VIAJE A NUEVA YORK JUNIO 2015 ✏️ Blogs de USA

NYC, día 4:

Nos levantamos pronto, sobre las 7 am. Volvimos a nuestro dinner a desayunar como marqueses neoyorquinos, 2 huevos revueltos, bacon , patatas y 2 salchichas.
Una vez con el buche llenito hasta las trancas, cogimos el metro a 3 calles del hotel, y nos dirigimos hasta el ferry para ir prontito a ver la estatua de la libertad.

Allí no había ninguna cola habilitada para el NYPASS, pero en las fechas en las que fuimos no hacía falta, ya que los ferrys salían con bastante frecuencia, y no había mucho bullicio de gente.
Pasamos el control de seguridad, y hacia la estatua que fuimos ¡
La estatua de la libertad es considerada por la UNESCO como patrimonio de la humanidad. Según fuentes fiables, pesa 225 toneladas y mide 93 metros de altura.
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Una vez pudimos observarla de cerca, me di cuenta la pinta de guiris que teníamos Luis y yo, buscando ángulos con un palo selfie (hace un año me reía yo de los japoneses usando dicho palo en un viaje a Pisa que hicimos el año pasado, y ahora nosotros hacíamos lo mismo).

Fue curioso de ver, ya que me había dicho mucha gente que era una excursión absurda. Ahora puedo constatar que no lo fue, y las sensaciones son inexplicables, pero muy fructíferas.

Volvimos con el ferry a Battery Park (lugar de inicio y fin de la visita), sin bajar en la isla Ellis (parada del barco obligatoria), ya que no lo vimos oportuno y el tiempo es Oro (otra vez será).
Comimos en un Subway, y ya bastante rato pasé mirando en la máquina de bebidas, que refresco escoger.. (8 tipos de coca-colas y sabores, fantas de mora, zumos de arándonos y Sprites multi-sabor…).

Nos dirigimos hacia el puente de Brooklyn… y decidimos cruzarlo caminando. Entre el calor que hacía, que si ahora una foto, ahora una chinita que vende souvenirs, etc... Tardamos unos 45 minutos en cruzarlo.
Hay 2 carriles en dicho puente, uno para peatones y otro para bicis. Es muy bonito, la verdad. Desde allí se podía apreciar unas vistas de los rascacielos muy diferentes a las que habíamos visto antes.
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Una vez en Brooklyn, cogimos el metro y volvimos, con nuestras piernas ya un poco machacadas de tanto caminar…

La siguiente parada fue el 9/11 Memorial.
Al llegar allí, vimos la actual torre recién construida (impresionante),
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y el lugar donde había estado una de las 2 torres originales, con una fuente gigantesca donde caía el agua a un agujero negro, cuyo fondo no se consigue ver, y donde su alrededor cuenta con todos los nombres de los fallecidos aquel funesto día.
Luego entramos en el museo del Memorial, y allí ya la piel se te pone de gallina. Aconsejo 100% este museo, porque justo entrar ya te transportas a aquel aciago día, donde se puede ver el 90% de fotos de todos los fallecidos, objetos perdidos que quedaron entre los escombros, trozos de estructuras del edificio, imágenes escalofriantes de los terroristas entrando en el aeropuerto como si nada, audios de los pasajeros del avión a su familia, etc, etc…
Es muy emotivo y escalofriante a la vez… visita obligada si vais a NY!
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Todavía con la piel de gallina, nos dirigimos al centro para subir al Top of The Rock, y nuestra sorpresa fue que nos dijeron que estaba full, y que debíamos hacer una reserva para el día siguiente a una hora en concreto. Así lo hicimos, eligiendo una hora en la que poder disfrutar del atardecer, para ver la caída del Sol y ver el momento en el que la gran manzana se llenaba de lucecitas.
Teníamos antojo de rascacielos, así que decidimos ir al Empire State, a ver si teníamos más suerte…

