![]() ![]() Tailandia. Septiembre 2015. Nuestro segundo viaje ✏️ Blogs de Tailandia
Diario multimedia de nuestra segunda visita al pais asiatico. Desde 2003 muchas cosas han cambiado, bueno, no tantas. Comenzamos el viaje el 31 de agosto para terminarlo el 15 de septiembre, llegando a España el dia siguiente.Autor: Iskrenub Fecha creación: ⭐ Puntos: 5 (6 Votos) Índice del Diario: Tailandia. Septiembre 2015. Nuestro segundo viaje
01: INTRODUCCION
02: BANGKOK
03: MERCADOS DEL TREN Y FLOTANTE
04: KANCHANABURI El puente sobre el río Kwai
05: LAS CASCADAS DE ERAWAN
06: AYUTHAYA
07: LOPBURI El templo de los monos
08: SIGBURI. Otro buda reclinado.
09: SUKHOTAI
10: CHIANG RAI y el templo blanco.
11: CHIANG MAI
12: TIGRES Y ELEFANTES
13: KRABI
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Etapas 10 a 12, total 13
CHIANG RAI Un par de horas después de salir hicimos la primera parada en un templo a medio construir y que aun no estaba abierto al publico. Un buda reclinado recién pintado y bellamente vestido y un templo clásico con tejados superpuestos que según el guía también incluía residencias para los monjes. Solo faltaban los accesos de escaleras y algo de cemento para los aparcamientos. ![]() Y otro buen par de horas después paramos a comer en un restaurante junto al río. El sitio, como todos, muy acogedor, unas grandes tarimas a un lado del río con mesas de madera y sillas de caña de bambú y un edificio adosado con mas comedores, las cocinas y su pequeña tiendita de todo a 100 tailandés. Pongo una muestra de los platos que nos sirvieron y entre ellos una de las especialidades del lugar: Un cuenco de madera con vegetales, hierbas y pequeños camarones vivos que se cocían en un caldo de pescado hirviendo moviendo el cuenco. Luego lo destapabas y aun saltaban algunos camarones cuando lo llevabas a la boca. Estaban muy buenos. Nunca los había comido así. ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() Luego paramos un momento en el lago Phayao para estirar las piernas donde nos cruzamos con este camión de abajo hasta arriba de cerdos dispuestos para el matadero. Y estaban bien gorditos. En el lago vimos algunas pequeñas barcas de pescadores lanzando redes redondas pero parecía que este no era el día propicio, no vimos pillar ni un solo pez. ![]() Aun llegamos con tiempo para visitar el templo blanco, una visita corta porque comenzó a llover y se cerro el acceso al recinto. Hicimos algunas fotos y videos pero como al día siguiente también fuimos he unido las dos visitas en una sola reseña. El hotel reservado era el Imperial River House. Esplendido establecimiento con vistas al río donde pudimos fotografiar una puesta de sol espectacular. Esa noche si nos aventuramos a salir a la ciudad. Llegamos hasta la torre del reloj (uno de los escasos monumentos de Chiang Rai) y cenamos en un local junto a la plaza. Luego curioseamos en un mercado nocturno en plena calle y volvimos en tuc tuc al hotel. ![]() ![]() ![]() A la mañana siguiente salimos temprano en dirección al triangulo del oro, la confluencia de 3 países, Tailandia, Myanmar y Laos separados por el río Mekong en su unión con el río Ruak donde hace mucho tiempo se negociaba y se traficaba con opio. Actualmente el lugar sobrevive de los turistas. Nos separamos en varias barcas con 2 parejas cada una y salimos en dirección a un templo (Phra That Doi Pu Khao) arriba de un monte con unas vistas magnificas al triangulo. A mitad de camino el motor de nuestra barca se paró (como no, ya estaba tardando en pasarnos algo) y al paisano le costo Dios y ayuda volver a arrancarlo. Llegamos a una embarcación varada en el río que no sé bien si era un templo, un restaurante o un casino. Tenia un enorme buda sentado y estatuas de elefantes y budas por todos lados. ![]() ![]() Subimos a la montaña en nuestra van para luego bajar por escaleras preciosas con nagas de varias cabezas embelleciendo su pasamanos. Arriba echamos un vistazo a la unión de los tres países y poco mas. No recuerdo haber visto el templo pero creo que no se podía visitar a esa hora. ![]() ![]() ![]() ![]() La siguiente