![]() ![]() Aventuras por Namibia, Botswana y Cataratas Victoria a nuestra bola ✏️ Blogs de Africa Sur
26 días por libre, en 4x4 con tienda en el techo... una aventura inolvidable.Autor: Chufina Fecha creación: ⭐ Puntos: 5 (35 Votos) Índice del Diario: Aventuras por Namibia, Botswana y Cataratas Victoria a nuestra bola
01: Preparativos
02: Llegada
03: Sesriem y el desierto rojo
04: Walvis Bay y Sandwich Harbour
05: Spitzkoppe
06: Damaraland y Rhino Tracking
07: Cheetahs en Otjitotongwe
08: Etosha oeste
09: Etosha Este
10: Zambezi y Mahango Game Reserve
11: Chobe - Riverfront
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Etapas 7 a 9, total 21
Cuando estábamos organizando el viaje y planeando la ruta, nos enteramos de que existía una “granja de guepardos” cerca de Etosha donde podías verlos muy muy de cerca, incluso tocarlos. Los viajeros que escribían sobre ella tenían buenas opiniones, no les parecía un circo ni una explotación de los animales. Tenía mis dudas, pero la posibilidad de ver estos animales tan de cerca hizo que nos animáramos, así que ese era nuestro siguiente destino, una parada intermedia entre Damaraland y Etosha. Teníamos una noche reservada en el camping para poder participar en su cheetah tour, que empieza a las 15:00 en invierno, así que ese día no teníamos que madrugar tanto. A las 9:15 salíamos de Hoada y una hora más tarde estábamos en Kamanjab. Teníamos que arreglar el pinchazo que habíamos tenido dos días antes, así que lo primero que hicimos fue llevar la rueda al taller que habíamos fichado y dejarla allí para que la arreglaran. Mientras, hicimos algo de compra en un pequeño súper que había al lado y echamos gasolina a N$11.22/L. En media hora teníamos la rueda lista; nos costó N$135 arreglarla. Lo que no sabíamos era que al día siguiente volveríamos para arreglar otra…
A eso de las 11:30 salíamos de Kamanjab. Desde allí hay una media hora hasta Otjitotongwe… suponiendo que el GPS te guíe bien. Puto GPS! Nos metió por su versión del “camino más rápido” que acabó siendo el doble de lo que teníamos que haber tardado, y eso que era una ruta bien fácil. Nos metió por la D3248 cuando en realidad teníamos que haber seguido por la C40 un rato más. Moraleja: el GPS está bien pero comprobad siempre que os lleva por donde queráis ir. Incluso en los caminos más fáciles. Llegamos a la granja y nos fuimos directos a comer a nuestra parcela de camping, ya podíamos montar el chiringuito porque no íbamos a volver a mover el coche hasta el día siguiente. Cuando estábamos bajando las sillas y la comida del coche vimos que teníamos un nuevo pinchazo, aunque en otra rueda. Esta vez fue mucho más sencillo cambiarla, y menos mal que sabíamos que al día siguiente pasaríamos por Kamanjab de nuevo camino de Etosha… Quitamos la rueda pinchada y por no sacar la de debajo del coche pusimos la que nos acababan de arreglar. Prueba de fuego! Un poco antes de las 3 pasaron a buscarnos (a nosotros y a otros tantos más que estaban allí acampados) con un remolque, nos subieron a todos y nos llevaron a la casa de la entrada, donde vive la familia que regenta la granja. Aunque su web es muy mala y no explica nada, las guías dicen que la historia del sitio es que esta pareja de granjeros atraparon varios guepardos salvajes que estaban matándoles el ganado (un problema bastante habitual en Namibia), con la idea de reintroducirlos en Etosha. El gobierno se negó a la reintroducción, así que ellos decidieron destinar 40 hectáreas de su granja a mantenerlos en semi-libertad, pero se quedaron con una camada que había nacido en cautividad y los criaron como mascotas en su casa. Esos son los guepardos que se pueden visitar en el jardín de la casa. Es un poco chocante, y produce sentimientos contradictorios. Los adultos (y otros que han ido rescatando a lo largo de los años cuando los granjeros de alrededor les avisan de que hay algún guepardo matando ganado) viven en zonas valladas en semi-libertad. Digo semi porque les dan de comer cada tarde, y esa es la segunda parte del tour. Son salvajes pero nos explicaron que no tienen suficiente comida para subsistir, así que les “ayudan” con un poco de carne que les tiran desde un remolque. La controversia está clara: sin turistas, estos guepardos seguramente estarían muertos, asesinados por los granjeros hartos de que ataquen su ganado, pero a la vez el hecho de que estén allí encerrados y alimentados