13 DÍAS EN SUIZA ✏️ Blogs de Suiza

En esta jornada nos fuimos al oeste de Suiza, la zona francófona. En primer lugar la ciudad de Montreaux, que vimos en una hora. Aparcamos junto a la oficina de turismo. Dimos un paseo por los muelles, un paseo peatonal que bordea el lago Leman, donde hay esculturas, buenas vistas del lago, y muchas flores adornando todo. No subimos al casco antiguo, aunque podría ser una buena opción.
A diez minutos en coche está el castillo de Chillón, el más importante y turístico de Suiza. Se aparca junto a la carretera en un aparcamiento de reloj, con límite de tiempo. El castillo está situado junto al lago Leman, muy pintoresco. (Entrada familiar 29 CHF). En su interior más de una hora paseando por un recorrido numerado todas sus estancias, todas, todas. Simplemente precioso.
De vuelta comimos en un área de servicio de carretera. Las hay en muchos puntos de las autopistas, y tienen baños públicos gratuitos, además de mesas para comer al aire libre. Por la tarde visitamos Grùyeres, un pequeño pueblo encantador. Se aparca en una explanada de tierra libre de pago a los pies de la colina donde se encuentra. Se entra por un arco y una plaza con casas de cuento deja atónito al visitante. Detalles en sus fachadas para cansarse. Una calle conduce al precioso castillo, que cuenta con un paseo peatonal a los pies de la muralla al exterior que lo rodea. Se puede entrar a su interior pagando, pero no entramos. Y otra calle conduce a la iglesia, con buenas vistas del castillo. Para los turistas está la compra de queso, en las tiendas del pueblo, o en un área comercial antes del llegar. En ambos casos caro pero aceptable. Más barato en el Lidl.
Aún hicimos una última parada en la fábrica de chocolates de Cailler, cerca de la localidad de Broc, a unos quince minutos del Grúyeres. En Broc hay que seguir las indicaciones de la fábrica de Nestlé, que es la misma. Allí hay un museo del chocolate que no visitamos por recomendación de los foreros. Y la tienda que es lo más visitado. Una locura de gente comprando chocolate. Mucha variedad, pero sólo a precios razonables en el caso de ofertas. Se puede prescindir comprando en Lidl. Si se quiere visitar consultar la hora de cierre.
Llegamos ya de noche al camping.

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Este día fue más relajado, sin recorrer apenas kilómetros en coche. Para aprovechar lo visitado es necesario elegir un día con buen tiempo, a ser posible soleado, para aprovechar las vistas de los Alpes. Para la visita al entorno de los valles de Lauterbrunnen y Guindelwald, una de las partes más conocidas de los Alpes, es necesario utilizar un conjunto de medios de comunicación (autobús, tren, cremallera, teléferico y telecabina) con el nombre de Jungfrau, top de Europe. Lo más es subir al Jungfrau, el lugar más alto al que se puede subir en medio de comunicación de Europa, a 3454 metros. El coste prohibitivo, más de cien euros por persona. Si os interesa hay diferentes tarifas y descuentos para paliar en parte su coste. También hay otros recorridos bastante caros. Nuestro objetivo era ver la zona, pero de una manera razonable económicamente. Después de mucho estudiar las numerosas posibilidades en el folleto elegimos una, y acertamos. Se trata de un circuito que combina varios medios de comunicación y que es circular. Su coste por adulto 32 CHF. En cuanto a los niños compramos la Junior Karte por 30 CHF que servía como pase gratuito para todos los medios de comunicación en Suiza, lo cual nos salió rentable. Lo compramos en la oficina de turismo de Interlaken (donde hablaban español) y supongo que se puede comprar en cualquier taquilla. Dejamos el coche en un aparcamiento subterráneo en Lauterbrunnen. De allí en telecabina a Grustschalp. Hicimos una parada en esta estación para disfrutar de las vistas, ya que cada cuarto de hora salía en tren cremallera que aquí se pillaba. Con él llegamos a Murren atravesando una bella zona de pastos y bosques. Este pueblo, al que no se podía llegar en coche, está colgado a 1645 metros de altura. Las calles son peatonales y las casas de madera de lo más pintoresco se rodean de las altas cumbres alpinas. Uno de los lugares más bonitos que visitamos en las vacaciones. Tras el obligado paseo se llega al final a la estación de telecabina, que con transbordo en Gimmelwald desciende vertiginosamente hasta Stechelberg, con impresionantes vistas del valle. En este lugar un autobús perfectamente sincronizado lleva hasta Lauterbrunnen, cerrando el circuito. Terminamos a la hora de comer.
Por la tarde visitamos Interlaken, al cual había que ir con el coche. En el camping te dan una tarjeta de visitante que incluye viajes de bus y barco hasta el pueblo gratuitos, aunque no los utilizamos por comodidad. También hay descuentos en entradas, o entrada gratuita a la piscina climatizada de la localidad. El pueblo eminentemente turístico tiene varias calles comerciales. También una gran explanada verde rodeada de hoteles de lujo de gran tradición. El casco antiguo llamado Unterseen está situado al otro lado de los dos brazos de río que unen los lagos Thunner y Brienzer, cuya situación queda definida perfectamente por su nombre. Muchas tardes nos entretuvimos en pasear por la localidad, tomarnos un helado, visitar la oficina de turismo o simplemente ver cómo aterrizaban los numerosos parepentes en la gran explanada verde.

