Ese día quedamos una hora más tarde de lo habitual con Ahmed y por fin probamos el estupendo buffet de desayuno del Nefertiti Hotel, servido en su terraza. En el horizonte pudimos contemplar el vuelo de los globos aerostáticos sobre el West Bank, así como la zona que habíamos visitado el día anterior y la que nos quedaba por recorrer. El viaje en globo es una de las cosas que decidimos dejar para una futura ocasión, junto con navegar en faluca, pasar unos días en el Mar Rojo, en el desierto, visitar Alejandría… Nuestras dos semanas dieron para mucho, pero intentar meter tantas actividades con calzador, hubiese supuesto un desequilibrio en nuestra concepción del viaje y no nos hubiese dejado disfrutar tanto. Es por ello que las visitas al West Bank las distribuimos a lo largo de dos mañanas, en lugar de intentar hacerlo todo en un sólo día, para no saturarnos con tanta tumba y tanto templo, que a la vuelta no pudiéramos ni distinguir. También dejamos de visitar algunos valles, como el de las Reinas o los Monos, templos como el el Seti I (el situado en Luxor), la casa de Howard Carter con la réplica de la tumba de Tutankamón, etc. Suponemos que si alguna vez volvemos a Egipto, seguirán estando en su sitio.
Nuestro primer destino, una vez adquiridas las entradas en la taquilla del Inspectorado de Antigüedades, fue Deir el-Medina, también conocido como el Valle de los Artesanos. Este lugar merece una breve explicación, ya que normalmente tampoco suele estar incluido en el programa de los cruceros, y realmente creemos que merece la pena: se trata de los restos de la aldea que ocuparon los trabajadores y artesanos, que trabajaron en la construcción de las tumbas reales del Imperio Nuevo, principalmente las del Valle de los Reyes. Además, allí también se encuentran numerosas tumbas, algunas de ellas de artesanos muy importantes, un templo de la época ptolemaica y un enorme pozo o cráter, en el que en su día se encontraron montones de ostracas (restos de cerámica usados a modo de “borrador” de dibujos o apuntes) que facilitaron un mejor conocimiento de la organización de dicha aldea.
En Deir el-Medina nos llevamos la grata sorpresa de que en el ticket general estaban incluidas varias tumbas agrupadas en la zona de la entrada, y no sólo la de Sennedjem o Sennutem (TT1), que era la idea que teníamos; de esta forma, visitamos también la tumba familiar de Amennakht y sus dos hijos, Nebenmaat y Khaemteri (TT218, 219 y 220 respectivamente) y la de Inherkhau (TT359). Además, tuvimos la suerte de que en esa fecha estuviera abierta la de Pashedu (TT3), situada a media ladera y para la que hay que comprar un ticket extra. No es fácil encontrarla, pero el encargado se ocupa de conducirte hasta ella.
Nuestro primer destino, una vez adquiridas las entradas en la taquilla del Inspectorado de Antigüedades, fue Deir el-Medina, también conocido como el Valle de los Artesanos. Este lugar merece una breve explicación, ya que normalmente tampoco suele estar incluido en el programa de los cruceros, y realmente creemos que merece la pena: se trata de los restos de la aldea que ocuparon los trabajadores y artesanos, que trabajaron en la construcción de las tumbas reales del Imperio Nuevo, principalmente las del Valle de los Reyes. Además, allí también se encuentran numerosas tumbas, algunas de ellas de artesanos muy importantes, un templo de la época ptolemaica y un enorme pozo o cráter, en el que en su día se encontraron montones de ostracas (restos de cerámica usados a modo de “borrador” de dibujos o apuntes) que facilitaron un mejor conocimiento de la organización de dicha aldea.
En Deir el-Medina nos llevamos la grata sorpresa de que en el ticket general estaban incluidas varias tumbas agrupadas en la zona de la entrada, y no sólo la de Sennedjem o Sennutem (TT1), que era la idea que teníamos; de esta forma, visitamos también la tumba familiar de Amennakht y sus dos hijos, Nebenmaat y Khaemteri (TT218, 219 y 220 respectivamente) y la de Inherkhau (TT359). Además, tuvimos la suerte de que en esa fecha estuviera abierta la de Pashedu (TT3), situada a media ladera y para la que hay que comprar un ticket extra. No es fácil encontrarla, pero el encargado se ocupa de conducirte hasta ella.
![DÍA 7: WEST BANK (II) Y PASEO POR LUXOR - Dos Mujeres y un Viaje a Egipto (1)](/foto/user/398279/sennedjem.jpg)
![DÍA 7: WEST BANK (II) Y PASEO POR LUXOR - Dos Mujeres y un Viaje a Egipto (2)](/foto/user/398279/pashedu.jpg)
Nuevamente todas estas tumbas nos dejaron sin palabras y sin entender por qué mucha gente no se acerca a verlas, pues es tal la belleza de sus imágenes y su colorido, que merecen ganarse un puesto entre las visitas imprescindibles en Luxor.
