![]() ![]() De Lima al sur sin parar ✏️ Blogs de Peru
Viaje de 17 días desde Lima hacia el Sur, visitando los sitios más emblemáticos.Autor: Ruth200es Fecha creación: ⭐ Puntos: 3 (1 Votos) Índice del Diario: De Lima al sur sin parar
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Etapas 10 a 12, total 17
Nos levantamos, nos preparamos para la excursión a las islas y bajamos a desayunar. Allí nos encontramos sólo con Borja, pues Bea seguía enferma, así que se quedaban en el hotel y no venían al lago Titicaca. Al parecer no había comido nada ni había tomado la medicación.
El desayuno estuvo muy bien: huevos fritos, plátanos enanos (bizcochitos), jamón york, queso pan, mermelada, mantequilla, té y café, etc. Borja le llevó algo de comer a Bea al cuarto. Pelayo y yo cerramos las maletas y las dejamos en consigna. Esperamos en recepción a que vinieran a buscarnos. Al poco apareció un minibús y nos subimos. Borja aprovechó para hablar con la guía para cambiar la excursión de dos días por la de uno, en caso de que Bea se encontrase bien al día siguiente. Dejamos además encargado a Borja para que fuese a comprar los billetes de bus Puno-Arequipa para el sábado mientras Bea se quedaba en el cuarto. El minibús nos dejó en el puerto y allí la guía nos indicó que sería aconsejable comprar algo de regalo para la familia que nos iba a acoger así que cogimos un paquete de arroz y unas manzanas. Al poco subimos a un barco ni muy grande ni muy nuevo. Yo intenté abrir la ventanilla y el cristal cayó como una guillotina golpeándome a mí y a un chico que iba detrás. En cuanto zarpamos se presentó el guía, llamado Rubén, y nos hizo presentarnos a todos. Había gente de Francia (había muchos, entre ellos unas chicas con las que ya habíamos coincidido en el tren a Machu Picchu y Julian), Chile (Claudio y Roxana), Colombia (Darío el padre, Sergio y Uriel sus hijos, María, casada con Uriel, y Alexis, primo de los hermanos), Perú (Octavio), etc. La primera parada fue en la isla de los Uros, a 3800 metros de altitud, en donde se habla aymara. Entre todas las islas Uro, que son alrededor de 80, hay un total de 2500 habitantes. Estas islas son artificiales, pues las ha creado el hombre a base de un junco que nace en el lago llamado totora, acumulándolo y anclándolo al suelo con largos palos. Los uros se exiliaron a las aguas del lago escapando de la invasión inca de Pachacutec. Al pisar está muy mullido, como si fuera un cojín gigante. La zona que está en contacto con el agua se va pudriendo así que tienen que ir poniendo nueva totora por encima. Todo allí es de totora: el suelo, las casas, las camas, las barcas, etc. Incluso se comen sus raíces blancas, aunque a mí me parecieron un poco insípidas. El jefe de la isla en la que paramos se llamaba Antonio y fue el que nos recibió y nos contó cómo se construyen las islas y cuáles son sus costumbres. No pueden dedicarse a la agricultura así que su sustento principal es la pesca. Con el excedente se adquieren otros productos en tierra firme. Se pesca trucha, pejerrey, carachi, etc. Otra actividad muy típica la confección de tejido por parte de las mujeres, de bonitos colores y, últimamente, el turismo. Luego dimos una vuelta en una de sus canoas que están fabricadas con 2000 botellas de refrescos de 2 litros recubiertas por totora. Así flotan y duran más tiempo (pues antes sólo se hacían de juncos). El viaje fue una estafa, pues pagamos 15 soles por persona cuando en realidad en la guía y a Borja y Bea al día siguiente les cobraron sobre 5 soles en persona. Luego supimos que Rubén, el guía, era Uro por lo que querría más inversión