AUSTRALIA: EL OTRO LADO DEL MUNDO ✏️ Blogs de Australia

Día 13, 21 de agosto: Alice Springs-Darwin-Mary River

Hoy no madrugamos porque no tenemos el avión a Darwin hasta la 12:30. Teníamos incluido el desayuno (cosa rarísima) y resulta que, no sólo te lo tenías que preparar tú, calentándote el café soluble y preparando tus tostadas, sino que también tenías que fregar los cacharros para que el siguiente lo tuviera limpio. Además se desayunaba en una sala común donde había dos mesas y todo el mundo nos sentábamos allí amontonados. Curioso.

Llegamos a Darwin donde teníamos alquilado un coche, para hacer la mitad del camino que nos separaba de Kakadu, que era nuestro destino para el día siguiente. Cuando vamos a poner el navegador nos damos cuenta de que nos hemos dejado su soporte en el coche que habíamos dejado en Alice Springs, así que hemos tenido que ir a comprar otro. Suerte que cerca del aeropuerto hay un centro comercial grande y no hemos tenido demasiada dificultad en encontrarlo.

Una vez resuelto el problema, nos vamos de Darwin y a unos 70 km empezamos a ver termiteros, al principio no muy grandes, pero después enormes, de unos tres metros de alto. También vemos muchísimos trenes de carretera, todos con cuatro remolques, que es el máximo permitido.

Poco antes de las seis de la tarde llegamos a nuestro hotel en Mary River. No sabíamos mucho de este sitio, sólo que quedaba a mitad de camino entre Darwin y Kakadu, por lo que lo elegimos para dormir. Nada más entrar en el recinto del hotel nos encontramos con un cartel que advierte de la presencia de cocodrilos, lo cual nos sorprendió bastante. Y es que el hotel se encuentra entre el río Mary y un billabong, ambos con cocodrilos que se pueden ver paseando alrededor del hotel. También nos encantó ver muchísimos wallabies por todas partes, incluso al lado de las habitaciones.

Vimos que se podía pasear por varias rutas alrededor del recinto del hotel, algunas para ver cocodrilos. Como era prácticamente de noche no pudimos hacer ninguna, así que decidimos madrugar un poco más el día siguiente para hacer algún paseo y probar nuestra suerte para ver cocodrilos.

Tras la ducha reparadora de rigor hemos ido a cenar al restaurante del hotel. Después de la cena toca colada, y como ya es noche cerrada, no vemos mucho pero cuando nos movemos oímos un montón de ruidos de animales que hay a nuestro alrededor.

Hoy hemos visto más aborígenes, en esta zona mucho más integrados que en el centro. Aquí sí se les ve trabajar y son guías y guardas en los parques y las zonas arqueológicas. Incluso había una especie de reunión en el hotel y ellos han estado cantando y proyectando fotos mientras nosotros cenábamos. Nos alegra verlos así.

Día 14, 22 de agosto: Mary River-Kakadu: Ubirr

Como ayer no pudimos caminar alrededor del hotel porque se había hecho de noche, hoy nos hemos levantado a las 6:20 para hacer el Bambú Walk, donde ayer nos dijeron que, con mucha suerte, podríamos ver algún cocodrilo.

Seguía habiendo muchos wallabies por todas partes, hasta llegar a un bosque de bambú situado entre el río Mary y el billabong. Ahora estaba seco, pero cuando esté verde debe ser impresionante. Cocodrilos no hemos visto ni uno.

Después al coche, a hacer unos 200 km para llegar a Ubirr, una zona en la que hay pinturas rupestres, algunas dicen que tienen hasta 20.000 años. La verdad es que es curioso y sobretodo diferente, lo que aquí se pintaba no tiene nada que ver con lo que pintábamos en Europa.

El calor es insoportable, como también las moscas, que siguen molestando con fuerza, por lo que la visita a las pinturas se hace bastante dura. Al final subida a un mirador desde el que se ven estas preciosas vistas de la llanura.