parada fue el museo del opio, muy completo con muchas vitrinas llenas de pipas para fumar, pesas, balanzas, útiles de navegación y fotografías antiguas de la región. En un panel se exponían fotografías de las distintas etnias que habitan el norte tailandes con sus vestimentas típicas. Me llamó la atención una foto de un gran pez atrapado en el río, un monstruo enorme. La siguiente etapa era el Wat Rong Kun, el templo blanco. ![]() después de visitar Tailandia mucha gente dirá que todos los templos son parecidos. Este no se parece a ninguno. Se trata de un templo moderno, tiene poco mas de diez años y aun está en construcción. Es como la Sagrada Familia de Tailandia. Chang nos dijo que su autor, de nombre Chalermchai Kositpipat aparece a veces por el templo y tuvimos la suerte de encontrarlo a la entrada. Yo no puede menos que felicitarle por el inmenso esfuerzo de imaginación que supone el templo, el bromeaba con mi barriga (aunque a eso yo ya estaba acostumbrado, todos me llamaban el buda del grupo). Intercambiamos unas pocas palabras en medio ingles y nos dimos la mano. Pueden verle en esta imagen y comprobaran que no aparenta los 60 años que tiene. Un tipo lleno de vitalidad y con una filosofía de vida muy particular y reflejada en cada rincón del templo. Aquí le pueden ver en una entrevista en Youtube: www.youtube.com/watch?v=dZn4-qg64Kk Además del templo en si el recinto alberga un museo con pinturas y creaciones de varios autores y de el mismo. La venta de cuadros, camisetas, gorras y demás cachivaches sufraga la construcción del templo porque la entrada es gratuita y no recibe ninguna subvención estatal. De las cientos de fotografías que hice he puesto una muestra para que se hagan una idea de la magnitud de la obra. también pongo un video de mi cosecha pero no lo tengan demasiado en cuenta, solo llevaba unas semanas con esa minúscula camarita. ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() Desde allí mismo partimos para Chiang Mai, ultima etapa norteña donde pasaríamos 3 días espectaculares donde hubo de todo, tranquilidad, naturaleza, historia, compras y sobretodo animales, espectaculares animales. Seguimos en la siguiente. Etapas 10 a 12, total 13
Tres noches permanecimos en Chiang Mai antes de volar hacia el sur, a Krabi. El hotel escogido fue el Dusit D2, moderno y funcional, situado justo frente a un mercado nocturno y muy cerca del centro amurallado de la ciudad aunque no la recorrimos mucho y mira que hubiera merecido la pena porque tiene mucho que ver, pero el primer día llegamos muy tarde, el segundo lo dedicamos a visitar los alrededores y el Templo Doi Suthep y el tercero contratamos un día completo con los elefantes.
Como curiosidades del hotel tendría que citar el cartel prohibiendo el durian en la habitación y las referencias de las puertas de los lavabos de la recepción. En todo el trayecto hasta aquí Chang el guía nos insistía cada vez que parábamos si los chicos querrían atrapar al conejo y las chicas coger la flor, era a esto a lo que se refería. ![]() ![]() ![]() ![]() El segundo día estaba dedicado a los alrededores de la ciudad con un paseo en elefantes, un recorrido en troncos por el río, la visita a un orquidiario y luego por la tarde la excursión al Doi Suthep, el templo de la colina. También visitamos el Tiger Kingdom pero este es merece un capitulo aparte con los grandes animales. Llegamos muy temprano al campo de conservación de elefantes y ya estaba bastante concurrido. Enseguida comenzaron a aparecer cachorros revueltos dispuestos a mezclarse con la gente, a dar besitos con la trompa y a pedir comida y, como no, billetes. Cada uno con su cuidador o mahout hacían las delicias de los presentes con sus chilliditos y sus locuras. ![]() ![]() ![]() ![]() Luego llegó el turno a la demostración de las habilidades en el que los elefantes mueven troncos, juegan al fútbol y pintan lienzos con una exactitud extraordinaria (los cuadros eran calcados a los que vi 12 años atrás). Yo no soy muy amigo de estos espectáculos de modo que me separé del grupo y me dediqué a hacer fotos de otros