![]() ![]() SRI LANKA Y MALDIVAS: EL PARAÍSO CONOCIDO Y EL PARAÍSO POR DESCUBRIR ✏️ Blogs de Sri Lanka
Un viaje de 2 semanas que combina una joya por descubrir como Sri Lanka, y una joya mundialmente conocida como Maldivas. Lee este diario bajo tu propia responsabilidad, no nos hacemos responsables de compras de vuelos impulsivas.Autor: MaxDD Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.7 (24 Votos) Índice del Diario: SRI LANKA Y MALDIVAS: EL PARAÍSO CONOCIDO Y EL PARAÍSO POR DESCUBRIR
01: INTRODUCCIÓN Y PREPARATIVOS
02: DÍA 1 – 24 Marzo: MADRID - JEDDAH - NEGOMBO
03: DÍA 2 – 25 Marzo: NEGOMBO - PADENIYA - YAPAHUWA- ANURADHAPURA
04: DÍA 3 – 26 Marzo: ANURADHAPURA - MIHINTALE - AVUKANA - SIGIRIYA
05: Día 4 - 27 Marzo: SIGIRIYA - DAMBULLA - NALANDA GELIGE - ALUVIHARA - KANDY
06: Día 5 - 28 Marzo: KANDY
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Etapas 4 a 6, total 12
Ayer caímos rendidos a las 22:00, así que a eso de las 7:30 estamos en pie, ya bastante recuperados. Se ha levantado un día espléndido y podemos contemplar las agradables vistas desde nuestra habitación de innumerables plantaciones de arroz.
![]() El desayuno completito, como será la tónica de cada mañana durante el resto del viaje. ¡Ésta gente no ahorra esfuerzos en el desayuno! En todos los alojamientos nos han puesto tostadas con mantequilla o mermelada, fruta variada y siempre algo de desayuno tradicional srilankés, bien sea samosas o roti con huevo frito o tortilla. Os aseguro que comerse todo lo que nos ponen en el plato cada mañana es un reto. La noche anterior habíamos preguntado a los dueños de la guesthouse cuánto nos podía costar unas 3h de tuktuk visitando Anuradhapura. Nos comentaron que unas 2.500 LKR. Nos pareció un poco caro, porque habíamos leído que 1.500 LKR era un precio más que justo. Nuestro conductor se ofreció a hacerlo por 2.500 LKR, pero nosotros queremos hacerlo en tuktuk, que aunque el coche con A/C está muy bien, no hay nada como disfrutar del fresquito mañanero montado en un tuktuk, así que le decimos a Fernando que vamos a salir a la carretera a negociar precios, y que si no encontramos nada mejor lo haremos con él, pero que en principio queremos conseguir algo más barato. Él nos dice que OK, pero que nos aseguremos que el tuktuk nos lleva también a Mihintale. Yo le digo que no, que a Mihintale seguro que vamos con él después de visitar Anuradhapura, y él nos dice que si vamos a Mihintale con él, lo estaríamos haciendo gratis ![]() Total, que salimos a la carretera y empezamos a buscar tuktuks. Es justo la carretera que va de Anuradhapura a Mihintale, asi que tiene bastante tráfico. Paramos a uno, pero es un señor mayor que no habla inglés. Tras la experiencia en Tailandia, nos resulta bastante extraño que los tuktukeros no hablen inglés… pero es que allí el tuktuk no es sólo para el turista, sino que es el transporte principal para los locales, aparte del autobús. De todas formas el segundo tuktukero que paramos al menos sí que comprende algo de inglés, aunque no mucho, pero lo justo para negociar con él 3h por la ciudad antigua por 1.500 LKR, el precio que estábamos buscando. Anuradhapura es uno de dos grandes complejos arqueológicos del país, ya que fue la capital de los reinos cingaleses independientes durante más de 1.000 años. El otro conjunto importante de ruinas arqueológicas es Polonnaruwa. En un viaje más largo por el país se suelen visitar ambos complejos, pero nosotros no disponíamos de muchos días, así que tuvimos que elegir. Habíamos leído que Polonnaruwa era más visual, es decir, que las ruinas estaban mejor conservadas y había que darle menos a la imaginación, pero que por otro lado Anuradhapura seguía siendo lugar de peregrinación para todos los cingaleses, por lo que el ambiente era más auténtico, no sólo a nivel arqueológico, sino a nivel humano. Éste fue una de las razones que nos hizo decidirnos por una u otra. También, para ir a Polonnaruwa había que desviarse, ya que tampoco íbamos a hacer safari en Minneriya, por lo que se nos salía un poco de la ruta. Y por último, queríamos visitar también Mihintale, que está a 12 km de Anuradhapura, y podemos decir a día de hoy que Mihintale ha sido una de las agradables sorpresas del viaje. De todas formas, ambas son Patrimonio de la Humanidad, por lo que está justificada la visita de ambas, si tenéis tiempo. Como comentaba antes, Anuradhapura fue la capital del principal reino cingalés de la isla entre los siglos IV a.C y XI d.C. Aunque la ciudad no fue fundada hasta el siglo V antes de Cristo, se han encontrado indicios que prueban que la zona ya estaba habitada hace 3.000 años. En el año 387 a.C adquirió el rango de capital del reino por primera vez en la historia, pero no alcanzó gran importancia hasta 100 años después, cuando el budismo llegó a Sri Lanka desde la India. Fue entonces cuando se comenzó la construcción de los grandes edificios. La ciudad cayó varias veces en poder de los ejercitos invasores indios, aunque siempre fue reconquistada. Durante los siglos siguientes se siguieron construyendo grandes obras civiles y religiosas, así como los 16 grandes embalses que posee el complejo. Le siguieron varias conquistas y reconquistas hasta que la ciudad perdió su estatus de capital en favor de Polonnaruwa. Hay mucha gente que decide no pagar por la entrada al complejo, y desde luego sus razones tienen porque barata no es, y además de eso, sólo hay 3 puestos por todo el complejo donde pidan la entrada, por lo que si das con un tuktukero que se los conozca, puedes visitar perfectamente todo sin necesidad de pagar, porque salvo en esos 3 puestos, que están en la carretera, no en los monumentos, nadie te va a pedir las entradas. En cualquier caso, nosotros no queremos andarnos con historias y compramos las entradas como todo buen hijo de vecino. Y ya digo, baratas no son, concretamente 3.250 LKR por persona. Le decimos al tuktukero que él decida la ruta y en el orden que crea conveniente, y el primer sitio al que nos lleva es a la dágoba Jetavanarama. Aparca el tuktuk en el “aparcamiento”, y por fin, tras 24h en el país, ¡vemos a los primeros turistas! Un autobús de asiáticos que están haciendose fotos con… ¡monos! Habíamos leido que el país estaba lleno de ellos, y sí, lo está jajajaja. Hay monos por todas partes: en las ruinas de las ciudades antiguas, en todos los pueblos y ciudades, en las guesthouses donde hemos dormido… son como las palomas en España jajaja. Para nosotros, es la primera vez que vemos monos tan cerca, además que hay un montón, incluso monos bebé muy monos (chistaco). Cuando los monos se aburren de nosotros decidimos empezar a hacer un poco de turismo ![]() ![]() ![]() La dágoba Jetavanarama data del siglo III, y cuando se construyó era el tercer edificio más voluminoso del mundo, sólo superado por las dos mayores pirámides egipcias. Damos fé de que es enorme, porque se tarda una barbaridad en rodearla. Siempre hay que hacerlo en el sentido de las agujas del reloj. Es de color ocre, y está coronada por una chatta o parasol a medio derruir. ![]() La verdad es que es bien bonita. Hacemos el amago de rodearla, pero hace un calor del carajo, estamos descalzos y el suelo arde como si estuviéramos en el infierno, así que simplemente nos acercamos a una de las esquinas para coger perspectiva y decidimos marcharnos. Que no es que nos descalcemos por gusto, es que por lo general hay que descalzarse cuando se pisa cualquier terreno sagrado, bien sean templos, dágobas, etc. ![]() En eso que aparecen un grupo de monjes adolescentes, acompañados de varios mayores. Se nos acercan con bastante curiosidad y nos piden que les hagamos una foto, nosotros encantados, ¡por supuesto! ![]() ![]() ![]() Después de hacerles varias fotos vienen a toda leche a verlas en la pantalla de la cámara y a hacernos preguntas, que de donde somos, que cuanto tiempo llevamos en Sri Lanka, etc. Los srilankeses son muy preguntones, todavía tienen esa curiosidad por saber todo lo que puedan sobre ti, les debemos de parecer muy exóticos, además, como no están nada acostumbrados al turista se te acercan con verdadera curiosidad, sin que les parezcas un dolar con patas. Nuestro siguiente destino es el Sri Maha Bodhi. Se trata de un árbol que ha crecido a partir de un esqueje de la higuera bajo la que Buda alcanzó la Iluminación en la India. Durante 2.000 años ha estado custodiado permanentemente para su conservación, incluso durante las múltiples invasiones indias, cuyos soldados seguramente lo respetaron debido a que el budismo siempre ha