para sus islas a base de estafar turistas… Durante el viaje en barco aprovechamos para preguntar a Rubén todas las preguntas que nos surgieron con el fin de conocer mejor este llamativo modo de vida. Las islas pueden moverse de un sitio a otro del lago, unir varias o crear nuevas (por ejemplo cuando se produce un matrimonio) e incluso separarse si no se llevan bien los habitantes. Desde hace unos años ya cuentan con electricidad gracias a paneles solares. Tienen que tener mucho cuidado con el fuego porque ya han ardido islas enteras por culpa de incendios incontrolados. Los niños van cada día hasta Puno para ir a la escuela en barco. Además hay un chamán que va por las islas visitando a los enfermos. Crítica en Tripadvisor de las islas Uros: www.tripadvisor.es/ ...ml#REVIEWS Tras esta visita continuamos en nuestro barco hasta la isla de Amantani. Allí nos recibió el jefe de la isla con varios nativos y es que existe un turno rotatorio de acogida entre toda la población para que haya ingresos en todas las familias. A nosotros nos acogió una señora muy pequeñita llamada Hermenegilda, con la cara abrasada por el sol. Además de nosotros acogió también a una pareja de chilenos: Roxana y Claudio. La señora vivía al final de una cuestarrona terrible que tuvimos que subir muy tranquilamente porque con el peso de las mochilas y la altitud no dábamos para más. Hermenegilda sin embargo subía que se las pelaba… La casa estaba construida con adobe y contaba con dos plantas, una cocina, un wáter fuera del recinto y una huerta. Hermenegilda repartió las habitaciones nada más llegar y dejamos las mochilas en ellas. Eran muy grandes, con dos camas y una mesa, pintadas de vivos colores. La isla de Amantani es casi circular y es la de mayor tamaño del lado peruano del lago Titicaca. Su altura máxima es de 4150 metros. Cuenta con 800 familias repartidas en 8 comunidades. Su actividad principal es la agricultura: papas, oca, cebada, habas, etc, pues disponen de varios manantiales permanentes. También se dedican al textil, a la artesanía, a la pesca y al turismo. Está habitada desde la época inca y en 1580 fue vendida por el Rey Carlos V a un español, Pedro González. Poco a poco, y debido a las sequías, los nativos fueron comprando prácticamente todas las tierras de la isla. Está a 3 horas en barco de Puno y cuenta con gran variedad de flora: la cantuta (flor nacional), la muña, etc. Después de dejar las cosas en los respectivos cuartos bajamos al patio, pues Hermenegilda estaba en la cocina preparando la comida. Es de adobe, con una entrada por la que mete ramitas de eucalipto y dos fuegos. Al parecer los eucaliptos también son una plaga aquí, incluso son utilizados por los uros para anclar las islas al fondo mediante sus largos troncos. Pelayo y yo ayudamos a la señora a preparar la comida: pelamos y picamos verdura. La comida consistió en dos platos: sopa de quinoa de primero y un combinado de segundo que llevaba arroz, distintos tipos de papas (algunas incluso deshidratadas), oca, queso frito, tomate y pepino. Muchos de los productos eran de la huerta de la casa. Yo me toqué uno ojo sin acordarme de que había partido un ají picante y se me puso rojo como un rocoto. Tuve que poner un buen rato el ojo debajo del grifo que había en la huerta…Para beber nos trajo unas cervezas Cuzqueñas enormes de la tienda, que nos cobró a 10 soles cada una, y mate de muña. Luego nos lavamos los dientes en el grifo del huerto y para ir al wáter hay que tirar un cubo después, pues no hay cisterna. Dormimos una siestecita y a las 15:30 nos reunimos con el resto del grupo en la cancha de