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Este día fue uno de los más largos y pesados de las vacaciones, con lo que se recomienda madrugar. Con el coche nos acercamos a Kandersteg, en el fondo de un valle que desemboca en Spiez, junto al lago Thunner. Allí se toma un tren que atraviesa los Alpes bajo tierra por un túnel largo, un poco claustrofófico, ya que lo novedoso es que se pasa con el mismo coche, sin bajarse del mismo, y subido directamente a los vagones abiertos del tren. Una atracción que nos costó 29,5 CHF, pero que sobretodo sirve para cruzar el macizo montañoso de una manera rápida. Al otro lado un puerto de montaña en descenso deja en el valle del Ródano. Remontando el valle se llega a Mörel, donde dejamos aparcado en un aparcamiento subterráneo. El objetivo es ver el Glaciar Aletsch, el mayor glaciar conservado en Europa con más de veinte kilómetros de longitud. Y para ello se sube a una montaña desde donde las vistas son espectaculares. Hay tres miradores, y a cada uno de ellos suben diferentes telecabinas. Analizados los precios nos decantamos por el más bajo, Moosfluh. Sin embargo estaba cerrado y fuimos al miradoor de Hohfluch, algo más bajo, a 2227 metros de altitud. Aún así no nos equivocamos y es suficiente para ver lo espectacular de la lengua glaciar. El precio 35 CHF ida y vuelta por adulto. Los niños gratis con la Junior Karte. Se sube en telecabina hasta Riederalp, una población sin acceso rodado, compuesta por urbanizaciones y un campo de golf. Y con un telesilla se sube al mirador. Sin apenas andar se ve el glaciar, pero se puede dar un paseo. Las vistas en todas las direcciones espectaculares.
Ya abajo continuamos remontando el valle y comimos en un pequeño merendero con baños junto al puente colgante de Hängebrücke, pasada la localidad de Fiesch. Una atracción gratuita y accesible para todos, junto a la carretera.
Continuamos ascendiendo con el fin de llegar al nacimiento del río Ródano. Pasamos un hotel centenario construido cuando el glaciar llegaba hasta este lugar. La carretera continuaba en ascenso hasta llegar al Hotel Belvedere. Frente a el un aparcamiento gratuito donde se agolpaban los turistas. Atravesando el interior de la tienda de recuerdos, y estaba la taquilla para acceder al Glaciar del Ródano, 7 CHF los adultos y la mitad más o menos los niños. Tras andar un poco se aprecia el lago glaciar de color grisáceo y un sendero de tierra se acerca a la base del glaciar en un cuarto de hora. Sin duda es una oportunidad única poder adentrarse en el hielo, con una galería de unos cien metros descubre el color azulado del hielo permanente, hasta llegar a una pequeña sala circular con la bandera de Suiza, que no falta en ningún lugar del país. Simplemente espectacular.
Ya en el coche continuamos un largo recorrido atravesando dos puertos de montaña, el Furkapass con 2436 metros de altitud, y de vuelta a Interlaken el Sustenpass, con 2224 metros de altitud. Hicimos varias paradas para contemplar las vistas tanto de los valles como de las montañas con sus glaciares. Hay otras propuestas para recorrer los puertos de Grimselpass y Gotharpass, pero con este recorrido ya era suficiente, como para añadir más kilómetros de carretera, y nos quedamos satisfechos. Un final para un día agotador, pero en el cual habíamos visto buena parte de los Alpes en una sola jornada.

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