Esta es la zona que en la época húmeda está completamente inundada de agua, incluso las carreteras, por eso algunas zonas son inaccesibles en determinadas épocas del año.

Con mucho calor y sin ganas de comer nos vamos a Jabiru, un pueblo diminuto que existe porque hay una mina de uranio y donde se ha construido uno de los mejores hoteles de la zona, aunque quizá no sea el mejor situado. Allí hemos comido y aunque nuestro plan era visitar Nourlangie por la tarde hemos desistido porque hacía un calor insoportable, sobretodo por la humedad, así que nos hemos ido al hotel para disfrutar la tarde con un baño en la piscina (el agua fresquita sorprendentemente).

En el hotel sólo se puede cenar al aire libre. Está bien por un lado, porque la temperatura es muy buena, pero hay muchísimos insectos, tantos, que hay que tapar con algo los vasos para que no se suiciden en tu bebida. Hemos pensado que mañana cenaremos en la habitación, ya que preparan pizzas para llevar…

Día 15, 23 de agosto: Kakadu: Twin Falls-Jim Jim Falls

Hoy nos levantamos a las 6:30 porque nos recogían 7:15 para hacer una excursión a las cataratas del PN Kakadu. Nos recoge un autobús 4x4 y, como estábamos los primeros, nos sentamos con el guía-conductor en los dos asientos que tiene delante junto a él.

Primero vamos por carretera asfaltada en dirección al parque, pero una vez que entramos en él sólo hay caminos en los que es necesario tener un 4x4, porque no están en buen estado. Imagino que en época de lluvias será imposible acceder aquí.

Durante el camino el guía nos iba explicando cosas relativas al parque, que es propiedad de los aborígenes (excepto la parte que explota la minería) y que son ellos mismos los que lo gestionan, que la zona por la que viajamos es el bosque previo a bosque tropical, nos enseña las distintas plantas de la zona (animales se ven poquísimos, ni siquiera pájaros) y muchas cosas más.

Llegamos a una zona con unos aseos y unas mesas y allí nos paran para que desayunemos. Nos ofrecen té y café con dulces. Después de desayunar comenzamos a caminar hasta llegar al río. Una vez allí nos montamos en una barquita que nos lleva como a unos 500 metros río arriba ya que el río va tan encajonado en la roca que no hay sitio por el que caminar. Una vez que se recupera el camino pegado a la orilla, nos bajamos de la barca y continuamos caminando hasta que, a través de una pasarela, cruzamos el río y tras otro paseíto llegamos a una playa de arena blanca y un lago en el que cae la Twin Fall. La verdad es que impresiona y eso que sólo hay una pequeña cantidad de agua.

A pesar de que el laguito tiene un aspecto impresionante está prohibido bañarse porque es un lugar sagrado y por tanto no vigilan que no haya cocodrilos. Es una pena porque hace un calor tremendo. Aquí nos cuenta nuestro guía que la zona es tan antigua, se formó hace 1,6 billones de años, que no se han encontrado fósiles.

Una vez que hemos disfrutado de las vistas deshacemos el camino para volver de nuevo a la zona donde se había quedado el autobús, para llevarnos al lugar donde íbamos a comer.

Esperábamos el típico picnic de excursión consistente en bocata cutre con pan chicloso de estar todo el día envuelto en un plástico, algo de fruta y una botella de agua y sin embargo nos sorprenden con una comida muy buena: embutidos, ensaladas con varias salsas, cuscús, pollo asado, quesos, frutas, frutos secos, chocolatinas, zumos y un agua excelente y fresquita sacada de unos termos gigantes que llevaba en el maletero.

Después de la comida, un poco de relax a la sombra de los árboles y empezamos el camino en coche hacia las Jim Jim Falls. El camino andando hasta llegar a ellas no llega al kilómetro, pero se hace muy pesado porque no hay tal camino más que al principio, después tienes que ir saltando de piedra en piedra y, entre eso y el calor sofocante, se hace largo.