a mano hace que parezca un poco circo. La situación es compleja, y yo personalmente creo que el trabajo que hacen en Otjitotongwe a través de su Save the Cheetah Project tiene más de bueno que de malo. Lo ideal sería que les permitieran reintroducirlos en Etosha, pero de momento parece que no es posible. Como decía, primero te llevan al jardín de su casa, donde interaccionas de cerca (muy de cerca!) con 3 guepardos adultos. Te puedes acercar y tocarlos, siempre teniendo en la cabeza que aunque sean domésticos no dejan de ser imprevisibles, grandes, fuertes y con potentes garras. También ves cómo les dan de comer allí en el jardín (les dieron trozos de burro!). Son una pasada: ![]() ![]() Guepardos doméstico
Cuando todo el mundo se ha hartado de hacerse fotos con ellos, te vuelven a montar en el remolque y te llevan a la zona donde están los salvajes para que veas cómo les dan de comer. Es una zona muy grande y tienen que ir buscándoles, pero ellos también salen a buscar el coche porque saben que significa comida. Vimos un primer grupo de 3 adultos que estuvieron dando vueltas alrededor del coche un rato, y finalmente les tiraron los trozos de carne: ![]() ![]() ![]() Guepardos salvajes
Después vimos otro grupo, una familia con dos crías. Los bebés eran una monada, con esos pelos de punta tan característicos. Aquí quedó clara la jerarquía a la hora de comer: primero el padre (las crías ni se acercaron) y luego la madre (y las crías siguiéndola). ![]() ![]() ![]() Guepardos salvajes
Son unos animales fascinantes, y esta visita es una buenísima oportunidad para verlos muy de cerca. Cuando volvimos aproveché para hablar un rato con uno de los hijos del granjero, que es el que nos llevaba en el remolque, y le pregunté sobre las granjas que crían guepardos para venderlos como trofeos de caza, algo que había oído. Me aseguró que la caza de guepardos está prohibidísima en Namibia, y que ellos no podrían venderlos ni aunque quisieran. Me contó que simplemente intentan dar cierta calidad de vida a animales que los granjeros no quieren sueltos cerca de sus granjas. También le pregunté si estos animales, tan acostumbrados a que les den de comer, mantienen el instinto de caza y supervivencia y si podrían ser liberados algún día, y me aseguró que aunque están alimentados también cazan ellos por su cuenta (aves, roedores). Me dijo que no pueden meter animales (springbok o impala por ejemplo) para que se alimenten exclusivamente de ellos porque por lo visto el guepardo es un animal que también mata por diversión, de forma que acabarían con cualquier población de antílope que hubiera en la zona. Una vez terminado el tour, volvimos al camping para disfrutar de un baño en la piscina y una buena ducha, y cenamos de barbacoa (otra vez!). Se puede comprar leña (N$50) pero el bar/restaurante que había estaba cerrado cuando estuvimos. Además de camping, la granja es lodge de forma que se puede dormir en cama. En fin, una experiencia que quizás resulte muy artificial para algunos, pero que a nosotros nos gustó bastante. Al día siguiente poníamos rumbo a Etosha! Nos esperaban tres días de safari y no podíamos tener más ganas. Etapas 7 a 9, total 21
Etosha, que significa el gran lugar blanco, es quizás el parque más importante de Namibia, y uno de los más importantes de todo el sur de África. Su principal característica es una inmensa llanura blanca, restos de un lago primitivo ahora seco, que durante unos días al año vuelve a tener agua gracias a las lluvias y se llena de flamencos y pelícanos. Sin embargo, la mayoría de los que visitan Etosha lo hacen en época seca, cuando el antiguo lago (la Etosha Pan) está seco y polvoriento pero es más fácil disfrutar de la abundante fauna del parque. La otra característica importante de este sitio es que es uno de los pocos donde no tienes casi que buscar a los animales, porque ellos vienen a ti: el parque está lleno de charcas, bien naturales o bien artificiales, donde los animales acuden a beber durante los meses más secos del año. Esto hace que los avistamientos sean muy sencillos, y muy fructíferos: podrás ver todo tipo de herbívoros, incluidos los altamente amenazados rinocerontes negros (Etosha es uno de los mejores lugares de África para verlos en libertad), y también depredadores como leones, leopardos, guepardos y hienas, aunque estos últimos son más difíciles de ver y requieren un poco más de esfuerzo.
