![]() ![]() Vacaciones en Indonesia ✏️ Blogs de Indonesia
Recorriendo Indonesia, de forma independiente y económica a mi aire.Autor: Rokoton Fecha creación: ⭐ Puntos: 5 (6 Votos) Índice del Diario: Vacaciones en Indonesia
04: Yogyakarta Borobudur
05: Yogyakarta-Bali
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Etapas 4 a 5, total 5
Antes de nada, quiero comentar para los que se preguntan si en un sólo día se pueden ver los dos templos, Parambana y Borobudur, la respuesta es si. Es totalmente viable, además, de una forma relajada.
Poco antes de las 7.30 de la mañana estábamos desayunando. Habíamos conseguido descansar y las cosas se veían de manera distinta. Por otro lado, el trasiego de dos noches enteras viajando nos permitía tomarle cierta delantera al cambio horario. En los viajes hacia el este, donde adelantamos el reloj, el cuerpo sufre más que cuando viajamos a las Américas, donde la diferencia horaria es similar a unas noches de vacaciones y copas en España. Te acuestas más tarde y te levantas a mediodía. En el caso de Java, la diferencia horaria oficial son seis horas. Sin embargo, serán aproximadamente ocho, en horas solares, ya que a las cinco de la mañana amanece, y por tanto, emerge la actividad. Desayunamos bien. Algo que sería ya el menú típico en el resto del viaje. Unas tostadas, huevos en forma de tortilla, zumo de naranja y fruta fresca. Aún quedaban quince minutos para las ocho, hora a la que nos vendría a recoger el taxi. Salí un momento fuera del hotel, y ahí estaba ya nuestro chofer, esperando junto a otro hombre. Había más taxis, y antes de acercarme a él, varios me preguntaron si precisaba de sus servicios. Nuestro conductor del día anterior tenía un compromiso y nos enviaba a su cuñado. Ya había leído en los foros, antes del viaje, que era frecuente que un chofer o un guía, enviase a su cuñado. Era curioso, siempre eran cuñados. En realidad, nos daba lo mismo uno u otro, ya que sólo se trataba de llevarnos allí, no era nuestro guía. Aún así, existía una contrariedad, no hablaba inglés. Yendo con dos mujeres, salvo que tengas que coger un avión, lo normal es que salgas un poco más tarde. Eran las ocho y cuarto cuando subimos al coche. Calculo que fue como una hora el trayecto, con un tráfico bastante intenso. Eran poco más de las nueve cuando llegamos a Borobudur. Con señas, le indicamos que quedaríamos donde estaba aparcado el coche, a las doce y cuarto. El recinto era bonito, y había muchísima gente. Tengo que decir, que personalmente, fue el templo que más me gustó durante mi visita a Indonesia. Fue construído entre los siglos VIII y IX. Posteriormente fue abandonado hasta que fue redescubierto en el siglo XIX. En los años 70, la Unesco patrocinó su restauración hasta dejarlo como lo conocemos en la actualidad, incluyéndolo dentro de su Patrimonio. Al parecer fue abandonado en el siglo XV, y cuando se rescató estaba cubierto por las cenizas del Merapi. La restauración duró varios años, cortando árboles y retirando cenizas. Otra curiosidad es que no se sabe exactamente el motivo por el que fue abandonado, y durante tres siglos fue considerado un lugar maldito, relacionado con la mala suerte. No os marearé con detalles técnicos que podéis encontrar en Google o en La Wiki. Como curiosidad, se dice que está construído sobre un lago seco, y representa una flor de loto flotando sobre él. Al llegar vimos una inmensa cantidad de público que caminaban hacia la entrada. Nuestro chofer nos acompañó a la entrada de extranjeros. El precio, desorbitado, 190.000 IRP. Unos 12 euros. Habíamos leído que se podía pasar si llevabas algún carnet y decías que eras universitario. Pues bien, la señora de la taquilla sacó un taco de fotocopias, y nos dijo