fútbol del pueblo. Varios de los chicos jugaron un buen rato al fútbol con los niños de la isla. Luego el guía nos llevó al templo de la Pachatata, que estaba en lo alto de una colina. Es un templo preincaica, al igual que había en otra colina, llamado de la Pachamama, pero éste no lo visitamos. La cuesta era empinadísima así que cada uno fue a su ritmo. Cuando llegamos a lo alto cayó la tormenta que había amenazado toda la tarde así que volvimos corriendo para el pueblo. A mí me dio rabia no dar las típicas tres vueltas alrededor del templo que dan todos los visitantes para obtener buena suerte. Nos metimos en un bar minúsculo que hay en la isla, en donde nos sentamos con el grupo de colombianos, y pedimos chocolate caliente para todos. Son muy simpáticos todos. Sobre las 18 horas volvimos para casa de Hermengilda, quien ya estaba preparando la cena. Estaba también en la cocina uno de sus 6 hijos, Christian, que es el más pequeño y el único que vive con ella en la actualidad. El hijo es muy tímido y ella no tanto pero a veces es difícil entenderse con ella, pues habla más quechua que español. El menú fue sopa de quinoa de primero y de segundo un plato con arroz, queso, papas fritas, verdura, huevo revuelto, tomate y judías verdes. Para beber cerveza Cuzqueña y mate de muña. Aprovechó para enseñarnos las prendas que teje con lana de alpaca y yo le compré un gorro de colores muy bonito (30 soles). Luego nos trajo ropa típica de los nativos y nos vistió a los cuatro: poncho para ellos y para nosotros traje completo con capa negra y camisa blanca bordadas a mano, refajo, falda rosa y fajín. El bordado es muy colorido, con forma de flores, muy bonito. La capa la llevan las mujeres en la cabeza, sin atar ni nada, no sé como aguantan porque es muy pesada, a mí se me cae todo el rato. Una vez vestidos nos dirigimos a la casa de reuniones en donde daban una fiesta para los turistas. Había unos músicos con instrumentos tradicionales y vendían algo de bebida. Poco a poco fue llegando todo el mundo. Los músicos tocaban canciones un tanto monótonas que las mujeres nos enseñaban a bailar en corro. Hermenegilda era la más bailonga de todas con diferencia. Los franceses se fueron marchando poco a poco y quedamos sólo los latinos para el final. Antes de la desbandada y porque seguro que ya se lo sabían, los músicos pasaron la gorra por entre los asistentes para que les echásemos monedas. A las 22h nos marchamos para casa pues llevábamos un buen rato solos, acompañados únicamente por Hermenegilda y el hombre que alojaba a los colombianos. Octavio, el peruano, iba hacia el puerto porque la familia que lo alojaba vivía por allí, lo cual nos asustó un poco porque no se veía absolutamente nada, no había ni una luz. Al día siguiente supimos que se perdió y tardó un buen rato en encontrar la casa. Nos despedimos en nuestra puerta de los colombianos, pues ellos continuaban aún más para arriba de la cuesta. Nos lavamos los dientes y nos metimos en cama, Pelayo y yo en la misma cama para no pasar frío. Las mantas eran muy pesadas, era prácticamente imposible darse la vuelta. Aún así Pelayo me destapó varias veces durante la noche. Además tuve que levantarme a hacer pis durante la noche en el baño rústico porque con tanto mate, sopa y Cusqueña reventaba… Aquí tenéis la crítica de la Isla de Amantani en Tripadvisor: www.tripadvisor.es/ ...ml#REVIEWS Etapas 10 a 12, total 17
Hermenegilda nos despertó sobre las 6:15 así que nos vestimos, preparamos las mochilas y bajamos a la cocina para desayunar. Nos había preparado un par de pancakes para cada uno con mermelada y mate de muña.