Otro monumento a reseñar en Deir el-Medina es el templo ptolemaico, que erróneamente creíamos que sería “una ruina más” y que seguro que no dejará indiferente a nadie por el estado de sus capillas y relieves.
Otro monumento a reseñar en Deir el-Medina es el templo ptolemaico, que erróneamente creíamos que sería “una ruina más” y que seguro que no dejará indiferente a nadie por el estado de sus capillas y relieves.
![DÍA 7: WEST BANK (II) Y PASEO POR LUXOR - Dos Mujeres y un Viaje a Egipto (3)](/foto/user/398279/templo_ptolemaico.jpg)
Y tras echar un vistazo al profundo cráter de las ostracas, nos dirigimos al coche para ir al siguiente punto de interés de la mañana: Medinet Habu. Este complejo fue el segundo en importancia después de el de Karnak, y además del Templo funerario de Ramsés III, albergaba talleres, jardines, oficinas, almacenes… incluso allí se refugió la población de Deir el-Medina en la época de mayores saqueos. Las ruinas del templo merecen sin duda la visita, aunque haya salas de las que se conservan escasos restos.
![DÍA 7: WEST BANK (II) Y PASEO POR LUXOR - Dos Mujeres y un Viaje a Egipto (4)](/foto/user/398279/medinet_habu.jpg)
Lo mismo sucede con el Ramesseum, el templo funerario de Ramsés II, que nos recibió con un gigantesco coloso de 20 metros, caído boca abajo en el suelo. Es una pena que no se haya conservado mejor, pero las crecidas del Nilo y los continuos saqueos han contribuido escasamente a preservarlo. Sin embargo, conserva relieves dignos de mención, como el que narra la famosa Batalla de Kadesh, siempre presente en los edificios pertenecientes al reinado de Ramsés el Grande.
![DÍA 7: WEST BANK (II) Y PASEO POR LUXOR - Dos Mujeres y un Viaje a Egipto (5)](/foto/user/398279/ramesseum.jpg)
Acabamos las visitas del West Bank con la parada de rigor junto a los Colosos de Memnón, a los que sacamos la foto de recuerdo, y huimos de allí despavoridas por la grandísima cantidad de gente que abarrotaba el lugar.
Y ya en la otra orilla, fuimos a comer a un restaurante que nos habían recomendado, el Sofra, que sirve comida tradicional egipcia (destacando la carne a la brasa). Su comedor tiene una decoración muy cuidada, que nos transportó a los tiempos de Howard Carter, y sus platos una relación calidad-precio excelente. Pagamos en metálico, en libras, pero no recuerdo si permitían el pago con tarjeta.
Y ya en la otra orilla, fuimos a comer a un restaurante que nos habían recomendado, el Sofra, que sirve comida tradicional egipcia (destacando la carne a la brasa). Su comedor tiene una decoración muy cuidada, que nos transportó a los tiempos de Howard Carter, y sus platos una relación calidad-precio excelente. Pagamos en metálico, en libras, pero no recuerdo si permitían el pago con tarjeta.
![DÍA 7: WEST BANK (II) Y PASEO POR LUXOR - Dos Mujeres y un Viaje a Egipto (6)](/foto/user/398279/sofra.jpg)
Por la tarde, nos llegamos a plantear el ir al museo, ya que el día anterior no pudimos, pero terminamos desechando la idea y nos decantamos por seguir conociendo la ciudad, esta vez paseando por la zona menos cercana al Nilo, donde visitamos tiendas y compramos algún recuerdo. No es que pensáramos que el museo no mereciera la pena, pero después de haber estado en el de El Cairo y tener programado visitar en días próximos el de Nubia y el de la Civilización Egipcia, consideramos que eran más que suficientes.
Nuestro paseo concluyó pasando por el emblemático Hotel Winter Palace, famoso por haber alojado en sus habitaciones a personajes como Howard Carter o Agatha Christie, que iluminado lucía con un aire señorial.
Esa noche no salimos a cenar, ya que habíamos comido tan bien en el Sofra que estábamos sin hambre, y preferimos quedarnos a descansar, que todavía teníamos muchos días de viaje por delante.
Nuestro paseo concluyó pasando por el emblemático Hotel Winter Palace, famoso por haber alojado en sus habitaciones a personajes como Howard Carter o Agatha Christie, que iluminado lucía con un aire señorial.
Esa noche no salimos a cenar, ya que habíamos comido tan bien en el Sofra que estábamos sin hambre, y preferimos quedarnos a descansar, que todavía teníamos muchos días de viaje por delante.