que sólo eran válidos aquellos. El ahorro habría sido del cincuenta por ciento. Son achinados, pero no tontos. Calculo que entrarían unas cuatrocientas personas locales por cada extranjero. Ellos pasaban por un control policial, similar al de los aeropuertos, pasando sus bolsas por un control metálico, mientras que a los “privilegiados “que pagábamos, te invitaban a un café o una botella de agua. Qué detalle¡¡¡¡ Antes de pasar al recinto, por supuesto, nos pusieron el sarong, tampoco iba a ser una excepción. Nos mezclamos con todo el mundo. Curiosamente había muy pocos occidentales. Según caminábamos, veía como hacían fotos al público, en lugar de al templo, que iba apareciendo majestuosamente. Las fotos se hicieron cada vez más frecuentes, pero en dirección contraria a la subida del recinto. Pensé que igual me las hacían a mi, pero claro, era de perogrullo. Cómo iba a ser así? Mis dudas se disiparon cuando vi a una chica que apuntaba con su cámara hacia mi, al mirar a la derecha, había otra joven que se había situado a mi lado y justo cuando disparó, salió corriendo y se reunió con su amiga. Efectivamente, la atracción era yo, mis rasgos occidentales les debían resultar curiosos. Seguimos subiendo escaleras, y recorríamos las galerías, veíamos las figuras y sobre todo las campanas que gobiernan el templo. Tengo que decir que con independencia de la historia de este templo, merece la pena sólo porque es bonito, aunque no tuviera un pasado interesante, aunque no se conozca lo que puede significar cada una de sus galerías, sus incrustaciones en la piedra y sus representaciones, es una maravilla visual digna de ser contemplada. *** Imagen borrada de Tinypic *** Fue entonces cuando me pasó una de las experiencias más curiosas del viaje. Un chico se acercó y me preguntó si podía decirle mi nombre y firmarle en unas hojas que llevaba. Al parecer estaba realizando un trabajo de inglés. Mi sorpresa fue que al hacerlo, aparecieron como unos 30 más. Tan sólo me limité a plasmar mi firma, y les dije que el nombre lo copiasen de otro. En mi vida firmé tantos autógrafos. Cuando terminaron, cambiaron los bolígrafos por las cámaras y móviles. Al final, si lo piensas el coste de la entrada compensa, ya que por el mismo precio ves el templo y te sientes famoso. Habíamos visto ya todo el recinto. Antes de salir al aparcamiento pasamos por diversos puestos y tenderetes. Compramos alguna campana para llevarnos de recuerdo. Al final, hay un recinto similar al de Prambanan, donde te puedes sentar a tomar algo. Bebimos unas cervezas, no sin antes cerciorarnos del precio. Allí no hubo ningún problema. Tuvimos que esperar un rato al chofer, que se había perdido por el complejo. De nuevo hicimos el camino de vuelta y llegamos al hotel. Era hora de tomar algo y comer. Hasta ahora los locales donde habíamos estado no eran totalmente de nuestro agrado. Tomamos la “gang” próxima al hotel y llegamos a otra calle paralela a la estación de Tugu. Encontramos un garito sencillo, pero totalmente lleno de occidentales, salvo por el personal que lo atendía. El local se llama Bladok, y es también hotel, aunque ese día estaba lleno. Los precios son muy asequibles y el personal amable. Después de comer decidimos ir a darnos un masaje. No es una actividad que me interese demasiado, pero me dejé llevar por mis compañeras de viaje y acepté el dármelo, justo en un local en frente de nuestro hotel. Eran solo 60.000 rupias, menos de 4 euros. Así que entramos los tres. La chica, con aspecto frágil por fuera, trató mi cuerpo como si fuese una masa panadera. Me hizo daño en todos los lugares que tengo constancia. Lo último fue intentarse subir encima mía. No, bonita, no. Ni se te ocurra¡¡¡ Al fin terminó la sesión