sido una práctica muy respetada en India. ![]() El lugar en sí no es nada espectacular, pero el ambiente alrededor del árbol es de una solemnidad magnífica. ![]() Somos los únicos turistas del lugar, y nos sentimos privilegiados por ser meros observadores de todo cuanto sucede allí. Hay cientos de peregrinos, todos vestidos de blanco, rodeando el templo que protege al árbol, rezando al compás de un altavoz por el que un monje va clamando diferentes oraciones. Como digo, se trata de un sitio sagrado para los budistas cingaleses, y el ambiente es de devoción absoluta. ![]() ![]() ![]() Junto a la entrada al Sri Maha Bodhi se encuentran los restos del Palacio de Bronce. Tiene más de 2.000 años, y originariamente tenía más de 1.500 columnas, aunque por desgracia ahora apenas son 4 restos en un claro. A poca distancia del Palacio de Bronce y del Sri Maha Bodhi, nos acercamos hasta la dágoba Ruvanvelisaya. Me atrevería a decir que es la más bonita de todo el complejo, con su exterior encalado de blanco puro. ![]() Data del siglo II y tiene una altura de 55 metros, pero al parecer fue considerablemente más alta antes de que fuera parcialmente destruida por los invasores del sur de India. Hay que descalzarse para visitarla, y como en la mayoría de lugares, hay una mafia montada para “guardarte” las zapatillas mientras haces la visita. En este caso no sé de cuánto era, pero suele rondar las 50 LKR, o la voluntad. Nosotros, para acceder a Ruvanvelisaya nos hacemos un poco los tontos y metemos las zapatillas en nuestras mochilas para ahorrarnos la “propina”, pero no en todos los sitios funciona esta técnica… intentadlo todas las veces que podáis porque algunas cuela. ![]() Las escaleras por las que se accede a la dágoba están custodiadas por decenas de elefantes tallados, símbolo de Sri Lanka, y todo el perímetro está rodeado de ofrendas, con ese olor tan típico a incienso de los templos budistas. ![]() ![]() De camino a la dágoba Thuparama, pasamos por uno de los embalses lleno de nenúfares, donde hay gente bañándose y lavando la ropa. Las lavadoras del aeropuerto para los ricos, supongo. ![]() La dágoba Thuparama es la más antigua de Sri Lanka, lo que equivale a decir que es una de las más antiguas del mundo. A pesar de su buen estado de conservación, fue construida en el siglo III a.C. Está circundada por los restos de 41 pilares de los más de 170 que tuvo originariamente y cuya utilidad se ha quedado en el misterio, ya que este tipo de págodas nunca tuvieron techos soportados por columnas. ![]() Nos montamos de nuevo en el tuktuk y vamos pasando por una zona mucho más frondosa, que agradecemos bastante porque el calor aprieta que da gusto. Es curioso como, a pesar del calor infernal que hace, la vegetación es tan frondosa y verde. ![]() Aquí os dejo un par de videos para que podáis ver cómo es eso de ir montados en un tuktuk recorriendo los frondosos senderos de Anuradhapura: Paramos a comprar una botella de agua porque empezamos a sudar que da gusto. Nuestro tuktukero nos lleva a ver los restos del Palacio de Mahasena, que contiene la que se considera la Piedra de la Luna más finamente elaborada de Sri Lanka, y que simboliza el camino del hombre hacia la liberación espiritual. ![]() De camino a los Estanques Gemelos paramos a ver el Buda Samadhi, que se trata de una de las mejores tallas en piedra del Maestro. Es un Buda sentado del siglo IV, pero está conservado estupéndamente. En el lugar hay peregrinos haciendo ofrendas de flores de todos los colores y formas, que se venden por todo el complejo. Nuestro tuktukero se para un momento también a hacer una oración rápida a Buda, que se nota que es muy venerado. ![]() ![]() Nuestro último destino son los Kuttam Pokuna, o Estanques Gemelos, para entendernos. En su tiempo fueron utilizados por los monjes para sus baños. Son bastante grandes, y están adornados con algunas figuras de cobras. ![]() A la izquierda de los estanques hay bastantes puestos de souvenirs, bebidas, ofrendas, etc, pero somos los únicos turistas. La verdad es que nos parte un poco el alma ver lo bien montado que lo tienen todo y el poco turismo que reciben, pero es que la proporción es un poco triste: 2 turistas para 8-10 puestos… ![]() Creemos que en unos años el país pegará un pelotazo, pero de momento es un gustazo visitarlo porque tienes el país enterito para ti. Nuestro tuktukero nos propone terminar la visita, y nos parece bien. La verdad es que el chaval ha sido muy majo. ![]() Nos ha faltado por ver el Isurumuniya Vihara, pero la entrada son 200 LKR y no nos apetece pagar más, además de que son ya casi las 12 de la mañana y todavía tenemos que ir a Mihintale antes de comer. Habremos estado unas 3h visitando toda la zona arqueológica. Se le puede dedicar más tiempo, pero para nosotros es suficiente, así que le decimos que nos devuelva hasta la guesthouse, donde Fernando nos espera. Como el chaval ha sido muy amable, le damos 100 LKR más de las acordadas: 1.600 LKR por 3h, creemos que un precio muy razonable. ![]() Al llegar a la guesthouse Fernando no está, pero el dueño nos dice que no hay problema, que lo llama, que mientras tanto podemos usar la habitación, lo cual nos viene de cine para pegarnos un lavado rápido y hacer el calor más soportable. Los 10 minutos que tarda en llegar Fernando los invertimos en descansar en el jardín de la guesthouse, donde se está de fábula. Aprovechamos también para llamar al aeropuerto y preguntar por nuestra maleta. Nos dicen que la tienen localizada y que en 24-48h nos la entregan, a ver si es verdad… Mihintale está a sólo 12 km de Anuradhapura, así que llegamos en un pispas. Tened en cuenta que tiene 2 parkings, y si aparcáis en el segundo os ahorráis un buen tramo de escaleras, que se agradece en el “país de las escaleras”. Mihintale fue otra de las grandes ciudades antiguas de Sri Lanka. La leyenda cuenta que, en el año 247 a.C., el rey Devanampiya Tissa se hallaba cazando y tuvo un encuentro con Mahinda, el hijo del emperador indio Ashoka, enviado a Sri Lanka por éste para propagar el budismo. En ese mismo encuentro el rey se convirtió y se hizo el principal propagador de la nueva religión en la isla, por lo Mihintale está considerado como el lugar sagrado donde nació el budismo en el país. Las ruinas se hayan dispersas por una colina, por lo que no queda más remedio que subir los 1.840 peldaños hasta llegar a la cima. De todas formas los escalones son enanos, así que se sube bastante fácilmente, pero no dejan de ser unas malditas escaleras infernales. Antes de enfilar las escaleras, nos encontramos con 4 o 5 lugareños sentados alrededor de una mesa de plástico. Por la forma en que nos llaman, comprendemos que esa mesa es la taquilla jajajaja. Nos cobran los correspondientes 500 LKR por persona, y nos cuentan un poco sobre los restos que hay en la explanada antes de las escaleras. Allí se encuentra la Cámara de Reliquias, el Comedor y el Salón de Asambleas. Como pasa en Anuradhapura, los restos no están muy bien conservados, por lo que hay que echarle bastante imaginación. ![]() Son las 13:00 y el sol está en todo lo alto, pero la subida está flanqueada por árboles, por lo que al estar siempre en sombra se hace bastante agradable. ![]() Una vez arriba, nos vemos recompensados por una zona magnífica en la que sólo estamos nosotros y una familia de monos. Aquí se encuentra la dágoba Ambasthale, justamente en el lugar donde la tradición sitúa el encuentro entre Mahinda y el rey, y enfrente de ella, 3 pequeñas colinas. ![]() En la primera, un Buda blanco enorme presidiendo toda la zona. En la segunda, un promontorio también enorme desde el que sospecho que tiene que haber unas vistas fantásticas, y en la tercera, otra dágoba aún más grande que la anterior, blanca nuclear, en el punto más alto del complejo. El sitio es precioso, rodeado de palmeras y vegetación, como no podía ser de otra forma. Mientras Marisa se queda inspeccionando los alrededores, yo decido subir hasta los pies del Buda. Es gigantesco, y la subida no es fácil porque los escalones son naturales, y bastante escurridizos. ![]() La vista desde allí de la explanada y las dágobas es fabulosa, ¡qué sitio más bonito! Os aseguro que las fotos no le hacen justicia. ![]() ![]() Mi siguiente objetivo es subir al promontorio de la izquierda mientras Marisa se hace amiga de los monos. Si la subida de antes era chunga, ésta es jodida jodida, porque los escalones son altísimos y la barandilla quema como el brasero del infierno, pero las vistas desde arriba son impresionantes: un bosque