El río en la zona de las cataratas forma un total de tres piscinas. La primera de ellas está prohibida al baño, ya que al no vigilarla puede tener cocodrilos. En la segunda y la tercera permiten el baño porque es poco probable que en ellas haya cocodrilos ya que tendrían que remontar una zona de rocas y además vigilan si los hay o no y en el caso en que los haya los sacan.

La segunda piscina tiene una playa de arena blanca como la de la Twin Fall, pero a la tercera tienes que llegar por las piedras. Intentamos bañarnos en ella (es donde cae la cascada cuando hay agua, hoy no había ni gota), pero está siempre en sombra y el agua está helada, así que nos vamos a la playita para darnos un merecido chapuzón, ya que ¡estamos pasando un calor horrible!

Una vez terminado el baño camino de vuelta al hotel, donde llegamos prácticamente a las seis de la tarde, bastante cansados. Una vez en la habitación reorganizamos maletas y nos vamos a buscar la cena que hoy “cenamos en casa”.

Kakadu nos ha encantado, es una pasada y la excursión ha salido bastante bien. No hemos encontrado a nadie más que los que íbamos en nuestro bus, que seríamos unos 15. Todo está muy limpio, gestionado con una conciencia ecológica envidiable, ayudados quizá, porque es una zona bastante inaccesible, por lo que no está muy explotado.

Día 16, 24 de agosto: Kakadu: Yellow Water-Nourlangie-Cairns

Otra vez madrugón a las 5:40 para ir a hacer el crucero en el Yellow Water Billabong, hogar de los peligrosos cocodrilos de agua salada.

Nos recogen en el hotel y nos llevan en una van al embarcadero, donde están los barcos en los que se hace después el recorrido. Una vez acomodados, empieza a amanecer y mientras el sol sale al fondo, tras los árboles, el guía de nuestra barca toca el didgeridoo, con lo que consigue una atmósfera perfecta.

Si bien el viaje se hace fundamentalmente para ver cocodrilos, que por cierto hay a montones, algunos gigantescos, hay también una enorme variedad de pájaros, en el agua, en las orillas, sobrevolando… y constantemente se oyen sus trinos, con lo que la excursión resulta muy relajante. El paseo dura como un par de horas.

Una vez en el hotel y como teníamos tiempo, hemos decidido ir a Nourlangie, ya que el otro día pasamos tanto calor que desistimos. Así que hacemos el chek out en el hotel y al coche a ver más pinturas rupestres. Una vez vistas las de Ubirr, donde hay muchas más, estas quizá se queden un poco cortas, aunque sí es cierto que tiene un par de ellas impresionantes en las dos últimas cuevas (Nabulwinjbulwinj y una representación de la creación, donde aparece el curioso Namarrgon o Lightning Man).

También se nota que el estilo es ligeramente diferente, ya que eso dependía de la tribu/clan que habitara el lugar. Si bien en Ubirr se representaban muchísimos animales y escenas de la vida cotidiana, estas pinturas son más espirituales.

Desde aquí recorremos los 300 km que nos separan de Darwin, a donde tenemos que llegar antes de la tres de la tarde, ya que es la hora límite hasta la que no tenemos que pagar un día más de alquiler de coche. Damos con una señora muy antipática, de las pocas en toda Australia, o al menos en lo que nos ha tocado a nosotros, que nos dice lo que tenemos que pagar pero no en concepto de qué y, como ya estábamos un poco mosqueados con el asunto de los coches, pues le digo que me enseñe la factura o el recibo. Me dice que hasta que no pague no me puede dar la factura, así que pagas sin saber por qué y luego lo averiguas, y si protestas te miran con cara rara. Como ya he dicho en otras ocasiones, al otro lado del mundo muchas cosas son al revés.