de tortura y me juré a mi mismo que si había vivido 48 años sin un masaje, podría vivir el resto de mi vida. El sadomasoquismo no va conmigo. A ellas tampoco les gustó, menos mal, ya empezaba a dudar con quien me había ido de viaje¡¡¡¡ Otro paseo por Malioboro para hacer tiempo. Estaba hasta arriba de público. Vendían unas camisetas estruendosas, con escudos brillantes, incluidos equipos de futbol como Madrid, Barsa, Chelsea, etc. Nos daba la hora de cenar, así que decidimos volver al Bladok. El local tiene aspecto limpio y cuidado, pero aquella noche comenzamos a ver multitud de ratas por el tejado y alguna que bajaba al patio, donde estábamos. No soy escrupuloso, pero no quería que me rozasen. Una de ellas entró en la cocina, y un grito amenazador, no de miedo de la cocinera la hizo salir “por patas”. Aún así, es un local que recomiendo. Yogia es una ciudad sucia, y es normal que las haya. Supongo que si estás encerrado no las ves. Antes de llegar al hotel hicimos intención de tomar una copa. Miramos los precios y los cóctekes eran asequibles, pero al mirar un whisky cola, vi que los precios eran de 1.000.000 IRP. No sé si habría o no un error, si te daban la botella, pero el caso es que no nos apeteció discutir y nos fuímos a dormir. La noche antes habíamos recibido un sms en el que nos indicaban que nuestro vuelo de Air Asia, había sido adelantado de las 10 a las 8.30 AM. Había que madrugar. También nos decían, que dado el trastorno, nos darían un trato preferente al día siguiente. Etapas 4 a 5, total 5
Desayunamos muy pronto, justo cuando abrieron el restaurante. El menú era idéntico al del día anterior, sólo que ahora las tortillas nos las hicieron al gusto, ya que había un cocinero allí mismo, donde las bandejas de comida, que te daba la opción de echarle lo que le pidieras.
La idea era salir a las 6.30 del hotel para llegar a las 7 al aeropuerto. En esta ocasión, mis compañeras fueron puntuales. Tampoco se trataba de perder el avión............ La recepcionista del hotel llamó a un taxi. La tabla de precios marcaba 60.000 rupias. En dos minutos estaba en la puerta. En este caso era uno oficial, de color azul, similar a los Blue Bird de la capital. A la hora prevista, estábamos en el aeropuerto. Resulta curioso que una ciudad como Yogyakarta tenga un aeropuerto tan pequeño. Podría compararse al de la isla de La Palma, en Canarias. Con tan sólo dos puertas. Salvo Jakarta y Surabaya, todos los aeropuertos que recorrimos parecían propios de ciudades pequeñas, como los que proliferaron en España en la época de bonanza económica. Facturamos sin problemas, tampoco nos dijo nadie nada sobre el comunicado del cambio de horario y que nos tratarían como viajeros preferentes. Me hacía gracia, pero ya preguntaríamos en el avión. Pagamos las tasas y pasamos a la sala de embarque donde pudimos realizar alguna pequeña compra de última hora que no habíamos realizado en los templos, principalmente imanes para la nevera. Un “cafelito” y nada.......enseguida nos llamaron para subir al avión. El avión, cómodo, aunque tengo la sensación que bastante antiguo, nos llevó sin novedad a Denpasar en Bali. Preguntamos y por el correo que nos habían mandado y su respuesta fue: No sé de que me hablan. Si tienen dudas, manden un correo a la compañía. Habíamos reservado un hotel. El Jati Home Stay. Leímos comentarios positivos y el precio estaba bien. La sorpresa fue que al mandar un correo, para pedir precio y disponibilidad, este era la mitad que en Booking. Además, se ofrecían a venir a buscarnos por 250.000 IRP. El precio por noche era de 300.000 IRP por tres personas en una habitación triple, unos 18 euros. Dewa era mi contacto y todos los correos que mandé fueron contestados de inmediato, y