frondoso, flanqueado por lagos y tierras de cultivo. ![]() Por si fuera poco, desde aquí el Buda blanco se vé más grandioso aún. ![]() Estoy en un sitio tan chulo que me asomo para que Marisa me eche una foto, pero cuando miro para abajo… ¡me la encuentro rodeada de figuras blancas! Por lo visto ha llegado una excursión de un colegio y Marisa es la atracción del lugar. ![]() Para cuando llego abajo el lider del grupo, que se hace llamar Shen y no tendrá más de 12 años, ya le ha hecho un interrogatorio que ni el polideluxe jajaja. Van todos con el mismo uniforme blanco, y uno de los profesores nos cuenta que todos los colegios públicos del país tienen el mismo uniforme, que sólo se distinguen los colegios por la corbata. Los niños están eufóricos, somos sin duda la atracción del día, y no el sitio tan bonito al que les han llevado desde el cole jajaja. Mientras ellos suben al promontorio desde el que yo acabo de bajar, nosotros aprovechamos para subir a la dágoba Mahaseya, la que está en lo alto de la colina. ![]() Por el camino se pasa por la cueva donde Mahinda vivió. Desde arriba la vista también es impresionante, tanto del Buda como de los alrededores. ![]() Nuestra tranquillidad dura poco porque los escolares ya están donde nosotros y nos vuelven a abordar jajaja. Las niñas son más vergonzosas, pero los chavales, y sobre todo Shen, que es toda una superestrella, nos graban con sus móviles, nos piden fotos… nos sentimos Brad y Angelina jajajaja. Los hemos revolucionado y los profesores no saben qué hacer con ellos para que se relajen. Nos cuentan que son de un pueblecito perdido en las llanuras, así que probablemente seamos los primeros extranjeros que ven en su vida, y lo están flipando ![]() ![]() Al poco rato los niños descienden y nosotros nos quedamos haciendo las últimas fotos. ![]() ![]() El sitio es precioso, pero son casi las 14:30 y llevamos sin comer desde el desayuno, así que nos dirigimos al parking donde nos está esperando Fernando. Le decimos que el siguiente destino es el Buda de Avukana, pero que antes tenemos que parar a comer, que confiamos en su criterio y que nos pare donde le parezca. No tiene mucha idea de donde llevarnos a comer, así que al final acabamos parando en una especie de chambao en mitad de la carretera donde sólo sirven rice&curry, así que es hora de probarlo a ver qué tal está. El sitio es muy auténtico, tan auténtico que se pasa de auténtico jajajaja. Las servilletas son papel de periódico, por los altavoces suena una música atronadora, y la mujer que se encarga de servirnos es amabilísima, pero debemos ser también los primeros extranjeros que vé… Pero la mujer es un encanto, cuando nos vé con problemas comiendo con las manos nos trae servilletas y unos tenedores metidos en un vaso de agua. Las servilletas vale, pero los tenedores no nos convencen, así que seguimos comiendo con las manos ![]() Con el estómago lleno, le decimos a Fernando que es momento de ir hasta el famoso Buda de Avukana. La carretera es sin duda la peor que hemos visto en los 10 días recorriendo el país, llena de baches y estrecha, pero la zona es súper bonita, llena de palmerales y lagos. Sé que soy muy pesado con ésto, pero es que de verdad que te quedas embobado disfrutando del paisaje. ![]() En aproximadamente 1h llegamos a Avukana, pero resulta que está en obras según un cartel que hay en la entrada. Algo de eso habíamos leido en TripAdvisor, pero no sabíamos si estarían ya terminadas para cuando nosotros fuésemos. Pues bien, no están terminadas, y nos negamos a pagar 750 LKR por barba para ver el buda lleno de andamios, aunque somos conscientes de que nos estamos perdiendo una de las grandes atracciones del país. Los de la entrada nos hacen dudar porque no comprenden por qué no entramos, pero ahora leo que no merece la pena, que está techado y con andamios, por lo que creo que hicimos bien en no entrar. Una pena, porque el buda es magnífico. Para el que no lo sepa, se trata de un Buda de 13m tallado en la roca, del siglo V. Entre unas cosas y otras son las 17:00, y todavía tenemos que llegar a nuestro alojamiento en Sigiriya: la guesthouse Paradise Inn. Además, tenemos que parar por el camino porque mañana tenemos otro día completito y estamos sin gorras, y eso es una temeridad tal y como pega el sol aquí. Paramos en un pueblecito y compramos en una tienda recién inaugurada, donde nos atiende un azafranero... ¡idéntico al que nos encontramos en el avión! Una vez hecha la compra, ya en confianza, le preguntamos y nos confirma que se pintan la barba con henna, duda resuelta ![]() El pueblo en el que hemos parado a comprar es como la enorme mayoría de los pueblos que atravesamos durante nuestra estancia en el país: una calle principal llena de comercios a izquierda y derecha, pero ninguna casa visible. Y es que la gente no vive en los pueblos, sino en la carretera que accede al pueblo, donde tienen sus terrenos y se hacen unas casas que ya las quisiéramos nosotros. De modo que como allí la gran mayoría vive de su negocio, bien sean tiendas de ropa, puestos de fruta o bebida, etc, te encuentras gente andando por la carretera a todas horas. Niños volviendo del cole, viejecitos con la compra del día o gente yendo a trabajar, todos en el arcén andando mientras los autobuseros locos suicidas les pasan rozando. Llegar a la vida adulta en Sri Lanka compartiendo carretera con los autobuseros locos es todo un reto… Al respecto de una pregunta que nos hacen constantemente desde que volvimos del viaje, y que viene muy a colación con el comentario que he hecho antes acerca de las pedazo de casas que tiene allí la gente: ¿hay pobreza en Sri Lanka? A nosotros no nos ha parecido que haya pobreza. El nivel de escolarización y alfabetización es altísimo, rondando el 90%. La esperanza de vida también ronda los 80 años, y en general no se vé gente tirada en la calle. La mayoría de la gente se gana la vida en lo que puede. Es obvio que tienen una vida humilde y sencilla, pero en general nosotros diríamos que viven bien, por ejemplo, mejor que en Tailandia. Desde luego el que se piense que viene a un país parecido a la India está muy equivocado, Sri Lanka está infinitamente más civilizado que la India, y que la mayoría de países del Sudeste Asiático. Y les da para construirse unas casas muy apañadas, ya os lo digo yo, no creáis que viven en chabolas de paja, viven en casas de ladrillo, con su huerto y sus historias. Repito, son gente humilde y trabajadora, pero no pobre. Y en una de esas casas vamos a dormir nosotros hoy, concretamente en la de un matrimonio con una hija joven, a muy poca distancia de la Roca de Sigiriya. Llegamos ya casi al atardecer, tras unas cuantas vueltas buscando el alojamiento, que está bastante escondido. Se trata de una casita de una planta, pequeña, con un saloncito y unas cuantas habitaciones. Lo mejor de la casa es sin duda el porche, donde por la noche se está de lujo. La habitación es sencilla pero limpia, y el baño también está limpio, algo fundamental. Así que soltamos las cosas y nos vamos a dar un paseo por los alrededores, pero a los 5 minutos comienza a chispear y decidimos darnos la vuelta. Menos mal, porque antes de que nos demos cuenta está diluviando como si no hubiera mañana, ya sabéis, el tipo de lluvia Sudeste Asiático style. Nos pegamos una ducha y nos preparamos para la cena, que la dueña nos ha dicho que es a las 19:30. Para cenar rice&curry, el segundo del día… variedad a tope jajajaja. Compartimos mesa con una pareja de australianos de mediana edad, muy típicos, de esos que tienen pasta para aburrir y se pasan media vida viajando. Tras una agradable charla, nos salimos al porche un rato a navegar por Internet e intentar llamar a la familia, pero el wifi no funciona muy bien y estamos un poco cansados, así que nos vamos a la cama prontito, que hay que estar descansados para, mañana a primera hora... ¡escalar la Roca de Sigiriya! ![]() Gastos del día: Entradas Anuradhapura: 6.500 LKR (3.250 x 2) Tuktuk Anuradhapura: 1.600 LKR Botella agua: 100 LKR Entradas Mihintale: 1.000 LKR (500 x 2) 2 rice&curry y 2 cocacolas: 580 LKR Botella agua: 76 LKR Gorras y ropa: 880 LKR Sigiriya Paradise Inn (alojamiento, desayuno y cena): 6.504 LKR Etapas 4 a 6, total 12
Hemos quedado con Fernando en que vendrá a recogernos a las 8:30, así que nos levantamos a las 7:30 para desayunar tranquilamente. Miramos por la ventana y vemos al dueño de la guesthouse corriendo detrás de un pavo real bajo una manta de agua, ataviado sólo con una falda típica… estos srilankeses están locos.