Así que terminados los trámites a las 15:30 tenemos toda la tarde para disfrutar del “animadísimo” aeropuerto de Darwin, ya que nuestro avión no sale hasta las 20:00. Ya nos vamos a Cairns. Además no nos dejan facturar el equipaje hasta 2 horas antes del vuelo, por lo que no podemos pasar al interior. Nos salva que hay wifi y gratis en el aeropuerto, así que aprovechamos para ver las noticias, “whatsappear” con la familia, etc.

El vuelo dura prácticamente tres horas y nos dan de cenar calentito. Hoy hemos comido unos bocatas en el coche, así que nos viene bastante bien. Al llegar a Cairns nos recoge el transporte que teníamos contratado para llevarnos al hotel y, como llegamos bastante tarde, la recepción está cerrada, pero hay una persona esperándonos con la llave y nos dice que ya haremos el check in al día siguiente. Así que, ¡a la cama!

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Día 17, 25 de agosto: Kuranda

Hoy, para variar, no madrugamos demasiado. Habíamos contratado una excursión para visitar Kuranda y nos recogían a las 8:25, para llevarnos a la estación del teleférico. Allí, en la taquilla, con un cupón que nos dio la persona que nos recogió en el hotel nos dieron todas las entradas para las visitas que íbamos a realizar ese día. Para llegar hasta arriba del todo se hacen tres tramos y en cada uno de ellos te puedes bajar para dar un paseo y volverte a subir de nuevo cuando quieras.

Lo realmente bonito del asunto es que sobrevuelas una selva, bastante tupida, muy por encima de las copas más altas, por lo que la perspectiva sobre los árboles y la extensión del bosque es inmejorable. También es muy bonita la vista de las cascadas del río Barron.

Una vez que terminas el recorrido llegas a la estación de Kuranda, que es un pueblo tremendamente turístico en el que no hay demasiado que hacer a parte de ver algunos “zoos” o comprar souvenires de lo más variado.

Lo primero que se vimos fue Kuranda Koala Gardens, que es donde hay koalas con los que, previo pago, te puedes hacer una foto. Pero antes de llegar a donde están los koalas hay un mini zoo con algunos de los animales más característicos de Australia: cocodrilos (estos de agua dulce, no como los gigantes “salties” del norte), wombat (que no pudimos ver porque, por supuesto, estaban durmiendo), lagartos, canguros y wallabies.

Pero sin duda la estrella son los koalas:

Puedes fotografiar a los que hay fuera y coger a uno de ellos, en nuestro caso una hembra preciosa. Te hacen una foto los del zoo y les puedes dar tu cámara para no tener solo la de papel que ellos te hacen.

La verdad es que si no has visto estos animales en libertad este zoo te puede resultar interesante, pero nosotros habíamos tenido la suerte de ver todos estos animales y alguno más en libertad, por tanto, lo único que nos mereció la pena fue el hacernos la foto con un koala en brazos.

Los dos zoos restantes son de pájaros, que te comen en las manos, y de mariposas. Había un cassowary que nos pareció impresionante, le hicimos muchas fotos porque no imaginábamos que pudiéramos ver un animal así en libertad, pero en Australia nunca se sabe…

Después de esto dimos un paseo hacia la parte más alta del Barron, donde debería de haber otras cataratas, que estaban secas, y cerca del río estuvimos comiendo, solos, en mitad del rain forest con sólo el sonido de los animales. Nos encantó. Después alguna compra y finalmente al tren para hacer el recorrido de vuelta. El viaje de vuelta en tren se hace muy largo, porque va muy despacio y, una vez visto el paisaje a la subida, no aporta nada, así que recomendaría hacer la vuelta también en teleférico. Lo mejor, que conocimos a seis chicos, tres ucranianos y tres filipinos, que trabajaban recogiendo plátanos en una plantación a 300 km al norte de Cairns y que estaban de fin de semana de turismo y charlar con ellos nos hizo más ameno el viaje.