Tras lavarnos los dientes y coger las cosas Hermenegilda nos acompañó hasta el puerto en donde nos esperaba el barco a las 7:30. Durante el trayecto Hermenegilda no paró de calcetar; es increíble como bajó la cuesta llena de piedras y no tropezó ni una vez. Poco a poco fueron llegando todos los componentes del grupo, incluido el guía, así que subimos al barco, no sin antes despedirnos de Hermenegilda con un fuerte abrazo, y zarpamos rumbo a la última isla que visitaríamos, Taquile. Tardamos alrededor de una hora en llegar. Taquile es una Reserva Natural por lo que para entrar hay que pagar 8 soles (incluido dentro del precio total de excursión). Cuenta con 2000 habitantes y está a una altura de 4000 metros. En ella se habla quechua y es la segunda isla peruana en extensión después de Amantani. Perteneció al Imperio Inca, por ello se han encontrado en ella distintos restos arqueológicos. Luego pasó a manos españolas cuando Carlos V se la vendió a Pedro González de Taquila (de ahí el nombre). Se utilizó como prisión durante la época española pero en 1970 pasó a manos de la población isleña. Su economía se basa en la pesca, en la agricultura, el textil y en el turismo. En ella reina el código moral inca de “No robarás, no mentirás y no serás perezoso”. Son muy conocidos sus tejidos artesanos, nombrados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Sin embargo en este caso el tejido es fabricado principalmente por los hombres, comenzando con 8 años. No existen coches ni hoteles en la isla, sólo unas minúsculas tiendas que venden lo básico. Las familias suelen usar velas, linternas, pequeñas baterías y ya, últimamente, paneles solares. La subida a la plaza principal de la isla fue durísima así que el guía nos dejó arriba tiempo libre para que llegase todo el mundo. Nos alertó de que no hiciésemos fotos a los niños sin preguntar pues, en general, te cobran un sol por cada foto. Por el camino nos encontramos con el jefe de los nativos y el guía se quedó hablando con él un rato para pedirle simbólicamente que nos diese paso. Una vez en la plaza allí vimos lo más importante de la isla: el ayuntamiento (que es un edificio nuevo horroroso), talleres de artesanía textil y una exposición de fotos en una pequeña sala con imágenes costumbristas de Taquile. Al rato continuamos con la marcha, pero esta vez en llano y bordeando la isla. Hicimos una parada para comer en casa de unos nativos, quienes ya tenían preparada una mesa corrida con toldo. Aprovecharon para enseñarnos algunas de sus costumbres: -Gorros típicos de Taquile: los tejen los hombres con agujas y, en teoría, si no aprenden a tejer no se casan. Las mujeres también tejen pero en telares muy rústicos, de lo cual nos hicieron una breve demostración. Los gorros de los hombres casados son rojos, los de los solteros rojos y blancos y los de los viudos o divorciados morados. Las niñas también llevan un gorro, pero sólo hasta los 10 años, que es similar a la cantuta, la flor nacional de Perú. -Champú que fabricaron en vivo y en directo a partir de una planta que crece en la isla llamada Chukjo. Lavaron con él un poco de lana sucia y quedó blanca y muy suave, además de dejar muy buen olor. -Ropa tradicional: ellas llevan camisa roja, faja, faldas de colores y capa negra. Ellos camisa blanca, chaleco, faja bordada y el chullo o gorro. Según cómo se coloquen éste indicará si el hombre está buscando pareja o no. -Bailes típicos: ritual del pago a la tierra agradeciendo las cosechas y otro de cortejo. Nos sacaron a bailar a unos cuantos, entre ellos a Sergio y a mí. A Sergio lo sacó a bailar una niña muy bonita que se llamaba Lady, quien pasó luego el cepillo y se ganó unos buenos soles porque todo el mundo le echó algo. El menú consistió en pan con rocoto de aperitivos, sopa de quinoa de primero y trucha frita con arroz, papas y remolacha. Pagamos 10 soles por una Cusqueña y 20 soles por persona por la comida, pues al parecer no estaba incluida en