Dado que está prohibido conducir por el parque entre el anochecer y el amanecer, es muy recomendable quedarse a dormir dentro del parque para poder aprovechar esos ratos en los que es más fácil encontrar depredadores. Hay varias opciones para dormir dentro del parque, tanto en lodge como en camping. Si alguna vez habéis mirado un mapa del parque, habréis visto la inmensa Pan dominando la parte este, y una zona de tamaño similar hacia el oeste. Tradicionalmente, y debido a que la mayoría de los alojamientos están en la zona sur de la Pan, la parte este ha sido la más visitada, y la oeste tenía el acceso restringido a aquellos que se alojaran en el Dolomite Camp (que no es camping sino lodge, y bastante caro). Pero hace un par de años se inauguró el Olifantsrus Camp, exclusivamente para campistas, y se abrió el acceso por la zona oeste (y la entrada por Galton Gate) a todo el mundo. En total hay cuatro sitios para acampar dentro del parque: Olifantsrus, Okakuejo, Halali y Namutoni, todos con su propia charca iluminada para poder disfrutar de los animales después del anochecer de forma segura. ![]() Etosha oeste
Recorrer Etosha es sencillo: coges un mapa (los venden en la entrada, pero os vale el que viene en las guías, o podéis descargaros los de su web, muy completa) y decides dónde quieres ir. Los caminos son de grava pero están en buenas condiciones, se puede recorrer en 2x4 tranquilamente. Puedes ir de una charca a otra o elegir una y quedarte ahí todo el día viendo pasar a los bichos. Lo único que tienes que tener en cuenta es el límite de velocidad de 60 km/h en todo el parque y planear bien las distancias para llegar a tu camping antes de que anochezca. Nosotros teníamos reservada esa primera noche en Olifantsrus, ya que queríamos recorrer el parque de oeste a este, así que dejamos atrás Otjitotongwe, hicimos una breve parada técnica en Kamanjab para arreglar el segundo pinchazo, y pusimos rumbo a la Galton Gate (a media hora de Kamanjab). En la entrada hay un control de pasaportes y ahí pagas las tasas del parque: al igual que en Sesriem, N$80 por persona y N$10 por el coche al día. Como teníamos reservadas 3 noches en el parque, pagamos N$990 en total para los 4. Pusimos rumbo a Olifantsrus pasando por Dolomite, y en ese rato vimos cebras de montaña y cebras comunes (la parte oeste de Etosha es el único sitio del mundo donde puedes ver las dos), kudus, orix, jirafas, springbok, impalas de cara negra, avestruces, facóqueros… y nuestros primeros elefantes, en la charca a los pies del Dolomite Lodge: ![]() Cebras de montaña
![]() Kudus y orix
![]() Jirafa
![]() Cebras comunes
![]() ![]() Muchos elefantes
Paramos un segundo en el Dolomite Lodge pensando que igual podríamos comer ahí pero tienes que dejar el coche en una especie de parking y ellos te recogen y te suben al lodge, que está construido en lo alto de una elevación del terreno. Llegamos a la conclusión de que no les iba a hacer mucha gracia que montáramos el chiringuito para comer en el parking así que nos contentamos con una cocacola fría (bendita nevera) y seguimos nuestro camino hasta Olifansrus. Algunas de las charcas que aparecen en el mapa estaban secas y no había animales. A las 14:30 llegamos a Olifantsrus, y nos dijeron que en ese momento había varios elefantes bebiendo en su charca. Cometimos el grave error de no ir a verlos en ese momento, porque teníamos mucha hambre y sólo queríamos comer, pero cuando más tarde nos acercamos a la charca y vimos cómo era el mirador nos dimos cuenta de que ver elefantes allí debe ser todo un espectáculo. Pensamos que igual estarían allí cuando termináramos de comer… pero no fue así, ya que los vimos marcharse mientras comíamos. Comimos en una zona de picnic que tiene el camping para gente que no duerme allí porque era donde había más sombra, incluso mesas y sillas. También nos acercamos a ver la pequeña sala-exposición sobre la historia del lugar: antes de ser camping, Olifantsrus era una charca más del parque, pero su historia es muy triste. A principios de los 80, tras una sequía larga y especialmente dura, se tomó la decisión de eliminar cierto número de animales para proteger al resto, ya que la sequía se juntó con una migración masiva de elefantes que venían de Damaralan y Kaokoland escapando de la caza furtiva. Entre la sequía y el exceso de elefantes, la pérdida de vegetación podía llegar a ser catastrófica para la biodiversidad del parque, de forma que se mataron más de 2000 cebras y 525 elefantes para intentar salvar al resto. La operación se hizo en dos etapas, una en 1983 y otra en 1985. Las matanzas se hicieron de forma organizada: se seleccionaba una manada y se eliminaba por completo (adultos, ancianos y bebés) de la forma más rápida y humana posible, y posteriormente los cuerpos se troceaban en un matadero construido para ello donde hoy en día se encuentra el camping. Todavía se pueden ver las estructuras metálicas blancas y las cadenas con las que se colgaban los cuerpos. Todas las partes del animal se aprovechaban para una cosa u otra, con el propósito de que no hubiera desechos. El camping se ha construido como una especie de “tributo” a estos animales, y la exposición te explica la historia del lugar. Hay incluso una foto de un pequeño feto de elefante en la palma de una mano… Es duro de ver pero merece la pena saber dónde estás. Después de comer decidimos ir a ver las charcas cercanas que habíamos visto por la mañana, y además de ver alguna jirafa más, tuvimos la gran suerte de ver un rino negro solitario bebiendo en una de ellas. En esa charca vimos también nuestros primeros chacales, pero el rino lo eclipsaba todo! ![]() ![]() Alrededores de Olifantsrus
El día había sido bastante fructífero, casi no habíamos visto gente (algo que cambiaría en la parte este del parque) y todavía nos quedaba la oportunidad de ver algo más en el waterhole del camping. Esta charca es muy curiosa, ya que han construido un mirador circular a dos alturas bastante ingenioso: se accede a él por una plataforma elevada que atraviesa la valla de seguridad del camping, y el piso de arriba tiene ventanas abiertas a la charca, mientras que el piso de abajo está al nivel del agua y protegido con cristales, de forma que puedes ver a los animales bebiendo a escasos metros de ti. Por eso decía que ver elefantes o depredadores tiene que ser especialmente impactante! Las charcas de los campings están iluminadas con luz infra-roja que no molesta a los animales pero que ilumina lo suficiente para que tú puedas sentarte ahí de noche durante horas y disfrutar del espectáculo. ![]() Olifantsrus waterhole
Cuando volvimos al camping nos acercamos por fin a la charca con idea de disfrutar del atardecer allí. Vimos que había varias cebras y algunos orix bebiendo, pero nuestra gran sorpresa fue ver una cebra tumbada en el borde de la charca, metida en el barro, intentando levantarse pero sin conseguirlo. No sabíamos muy bien si estaba enferma o si estaba simplemente atascada en el barro. Era bastante agobiante ver cómo la pobre intentaba levantarse y no podía. Según iba cayendo el sol, las otras cebras y los orix se marcharon, pero la pobre cebra seguía allí enterrada. Vimos varios cheetahs a lo lejos (muy lejos, con prismáticos) y un par de chacales que se acercaron a beber. Se había hecho completamente de noche, y de repente vimos un coche que se acercaba hacia la charca. Tenía que ser alguien del parque, porque para llegar a esa charca hay que atravesar la valla de seguridad del camping. El coche aparcó junto a la charca y se bajaron varias personas con linternas. Nos picaba tanto la curiosidad que nos quedamos ahí embobados observando la escena, aunque sabíamos que teníamos que ir a ducharnos y preparar la cena. Los 4 hombres que se habían bajado del coche se acercaron a la cebra y entre todos, con barro hasta las rodillas, intentaron ayudarla a levantarse, pero ni con esas. La pobre no tenía ya fuerzas. Con mucho esfuerzo, haciendo palanca con palos, y hasta tirando de ella del rabo y de las patas, consiguieron sacarla fuera del barro, a la orilla, pero seguía tumbada sin levantarse. Viendo que poco más podían hacer, se volvieron a meter en el coche y se fueron, dejando al pobre bicho tumbado. Ahora dependía de ella, pero al menos le habían dado una oportunidad. Nos fuimos a duchar (creo que quizás esa noche no tuvimos agua caliente porque se nos hizo tarde con la cebra y ya no quedaba…) y a una cena rápida para volver rápidamente a ver qué pasaba con la cebra. Cuando volvimos seguía viva pero se veía que no iba a aguantar mucho. Tenía espasmos y relinchaba de dolor, o de angustia, o de ambos. Los chacales se acercaban pero como con miedo, y se daban la vuelta. Estuvimos ahí un buen rato, en parte sufriendo por la pobre cebra y en parte esperando a ver si aparecían leones. Suena duro, pero esa es la vida allí, y como visitantes fugaces que éramos, ver una escena de caza (aunque no era realmente caza…) es lo máximo a lo que podíamos aspirar. Claro que era mejor que la pobre se muriera sola antes… Se oían hienas a lo lejos, y yo dije que si venían y se la comían viva me iba a dormir porque no quería verlo. En fin, estuvimos un buen rato, pero allí no venía nadie, la cebra seguía agonizando, y yo cada vez lo pasaba peor, así que finalmente nos fuimos a la cama. Mis amigos se quedaron un rato más y al día siguiente me contaron que la pobre cebra al final se murió sola y que no vieron a ningún otro bicho acercarse. A la mañana siguiente el camping abría sus puertas a las 6:15 y queríamos aprovechar al máximo y salir lo antes posible, así que habíamos preparado el termo con agua caliente la noche anterior para salir pitando y desayunar en la primera charca que nos gustara. Pero antes de salir nos acercamos a la charca una vez más. La cebra estaba allí, donde la habían dejado la noche anterior, ya muerta y todavía entera. No se habían acercado aún los carroñeros, pero quien pasara por el mirador de Olifantsrus ese día seguramente pudo “disfrutar” de cómo esa pobre cebra sirvió de alimento a otros animales… Salimos del camping a las 6:20 y nos dirigimos hacia el este. La primera charca que nos encontramos en el camino era Tobiroen, y a primera vista parecía vacía pero luego vimos que había un precioso león macho tumbado tranquilamente. El primer león del viaje!! Estábamos muy contentos de haber madrugado tanto. Estuvo un rato ahí tumbado y finalmente se puso de pie y empezó a caminar, y nosotros a seguirle. Debía haber ido a beber a la charca después de una cacería matutina, porque todavía tenía restos de sangre. Llegó a acercarse bastante al coche, y en un momento dado se abalanzó contra un termitero como abrazándolo, algo que creo que hacen para rascarse: ![]() ![]() ![]() El primer león del día
Todavía no lo sabíamos, pero este iba a ser un día muy leonino ![]() ![]() Más leones!
No nos lo podíamos creer. Definitivamente, quien quiera ver leones tiene que madrugar! Seguimos avanzando por la única carretera que hay, camino de Okakuejo, donde queríamos parar a comer. Parecía que la parte oeste del parque había sido muy fructífera, y estábamos deseando ver qué nos deparaba la parte este. Etapas 7 a 9, total 21
![]() Etosha este
Una vez que atravesamos la barrera imaginaria entre la parte oeste y la parte este del parque, lo primero que hicimos fue coger el desvío hacia Grunewald. Ese camino atraviesa el “bosque encantado”, que no es más que una zona donde crecen árboles de la especie Moringa ovalifolia o árboles fantasma, junto con mopanes. De hecho, el nombre Grunewald hace referencia a lo verdes que son los mopanes que hay al final del camino, junto a la charca: ![]() Grunewald
Aunque parece una foto de color selectivo, os aseguro que no lo es. En este camino nos encontramos mucho polvo, tanto que tiñe de gris los arbustos y parece que único color es el verde de las hojas del mopane. Por lo demás no tiene gran interés, pues la charca está seca y no vimos ni un mísero springbok por allá. Desde Grunewald fuimos hacia Okondeka pasando por Leeubron (seca). Este tramo se nos hizo muy pesado: no vimos ni un solo bicho y empezamos a notar muchísimo polvo, parecía que estábamos en medio de una tormenta de arena. Hasta tal punto que cuando nos encontramos a esta preciosa leona al lado de la carretera, casi no podíamos ni bajar la ventana para una foto por temor a cargarnos la cámara: ![]() Leona cerca de Okondeka
![]() Ñu aguantando el temporal
En la charca de Okondeka había varios animales pero ni siquiera intentamos hacer fotos. Había polvo y viento, y no estábamos seguros de si era algo puntual o si todo el resto del recorrido cerca de la Pan sería así. Pusimos rumbo a Okakuejo pasando por Wolfness (seca), y por el camino vimos alguna manada de ñus aguantando el temporal. Por suerte, cuando llegamos a Okakuejo la visibilidad ya había mejorado. Eran las 11:20, muy pronto para comer, así que nos fuimos derechos a visitar la famosa charca de Okakuejo. Es una charca grande y muy bien habilitada para disfrutarla, demasiado diría yo. Está muy pegada a los chalets, lo que imagino que puede ser un problema por la noche. Tiene gradas cubiertas, y varios bancos con sombra. Había muchísima gente, y daba un poco sensación de circo. Había hasta unos chinos comiendo palomitas… Cuando llegamos había una manada grande de springbok y varios orix, algunos metidos en el agua, y varios elefantes. ![]() ![]() ![]() ![]() Okakuejo waterhole
Ese día decidimos pasar de los sándwiches y darnos un homenaje en el buffet de Okakuejo. Venía recomendado en las guías y no nos pareció muy caro (fueron N$900 para los cuatro, con cervezas y agua), y estaba bastante bien. La carne del día era orix, lo cual era un poco surrealista porque los acabábamos de ver ahí bañándose tan a gusto en la charca… pero había que probarlo, y estaba muy tierna y muy buena. Las ensaladas también estaban muy bien, y tenía postres y café/té incluidos. Aprovechamos también para echar gasolina (NOTA: las tres gasolineras de Etosha, en los camping principales, son seguramente las únicas de Namibia que admiten pago con tarjeta, quizás porque no hay cajeros ni posibilidad de sacar efectivo en el parque. El resto de gasolineras del país no admite tarjeta y siempre se ha de pagar en efectivo), que estaba a N$11.2/L, y para ir al baño. A eso de las 13:30 salimos de Okakuejo rumbo a Halali, nuestro camping de esa noche. Yo quería ir por el camino largo, por Olifantsbad, que había leído que es muy buena zona para ver bichos, pero íbamos en un coche democrático y la mayoría votó por el camino corto… así que fuimos por el borde de la pan, pasando por las charcas que veíamos. No vimos prácticamente nada en ninguna, excepto en una (creo que en Nebrowni, que aunque no sale en el mapa de NWR sí salía en el mapa de mi guía) donde había springbok, orix, avestruces y un elefante solitario en pose graciosa. Por el camino también tuvimos la suerte de atisbar un águila marcial debajo de un árbol junto a la carretera. ![]() ![]() Fauna etoshiana
Yo llevaba varias charcas señaladas en la guía como “muy recomendables”, entre ellas las 4 ó 5 que hay justo antes de llegar a Halali. Homob era muy bonita, con juncos verdes y hasta galápagos, pero no tenía animales. Salvadora y Charitsaub eran también muy fotogénicas pero vacías. Como estábamos llegando a Halali pero no estábamos teniendo mucha suerte con los avistamientos esa tarde, cogimos el rhino drive para ver si veíamos alguno… pero no. En un último y desesperado intento, nos acercamos a una charca que no aparece en el mapa del NWR pero sí en nuestra guía llamado Helio, muy cerca de la entrada da Halali, pero resultó un fracaso absoluto, además de tener un camino de entrada horroroso. Ahorráoslo. Llegamos a Halali sobre las 16:30, y después de elegir parcela para acampar y coger un bono de internet en recepción nos fuimos a ver el atardecer a la charca. Ahí sí tuvimos suerte: al poco de llegar aparecieron dos rinocerontes negros bien hermosos que estuvieron deleitándonos a todos un buen rato: jugando, bañándose… todo ello con una bonita puesta de sol de fondo. Impagable. ![]() ![]() ![]() Halali waterhole
La charca de Halali me pareció más tranquila que la de Okakuejo. Estás un poco más alejado de los animales pero eso también hace que si hay alguien hablando moleste menos, aunque la gente que estaba aquí me pareció más respetuosa. Estuvimos viendo a los rinos hasta que se hizo bien de noche, y nos fuimos a duchar y a cenar. El camping estaba bastante bien. Después de cenar volvimos a la charca, y nos encontramos la sorpresa de un un honey badger (tejón) sin ningún tipo de vergüenza que abría el cubo de basura que había y había desarrollado una técnica muy depurada para robar comida: metía la cabeza en el cubo y se iba dejando caer poco a poco, hasta que conseguía sujetarse al borde del cubo sólo con las patas de atrás para no caer de cabeza, agarraba lo que encontrara y volvía a salir. Y según había venido, se fue. Aparte de eso, oímos hienas de lejos pero no vimos gran cosa en la charca, así que nos fuimos a dormir. A la mañana siguiente nos acercamos a la charca a primera hora pero no había nada, así que a eso de las 6:25 estábamos saliendo de Halali. La primera charca que visitamos esa mañana fue una que nos habíamos saltado la tarde anterior, Rietfontein, que nos gustó porque vimos varias leonas pero estaban demasiado lejos para hacer fotos decentes. Estuvimos observándolas un rato con los prismáticos y desayunamos allí mismo. Desde allí volvimos hacia Halali, pasamos por delante del desvío a Helio y llegamos a Goas, pues en la pizarra de avistamientos del camping habíamos visto que alguien había apuntado leopardos y cheetahs en este tramo. No tuvimos tanta suerte, pero Goas es bastante bonita, aunque cuando llegamos solo había cebras, impalas y alguna jirafa. En esta parte del parque empezábamos a ver más impalas y menos springbok. ![]() ![]() Goas
La charca que hay enfrente de Goas, Noniams, estaba seca, y desde allí volvimos hacia la Pan por Naumses, que resultó muy fotogénica pero solo tenía impalas bebiendo. Nos gustó y nos quedamos un rato viendo cómo interaccionaban los animales entre ellos. Al rato apareció un grupo de kudus, y luego unas cebras. La verdad es que elegir una charca bonita, posicionarte con el sol donde te interese para las fotos y esperar a que vayan viniendo los animales puede ser muy productivo, pero hay que tener paciencia, y hay que reconocer que nosotros no teníamos mucha. ![]() Naumses
El siguiente punto era el único en el que puedes adentrarte un poco en la Pan para admirar su extensión, pero antes de llegar nos cruzamos con un coche que nos avisó de que unos metros más adelante había un rinoceronte negro andando tranquilamente junto a la carretera. De vez en cuando te encuentras gente maja que te va avisando de lo que hay, no como nos pasaría en Moremi… Por aquí también vimos otro tejón andando entre la hierba pero resultó imposible pillarlo con la cámara. El rino estaba muy cerca de la carretera, y de hecho el coche de delante hizo un movimiento como para acercarse un poco más y el bicho hizo un amago de embestirle que nos dejó un poco acojonados (sobre todo después de haber visto un video en youtube de cómo un rinoceronte embiste un 4x4...). Pero solo fue el amago, y poco después se alejó de la carretera y se metió hacia los matorrales. ![]() Rino negro
El punto que en el mapa viene marcado como “Etosha” con un dibujo de prismáticos es un mirador metido dentro de la Pan, y resulta muy impactante. Te das cuenta de lo inmensamente grande que es! ![]() Etosha Pan
La siguiente charca, Springbokfontein, más que una charca era una zona muy amplia con, efectivamente, muchos springboks. Y en Batia vimos una hiena durmiendo tranquilamente debajo de un matorral, que ni se inmutó cuando paramos a su lado. Volvimos hacia la pan, que en esta parte tiene un tono más verde que blanco: ![]() Cebras con la pan al fondo
Cuando íbamos camino de Okerfontein, nos encontramos un grupo de tres elefantes muy muy cerca de la carretera, hasta el punto de que uno de ellos estaba comiendo de los arbustos que había junto a ella, y el tráfico se había detenido. Dicen que si hay una regla de oro en África es esta: el elefante siempre tiene prioridad. A mí me encantan los elefantes, pero tengo que reconocer que me dan mucho respeto cuando están tan cerca del coche. Tuvimos que pasar muy despacito al lado de este, porque no estaba por la labor de dejar de comer, pero parecía que estaba tranquilo y a su bola. ![]() Ceda el paso
Como se estaba haciendo la hora de comer, decidimos ir directos a Namutoni para poder comer allí y luego volver a salir, pero por el camino hicimos una brevísima parada en Chudob, otra de las charcas que venían altamente recomendadas en mi guía. Es una charca muy bonita, grande y con juncos en el centro, y acabamos volviendo varias veces, pero esta primera vez solo tenía unos elefantes y algunos ñus: ![]() Chudob
Llegamos a Namutoni sobre las 12:45 y comimos en nuestra parcela para esa noche. Nos acercamos a ver la charca pero no nos pareció gran cosa así que volvimos a salir a explorar. Nos acercamos a ver otras dos charcas recomendadas, Klein y Groot Okevi, pero no tenían nada de especial interés, aunque eran bastante fotogénicas, sobre todo Groot Okevi: ![]() Groot Okevi
Hicimos el loop por Aroe y Twee Palms y no vimos absolutamente nada, así que un poco descorazonados entramos a otra de las altamente recomendadas, Klein Namutoni, y esta sí nos gustó más. Había varios antílopes y jirafas bebiendo, y vimos varios dik-dik en el pequeño loop que hay después de la charca (por algo se llama dik-dik drive). ![]() ![]() Klein Namutoni
Apurando los minutos hasta que cerraran el camping, decidimos hacer un último intento del día en Chudob, donde vimos unas avutardas y poco más. Entramos al camping a las 17:30, con el tiempo justo de aparcar el coche y acercarnos al waterhole a ver el atardecer, con algún elefante bebiendo. ![]() Namutoni waterhole
Esa noche tampoco tuvimos suerte. Como siempre, se oían hienas pero no vimos ninguna, aunque sí algunos chacales. A la mañana siguiente salíamos de Namutoni sobre las 6:25 y probamos suerte primero en Klein Namutoni, pero esa charca tiene el sol de cara al amanecer y no es un buen sitio para las fotos. En los avistamientos del camping habíamos visto apuntados leopardos en el dik-dik drive, así que volvimos a hacerlo pero no tuvimos suerte. El leopardo se nos resistía, y ya nos marchábamos de Etosha! Lo que sí vimos fue una guardería de hienas escondida entre los arbustos, con varias hembras cuidando de crías: ![]() ![]() Hienas en Klein Namutoni
Teníamos que ir pensando en salir del parque porque nos esperaban muchas horas hasta Ngepi, nuestra siguiente parada para esa noche, pero no podíamos resistirnos a acercanos a Chudob una última vez. Había unas cebras y ñus bebiendo tranquilamente. Y justo cuando parecía que no veríamos nada más en Etosha… las cebas echan a correr despavoridas, y aparece ella, una majestuosa leona que se acerca al borde de la charca a beber. Embobados, y aprovechando que en esta charca la luz del amanecer es mejor que en Klein Namutoni, le hicimos muchísimas fotos: ![]() ![]() ![]() ![]() Leona en Chudob
Bebió, se paseó y se tumbó. Y nosotros desayunamos felices. Después de esto, era hora de abandonar Etosha, que tantas buenas fotos y recuerdos nos había dado. Etapas 7 a 9, total 21
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