Llegamos al hotel y tomamos una cervecita con María charlando de todo un poco. Después de esto fuimos a cenar a un tailandés (Kin Khao, en Aplin st. con Grafton st.) y de postre un helado en Devine Gelato (Aplin St con Abbot St.), un sitio muy famoso donde un matrimonio (peculiar, por cierto) prepara helados caseros exquisitos. Merece la pena ir, a pesar de que en la zona de la Esplanade hay muchos otros sitios de helados, con buena pinta también. Con en helado en la mano dimos un paseíto hasta el hotel.

Día 18, 26 de agosto: Buceo en la Barrera

Hoy es uno de los días estrella en nuestro viaje a Australia, ya que vamos a bucear en la Gran Barrera de Coral. Tras haber decidido que no íbamos a hacer un “vida a bordo” y que saldríamos días completos pero durmiendo en tierra, quedaba por decidir con qué compañía íbamos a bucear. Nos recomendaron a Tusa y teníamos hecha la reserva desde aquí y cuando llegamos a Cairns en el hotel nos dijeron que habíamos acertado, que era la mejor empresa de buceo de Cairns.

Teníamos que estar a las 7:40 en el muelle donde esperaba el barco. Nos fuimos dando un paseo desde el hotel y ¡se puso a llover! El cielo estaba bastante cubierto, así que pintaba un mal día de buceo, pero a medida que nos fuimos alejando de la costa el día mejoró. Cuando llegamos al barco vemos que tiene una pinta estupenda y dentro comprobamos que estaba realmente bien.

Durante el tiempo que dura el viaje hasta la barrera, más o menos hora y media, nos dieron un briefing de seguridad general y el particular de nuestra inmersión (íbamos a bucear sólo 6 con un guía, así que muy bien). El barco se movía muchísimo y con el barco navegando nos tuvimos que equipar, para estar listos para ir al agua en el momento en que el barco parara. Eso fue lo que menos me gustó, las prisas que nos metieron para ir al agua. Como consecuencia de eso había varias personas vomitando.

Fuimos a bucear a Saxon Reef, en concreto a una zona que se llama Twin Peaks. La primera impresión que me llevé de la barrera es que esta zona, al menos, está bastante degradada. Hay que tener en cuenta que es la más accesible y que posiblemente en las zonas más alejadas el cuidado del entorno sea mayor. Sin embargo, había muchísima vida, aunque la visibilidad no era mucha y había algo de corriente. Sin embargo no vimos esa espectacularidad de color del coral que uno imagina.

Al terminar la primera inmersión subimos al barco, donde nos tenían preparado un pequeño piscolabis, con pan y frutas. Así que tras reponer fuerzas y descansar hicimos una segunda inmersión. En esta vimos tiburones, a Nemo y a su padre. A pesar de las emociones nos quedamos fríos, el agua estaba bien pero íbamos con shorty y sin capucha y la temperatura exterior no debía de pasar de los 22º C.

Después de la segunda inmersión comimos. Muy bien por cierto para ser comida empaquetada de barco pero terminamos de quedarnos helados, así que no hicimos la tercera inmersión que nos regalaban. Nos quedamos tranquilos en el barco mientras el resto buceaba y después de vuelta a puerto, ya con el mar bastante revuelto. Por cierto, el barco tiene unas duchas que están muy bien y, para los que no llevan, ellos te dan gel y champú.

Fuimos directamente a hacer algunas compras y luego al hotel: hoy toca colada en la lavandería del propio hotel. Después cena en Outback Jack, en Aplin St. y helado en Devine, justo al lado. Otro paseo hasta el hotel y a la cama agotados después de otro intenso día.

Día 19, 27 de agosto: Rain Forest-Cape Tribulation

Hoy nos recogían a las 7:20 en una especie de camión para ir a ver el rain forest. Salimos de Cairns hacia el norte por una carretera que va pegada a la costa en las que se ven unas playas vírgenes impresionantes. Hoy también el tiempo está variable y lo mismo se nubla, que sale el sol, que se pone a llover. Paramos a tomar un café en un pueblo llamado Mossman. Esta zona es productora de caña de azúcar y de hecho se ven unas plantaciones enormes, todas con un vía de tren pequeñita entre el límite de la parcela y la carretera. Cada propietario carga sus vagones con la caña y una locomotora tira de ellos. Mientras estábamos parados en Mossman pasó el tren, viejo, lento, como de otra época, pero sin duda efectivo.

