15 días maravillosos en Thailandia ✏️ Blogs de Tailandia

Hoy toca levantarse temprano puesto que a las 10:30 horas sale el autobús a Sukhothai y nuestro hotel y la estación de autobuses están un poco lejos.
Primero con el MRT y después con el BTS, nos plantamos en 45 minutos en la estación de Chatuchak y desde allí, en un autobús super antiguo (tenia el suelo de madera), pero gratuito, a la estación de autobuses.
A las 10:20 horas nos montarnos en el autobús y una vez dentro nos quedamos alucinados. El autobús es de los grandes, como los de aquí, pero solo tiene 18 asientos, unos butacones inmensos con toda clase de ajustes, distribuidos en una fila de dos en un lado, el pasillo central y una fila de uno al otro lado. Parecía que estuviésemos en la zona Businnes de un avión.
Antes de salir, la azafata repartió una caja de cartón a cada viajero con el logo de la compañía y dentro había una bolsa grande de galletas, otra de frutos secos y una botella de agua. Puntualmente, a las 10:30 horas, el autobús salió de la estación de Bangkok.
Las 7 horas de trayecto hasta Sukhothai, con una parada de unos 15 minutos a medio camino, se hicieron muy soportables gracias a la comodidad del autobús, en el que había incluso un WC completo de dimensiones muy generosas. Bravo por la compañía GREENBUS.
Ah!, se me olvidaba, el precio de este trayecto, de unos 425 km. fue de 680 baths los dos ( 16,5 euros ).
Sobre las 17:30 horas llegamos a la estación de autobuses de Sukhothai y desde allí, con un Tuk-Tuk, al hotel, el PAI Sukhothai Resort, que es un conjunto de 8 bungalows con una piscina en medio. Estos son muy grandes con un baño completo.
Una vez instalados y dado que es temprano, decidimos hacer una visita a la ciudad, también llamada New Sukhothai, ya que la ciudad antigua y lo más interesante, el parque histórico, están a unos 10 km.
El centro de la ciudad está a unos 300 mts. del hotel, al otro lado del río Yom, en el que el agua, como todos los ríos que hemos visto hasta ahora, es de color marrón.
Debían de estar en fiestas, puesto que alrededor del templo había un montón de atracciones y paradas de todas clases, y una nos llamó mucho la atención, vendían insectos, cucarachas y gusanos fritos, y la gente se llevaban las raciones en unos vasitos de plástico, comiéndose los bichos como si se tratara de frutos secos.
Después de la visita regresamos al hotel y cenamos un menú más adecuado a nuestros gustos y a descansar.

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Hoy toca visita al parque histórico de Sukhothai, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y uno, junto con el de Ayuttayha de los mejor conservados de todo el sudeste asiático.
Le preguntamos a la dueña del hotel cual era la mejor manera de ir hasta el parque histórico y esta nos informó que debido a sus dimensiones lo mejor era ir hasta allí en transporte público y una vez en el lugar alquilar una bicicleta para recorrerlo, o bien lo que hacen muchos turistas, alquilar una motocicleta al lado mismo del hotel, ir en ella al parque histórico y hacer la visita con la misma motocicleta.
Como estamos acostumbrados a ir casi siempre por libre, decidimos alquilar la motocicleta y pagamos por tenerla todo el día 350 baths.
La dueña de la tienda de alquiler insistió mucho en que le dejásemos el pasaporte como garantía, pero nosotros solo le dimos una fotocopia en color del mismo, que habíamos hecho en una tienda de informática que había en frente. Esto lo decimos porque NUNCA, repetimos, NUNCA hay que dejar el pasaporte a nadie, por mucho que insistan. Al final acaban cediendo.
Bueno, continuamos.
Para llegar al parque histórico de Sukhothai desde la ciudad, solo hay que seguir la calle principal de la ciudad nueva, continuar por la carretera recto sin desviarse en ningún cruce y después de 12 km. llegas sin ningún tipo de problema. Eso sí, en Thailandia se conduce por la izquierda, pero el hecho de ir en moto facilita mucho las cosas puesto que te integras en el tráfico y ya esta. Solo hay que prestar un poco más de atención cuando conduces, para no equivocarte y meterte en dirección contraria
Al llegar al parque histórico, pagamos 50 baths cada uno ( 2,5 euros los dos) y con las entradas te dan un plano en el que están indicados todos los monumentos
Esta visita fue verdaderamente impresionante, por la inmensidad y belleza del lugar y el grado de conservación de los templos y palacios. Todo y yendo con la moto, esta visita nos ocupó la mañana entera (4,30 horas a 41 grados y dos cervezas). Al finalizar la misma, a las 2 de la tarde, decidimos regresar al hotel para comer, darnos un baño refrescante en la piscina y descansar un poco.
Por la tarde y como teníamos la moto hasta la noche, hicimos un recorrido por los alrededores de la ciudad nueva y fuimos a la estación de autobuses para comprar los billetes para el día siguiente pero no pudimos porque no los vendían con antelación.
Devolvimos la moto, cenamos y a preparar las maletas para al día siguiente partir hacia Chiang Rai, próxima etapa de nuestro viaje.

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Hoy ha tocado levantarnos temprano, a las 8 de la mañana, desayunar y, como no, en Tuk-Tuk a la estación de autobuses.
Esta etapa de enlace, de Sukhothai a Chiang Rai, fue la más larga y pesada de todo el viaje, ya que no conseguimos ir con un autobús de la compañía GREENBUS y tuvimos que ir con uno de la compañía estatal, más viejo e incómodo y que paró infinidad de veces para dejar y recoger pasajeros. En total 9,30 horas de trayecto con una parada de 15 minutos para comer, al medio día, pero a pesar de todo, entre unas buenas siestas que cayeron, contemplar el paisaje y escuchar música, las horas pasaron bastante bien. También hay que decir que el autobús disponía de un WC bastante digno.
Llegada a la estación de autobuses de Chiang Rai y traslado al hotel (en Tuk-Tuk, claro), el Baan Jaru, un guesthouse muy bonito, con las habitaciones grandes y espaciosas y en el que diseño de los interiores está muy cuidado.
Está muy cercano al centro de la ciudad y como era sábado, había un mercado nocturno inmenso con toda clase de paradas, de multitud de productos. En el centro de este mercado, más o menos, había un parque con música en directo y un montón de gente bailando, y muchos puestos callejeros de comida.
Cenamos allí mismo y aunque nos gusta un poco el picante, tomamos una sopa que nos llegó a cortar la respiración (culpa nuestra por no pedir sin picante) y tuvimos que apagar el fuego con un par de cervezas.
Regresamos al guesthouse y concertamos allí mismo la excursión para el día siguiente y principal motivo para llegar hasta aquí, la visita al triángulo de Oro, templos Blanco y Negro y las fronteras con Myanmar (antigua Birmania) y Laos.

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