la excursión. Creo que es el menú más caro de todos los que hemos tomado en Perú…Las islas son muy bonitas pero también son un agujero negro para el dinero. Crítica de la isla de Taquile en Tripadvisor: www.tripadvisor.es/ ...ml#REVIEWS Tras la comida continuamos con el paseo hasta el puerto y allí tomamos el barco que nos llevó a Puno, durando el viaje alrededor de 3 horas. No pudimos contactar con Borja durante el tiempo en las islas porque allí no había cobertura. Una vez en Puno un minibús nos llevó hasta la Plaza de Armas. Allí nos despedimos de los colombianos, chilenos y peruano, citándonos a las 19h en la Plaza de Armas para cenar juntos. Nos dimos un paseo por la calle Lima, la peatonal, para cambiar dinero (cambiamos 200 euros, esta vez a 2’63). Además compramos una cinta del pelo para Silvia y 10 llaveros de llama para mis amigas de Coruña, pero no recuerdo el precio. Volvimos para el Hotel para pagar el cuarto y la lavandería (110+24soles). Borja y Bea no daban señales de vida, se suponía que tenían que volver a una hora y ya pasaba bastante…Finalmente llegó un SMS de ellos diciendo que iban sacar dinero así que, como eran ya las 19h quedamos de verlos en la Plaza de Armas. Una vez allí Borja dijo que no le habían vendido los billetes de bus a Arequipa (40 soles/persona), que estaban reservados y que había que ir a por ellos a la estación…Pelayo y Borja pasaron por el hotel a por las maletas, cogieron un taxi y se fueron para la estación mientras que Bea y yo nos quedamos en un restaurante con el resto, se llamaba Pizzería Jhutmay. Pedimos pan y pisco sour para ir abriendo boca y, como atendían muy lento, pues fuimos ya pidiendo las pizzas. Bea y yo pedimos una pizza familiar para cada pareja, a pesar de que Bea no quería nada porque no se encontraba demasiado bien todavía. Finalmente Borja y Pelayo llegaron justo antes de que sirvieran nuestras pizzas. Fue una entretenida velada con los sudamericanos a los que se unió también uno de los franceses, Jules. Se comandaron infinidad de pizzas porque con el hambre se volvieron locos y al final sobró bastante. Yo nunca vi comer a una mujer tanto como a Roxana, es increíble, pidieron dos pizzas para cada uno y casi se las acaba…Sergio se encontró una grapa en un trozo de pizza y el restaurante no tuvo explicación pero por ello nos invitaron al postre. Al final pagamos por la cena 24 soles cada uno. Crítica en Tripadvisor de la pizzería Jhutmay de Puno: www.tripadvisor.es/ ...egion.html Tras la cena nos despedimos en la Plaza de Armas de los chilenos, peruano y francés, cogiendo a continuación con los colombianos varios taxis hasta la estación de buses (5 soles), pues ellos también continuaban con nosotros en el mismo bus a Arequipa. Esperamos todos juntos hasta que el bus salió a las 22horas. Por cierto que en Perú para poder tomar un bus en casi cualquier estación hay que pagar una tasa de 1 sol por persona: hay una ventanilla que sólo se dedica a esto y que te sella el billete para que lo vean cuando subas al bus. Si el billete no está sellado en teoría no te dejarían subir al coche. Los colombianos iban en la parte de arriba y nosotros en la de abajo así que nos los vimos de nuevo hasta Arequipa. En el compartimento iba otra pareja de españoles, un poco perdidos porque iban a la aventura y no habían mirado nada desde antes de ir a Perú. Durante la noche yo vi como se colaba en el bus un señor con un niño y se ponían a dormir en las escaleras, acurrucados. En una de las ocasiones que alguien salió de nuestro compartimento al baño aprovecharon para meterse dentro y se tumbaron en el fondo del pasillo a dormir. Etapas 10 a 12, total 17
Durante el viaje en bus me dormí un rato pero luego desperté por el frío que hacía en el compartimento, lo que me produjo escalofríos, retortijones y revoltura de tripa. Tuve que ir al baño a pesar de que habían avisado que las aguas mayores estaban prohibidas. Ya no conseguí dormir más en toda la noche.