Desde aquí hemos ido a hacer un recorrido en barco por el río Daintree, donde hemos visto pájaros y cocodrilos, pero nada comparado con el Yellow Water. Eso sí, el manglar pegado al río era impresionante. Después fuimos a ver la desembocadura del Daintree desde el mirador del Monte Alexandra. Ahora nos queda claro cómo llegan los cocodrilos a las playas de esta zona.

Tras un pequeño recorrido en autobús, siempre dentro del Parque Nacional Daintree hemos llegado a una zona de la que sale un camino guiado, Jindalba Boardwalk, que recorre zona donde suelen vivir los cassowaries. Como era de esperar no hay ninguno, que nos creíamos, ¿que iban a estar esperando a que los turistas llegaran para hacerles fotos? No obstante el camino es bonito, porque se hace dentro de una verdadera selva, eso sí, sobre una pasarela de madera, a la que prácticamente no llegan los rayos del sol.

Después hemos ido a un restaurante donde nuestro guía ha sacado unas bandejas del coche con ensaladas, chuletones y salchichas y en un momento han preparado una barbacoa estupenda. Mientras ellos estaban cocinando nos hemos acercado a una zona en la que tenían canguros y wallabies a los que se podía dar de comer frutas y verduras que nos daban allí. Uno era enorme, te ponía las patas en el pecho y, si no tenías cuidado, podía tirarte al suelo. Mientras estábamos allí se ha acercado un cassowary. Francamente, es un bicho bien peculiar. Más tarde vimos otro con dos crías.

Tras la experiencia con los animales hemos ido a Emmagen Creek, donde uno se podía bañar, pero nos ha dado pereza, porque había poco tiempo, el agua estaba helada y el día seguía un poco nublado. Allí nos han dado a probar varias frutas tropicales, algunas ricas (chirimoya, papaya, kiwi…) y otras no tanto, demasiado exóticas quizá.

Finalmente a Cape Tribulation, que es de donde dicen “where the forest meet the reef” y es realmente cierto, ya que la selva llega a la playa y el arrecife se ve al lado. Eso sí, la playa tiene dos cartelones enormes de advertencias: en el primero te avisan de las medusas y en el segundo de los cocodrilos, vamos, para echar a correr, aunque le preguntamos a un guarda que había allí y nos dijo que de cocodrilos nada, que la gente iba allí a bañarse sin problema. Curiosamente, no había nadie en el agua.

Allí termina la excursión. Como apreciación personal, demasiados kilómetros para pocas visitas, lo que se hace muy muy pesado.

Una vez en el hotel, preparamos maletas, ya que mañana dejamos Cairns, cena cerca de la Esplanade y el helado con su paseo de rigor.

👉 Ver Etapa: Cairns: Kuranda-buceo en la Gran Barrera-Rain Forest ⏫ Volver arriba Compartir:

Día 20, 28 de agosto: Cairns-Hamilton Island-Airlie Beach

Diana a las 5:30, ya que nos venían a buscar a las 6:10 para llevarnos al aeropuerto: dejamos Cairns para ir a Airlie Beach. Pero antes de ir a Airlie tenemos que llegar en avión a Hamilton Island y desde allí coger un ferry. El viaje en avión, como siempre con Qantas, puntual y muy cómodo, además con el añadido de que sobrevolamos arrecifes de coral.