eso que eran horas intempestivas en Bali. Todos menos el último, en que le indicaba el cambio de hora de nuestro vuelo y por el que no recibí respuesta. Si llegábamos allí, y no estaba el chófer, había dos opciones. Esperar a que viniese o tomar un taxi. Bajamos del avión y recogimos el equipaje. Había otros españoles, que por sus comentarios, eran bastante pijos. Nos pusimos al otro extremo, por si acaso........... Al salir con las maletas sentí cierto alivio al ver mi nombre en un cartel. Afortunadamente, habían recibido mi correo. Su nombre era Noman, y quien a la postre sería nuestro conductor, los días que estuvimos en Ubud. *** Imagen borrada de Tinypic ***
El trayecto era largo, pero se hizo ameno ya que Noman nos iba contando y explicando todo. Las fábricas de esculturas, los monumentos que había por la carretera y cuando llegamos a Ubud, nos indicó la calle principal para que nos orientásemos y una perpendicular a ésta, donde estaba situado el hotel.No sabíamos si Noman era independiente o trabajaba para el hotel, ya que nos acompañó hasta dentro, pero nos pidió el dinero del pick up por adelantado. El Jati es peculiar. Es una casa de huéspedes. Su entrada es pequeña, por una calle muy transitada de Ubud. Lo curioso, es que una vez que caminas unos cincuenta metros, pasando por unas viviendas que hay dentro del recinto al final, las habitaciones están frente a un arrozal ya abandonado, y estando allí, es complicado imaginarse que estás en medio de una ciudad. *** Imagen borrada de Tinypic ***
Comentamos a Noman, dada su amabilidad durante el trayecto desde el aeropuerto a Ubud, que fuese él nuestro chófer allí. La idea era dividir Bali en tres partes y hacer las excursiones. Saldría un poco más caro que hacerla en un transporte público, pero ahorraríamos tiempo y nos entretendríamos más o menos, según nuestros intereses.Quedamos en reunirnos con él a las 8 de la mañana del día siguiente. Ya era mediodía, y procedía tomarse unas cervezas y comer. El sitio elegido fue un local, un poco más arriba del hotel, que también era una agencia de viajes, organizaban excursiones y demás. Por la tarde caminamos un poco, viendo las tiendas. Las chicas decidieron darse un masaje, y dada mi experiencia del día anterior en Yogya, decidí mejor irme a la habitación y tumbarme un rato hasta que terminasen. Me resultó curioso ver a un enorme grupo de hombres, vestidos de blanco y con gorros, que parecía, había acudido a una ceremonia. Digo que sería aquello, porque no me cuadraba un Master Chef Balinés, aunque aspecto de ello llevaban. *** Imagen borrada de Tinypic ***
Mis compañeras vinieron muy satisfechas del masaje y me recomendaron acudir otro día. Por supuesto, otro día.......... Hoy no.......... Mañana¡¡¡Ya reunidos los tres, revisamos las rutas que le pediríamos a nuestro chófer y salimos a cenar. Allí encontramos un local que nos gustó y que sería nuestro lugar de referencia El Taman Curry, donde pasaríamos nuestros ratos de asueto, y claves en nuestra alimentación, en aquella maravillosa ciudad, con wifi y un personal muy amable, que siempre nos preguntaban, si al llegar, faltábamos alguno de los tres. En este lugar, combinaban la comida local con la occidental, sobre todo preparaban unos maravillosos platos de pasta. Al entrar en el pasadizo que llevaba al hotel, alguien pronunció mi nombre. Antonino.......... Me sorprendió que alguien me conociera allí. Al preguntarle quien era me respondió que Dewa, mi interlocutor. Vivía en una de las casas previas a la entrada al hotel. Nos saludamos y me explicó que al día siguiente estaría a la hora del desayuno para organizar nuestras excursiones. Etapas 4 a 5, total 5
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