Llegamos a Arequipa sobe las 4:15am y cogimos un taxi a la salida de la estación para que nos llevara a la Plaza de Armas (7 soles). Allí nos despedimos de los españoles que habían venido en el bus y también de los colombianos, quedando con ellos para el día siguiente en la Plaza de Armas. El taxi nos dejó en la Plaza de Armas, pues allí se encontraba el hostal que habíamos reservado por recomendación de Cleison: Arequipa Suites Plaza. Un chico nos entregó las llaves de las habitaciones y, una vez en el cuarto, y al poco rato de llegar, se cortó la luz. Al principio pensamos que había un problema técnico pero parece ser que lo hacen todos los domingos hasta las 14:00 horas…Por lo tanto no pudimos cargar los teléfonos móviles. Menos mal que pudimos usar el frontal de la selva para ver algo… El hotel era viejísimo y estaba muy sucio (sobre todo el baño de nuestra habitación), vaya gol que nos metió Cleison…Además no limpiaron nada durante nuestra estancia allí. Crítica en Tripadvisor del Hostal: www.tripadvisor.es/ ...RATES_CONT Tras ir al baño y pegarnos una ducha nos acostamos un rato a dormir pese a que fuera ya había amanecido. Sobre las 8h nos despertó una orquesta muy ruidosa que estaba tocando en la Plaza de Armas. Resulta que todos los domingos se hace una fiesta en la que se alza la bandera, desfilan militares y un largo etc. Como era imposible dormir con tanto barullo decidimos levantarnos al rato e ir a desayunar. Llamamos a Bea y Borja para ver si venían y resulta que Bea seguía con 39 de fiebre así que decidieron ir al hospital que cubriera el seguro médico para lo cual Borja tuvo que llamar a USA para saber cuál nos correspondía y que le autorizasen la consulta. Moraleja: contratar seguros que tengan oficina a España para no tener que lidiar con el inglés americano. Se fueron en taxi y quedamos de mensajearnos a lo largo de la mañana. Volvimos el cuarto y al quitarme el pijama me vi una bola negra en la rodilla, sin saber de qué se trataba. Se la enseñé a Pelayo y resultó ser una garrapata. Como cuando llegamos al hotel no había luz no vi si ya la traía puesta o la cogí en las horas que dormimos en ese cuchitril. Pelayo me la quitó con alcohol y una de las agujas que llevaban Borja y Bea en su megabotiquín. Fuimos a desayunar pero resulta que no era en el hotel, sino en un bar que había en un lateral de la Plaza de Armas. El camarero fue la única persona antipática que encontramos en Perú, y parece que lo tenía todo concentrado…Yo tomé una infusión de anís, pan con mantequilla y huevos fritos. Volvimos al hotel para lavarnos los dientes y nos dimos cuenta que el chico de la recepción sólo había estirado las mantas de la cama pero no había limpiado absolutamente nada. Bajamos a la catedral, pues habíamos quedado allí sobre las 10:30 con los colombianos. Esperamos 15 minutos viendo el desfile pero como no aparecían entramos a ver la catedral, construida en piedra volcánica. No me pareció gran cosa, la verdad. A la salida seguían sin aparecer así que nos marchamos, pues tampoco contestaban los SMS que les habíamos escrito. Caminamos hasta el Museo de la Universidad Católica de Santa María, situada muy cerca de la Plaza de Armas, con el fin de ver la famosa momia de Juanita, la niña de los hielos. Pagamos 20 euros Pelayo y 10 yo con el descuento universitario. Como la visita no empezaba hasta las 11:30 (pues sólo se puede ver con guía) nos dimos un paseo por los alrededores. Quisimos tomar algo en un café que tenía buena pinta pero no pudimos porque la ciudad seguía sin electricidad… Volvimos al museo y dejamos las pertenencias en consigna, pues no dejan pasar ni cámaras, ni mochilas ni nada. Los guías son estudiantes de la Universidad por lo que no cobran así que los turistas suelen dejarle al final de la visita una propina. Nos tocó una chica de gafas muy seria pero que explicaba muy bien. Primero nos proyectaron un vídeo en una sala sobre el descubrimiento de Juanita y otras momias por parte de un grupo de científicos en el volcán Ampato (6300m de altitud). Se cree que se trata de una niña inca que fue ofrecida a los Apus o dioses de las montañas a modo de sacrificio. Juanita permaneció congelada en el Ampato hasta que hubo una erupción que abrió