paquidermos por el río y de alguno que estaba separado del resto, atado a un árbol, que acercó su trompa hacia mi en señal de curiosidad. ![]() ![]() El camino, precioso, con bajadas y subidas y entremedias algún puesto de frutas para ofrecer al animal y luego bajamos al río para recorrer un trecho encima de estos mastodontes Allí mismo montamos en la balsa de troncos. Dos parejas y un conductor delante y otro detrás (aunque a veces los llevamos nosotros, solo para las fotos) nos dejamos mecer por la corriente en un paseo agradable entre sol y sombra. En el video verán que a veces necesitamos del paraguas porque el sol picaba de lo lindo. No puedo decir precio de estas excursiones porque todas venían incluida en un paquete completo junto con el viaje. ![]() ![]() ![]() Desembarcamos a la altura del orquidiario y paseamos entre las flores sin ningún rumbo concreto. No había demasiadas especies pero si eran grandes y coloridas y todas parecían tener un hombrecito dentro que a mi me recordó el alien de la película "Men in Black", no sé, cosas de la imaginación. Maribel compró un pequeño esqueje de orquídea encerrado en una botella con un ambiente ideal para trasplantarla una vez llegado a España. La pobre flor todavía tendría que aguantar lo que quedaba del viaje y sobretodo la presión del vuelo de vuelta. Resistió como una jabata en su casita de coco y piedra porosa hasta un mes después de volver pero cuando llegaron los fríos a Cádiz dijo adiós. ![]() ![]() Después de almorzar en algún restaurante por el camino (no me acuerdo donde) visitamos una tienda de lacados de madera y huevos además de otros souvenirs de madera y piedra. Solo hice fotos a dos grandes carteles que explicaban el proceso. Chang tenia especial interés en visitar esta fabrica porque allí trabajaba su mujer. Vimos todo el procedimiento para lacar maderas y aplicarles el pan de oro característico y compramos un par de dedales. Precisamente mientras estábamos en la fabrica cayó una tromba de agua de las de allí, de las de a cubos, aunque solo duró unos minutos y después de media hora volvió a salir el sol y a dejar el terreno seco. Lo grabé justo refugiado en la entrada de la tienda. Por cierto, al revisar el video me he dado cuenta del nombre de nuestro conductor, se llama Tanit. ![]() ![]() La ultima aventura del día era el templo de Doi Suthep, un gran centro de peregrinación de Chiang Mai, situado a 1000 mts. en una colina con unas vistas divinas de la ciudad. La leyenda cuenta que un gran elefante blanco subió una reliquia de Buda hasta morir en la subida y justo donde cayo muerto se levantó este templo. Subimos en un teleférico (solo por ganar tiempo, no porque no estuviéramos en forma para subir por los 309 escalones) y justo cuando estábamos arriba llamó Jan (el dueño de la empresa organizadora) a Chang y estuvo hablando personalmente con cada uno de nosotros para preguntarnos que tal nos había ido y si teníamos algún problema. Fue todo un detalle. ![]() ![]() Además de las grandes campanas, los pagodas y los otros templos pequeños qua adornan el lugar pudimos comprobar el sexo de unos grandes dragones (mamá y papá) que protegían la entrada a uno de los recintos, ahí tienen un primer plano de mamá en toda su expresión, no me atreví a fotografiar a papá. ![]() ![]() La ciudad de Chiang Mai esta rebosante de templos. Solo la ultima mañana, antes de volar al sur, paseamos por nuestra cuenta un par de horas por el centro amurallado encontrando al menos 4 templos a cual mas espectacular y todos casi en dos manzanas. La mayoría de las cenas las hicimos en el mercado nocturno y una sola vez nos acercamos a los restaurantes de la otra ribera del río, los mas conocidos. Siempre terminábamos con una copita en un bar-móvil que se apostaba junto al hotel. El tío preparaba unos gin-tonic de muerte y bien baratos ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() Etapas 10 a 12, total 13
Tanto para mi mujer como para mi este era uno de los puntos fuertes del viaje porque difícilmente en una vida tiene uno la oportunidad de estar junto a estos formidables animales.
![]() Llegamos al Tiger Kingdom después de visitar el orquidiario y antes de almorzar, en el segundo día de nuestra estancia en Chiang Mai. Ya sabíamos los precios (pongo una foto del folleto explicativo) y no es precisamente barato. Ya saben que hay 4 posibilidades: los pequeños que son como muñecos de peluche, los cachorros que eran los que estaban mas activos y que ya dan miedo (como un perro de los grandes), los medianos, algo mas grandes, que no visitamos, y los adultos, ejemplares de varios cientos de kilos, con una mano mas grande que mi cabeza, auténticos reyes de la naturaleza. También hay otra categoría: los recién nacidos, con medidas especiales de asepsia (vestidos especiales, mascarillas, etc...) y que no nos parecieron interesante. Desde una ventanita los vimos cuando una pareja los visitaba y eso parecía un quirófano. ![]() La reserva tiene 2 ejemplares de tigre blanco (la primera foto es de uno de ellos) a los que pude fotografiar mientras esperábamos nuestro turno. Al parecer sufren de una desviación genética que afecta al color amarillo y no al negro, creo que no son albinos. Suelen ser mas grandes que los otros con la misma edad y tan juguetones y sanos como todos. No me pareció en ningún momento que estuvieran drogados, no estaban demasiado activos (menos mal), excepto los cachorros, los de 30 o 40 kilos, que se dedicaban a jugar y dar zarpazos con una mano llena de uñas como puñales (en uno de ellos incluso se engancharon en mi anillo, tengo video de eso). Si acaso los menos despiertos eran los pequeños, los peluches, a los que sería innecesario drogar. ![]() ![]() ![]() Permanecimos unos quince minutos en cada jaula, visitando dos o tres ejemplares en cada una que siempre estaban separados (imagino que para que no se exciten). Nunca me enteré del sexo de los ejemplares y eso que a veces pregunté pero me contestaron en thai, creo, de modo que no me enteré. En fin, una experiencia que, a mi que me encantan los felinos, me dejó completamente satisfecho y que aconsejo a todo el mundo, fuera de consideraciones éticas. El día libre que teníamos en Chiang Mai lo dedicamos por entero a los elefantes. Ya lo teníamos contratado desde España, Jan de Siamtrails nos reservó el día en el Thai Elephant Home por unos 135 € por cabeza al cambio. El precio incluya la recogida en el hotel y pasar un día completo (bueno, hasta las 3 de la tarde) con un elefante cada uno montando a pelo, con comida, baño de barro y en el río, videos y fotos de recuerdo. Nos recogieron a las 8:30 y tardamos poco mas de media hora en llegar al recinto. Nos vestimos con la ropa de faena que nos proporcionaron (costó encontrar mi talla) y nos dieron una somera explicación de lo que íbamos a hacer y un conjunto de ordenes que debíamos dar al elefante para que luego éste haga lo que le de la gana. Me extrañó que no hubiera nadie mas recibiendo la charla de modo que le pregunté al chico que donde estaban los demás. Para sorpresa nuestra me contestó que no había nadie mas. Tres elefantes (los nuestros y otro mas pequeño que nos acompañaba con su mahout), el guía, los entrenadores de nuestros elefantes y otro chico con una cámara de fotos y otra de video solo para nosotros. La cosa empezaba bien sobretodo porque tendríamos dedicación exclusiva del chico multimedia solo para nosotros sin compartirlo con nadie. Después de la charla nos dirigimos al comienzo del tour donde hicimos la típica ofrenda en un pequeño altar con una estatua de Ganesha (claro), el dios elefante y muy pronto aparecieron nuestros dos compañeros de ruta a los que dimos plátanos para empezar a conocernos. Nos dijeron como se llamaban pero se nos ha olvidado. Subir a estos animales no es demasiado difícil. Ellos mismos te facilitan la tarea agachándose o fabricando una escalera con su pata delantera. De modo que una vez arriba y bien situados comenzamos colina arriba por un estrecho sendero. El trayecto no es precisamente cómodo. Mantenerse encima de estos animales no es demasiado fácil, estos chicos que no llegan a 50 kilos se montan en un salto y permanecen hasta de pie si les viene en gana, pero cuando uno pasa de los 50 y tiene el doble de kilos que de años el centro de gravedad empieza a subir de forma peligrosa. Si a esto le unimos que solo tienes para sujetarte una cuerda que rodea al animal a la altura del pecho, justo después de las patas delanteras, cuerda que se movía con el ritmo del paquidermo y que no era del todo estable pues, que queréis que os diga, yo me sentía allí arriba de todo menos seguro. Mi mujer lo pasaba con menos apuro por que se asía a la melena del bicho y tenia delante toda la cabeza del animal pero parece que a mi me tocó el elefante calvo y cuellicorto (las fotos lo atestiguan) de modo que 3 o 4 veces estuve a punto de caerme. Estos animales tienen lo que parece un estribo en las orejas donde yo colocaba las rodillas para sujetarme pero el jodido bicho abría las orejotas para airearse y mis piernas se quedaban colgando y con ellas mi estabilidad. Además, en el trayecto no tienen un ritmo fijo de marcha, dan pasos como les da la gana y de vez en cuando se giran y alargan la trompa y el cuello para alcanzar ramas o cañas de su proximidad. Cada vez que se doblaba yo me veía en el suelo. Yo llevaba colgada la cámara acuática pero ni la toqué hasta que llegamos arriba. Para soltarme de manos estaba yo. Solo un momento para las fotos y de nuevo a agarrarme bien fuerte aunque me dolieran los nudillos. Tardamos una interminable hora en subir hasta arriba por una vereda que a veces no llegaba al medio metro de ancho con la falda de la montaña a la izquierda y un verde precipicio a la derecha (como para caerse estaba la cosa). El día estaba perfecto, algo nublado, incluso cayeron unas gotas en algún momento pero también vimos el cielo azul y el sol dejo escapar algunos rayos en la lejanía. Nos rodeaba una paleta de verdes inmensa y solo se oía el cantar de los pájaros y el crujido de las plantas y hierbas al paso de los animales. Un paraíso salvaje. Solo faltaba una música apropiada (debí llevarme el móvil en vez de la cámara). Llegamos hasta un mirador elevado con una mesa y dos bancos de madera donde nos pusieron la comida. Un padthai que aun estaba caliente envuelto en grandes hojas y frutas exóticas. El plato estaba muy rico pero comimos muy poco porque aun no eran las doce y no teníamos hambre. Mientras, en una zona enfangada que había mas abajo, dos de los elefantes se revolcaban pingándose de barro de cabeza a cola. Nosotros nos encargamos de rebozar al tercero. El baño de barro les proporciona protección contra los insectos y el sol a la vez que les hidrata la espesa capa de piel agrietada. Nuestro elefante se dejaba manosear como disfrutando con ello. Levantaba las patas ayudando a que ni un solo centímetro de piel quedara al descubierto moviendo la trompa y las orejas como muestra de agradecimiento. También nos unimos a él embadurnándonos con ese lodo. Al baño de barro le siguió una rápida sesión de fotos y luego bajamos por otro camino acompañando a los animales hasta el río para darnos un buen baño. Yo ya había completado el cupo de cabalgada pero Maribel decidió entrar en el agua como una reina, a lomos de su animal y una vez en el centro del cauce se dejo resbalar hasta el agua. En esa zona del río el agua nunca llega a cubrirnos pero la corriente era lo suficientemente fuerte como para que fuera difícil mantenernos de pie. Los animales, por su parte se dejaban mecer arrodillándose o directamente tumbándose en el agua hasta llegar casi a cubrirlos y a nosotros nos toco la dura tarea de frotarlos y rascarlos para eliminar el barro, ya casi seco, de sus cuerpos. Y ellos encantados. De vez en cuando hundían la trompa soltando una ráfaga de agua para facilitar la tarea. Una vez satisfechos y cansados posamos por ultima vez con los animales en una especie de fin de fiesta de agua uniéndose todo el grupo para las instantáneas finales. Les acompañamos sin prisa hasta el campamento donde nos despedimos efusivamente, nos duchamos y nos tomamos un café mientras esperábamos las casi 200 fotos escogidas y los 5 videos en un dvd dedicado. También nos regalaron un par de camisetas serigrafiadas con el logo de la casa. Volvimos al hotel casi a las 4 de la tarde dando por terminada una de las jornadas mas memorables del viaje y que, sin duda permanecerán siempre en nuestra memoria. En ningún momento vi la mas mínima muestra de maltrato ni ninguna herida o señal en los animales y eso que me fijé bien mientras los lavaba pero soy consciente que se trata de un negocio donde las estrellas son los animales y para ello se les educa y cuida. Esa fue nuestra ultima jornada en Chiang Mai. Al día siguiente decíamos adiós al norte, a sus espectaculares templos, a su gente y a sus animales. Llegaba la aventura del sur, las playas y el relax, que buena falta nos hacia. Nos esperaba Krabi. Etapas 10 a 12, total 13
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