Sigiriya abre a las 7:00, y todo el mundo recomienda visitarlo en cuanto abran para evitar colas. Aún así, nosotros preferimos no madrugar, porque el día se presenta duro, y priorizamos estar descansados. Afortunadamente, para cuando salimos a desayunar ha dejado de llover, así que tras nuestro desayuno completito de todos los días, nos despedimos de la amable familia del Paradise Inn, y ponemos rumbo a la Roca. Antes de llegar tenemos que cambiar dinero, se lo comentamos a Fernando y nos pone mala cara, diciendo que aquí no hay ningún sitio para cambiar dinero, que teníamos que haber cambiado dinero ayer por la tarde blablabla. Desde luego este hombre es muy hartizo. Además, mucho quejarse pero al final en países como Sri Lanka puedes cambiar dinero donde sea, de hecho acabamos cambiando en una tienda de comestibles donde nos dan el mismo cambio que el que nos dieron el primer día: 140 LKR por euro. Aprovechamos también para comprar una botella de agua, porque sospechamos que en el ascenso a la Roca la vamos a necesitar y tenemos entendido que allí no las venden. Además, así hace juego con nuestras gorras recientemente compradas para llevar un guiri total look. En cuestión de 5 minutos estamos en el parking. En la entrada hay bastantes “guías” que se ofrecen a hacer la visita contigo, pero nosotros amablemente les decimos que no, que preferimos hacerla solos, que la entrada ya es suficientemente cara como para pagar también un guia. Y es que la entrada es un puñal en el corazon: 3.900 LKR por persona. Además, por primera vez sentimos que estamos en un lugar verdaderamente turístico… aquello está infestado de guiris por todos lados: japos, ingleses, italianos, alemanes… así que multiplicas el precio de la entrada por la barbaridad de guiris que hay allí, y te da para que unos cuantos políticos corruptos vivan de puta madre, hablando mal y pronto. ![]() La historia de la Roca de Sigiriya es fascinante. Hay dos teorías sobre el uso que tuvo la fortaleza que hay en la cima de la roca, a 370 metros de altura. Por un lado, la creencia popular en Sri Lanka es que Kasyapa asesinó a su padre, el Rey Dhatusena, emparedándolo vivo, y luego usurpó el trono que por derecho correspondía a su hermano Mogallana, hijo de Dhatusena y la verdadera reina. Mogallana huyó a la India para escapar de los intentos de asesinato de su hermano, jurando venganza. En la India, éste levantó un ejército con la intención de retornar y retomar el trono que por derecho le correspondía. Sabiendo del inevitable regreso de Mogallana, se dice que Kasyapa construyó el palacio en la cumbre de Sigiriya como una fortaleza palaciega. Mogallana finalmente llegó y declaró la guerra a su hermano. Durante la batalla, los ejércitos de Kasyapa le abandonaron, y éste se suicidó cayendo sobre su espada. Así, según esta teoría, los maravillosos frescos que hay en Sigiriya serían las damas de la corte de Kasyapa. Sin embargo, los arqueólogos aguafiestas opinan que no hay evidencia de todo esto, que de lo que hay evidencia es de una importante presencia de monjes ya desde el siglo III, y que alcanzó su apogeo en el siglo X, de modo que la Roca tendría un uso monástico. Las damas de los frescos, en este caso, serían divinidades femeninas budistas, probablemente la Diosa Tara. Sea cual sea la historia buena, la Roca es impresionante. Un pedazo de mole en mitad de una llanura, lo que hace que sea visible a muchos kilómetros de distancia. Y además impresiona pensar cómo hace tantos siglos pudieron construir una fortaleza a semejante altura, con los medios con los que disponían. ![]() La visita se comienza por los Jardines Reales, que se dividen en tres zonas, en función de su cercanía a la Roca: los Jardines Acuáticos, los Jardines Rocosos y las Terrazas Ajardinadas. Así, primero se accede a los Jardines Acuáticos, que se cuentan entre los jardines más antiguos del mundo y están dispuestos de forma simétrica formando pequeños estanques e islotes unidos a los senderos que dan acceso a la Roca del León. ![]() ![]() Un poco más adelante se encuentran los Jardines Rocosos, que se componen de restos de lo que en su día fueron edificaciones, unidas unas a otras por pequeños senderos. Y por último, justo antes de llegar a las escaleras donde se comienza la subida a la Roca, se encuentran las Terrazas Ajardinadas, que son una serie de terrazas conectadas por pasadizos con los Jardines Rocosos. ![]() Toda esta zona es bastante bonita y sirve para ir cogiendo perspectiva sobre la inmensidad de la Roca. También sirve para ver la barbaridad de gente que hay subiendo hasta la cima a la hora en la que estamos, sobre las 9:30-10:00. El punto exacto que marca el comienzo de la subida son dos rocas enfrentadas cruzadas por una escalera. En cuanto atraviesas ese punto, no paras de subir durante muuuuucho rato jajajaja. ![]() Habíamos oido que la subida era dura, pero hasta que no llegamos a la cima no nos dimos cuenta de cuánto (spoiler alert: sí, llegamos a la cima vivos jajaja). Afortunadamente Marisa lleva viviendo media vida en un 3º sin ascensor, y nos acabamos de mudar a un dúplex, por lo que las escaleras no son problema, excepto en casos extremos como éste, cuando tienes que subirlas a miles, sin exagerar. El primer tramo son unas escaleras de piedra que dan a una pequeña balconada desde donde empiezas a ver unas vistas muy bonitas de la jungla que rodea la Roca. Desde ahí se ven los Jardines Reales y el Buda de Avukana a lo lejos. ![]() En este punto, se comienza la subida a los famosos frescos a través de una escalera metálica de caracol, que está totalmente colapsada debido a las hordas de turistas, lo que nos da tiempo suficiente para disfrutar de las vistas mientras esperamos nuestro turno para subir, y de paso descansar las piernas, porque éste primer tramo diría que es el más duro de todos. Por contra, la subida hasta los frescos es más ligera, y para cuando llegas al farallón en el que se encuentran, estás totalmente fresco para disfrutar de semejante maravilla. ![]() Los frescos de Sigiriya representan casi una docena de mujeres bellísimas con el talle ajustado y pechos al descubierto, que serían concubinas del rey Kasyapa para los defensores de la teoría de que Sigiriya fue una fortaleza militar, o ninfas celestiales para quienes aseguran que la Roca ha sido siempre sede de órdenes monásticas budistas. La disposición del farallón orientado hacia el oeste y el saliente superior del mismo han protegido estos frescos de los que no se conoce la fecha exacta de realización, aunque todo apunta al siglo V. Los frescos son preciosos, ya no por la “calidad técnica” del dibujo, por así decirlo, sino por los colores que tienen y cómo han llegado tan maravillósamente bien hasta nuestros días. ![]() Tras disfrutar de la belleza de los frescos, bajamos de nuevo la escalera de caracol (hay un tramo de subida y otro de bajada) y accedemos a un pasillo de piedra donde se encuentra el Muro de los Grafitis. Se trata de una pared de piedra donde visitantes de tiempos tan lejanos como el siglo VI escribieron su admiración por las Damas de Sigiriya y el talento de los artistas que las pintaron. De todas formas, el muro no se encuentra en muy buen estado, por lo que a nosotros no nos dice nada porque somos incapaces de ver escrito algo medianamente apreciable, pero su mera existencia demuestra que la Roca ya atraía turistas en tiempos remotos. Tras pasar el Muro se asciende por el segundo tramo de escaleras de piedra, igual de duro que el anterior, aunque más corto, pero tras subirlo nos vemos recompensados con las impresionantes garras de un leon milenario ![]() ![]() Es una pena que sólo queden en pie las garras del león que da nombre a la Roca, porque tuvo que tener un tamaño impresionante. Imaginad lo que tuvo que ser atacar una fortaleza en lo alto de una roca de 370 metros de altura, y poco antes de llegar a la cima, encontrarte con un fiero león de piedra que seguro que tendría 60-70 metros de alto… ![]() Nos sentamos un ratito en el lugar, disfrutando y descansando las piernas para afrontar el último tramo de escaleras hasta la cima, aunque en éste caso la subida es mucho más corta, por lo que se llega sin dificultad. De todas formas, a éstas alturas de subida llevas tanta paliza en el cuerpo que hasta 5 escaleras se te hacen un mundo, y podemos afirmar que nosotros las subimos sin perder la dignidad, porque a nuestro alrededor vemos gente subiéndolas en condiciones lamentables, semiinconscientes, acompañados de lo que nosotros llamábamos “sherpas”: lugareños que llevan hasta la cima a las japos guiris que se ven incapaces de subir por ellas mismas. Y nada más hacer cumbre, ves a la gente como cuando los corredores terminan una maratón, que se desploman nada más cruzar meta jajajajaja. El último tramo de escaleras tiene también el aliciente de que está invadido por monos, por lo que la subida también se convierte en un reto si quieres que no te roben las gafas de sol o la gorra jajajaja. ![]() ¡Y por fin hacemos cima! Hemos tardado 1h30 aproximadamente, aunque si vas a una hora en la que no haya tantísima gente probablemente se tarde menos. Estar en mejor forma que nosotros también ayuda a reducir el tiempo en subir jejeje. La cima es plana, tiene una extensión de 1,6 hectáreas y está llena de restos de lo que en su día fue la fortaleza o el complejo monástico. De los edificios sólo quedan los cimientos, y es una pena porque debería ser algo maravilloso en su tiempo, una pequeña ciudad a esa altura. Ya arriba nos parece más inexplicable aún cómo pudieron construir sobre una roca a 370m, como pudieron subir las piedras para los edificios, etc. ![]() ![]() En la cima también se encuentran una serie de piscinas, que probablemente tendrían un uso religioso, pero que nada tienen que envidiar a las que tienen los hoteles