Una vez allí, nos dijeron que había una cola de 1 hora y media para subir, pero decidimos quedarnos y esperar que pasara el tiempo rápido.
Al final no fue una hora y media. Fueron unos 30 minutos, y cuando llegamos arriba y salimos al exterior, me quedé…. Ufffffff que sensación!!!
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Era ya de noche, todo iluminado. Se podían apreciar muchísimos rascacielos, calles llenas de vida y de luz… era como una noche estrellada pero mirando hacia abajo. Me impactó muchísimo y me quedé sin habla, mientras Luis me miraba con satisfacción, ya que sabía que me iba a encantar, y él era la cuarta vez que visitaba NY.
Vimos diferentes ángulos desde el rascacielos, y por muchas fotos que hiciéramos, era imposible reflejar en ellas realmente lo que nuestros ojos estaban viendo.

Después de ver tantas películas que me habían inculcado desde pequeña, un pequeño sueño se hacía realidad… contemplar la gran manzana desde uno de los puntos más altos de la ciudad.

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NYC, día 5:

Nos fuimos de compras a la famosa tienda outlet Century 21 (100% recomendable), pero no esperéis encontrar LEVI’S a 10 dólares y de tu talla. Donde hay variedad y modelos chulos, no bajan de 40 dólares.
Aun así, vale la pena pasarse, rebuscar un poco y encontrar algunas gangas de otras marcas conocidas (Desigual era más barato que el outlet de España, cosa que impactó bastante).
Nos fuimos al hotel a descargar las compras y disfrutamos del paseo, un poquito de Central Park, y sabor de NY a nuestra bola…

Pasamos por el edificio Dakota, donde residió y fue asesinado John Lennon.
Para nuestra mala pata, la fachada estaba tapada por obras, y no pudimos verlo en condiciones, así que cruzamos la calle donde empieza Central Park, y nos dirigimos al popular mosaico Imagine, en Strawberry Fields, y saboreamos el ambiente que había con canciones de los Beatles…
*** Imagen borrada de Tinypic ***

Una vez visto todo aquello, nos fuimos caminando no sé cuantas manzanas hasta llegar al Top Of The Rock. La idea era ir al atardecer y poder ver la puesta de sol y la llegada de la noche, pero estaba un poco nublado. Subimos y pudimos observar la gran manzana con un tenue color gris, con mucho bullicio en sus diminutas (desde esa altura) calles. Sobre las 20:45 empezó a anochecer, y comenzaron a encenderse las primeras lucecitas de la ciudad. Nos quedamos contemplando todo aquello hasta que se llenó absolutamente todo lo que veíamos con pequeñas lucecitas juntas, con una magnífica vista de Central Park…
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Advertencia: si llegáis al Top Of the Rock y no tenéis batería en el móvil, está lleno de enchufes, así que no sufráis por ello…

Después de bajar del mirador del Top Of the Rock, donde estuvimos unas 2 horas y media, salimos a pasear por la zona, y nos encontramos una fiesta de los años 20 con música en directo de la época, justo en el centro del Rockefeller Plaza, con el escenario pegado a la dorada estatua de Prometeo. La gente bailaba, bebía y se lo pasaba teta (que fiestas más chulas se montan los neoyorquinos). Desde arriba, tocando la estatua, se podía ver genial, y disfrutamos por un rato de la buena música y del ambientazo…
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Al día siguiente nos despertamos pronto para recoger maletas y bártulos. Con nuestra cara llena de satisfacción, nos fuimos a la calle 103 (a 4 manzanas del hotel), ya bastante cargaditos de recuerdos y souvenirs, a buscar el autobús que nos llevaría al aeropuerto de la Guardia.
Os aconsejo ir en autobús, principalmente por la pasta. Nos costó 2’75 dólares y te hacen una vuelta muy chula. Sentadita, puedes apreciar el ambiente que se respira, la gente que va a trabajar, los niños en Harlem en manadas de 10 al colegio… en fin, sus vidas cotidianas.

Nueva York engancha, y seguro que volveremos…
Un viaje único!!!

Pero nuestro viaje continuaba hacía el estado de Tennessee… así que la ilusión me recorría por los poros de mi piel otra vez!!

Ohhhh yeahhhh!!

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