiente propina por el servicio realizado. No tuvimos ningún problema con nuestra ropa y únicamente en la Mezquita de al-Azhar (en la zona de Khan el-Khalili) nos hicieron ponernos unas enormes faldas largas, porque no está permitido a las mujeres entrar con pantalones, aunque estos no sean ajustados.
Tras salir de la Ciudadela, continuamos nuestro recorrido a pie visitando la Mezquita-Madrasa del Sultán Hassan y la cercana Mezquita Al-Rifa’i, Bab Zuweila, la Mezquita del Sultán el Muayyad, la Mezquita de al-Azhar, la Calle Al-Muizz, la Mezquita al-Aqmar o “de la luz de luna”, Bab al-Futuh, Bab al-Nasr y para finalizar, el conocido Bazar Khan el-Khalili.
Tras salir de la Ciudadela, continuamos nuestro recorrido a pie visitando la Mezquita-Madrasa del Sultán Hassan y la cercana Mezquita Al-Rifa’i, Bab Zuweila, la Mezquita del Sultán el Muayyad, la Mezquita de al-Azhar, la Calle Al-Muizz, la Mezquita al-Aqmar o “de la luz de luna”, Bab al-Futuh, Bab al-Nasr y para finalizar, el conocido Bazar Khan el-Khalili.
Lo más destacable de todo lo anterior, sin quitarle importancia al resto, es sin duda la Calle Al-Muizz, considerada el corazón de El Cairo Islámico. Concentra gran cantidad de palacios, mezquitas y monumentos de la época fatimí, y pagando una entrada conjunta se puede acceder a la mayoría de ellos. Destaca el Complejo Qalawun, que es realmente precioso, y es uno de los lugares donde adquirir la entrada conjunta. Como apunte, decir que siempre hay un cuidador dispuesto a enseñarte alguna estancia, mirador, o rincón de acceso restringido (a saber), para posteriormente pedirte una propina por el privilegio recibido. O proporcionándote una información normalmente muy básica. Así que si no queréis estar todo el día dando propinas, rechazad amablemente la invitación o decid que preferís visitar el lugar por vuestra cuenta y problema solucionado, porque normalmente no se lo toman a mal.
En cuanto al Bazar, es un auténtico laberinto de callejuelas en las que es fácil desorientarse, pero salvo el peligro de las zonas en las que está permitido el acceso a vehículos (sobre todo motos y tuc-tucs), que pasan a mucha velocidad y muy pegados a la gente, es un lugar con mucho ambiente y muchas opciones para ir comiendo y bebiendo según se va visitando. Respecto a comprar en él, a nosotras personalmente nos gustó más lo que encontramos en el Zoco de Luxor, que es mucho más pequeño y tranquilo, aunque éste no deja de tener su “caótico encanto”, pues todo depende de lo que vayas buscando.
A última hora, regresamos al hotel en Uber para tener nuestro merecido descanso.
A última hora, regresamos al hotel en Uber para tener nuestro merecido descanso.