Tanto la terminal de aeropuerto como le muelle del que parte el ferry están juntos, con lo que el traslado se hace muy cómodo. Tuvimos que esperar unos 45 minutos, que era el tiempo que faltaba para la salida de nuestro ferry desde que llegamos a Hamilton Island. Mientras esperamos dimos una vuelta y nos dio la sensación de que aquello se parecía mucho al paraíso. Sensación que se convirtió en una realidad cuando hicimos el trayecto en el barco hasta Airlie (en el continente).

Si alguna vez me pierdo… es posible que sea por aquí.

Tras el paseíto por las islas llegamos a Airlie, donde un microbús de la propia compañía del ferry nos llevó a nuestro hotel por 3 dólares. Eran las 12:30, así que pensábamos que no nos iban a dar la habitación hasta las dos, pero sorprendentemente estaba lista. El hotel estaba muy bien y tenía acceso directo a la Laguna, más bonita que la de Cairns, pegada a la playa. La playa era preciosa, pero no se bañaba nadie. En principio pensamos que podía ser porque hubiera cocodrilos (traíamos una obsesión tremenda del norte), pero preguntamos al socorrista de la laguna, que era donde nos estábamos bañando, y nos dijo que no, que la gente prefería bañarse en la laguna porque en la playa no cubría nada.

Desde allí nos fuimos a comer, ya que nuestro plan era dormir un ratito la siesta y descansar, pero como siempre, nos surgió algo que nos lo impidió (algo tan urgente como ir de compras), así que no pudo ser, descansar no va con nosotros.

La guía Lonely Planet llama a Airlie la “hortera Airlie Beach”. Estoy en desacuerdo completamente, es un sitio 100% turístico pero como otros muchos de playa y tiene un situación inmejorable, muy cerca de una de las zonas más bonitas que tiene la costa australiana, las islas Whitheaven, y a un precio que no supone desprenderte de un riñón, como en las propias islas. Quizá empeore mucho en temporada alta, no lo sé, pero en su invierno nos pareció un lugar de playa tranquilo y con una oferta enorme para disfrutar del mar y de la Barrera de un montón de formas.

Reflexiones personales aparte, tras las compras volvimos al hotel, esta vez sí a descansar un rato, y después a cenar a Fish D'vine, un restaurante donde tienen dos especialidades: el pescado y el ron. En un mostrador como el de una pescadería eliges no sólo el pescado o el marisco sino también la pieza del mismo que quieres y luego, de la carta escoges la manera en la que te la van a cocinar. El pescado fresquísimo y muy bien preparado. Eso sí, hay que ir pronto porque si no no encuentras sitio, pero es altamente recomendable. Tras la cena, nuestro helado+paseo de rigor (¿nos estaremos volviendo adictos?) y de vuelta al hotel.

Día 21, 29 de agosto: Whitheaven Beach y buceo en la barrera

Hoy buceamos de nuevo en la barrera. Esta vez la empresa es Mantaray y la verdad, no tiene nada que ver con el lujazo de barco que tuvimos en Cairns, pero aún así tenía su encanto.

El plan del día era visitar primero la Whitheaven Beach, de la que dicen que es una de las playas más bonitas y puras del mundo, y después hacer dos inmersiones en la barrera. Así pues, tras un par de horas de navegación en el barquito que se movía bastante, llegamos, tras rodearla, a la isla Whitsunday. El barco fondea en Tongue Bay, ya que sólo está permitido a algunos barcos (de vela) fondear frente a la maravillosa playa, que es la entrada al Whitsundays Islands National Park. Del barco llegamos a tierra en una barquita diminuta y desde ahí empezamos a subir caminando por una zona medio selvática, para alcanzar un mirador desde el que se ve esto:

No sé si es la más bonita del mundo, pero no me cabe ninguna duda de que es la más bonita que yo he visto.

Una vez vista desde lejos lo que queda es bajar y bañarse en ella. Hay que caminar mucho para llegar al agua y cubre muy poquito en esta zona que se ve en las fotos, pero fue una gozada de baño.

Otra vez de vuelta al barco donde hemos comido y en marcha hasta la isla Hook para bucear. Hoy hemos hecho dos inmersiones y hemos visto muchísimos peces y una tortuga.