de lujo en las azoteas jajaja. ![]() El sol nos da una pequeña tregua que agradecemos enormemente, porque con el calor que hace, el sol dándonos en el cogote toda la subida, y llegar arriba y estar el sol en todo lo alto hubiese sido un infierno. Eso no quita para que nos den unas ganas locas de tirarnos a esos estanques llenos de agua con una pinta tan estupenda jajajaja. ![]() De todas formas, lo mejor son las vistas que hay desde ahí arriba, mires en la dirección que mires. Enfrente tienes Pidurungala, a la cuál mucha gente sube para tener otra vista de Sigiriya. ![]() A un lado están los Jardines Reales por los que se accede al complejo, los cuáles desde aquí se ven incluso más majestuosos, y dan una idea de lo que tuvo que ser todo ésto en su origen. ![]() Al otro lado jungla, jungla y más jungla. ![]() Y en lado opuesto a Pidurungala: las Highlands a lo lejos. ![]() Nos hinchamos a hacer fotos, a hacer como las cabras por el monte, subiendo y bajando entre las ruinas, y a disfrutar de las vistas y del fresquito. Por cierto, ni rastro de la famosa plaga de avispas que había en la cima últimamente. No para de subir gente, pero la cima es tan grande que no da sensación de agobio. Nos sorprenden multitud de srilankeses que suben descalzos, ancianas que suben frescas como rosas mientras nosotros hemos estado apunto de echar los higadillos… Son ya casi las 11:30 y no queremos que se nos vaya el día, así que ponemos rumbo al suelo después de nuestro pequeño trekking por las alturas. El descenso es mucho más agradable y rápido jajajaja. Se baja por un lado diferente al que se usa para subir, de hecho se acaba en otro parking diferente, el de la vertiente oeste. En la bajada pasamos delante de un encantador de serpientes con dos cestos, en el primero tiene 2 cobras y en el segundo una pedazo de pitón de esas que si sale por el water se queda atascada. ¡Madre de dios qué bicho! Y de cobras va la cosa, porque justo cuando estamos terminando la bajada, pasamos por la Cueva del Capuchón de la Cobra. Podría explicar el por qué de su nombre, pero mejor verlo en foto: ![]() Una inscripción en la roca indica que allí vivió en el siglo II un monje a quién donó la cueva un jefe de una tribu local. Está curiosa la cueva ![]() Son ya las 12 de la mañana y todavía tenemos que visitar las cuevas de Dambulla antes de comer. De todas formas Dambulla y Sigiriya están muy cerca, por lo que en menos de 30 minutos estamos allí. Las cuevas de Dambulla son el mayor grupo de cuevas religiosas y el mejor conservado de Sri Lanka, y es Patrimonio de la Humanidad. Se cree que las cuevas estaban habitadas ya en el siglo VII a.C., pero la mayoría de las pinturas e imágenes budistas de su interior datan del siglo I d.C., que fue cuando se cree que las cuevas tomaron su carácter religioso, al refugiarse aquí el rey Valagamba tras su derrota en Anuradhapura. ¿Adivinais dónde están las cuevas? ¡Premio! En lo alto de una montaña de 160 metros de altura… ¡pero qué tipo de broma es esta! Jajajaja Sri Lanka y las escaleras, esa relación tan especial. En la explanada antes de afrontar una nueva subida infernal, hay una pequeña dagoba dorada. ![]() Y por supuesto el famoso Golden Temple, un enorme buda dorado flanqueado por un ¿demonio? no lo sé, mejor que lo veáis por vosotros mismos: ![]() A todo el mundo le parece horroroso pero a nosotros nos gusta, se vé que nos va lo kitsch jajaja. Debajo del buda se compran las entradas para las cuevas, ésto es MUY IMPORTANTE. Las entradas se compran abajo, que hay quien sube hasta las cuevas y le dicen que para abajo a comprar las entradas… y dime tú a mi cómo afrontas la bajada sin matar a nadie. La entrada son 1.500 LKR por persona, un precio algo más sensato que el de Sigiriya o Anuradhapura. Con las entradas en nuestro poder, ya no tenemos excusa para empezar una nueva subida, pero eso sí, con nuestras piernas recordándonos a cada paso que acabamos de subir Sigiriya. ![]() Pero ni punto de comparación, la subida es muuucho más agradecida, de hecho hay un tramo que puedes hacerlo por una cuesta en vez de por escaleras, lo cuál nosotros agradecemos siendo de Jaén, que escaleras no, pero cuestas tiene un rato. Además, está de nuevo invadido por los monos, como dice mi señora: “son como personitas”. Los monos viven mejor que quieren, tienen una naturaleza fabulosa y comida por todos lados, y encima se cuidan entre ellos limpiándose y quitándose bichos, son más limpios que muchos madrileños que usan el metro por las mañanas jajajaja. ![]() 20 minutos escasos tardamos en subir. Por el camino hay puestos de venta de agua, no como en Sigiriya. Desde arriba se ven la Roca y Pidurungala a lo lejos, en mitad de la frondosa jungla. ![]() Una vez arriba, y justo antes de acceder al complejo, la famosa mafia de custodia de zapatillas. Estamos ya un poco hasta las bowlings, así que aprovechando que hay bastante gente, nos hacemos un poco los despistados y dejamos las zapatillas a un lado del camino que va a las cuevas. ¡Y por fin entramos al complejo! Yo estoy ansioso, las cuevas de Dambulla son para mi la visita estrella del viaje, y ya os digo que no decepcionan ni un poquito ![]() La primera de ellas es Devaraja Viharaya. Es pequeñita pero contiene un Buda reclinado de 15 metros de longitud, con otras pequeñas imágenes de discipulos alrededor. ![]() Es impresionante cómo en una cueva tan pequeña han podido encajar un Buda tan grande. A destacar los mosaicos pintados en las plantas de los pies del Buda, preciosos. ![]() Estamos disfrutando en silencio de la cueva cuando aparecen una marabunta de escolares, el terror del guiri. Entran, salen, gritan, saltan y se van directitos para la segunda cueva, así que nosotros vamos también para allá, pero en vez de entrar directamente nos quedamos en la puerta esperando a que la visiten para disfrutarla tranquilamente… ¡nos hacemos mayores! ![]() La segunda cueva es Maharaja Viharaya, la cueva del Gran Rey, y es sin duda la más espectacular. Es considerablemente más grande que el resto: 52m x 23m, y en su interior contiene decenas de imágenes de Buda, también un par de monarcas cingaleses, así como imágenes del panteón hinduista. ![]() ![]() ![]() Las imágenes de Buda son muy bonitas, sobre todo por lo bien conservadas que están, pero lo verdaderamente impresionante son los murales del techo. Absolutamente TODO el techo está cubierto de murales de mil formas y colores, no hay un sólo centímetro sin cubrir de pintura. ![]() ![]() Eso unido a la paz que se respira allí, al olor del incienso, a las imagenes milenarias… maravilloso. Una de esas maravillas que si estuviera en otro país sería visitando por hordas de turistas, pero sin embargo aquí sólo venimos 4 gatos a verlo. En serio, una joya. Salimos maravillados de la cueva y nos dirigimos a las 3 restantes, que palidecen bastante en comparación con la segunda. La tercera cueva, Maha Alut Viharaya, contiene otras tantas imágenes de Buda, y una bastante grande en posición reclinada, dejando el cuerpo al final de su vida. En la cuarta, Pachima Viharaya, hay un Buda sentado junto a otras imágenes. ![]() Y por último, en la quinta, Devana Alut Viharaya, aparte de las consabidas imágenes de Buda, también hay imágenes hinduistas, como el dios Vishnu. Son todas muy bonitas, pero la segunda es verdaderamente impresionante, así que antes de abandonar el complejo decidimos entrar otra vez para darnos otra pequeña vuelta y volver a disfrutar de un sitio tan bonito, intentando guardar en la memoria lo que las fotos no alcanzan a mostrar. Salimos de la cueva y damos por finalizada nuestra visita, así que nos acercamos a por nuestros zapatillas, cuando de repente llegamos allí y no están. Los mamones de las consignas nos las habían cogido y no nos las devolvían si no les dábamos “propina”, ¡el acabose! Les damos 100 LKR con cara de mala leche y nos devuelven lo que es nuestro. Creo que pagamos suficiente para entrar a los monumentos como para que los turistas tengamos que soportar estas mafias que lo único que hacen es dar mala imagen al que viene a gastarse dinero a tu país… Bajamos de nuevo las escaleras, y nos encaminamos hasta el parking donde vemos a Fernando jijijaja con otro chaval joven. Conforme nos vamos acercando veo que el chaval me mira fijamente y se ríe, hasta que caigo en que es Chaminda ![]() Viendo el percal, nos alegramos de no haber hecho el tour con Chaminda porque ha demostrado ser un sinvergüenza que no cumple su palabra, aunque Fernando no es mucho mejor, porque tiene severas lagunas en cuánto al trato con el cliente, así como de conocimientos de sitios, ya que a muchos de ellos tiene que llegar preguntando, después de dar vueltas, etc. Eso demuestra que a pesar de presumir de ser su tour 247, va a ser que no. La prueba más evidente de lo que digo nos pasa a continuación. Y además, una detrás de otra. Le decimos que nuestro siguiente destino es el templo de Nalanda Gelige, pero viendo que son ya las 14:00, le decimos que preferimos parar a comer primero. Esta noche dormimos en Kandy, así que ya lo que queda de día es recorrer la carretera que va hasta Kandy, haciendo varias paradas por el camino. Esta carretera probablemente sea la más transitada del país, ya que une Sigiriya y Dambulla con Kandy, por lo que como imaginaréis pasan por ella el 100% de los turistas que visitan el país. Pues bien, hasta ahora había demostrado que no tenía mucha idea de donde llevarnos a comer, y ésta vez tenía muy claro que quería llevarnos a un jardín de especias donde sirven comidas. ¿El problema? Que no tiene ni idea de donde está, suponemos que las únicas indicaciones que le ha dado Chaminda es que está en la carretera hasta Kandy. Le insisto en que antes de ir a Nalanda Gelige queremos parar a comer, y nos dice que OK. Después de un rato conduciendo, voy tranquilamente disfrutando del paisaje, porque esta ruta es espectacular, todo el rato bajando por una carretera llena de arrozales y palmeras, cuando de repente veo un cartel que me llama la atención: “Nalanda Gelige”, y una flecha ![]() El cabreo se nos pasa en cuanto enfilamos el sendero por el que se accede al templo Nalanda Gelige, ¡qué sitio más bonito! De esas sorpresas inesperadas que suceden en cada viaje, un auténtico remanso de paz situado en un islote al borde de un lago. ![]() Además, no hay absolutamente nadie visitándolo, por lo que la sensación de tranquilidad es absoluta. No cobran entrada, y habíamos leído que pueden pedir alguna donación. En nuestro caso, nos acompañó durante todo el rato un muchacho, que realmente tampoco se esforzó mucho por contarnos cosas, así que al final no le dimos propina. El templo está ubicado en el centro geográfico exacto de Sri Lanka, y teniendo en cuenta que data entre los siglos VIII y XI, es un absoluto misterio cómo pudieron calcular que ese era el centro exacto de la isla. Desde luego que ese conocimiento ascentral se ha perdido. El estilo arquitectónico recuerda a la vez a un templo budista e hinduista, y ésto se debe a que en sus orígenes fue un templo hinduista ocupado siglos más tarde por monjes budistas. ![]() El templo en sí es bonito, pero no espectacular, lo verdaderamente bonito es el emplazamiento en el que está. ![]() ![]() En algo sí le doy la razón a Fernando, y es el que no tardamos más de 15-20 minutos en verlo, para nosotros ha sido un sitio precioso para parar en la ruta de Dambulla a Kandy. Seguimos la ruta y en unos 10 minutos llegamos hasta el Jardín de Especias donde Fernando nos lleva a comer. Estando tan cerquita no entendemos por qué Fernando se ha negado a llevarnos antes de ver el templo, pero bueno, agua pasada no mueve molino. También hay que reconocerle otra cosa, el sitio está bastante bien. Es un comedor enorme donde puedes servirte rice&curry como si estuvieras en un buffet. Nos vuelve a dar pena porque el sitio es enorme, y salvo otra mesa, está completamente vacío. Quizás sea la hora, o la época, pero es un poco triste ver tanta infraestructura para tan poco turismo. La comida ha sido un poco cara, pero todo sea por el helado de vainilla que incluía el menú, y que nos ha sabido a gloria bendita jajaja. Después de comer intentamos visitar el jardín por nuestra cuenta, que es bastante bonito, pero al poco nos viene un empleado y nos dice que sólo se puede visitar con guía, que si estamos interesados él nos hace de guía. Le decimos que no, que gracias, pero insiste. Le decimos que es que vamos muy pillados de tiempo, y nos dice que ok, que si queremos podemos pasarnos por la tienda a ver si nos interesa comprar algo. El hombre es muy majo, y como insiste tanto, accedemos a visitar la tienda con verdadera intención de que si vemos aloe vera natural, comprarlo, que preveemos que nos vamos a quemar próximamente ![]() Nuestro siguiente objetivo son las cuevas de Aluvihāra, parecidas a las de Dambulla en las que además de imágenes de Buda del siglo I, hay una serie de pinturas en las que están representados los horrores del infierno que nos esperan a los pecadores. Tenemos ganas de visitarlas, pero como no podía ser de otra forma, tenemos que subir otros tantos cientos de escalones para llegar a la cima de la montaña donde están las cuevas, así que con todo el dolor de nuestro corazón hacemos la foto desde abajo y nos marchamos. ![]() A pocos cientos de metros de allí se encuentra la última parada del día: el templo hinduista Sri Muthumariamman. Se encuentra justo a la entrada de Matale, y cuesta 250 LKR por visitar el interior, o 100 LKR si sólo quieres verlo por fuera. En nuestro caso queremos entrar, ya que se trata del mayor templo hinduista del país y merece bastante la pena. ![]() ![]() El templo es bonito, aunque un poco diáfano por dentro, como todos los templos hinduistas, sin embargo un hombre mayor, suponemos que uno de los religiosos del centro, se nos acerca y nos va contando el por qué de cada cosa que hay en el templo, y la verdad es que la visita nos está encantando. Así, nos cuenta que el templo está dedicado a la deidad Párvati, hermana del dios Vishnu, mujer de Shiva, y madre de Ganesha y Kartikeia, de modo que cada uno de esos dioses tienen capillas propias dentro del templo. ![]() ![]() También nos cuenta que la torre del templo es la más alta del país, y que en ella están representadas 1.004 figuras de diferentes dioses, siendo todas completamente diferentes. ![]() Estamos como media hora alrededor del templo mientras nos va contando diversas historias del hinduismo, sobre diferentes representaciones de cada Dios, por ejemplo, resulta curioso saber que para los hinduistas Buda no es más que otro de los avatares del dios Vishnu, aunque a fin de cuentas ambas religiones creen en el karma, en que hay que hacer buenas obras para en cada reencarnación ir puliendo tus defectos, y como fin último, alcanzar el Nirvana. También nos cuenta sobre los diferentes animales sagrados para el hinduismo, aparte del típico de la vaca, todos los animales sobre los que salen representados las diferentes deidades son sagrados. Justo cuando termina la explicación, empieza a entrar gente al templo para empezar la ceremonia. Para ello, uno de los religiosos empieza a tocar el tambor mientras sale a la calle para avisar de que la ceremonia va a comenzar. Os dejo un video del momento: En ese momento, en señal de respeto nosotros nos vamos, previa propina de 200 LKR al amable señor que nos ha contado tantas cosas interesantes sobre el hinduismo. Antes de poner rumbo a Kandy aprovechamos para grabar un pequeño video para que veáis cómo es la calle de un pueblo cualquiera en Sri Lanka: El camino de Matale a Kandy está abarrotado de tráfico, y tardamos un poco más de lo previsto en llegar a los alrededores de Kandy. Poco antes de llegar pasamos por un pueblo 100% musulmán, lo cuál resulta bastante curioso pues los pueblos sirven a su vez de guetos, y empieza a parecernos que los musulmanes no quieren mezclarse. Fernando nos lo confirma, nos dice que tienen muchos problemas en el país con los musulmanes, que no respetan ni las leyes ni las tierras, que de hecho la mayoría de casas que hay en ese pueblo son ilegales porque están al lado del río, porque construyen donde les da la gana, sin respetar siquiera si la tierra es suya o no… Llegando a Kandy llaman a Fernando para decirle que el que tiene nuestra maleta no encuentra nuestra guesthouse, así que nos espera en la puerta de un centro médico que hay cerca de donde cree que está la guesthouse. Nosotros estamos tardando más de lo previsto porque el tráfico en Kandy es infernal, se nota que es la primera ciudad verdaderamente grande que visitamos. Al fin conseguimos llegar hasta donde se supone que está el hombre con la maleta, pero allí no hay nadie. Miramos alrededor y vemos a un hombre mayor, ¡con nuestra maleta arrastrando subiendo por una cuesta! Lo llamamos a gritos y el hombre por fin nos vé, ¡nuestra maleta! Por fin podremos ponernos ropa limpia jajajaja. En poco rato llegamos hasta Hanthana Holidays Rooms, el que será nuestro alojamiento los próximos 2 días. Nos despedimos de Fernando, no ha sido el mejor conductor del mundo y por ello tenemos sentimientos encontrados (en ese momento) hacia él, porque aunque ha tenido detalles feos, parece buena gente. Todavía nos quedan 2 trayectos de coche en el tiempo que nos queda de viaje, uno de Kandy a Haputale pasado mañana, y otro de Nuwara Eliya a Negombo días más adelante. Él se ofrece a hacer ambos trayectos por 50€ cada uno (unas 7.500 LKR al cambio), lo cual nos parece un precio bastante junto, además nos dice que le viene fenomenal, porque tiene que volver a Negombo, que es donde él vive, y así no hace el camino en balde. Le pagamos el dinero que quedaba pendiente y quedamos con él en que mañana lo llamamos para confirmar. Entramos a la guesthouse, y ¡menuda sorpresa! ¡Qué pedazo de casa! Impresionante, una casa gigantesca en una de las colinas de Kandy, nueva, limpia, amplia, con un salón enorme, una cocina igualmente grande… la primera impresión es buenísima. Y ya flipamos cuando nos dan nuestra habitación: amplísima, con el baño limpio y grande. ![]() ![]() Sin duda hemos elegido el mejor sitio posible donde pasar las próximas 2 noches. En la habitación tenemos espacio de sobra para abrir nuestra maleta después de tantos días sin verla jajajaja. La abrimos y todo está en orden, la hemos echado mucho de menos jajajajaja. Nos preguntan si nos vamos a quedar a cenar y les decimos que sí, así que para las 19:30 la cena está lista en una mesa muy grande que tienen en la cocina. Allí compartimos mesa con una pareja de alemanes, otra de ingleses y una australiana loca que mañana se va 3 días a la selva sólo con un guía… La cena exquisita, rice&curry de nuevo, pero delicioso, probablemente el mejor que hemos probado hasta ahora ![]() Gastos del día: Botella agua: 80 LKR Entradas Sigiriya: 7.800 LKR (3.900 x 2) Entradas Dambulla: 3.100 LKR (1.500 x 2 + 100 custodia de zapatos) Comida buffet: 2.030 LKR Templo Sri Muthumariamman: 700 LKR (250 x 2 + 200 propina) Dinero pendiente conductor: 60€ Etapas 4 a 6, total 12
Amanece un nuevo día en el País de los Mil Nombres, y el plan es visitar la famosa Kandy, ciudad Patrimonio de la Humanidad. El reino de Kandy fue fundado en el siglo XIV, al norte de la ciudad actual. En 1592, tras la conquista por parte de los portugueses de todo el area costera de la antigua Ceylan, Kandy se convirtió en la capital del último reino cingalés independiente, rechazando con éxito los sucesivos intentos de anexión de los portugueses, pero no pudieron con los ingleses, que en 1815 conquistaron la ciudad y encerraron al último rey de la dinastía en una fortaleza en India.
Después de la paliza de ayer necesitamos un día tranquilo, así que nos lo tomamos todo con calma. Nos levantamos cuando nos lo pide el cuerpo y desayunamos tranquilamente. Le decimos al dueño de la guesthouse que nos pida un tuktuk por 300 LKR para que nos lleve a la estación de autobuses donde coger el bus hasta los Jardines de Peradeniya, nuestro primer destino del día, pero una vez montados en el tuktuk le preguntamos al tuktukero que por cuánto nos lleva directamente a Peradeniya y nos dice que por 500 LKR. Por 200 LKR preferimos ahorrarnos el follón del bus, ya probaremos al experiencia a la vuelta de los jardines. Kandy es la segunda ciudad del país, y eso se nota desde el primer momento en el tráfico infernal que hay, aunque la habilidad del tuktukero hace que los 6 km que separan Peradeniya de Kandy los salvemos en poco tiempo. El tuktukero nos deja en la puerta de los Jardines y nos señala la parada donde debemos coger el bus para volver a Kandy una vez visitados los Jardines. Los Jardines Reales de Peradeniya son los mayores del país, ya que cubren 60 hectáreas, por lo que es muy difícil querer abarcarlo todo. Nosotros nos dedicamos sencillamente a dar una vuelta disfrutando del magnífico día que hace, y de lo bien cuidado que está todo, aunque probablemente eso no justifique las 1.100 LKR por persona que cuesta la entrada. Con la entrada te dan un pequeño mapa, nosotros recorremos la avenida principal del parque, pasando por el Paseo de Palmeras Reales, que nos traslada a las típicas avenidas de Beverly Hills. ![]() Por el camino nos encontramos con una pareja haciéndose las fotos de su boda, la chica va guapísima con su traje tradicional, y él va con un traje con tanto brillo capaz de quemarte las corneas si lo miras fíjamente, pero en cualquier caso, nadie lo mira a él, la chica es la protagonista jajaja. ![]() Tras un agradable paseo llegamos hasta al puente colgante sobre el río Mahaweli. Abajo hay gente lavando la ropa o simplemente dándose un baño para refrescarse del calorazo que hace. ![]() A la vuelta pasamos por una zona donde hay cientos de troncos de bambú, duros como piedras. Yo nunca he tocado el bambú, y me flipa, es increible que la naturaleza produzca un material tan duro y tan redondo jajajaja. También pasamos por una zona bonita llena de orquideas, hasta que llegamos a una gran explanada donde está la famosa higuera gigante de la Isla de Java. ![]() Es bonita, pero nos la esperábamos bastante más grande, de todas formas, la explanada es muy agradable y aprovechamos para refugiarnos del calor debajo de un árbol y tomarnos un par de helados que nos saben a gloria bendita! ![]() Es sábado y se nota, porque el parque está lleno de familias y de adolescentes buscando sitios bucólicos donde retozar jajaja. Si es que al final el mundo es mundo, ¡da igual donde vayas! Llevamos una hora y algo visitando el parque y empezamos a notar en las piernas las consecuencias de visitar Sigiriya y Dambulla en el mismo día jajajaja. Son las 12 de la mañana y tenemos agujetas, ¡menuda tragedia! La visita a los Jardines ha sido agradable, una manera tranquila de pasar una mañana, pero no mucho más que eso, si vas muy ajustado de tiempo yo prescindiría de ellos. Salimos a la calle y nos dirigimos a la parada de bus donde el tuktukero nos dijo que esperásemos al bus. No tiene pérdida, es la parada que hay a la derecha de la entrada al parque. No tenemos ni idea de qué bus coger. Estamos 2-3 minutos viendo pasar buses hasta que comprendemos que los buses no paran, sino que tienes que estar alerta y cogerlos como si fueses Spiderman. Practicamos la técnica durante un par de buses, y en el tercero conseguimos saltar dentro jajajajaja. El bus va medio lleno pero pillamos sitio en las primeras filas. Es de la época de cuando se inventó la rueda, con asientos de madera y con un revisor que es un personajaco y se dedica a ir gritando desde la ventana intentando convencer a la gente de que se suba a su bus jajajaja. De vez en cuando se da una vuelta por el bus para cobrar a los pasajeros que se han montado en las últimas paradas. A nosotros nos cobra 15 LKR cada uno, unos 10 centimos de euro al cambio, para 6 km de viaje, ¡me encanta Asia! ![]() La experiencia de viajar en bus es indescriptible. Tardamos 50 minutos en recorrer los 6 km que nos separan de Kandy, en mitad de un tráfico infernal en un autobús en el que no para de subir gente. Ni que decir tiene que somos los únicos guiris del bus. Si hubiésemos ido andando probablemente hubiésemos tardado lo mismo jajajaja, pero en el bus estamos a salvo del calor y vamos entretenidos viendo la cantidad de tiendas distintas que hay en Kandy Road. Esta gente se gana la vida de cualquier manera, las calles están llenas de gente, coches por todos lados, las tiendas a rebosar…Asia en estado puro. Nos bajamos un poco por intuición, y nos sale la jugada bien porque lo hacemos muy cerquita del Queen Hotel. Hoy tenemos muy claro donde comer, y es que aprovechando que estamos en una ciudad más grande y turística vamos a ir al Pizza Hut, que llevamos varios días salivando por una pizza… El Pizza Hut está enfrente de la entrada al Templo del Diente de Buda, así que caminamos en esa dirección por los soportales que hay bajo el Queen Hotel, cuando de repente nos aborda un chaval joven que nos pregunta nuestro plan del día. Le decimos que nuestra prioridad es comer, pero ya que estamos le comentamos que mañana tenemos que ir a Haputale y buscamos alternativas a Fernando. Se le ponen los ojos con el símbolo del dolar y nos dice que él tiene una agencia y que le acompañemos a su oficina. Tenemos más hambre que Falete haciendo el Ramadán pero aceptamos acompañarle. La oficina está justo detrás del Templo del Diente, pero éste es bastante grande, así que tardamos unos minutillos en llegar. Una vez allí empieza una dura negociación. Le decimos que ya tenemos conductor por 7.500 LKR (unos 50€ al cambio), pero ellos nos ofrecen 11.000 LKR. Nos dicen que es imposible que hayamos encontrado conductor por 7.500 LKR, que son muchas horas, muy mala carretera, blablabla. Con la confianza de que ya tenemos un conductor por 7.500 LKR conseguimos apretarles hasta que nos igualan el precio de Fernando, pero de ahí no bajan. Nos intentan convencer diciéndonos que son una agencia que está empezando, y que por favor lo hagamos con ellos. La verdad es que los chicos son muy amables, pero con Fernando vamos en un coche nuevo y ellos nos están ofreciendo peor coche al mismo precio. Nos da pena, pero les decimos que en principio no, que por ese precio ya tenemos conductor. Les compramos dos imanes para que la dura negociación no haya sido en balde, y de todas formas nos dan su número de teléfono apuntado en una servilleta por si cambiamos de opinión (spoiler alert: cambiaremos de opinión). La negociación ha sido dura y queremos comer YA. Llegamos al Pizza Hut y nos comemos 2 pizzas que nos quitan el habla. No es el sitio más barato de Kandy, pero nos da igual, la pizza era innegociable. Con el estómago lleno es momento de visitar el Sri Dalada Maligawa, o lo que es lo mismo: el Templo del Diente de Buda. Según la leyenda, alguien rescató un diente de Buda en la misma pira funeraria en la que, de acuerdo a la tradición budista, Buda fue incinerado hacia el año 483 a.C., y la reliquia fue traida a Sri Lanka escondida en los cabellos de una princesa. En cuanto pisó la isla se convirtió en la mayor reliquia del país, pues se dice que quien tenga en su poder el diente tendrá derecho divino a gobernar el país. Fue custodiada en las sucesivas capitales cingalesas como Anuradhapura, Yapahuwa, Polonnaruwa y Kandy, como el bien más preciado del reino, hasta que fue robado y supuestamente destruido por los portugueses. Sin embargo, se cuenta que les dieron gato por liebre, y destruyeron un diente falso, quedando el auténtico custodiado dentro de una urna dentro de un cofre dentro de otro cofre en una vitrina del templo que le da nombre, construido en el siglo XVIII. Al templo se accede por un control bastante estricto de seguridad. Ésto se debe a que en 1998, en los momentos más crudos de la guerra, los tigres tamiles pusieron una bomba en la entrada principal del templo. Os podéis imaginar lo que supuso una bomba en el lugar que más peregrinos cingaleses tiene de todo el país. El templo sufrió numerosos daños, sobre todo la biblioteca donde había una importante colección de manuscritos en hoja de palma. Aunque actualmente la situación es muy tranquila, se sigue haciendo un ferreo control de acceso para evitar que pase de nuevo. Así que una vez pasado el control de seguridad, se accede a los jardines que dan acceso al templo. Desde aquí ya se tiene una vista muy bonita de todo el complejo. ![]() Al final de los jardines está la taquilla, donde tras pagar las correspondientes 1.000 LKR por persona, y tras pasar una nueva mafia de guarda de zapatillas, se accede al templo a través de un pequeño puente. ![]() Nada más poner un pie bajo techo, empieza a diluviar de una manera salvaje. Hemos tenido muchísima suerte, porque si nos pilla ésto en la calle… Después del puente se pasa por un pequeño corredor muy muy bonito, lleno de moisaicos, que da a una gran estancia. Allí te reciben 4 colmillos de elefante gigantes, simbolizando la importancia del diente y del elefante para la cultura cingalesa. ![]() ![]() Os dejo un pequeño video: Desde ahí subimos por las escaleras hasta acceder a la sala donde está custodiado el diente. Hay decenas de personas en el suelo rezando, y el ambiente es sobrecogedor. El templo es sí no es mucha cosa, pero la parafernalia que lo rodea es muy bonita, porque la gente venera el diente con devoción. ![]() Pasamos por delante del diente, pero por desgracia en ese momento no está expuesto, ya que sólo lo exponen 3 veces al día, y nos imaginamos que se tiene que liar bien parda. Nos quedamos un rato disfrutando del ambiente hasta que bajamos por otras escaleras que dan a la pequeña biblioteca, presidida por un buda de oro impresionante. Sigue diluviando a mares, y parte de la estancia principal está abierta el cielo, por lo que el agua se filtra al interior del templo. El problema es que para acceder de unas estancias a otras hay que pasar por el suelo mojado, y claro, os recuerdo que estamos descalzos, o con calcetines mejor dicho, así que cuando llevamos 2 metros andados tenemos los pies cuajados. Ya de perdidos al río, yo me quito los calcetines y así tengo los pies fresquitos jajaja. Al fondo de la estancia principal se accede a una sala en la que hay unos 15-20 murales, presididos por un buda rodeado de colmillos de elefante, en la que se cuenta cronológicamente la convulsa historia del diente. ![]() Pasamos allí un rato hasta que parece que deja de llover e intentamos salir a los jardines interiores. Esta zona es preciosa, el templo está enclavado entre una frondosa vegetación y el ambiente en el exterior es igual de bueno que dentro. ![]() ![]() ![]() Hay multitud de gente encendiendo incienso y haciendo ofrendas de flores a los budas repartidos por el complejo. Es otro de esos momentos en los que te sientes espectador privilegiado de tradiciones que desconoces. ![]() ![]() Nada más salir del templo, enfrente, se encuentra otro pequeño complejo con otra serie de templos, esta vez bastante más pequeños y de apariencia más antigua. ![]() Además de varias dágobas y bodhi trees, nos llama la atención un órgano que se oye a lo lejos. Vamos siguiendo el sonido hasta que damos con una iglesia bastante grande en la que probablemente hay un coro ensayando. Lo curioso es que mientras desde la iglesia proviene un canto claramente cristiano, a escasos metros hay un montón de familias haciendo ofrendas a Buda, en un verdadero ejemplo de tolerancia y respeto entre religiones. ![]() ![]() Entramos a la iglesia y nos sorprende lo oscura y “tétrica” que es, por así decirlo, en comparación con los templos budistas que hay en el mismo complejo, todos blancos, con ofrendas de colores y mil flores. Damos por finalizada la visita y buscamos un tuktuk que nos lleve al Gran Buda blanco que se vé desde cualquier punto de la ciudad. Negociamos un tuktuk por 500 LKR ida y vuelta, lo cual a posteriori nos parece un poco caro, porque si bien es cierto que está en lo alto de una colina, está bastante cerca del centro, por lo que en escasos 10 minutos llegamos a los pies del enorme buda blanco de 30 metros. Nada más bajar del tuktuk, otra mafia guardazapatos. Dan ganas de ir descalzo por la vida, porque no ganamos para propinas… El chavalín que guarda las zapatillas no debe tener más de 10 años, y nos pide un moneda de euro porque dice que colecciona monedas de todos los países, viejo truco, pero no caemos jejeje. Desde las escaleras de acceso al Buda se vé todo bastante desvencijado, pero a pesar de eso entramos, ya que estamos allí. ![]() La entrada son 200 LKR por persona, y te las cobra un aprendiz de monje que no debe tener más de 8 o 10 años, con una cara de sabérselas todas jajaja. En cuanto entramos, se confirman nuestras peores sospechas, el Buda está bastante hecho polvo. Es cierto que es bastante grande, aunque está sucio y descuidado, además de que como ha caido la del pulpo, toda la zona está encharcada, y estamos de nuevo descalzos… Aprovechamos que se puede subir por unas escaleras por el costado del buda para tener unas buenas vistas de la ciudad, aunque el acceso a la parte más alta del buda está cerrado con una cadena… ![]() La vista es bonita, pero tampoco impresionante, porque en general Kandy no tiene nada de impresionante. ![]() Nos llama la atención un cartel en el que se prohibe expresamente a las parejas venir aquí a tontear jajajaja. ![]() Bajamos y volvemos al tuktuk, la verdad es que la visita no nos ha gustado mucho, subir hasta arriba en tuktuk es caro y la vista desde arriba no vale los 200 LKR de la entrada, pero bueno, a lo hecho pecho. Le decimos al tuktukero que nos lleve hasta el lago, para aprovechar las últimas horas de luz que le quedan al día dando un paseo. El lago de Kandy se halla en pleno centro, justo al sur del Templo del Diente de Buda. Se trata de un lago artificial creado en 1807 por órdenes del último monarca de Kandy, quién empaló y condenó a muerte lenta en varias estacas a orillas del lago a varios jefes de pueblos cercanos que se negaron a que sus ciudadanos trabajaran como esclavos en la ingente obra. Así, parece que el argumento declarado por los británicos en 1815 para destronar al monarca por su crueldad no iba muy desencaminado… ![]() En el centro de lago hay una pequeña isla que en su día se usó como residencia del harén del rey, y más tarde por los ingleses como polvorín. ![]() El paseo por el lago es muy agradable, arbolado, lleno de bancos para descansar y de animales silvestres, por ejemplo ¡pelícanos salvajes! ![]() Por el camino paramos en un pequeño puesto callejero regentado por una señora muy muy muy mayor, a la que le compramos una botella de agua. Nos hace gracia que primero nos quiere cobrar 60 LKR por ella, pero luego como que se da cuenta que somos turistas y nos dice que 80. La diferencia son escasos 12 centimos al cambio, y la señora nos parece tan entrañable que no decimos ni mú. El paseo termina de nuevo en la puerta del Templo del Diente, está anocheciendo y está iluminado, así que accedemos de nuevo a los jardines para hacer unas fotillos. ![]() Es la hora de cenar, pero aún tenemos en la boca del estómago las pedazo de pizzas que hemos comido hace unas horas, así que paramos en un supermercado enfrente del The Pub donde compramos unos cuantos víveres por si más tarde en la guesthouse nos da hambre. Paramos un tuktuk que por 400 LKR nos devuelve a nuestra guesthouse. Nada más llegar le digo al dueño cuál ha sido el mejor precio que ha podido conseguirnos para ir mañana a Haputale y me dice que 9.500 LKR, le digo que Fernando nos lo dejó ayer en 7.500 LKR y me dice que ese precio es insuperable, así que le pedimos el teléfono para llamar a Fernando y confirmar. Después de los hola qué tal como estás, le digo que hemos decidido ir con él por los 7.500 LKR acordados, y acto seguido me dice que ni de coña, que no lo hace por menos de 10.000 LKR. Yo me quedo con la boca abierta y le digo que qué seriedad es esa, que ayer quedamos en 7.500 LKR y que no me puede subir el precio 2.500 LKR por la cara. Me dice que espere, que va a hablar con Chaminda y que ahora me devuelve la llamada. A los 5 minutos me llama Chaminda y me dice que Haputale está muy lejos y que 10.000 LKR es la última oferta. Yo le digo que es muy poco profesional acordar un precio y luego desdecirse, pero no se baja de la burra, así que lo mando amablemente a la mierda y nos quedamos oficialmente sin conductor para ir mañana a Haputale. Desde luego que entre Fernando y Chaminda se han cubierto de gloria, menuda gente más impresentable. Acto seguido nos acuerdamos de los chavales que esta mañana nos igualaron el precio de Fernando, aunque con peor coche, pero ya a estas alturas nos da un poco igual. Llamo y me dicen que sin problema, que mañana a las 7:30 los tenemos en la puerta de la guesthouse por las 7.500 LKR acordadas. Menos mal que sigue habiendo gente que respeta los tratos… Ya más tranquilos nos vamos a la cama que después de un día bastante calmado mañana volvemos a tener lío, ya que nos esperan 4-5 horas de coche hasta llegar a Haputale, ¡las Tierras Altas de Sri Lanka! Gastos del día: Tuktuk Peradeniya: 500 LKR Jardines Reales de Peradeniya: 2.200 LKR (1.100 x 2) Bus Peradeniya - Kandy: 30 LKR (15 x 2) 2 imanes: 400 LKR (200 x 2) Comida Pizza Hut: 1879,50 LKR Entradas Templo del Diente: 2.050 (1.000 x 2 + 50 custodia zapatillas) Tuktuk Gran Buda Blanco: 500 LKR Entradas Gran Buda Blanco: 460 LKR (200 x 2 + 60 custodia zapatillas) Botella agua: 80 LKR Supermercado: 4.090 LKR Tuktuk guesthouse: 400 LKR Hanthana Holiday Rooms: 9.120 LKR (2 noches AD + una cena) Etapas 4 a 6, total 12
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