accidentalmente su tumba. La momia cayó al exterior, estando expuesta su cara al sol durante 4-5 días, lo que estropeó ligeramente esa zona pero en general está muy bien conservada. Allí fue encontrada por la expedición. La expedición, liderada por Johan Reinhard (de ahí el nombre de Juanita) y Miguel Zárate, la encontró en 1995 tras un duro ascenso. El descubrimiento causó sensación por lo bien conservada que estaba, debido principalmente por la altura a la que se encontró. Primero se expuso en Washington y finalmente fue donada a la Universidad en la que hoy se encuentra. Tras los estudios se llegó a la conclusión de que se trataba de una niña sana de 13-14 años de edad que murió entre los años 1440-1450, con una altura menor de 1’60 metros. La dentadura era perfecta y sus huesos fuertes, habiendo gozado de buena alimentación. La muerte de la misma se achaca a un golpe en la cabeza que le provocó una fisura de 5cm en el cráneo y una grave hemorragia interna. Muestras del tejido de su corazón fueron estudiadas en USA y de ellas se obtuvo ADN mitocondrial, concluyendo que Juanita tenía parentesco con tribus de Panamá y con antiguos grupos de Taiwan y Corea. Tras el video la guía comenzó la visita a través de las salas del Museo en las que se exponen numerosos objetos que fueron encontrados en la misma zona que la momia, así como sus ropas y las de otros niños. Había numerosos platos de ofrendas, siempre por duplicado, sandalias, mantas, figuras de oro, etc. En la última sala por fin puede verse a Juanita pero no demasiado bien pues se encuentra dentro de una cámara de vidrio al vacío y a -19 grados para evitar su degradación. Además la luz de la sala es muy tenue. En el museo también guardan a Sara, otra niña encontrada en el volcán Sara Sara y otras cuantas momias infantiles más que se van alternando con Juanita a la hora de exponerlos, por lo tanto no los vimos. Se fueron encontrando en distintas expediciones a los volcanes de la zona y alrededores. Estos hallazgos confirmaron los sacrificios humanos que llevaban a cabo los incas. Por aquella época entró en erupción el volcán Misti por lo que se cree que podrían haber sido ofrendas para él. Los niños sacrificados pertenecían a clases sociales muy altas y se cree que primero eran llevados a la capital del Imperio, Cusco, para recibir la bendición del Inca. Luego volvían a la montaña y en lo alto eran obligados a beber chicha por lo que entrarían en un estado de trance que terminaba con un golpe en la cabeza, al menos en el caso de Juanita. Crítica en Tripadvisor de esta maravillosa visita: www.tripadvisor.es/ ...ml#REVIEWS Tras esta visita caminamos hasta el Convento de Santa Catalina. La entrada valía 35soles/persona (no había descuento de estudiante), lo que casi nos hace saltárnoslo… Al final entramos y en el hall había varias guías que ofrecían sus servicios por 10soles/persona así que, metidos en gastos, contratamos a una. La chica, muy simpática, nos unió con otra pareja y su hijo, que era un coñazo porque lloraba mucho. En realidad es un complejo turístico-religioso enorme y muy laberíntico, pero extremadamente bonito. Se funda en 1579, entregándosele varios solares al Convento. Se considera a Doña María de Guzmán como la fundadora y primera priora del Monasterio. En él ingresaron mujeres criollas, mestiza e hijas de curas. Se construyó con sillar, piedra volcánica, que se ha utilizado para más construcciones en la ciudad. El convento sufrió graves daños tras el terremoto de 1582, reparando las propias monjas sus habitaciones, pero hubo más posteriormente. Por ello los familiares de las monjas hicieron construir unas celdas privadas, lo que actualmente se llama ciudadela. Cubre un área de 20000 metros cuadrados y está aislado de la ciudad por un sólido muro de 4 metros que aislaba a las monjas de clausura. Se fueron añadiendo poco a poco construcciones, muchas veces de un modo desordenado, pero muchas veces de arquitectura sencilla. Vimos el claustro de novicias (en donde pasaban 4 años estudiando salmos sin poder salir), las viviendas (vivían como reinas, con doncellas que les cocinaban y lavaban la ropa), las cocinas, el refectorio, los confesionarios, la iglesia, el lavadero (formado por 20 medias tinajas de barro que se usaron para la chicha), la torre dl campanario, etc. También visitamos la celda de Santa Ana, quien fue canonizada. El recorrido completo duró alrededor de una hora, tras la cual le pagamos el dinero a la guía, y después nos fuimos a la cafetería del Convento a tomar algo. Es un rincón precioso, con un patio con jardín ideal para tomar algo, de los lugares con más encanto que he visto. Me recordaba un poco al día que pasamos en Phoenix Park en Dublín y acabamos comiendo en un sitio parecido productos que plantaban allí mismo. Tomamos dos cusqueñas y una bolsa de galletas surtidas que hacen las monjas que estaban buenísimas (19’5 soles). Critica en Tripadvisor de la visita al Convento: www.tripadvisor.es/ ...ml#REVIEWS Finalmente Borja nos escribió diciendo que se quedaban a comer en el hospital, sin decir más, si Bea estaba bien o mal, pues nos lo tomamos con calma. Cuando marchamos del Convento volvimos caminando hacia la Plaza de Armas pasamos por delante de un edificio con varios patios y resulta que en uno de ellos había dos restaurantes de Gastón Acurio así que decidimos entrar a echar un vistazo. Eran el Chicha, más caro que el de Cusco y con una carta distinta, y el Tanta, que nos gustó más por la carta, los precios y la terraza. Pedimos algo de comer, pues ya era la hora: -un combinado criollo: que llevaba un tamal (plato afroperuano envuelto en hoja de bananero), dos bolas de yuca rellenas de queso, dos anticuchos, salsa de rocoto, una patata rellena de carne y frijoles) -chicharrones: cuatro trozos de carne de cerdo acompañado e tomate natural, cebolla y cilantro. Estaba todo exquisito. Para beber pedimos un pisco sour para Pelayo y un jugo recién exprimido de papaya, piña y maracuyá para mí. Pagamos 118 soles. Crítica en Tripadvisor del Restaurante Tanta de Arequipa: www.tripadvisor.es/ ...ml#REVIEWS Volvimos para el hotel, en donde nos encontramos con Bea y Borja. A Bea le habían hecho un análisis de sangre, heces, orina, malaria, fiebre tifoidea y todo le dio negativo. Le dijeron que posiblemente tenía una infección. Le dieron más antibióticos, de amplio espectro, paracetamol, reposo y comer bien. Pelayo y yo volvimos a salir, al Mercado de San Camilo con el fin de comprar semillas de ají y rocoto pero cuando llegamos 17:10) ya había cerrado. Nos dimos un paseo por los alrededores de la Plaza de Armas. No encontramos de casualidad un claustro precioso, en donde había una exposición de pintura. Hicimos varias fotos, muy bonitas. Luego nos sentamos un rato en la Plaza de Armas para ver pasar la gente. Había una manifestación contra Halloween que era muy curiosa. Crítica en Tripadvisor de la Plaza de Armas: www.tripadvisor.es/ ...egion.html Estando allí nos encontramos con dos españoles con los que habíamos coincidido en el bus de Puno a Arequipa la noche anterior. Son de Castellón y se llaman Vanesa y Sebastián. Nos tomamos algo con ellos en la terraza de nuestro hotel y la verdad es que son muy majos y echados para adelante. Nos contaron de otros viajes que hicieron hace tiempo, por ejemplo a Tailandia. Luego se fueron a su hostal y nosotros al súper a comprar unas cuantas viandas. Quedamos con ellos a las 20h para cenar juntos, justo delante de nuestro hostal. Compramos agua y chocolatinas en un supermercado que hay justo en la Plaza de armas para la excursión del día siguiente al Cañón del Colca. Volvimos al hostal, dejamos las cosas y fuimos a buscar a Bea y Borja, que se apuntaron a la cena. A las 20 h bajamos a la puerta y ya estaban allí así que tomamos rumbo a un restaurante en el que habían estado ellos la noche anterior, en la Calle Herreros pero, como era domingo, estaba cerrado. Nos costó encontrar un restaurante abierto. Por fin encontramos unos bastante cutre y pedimos: yo pechuga de pollo, Pela cerdo con miel (18 soles/persona). Luego caminamos hasta la Plaza de armas y allí nos despedimos; bueno yo no pude porque tuve un apretón y tuve que subir corriendo a la habitación. Al rato llegó ya Pelayo. Nos duchamos y dejamos las maletas preparadas, pues en teoría venían a buscarnos a las 3 de la mañana para ir al Cañón del Colca. Etapas 10 a 12, total 17
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