Una vez que hemos terminado nos hemos vuelto hacia Cairns y en el viaje de vuelta hemos visto varias ballenas, una de ellas con su cría saltando. Lástima no estar más cerca, pero aún así, impresionante.

Estamos teniendo suerte con las ballenas, hay tantas que no es necesario ir a buscarlas, se ven prácticamente cada vez que salimos al mar.

Una vez en tierra nos llevan al hotel. Cenamos en Mr Bones, muy cerca del hotel y el helado+paseo de todas las noches.

Día 22, 30 de agosto: Sobrevuelo barrera-Snorkel-Whitheaven beach

Hoy ha sido uno de los días más interesantes de los que llevamos en Australia. Para empezar no madrugamos tanto como otras veces, ya que ayer, cuando le dijimos a la chica del hotel que llamara a la empresa con la que íbamos a realizar el sobrevuelo de la barrera para confirmar, nos dijo que nuestro vuelo no se había llenado y que nos regalaban un upgrade para hacer el mismo vuelo pero con amerizaje y visita al Whitheaven Beach a las 11:30.

Así que después del desayuno hemos ido a dar una vuelta y a hacer algunas compras y después, hemos cogido el autobús para llegar al mini-aeropuerto de Whitheaven desde donde saldríamos para hacer el vuelo panorámico.

Una vez allí, nos dan el briefing del vuelo y el traje para hacer snorkel y despegamos, pero cuando llevamos muy poco en el aire nos tenemos que volver. Hasta que llegamos a tierra no sabemos qué pasa, pero resulta que una de las ruedas no se mete dentro del avión, por lo que hay que cambiarlo.

Mientras lo hacen nos tomamos un refresco en la cafetería del aeropuerto y luego sí, despegamos sin problemas, aunque antes de realizar el sobrevuelo amerizamos en Whitsunday Island para dejar a un pasajero.

Así de impresionantes de ven las Whitsundays desde el aire (también vimos una ballena con su ballenato desde el hidroavión).

Y desde allí, a la barrera, a Hook Reef que es la zona que hemos sobrevolado. No sé muy bien cómo describirlo con palabras, mejor que hablen las imágenes.

El arrecife con forma de corazón no es un reclamo turístico, realmente existe. Pero quizá lo más impresionante es el cambio entre el azul oscuro del mar más profundo con el turquesa del menos profundo y los tonos pardos de la superficie de los corales. Nunca habíamos visto nada igual, bueno, ¡es que no existe nada igual!

Después del subidón del vuelo aterrizamos en Hardy Lagoon, que es un laguito limitado por la parte alta de los corales, donde había un barco al que nos subimos, dejando atado el hidroavión y nos llevaron a dar una vuelta mirando el fondo transparente para parar después y hacer snorkel. Realmente era una piscina de coral.

La experiencia del snorkel es diferente a la del buceo. Se ve tanto o más, especialmente mejora la vista de los corales, ya que al haber más luz se ven mejor los colores.

Tras una algo más de una hora sin parar volvemos al barquito, donde nos están esperando con un piscolabis, que tomamos encantados porque ya teníamos hambre.

Desde aquí de vuelta al continente, sobrevolando Whitheaven Beach. El día anterior habíamos tenido una perspectiva preciosa de la playa, pero la de hoy era aún más impresionante. Se ve la zona arenosa y la del coral y toda la longitud de la playa en al que no habíamos estado el día anterior que es la que mide 7 km.

Aquí amerizamos y estuvimos un buen rato disfrutando de la playa y las vistas. Simplemente, precioso.

A las cinco de la tarde volvíamos a Airlie, tras un día espléndido, pero agotados. Nos costó un triunfo salir a cenar, pero el pescado de Fish D'vine merecía el esfuerzo.

👉 Ver Etapa: Airlie Beach y las impresionantes Whitsundays ⏫ Volver arriba Compartir: